Beatrice recogía algunas bayas para su familia en el bosque. A pesar de ser gente de buena posición económica, y ella (en teoría) una dama refinada, ciertos hábitos de su "antigua vida" se mantenían.

- ¡Aquí estas! – Sonrió victoriosa cuando se encontró con el arbusto más completo de moras silvestres que jamás había visto.

El precio de seguir su intuición la llevo algo lejos de casa, y eso estaba bien; a veces era necesario escaparse del círculo educacional de su madre quien luchaba desesperadamente por convertirla en una dama casadera.

- ¡Bien, con esto quizás pueda pedirle a Bertha que hornee un poco de pan de- ¡Agh! – Su pie se atoro entre las raíces de un árbol y termino cayendo sobre un charco de lodo. - ¡Oh, Galletas con queso! ¡Mi madre me reprenderá por esto…! - Reviso las telas celestes cubiertas de barro.

Bueno, por lo menos aun tenia las bayas al…

- Ugh…

…alcance…

- A-Ayuda…

Ese quejido no era suyo…

- P-por favor…ayúdame…

La pelirroja se sintió invadida por el nerviosismo. Las tierras en donde ella vivía se suponían que estaban deshabitadas, y el pueblo más cercano estaba a por lo menos 15 kilómetros de distancia.

La suave luz de la mañana que se colaba por las hojas de los arboles iluminaba parcialmente frente a ella. Pronto, tomo lo primero que encontró para defenderse.

- ¡¿Q-quién eres?! ¡N-no me acercare a menos de que salgas a la luz! – Levanto en alto la rama que había encontrado tirada, amenazando con ella a lo que fuera que estuviera al otro lado de las sombras.

La…cosa pareció arrastrarse hasta que una mano de dedos humanos, finos y largos se posó debajo de un halo de luz que se colaba entre las ramas del viejo roble.

Beatrice espero un momento.

- Completamente… - Exigió, frunciendo el entrecejo y buscando discretamente rutas por donde poder salir corriendo.

El ser frente a ella avanzo como pudo, tan lento que la pelirroja tuvo que contener el aliento para no gritar. Poco a poco, la mano se convirtió en un brazo y de ahí, le siguió una cabellera oscura, junto con una gabardina azul y-

- Oh por…- Tuvo que aferrar sus manos a la rama para no tirarla, e-era…

- A-ayúdame…por favor… - El castaño sangraba y se arrastraba como podía, su otro brazo estaba completamente fracturado.

Beatrice no lo pensó dos veces antes de soltar la rama que cargaba y jalar el resto del cuerpo del humano a la luz, una vez que comprobó lo que temía, lo giro y coloco en su regazo.

- ¡W-Wirt! – Sus ojos se llenaron de lágrimas, tenía tantas preguntas y realmente este no era el momento que había estado esperando.

- ¿Q-quién…eres…? – El castaño se había estirado. Su edad se adecuaba a los 20 o 22 años, sus facciones de niño se habían perdido, y aun así, su mirada continuaba siendo tan gentil como la menor lo recordaba.

A Beatrice le hubiese gustado responder si no hubiese sentido una presencia cerca suyo, algo que le advertía…que debían salir de ahí cuanto antes.

Mandando todo su nerviosismo al carajo, cargo al mayor sobre el hombro como podía, sosteniéndolo de las piernas para no herir más su brazo.

El frio envolvió sus tobillos desde la penumbra, de esas veces que cuando le das la espalda, sientes que algo te jalara por detrás. Bien, no le daría la oportunidad a lo que fuera que los estuviera acechando. El cuerpo de Wirt pesaba bastante para sus brazos, pero esto sería imposible si fuese un ave y ahora que era humana de nuevo, no permitiría que esta patética excusa la detuviera.

Sería difícil, pero no le importaba.

- T-tranquilo, Wirt… - La pelirroja tiro de él una vez más. Pasó a paso, yendo en dirección hacia su casa lo más rápido que podía.

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El castaño despertó sobre una cama blanda y caliente, iluminando su rostro por las flamas de la chimenea frente suyo.

- Gracias al bosque… Al fin despiertas… …- Una mano tomo la suya con cuidado.

Wirt tuvo que girar un poco el rostro para ver a la figura que lo ayudaba; todo el cuerpo le dolía, como si se hubiese revolcado de nuevo al caer por las líneas ferroviarias.

- ¿Q-quién…? – No podía pronunciar nada más, tenía la boca seca.

La menor le acerco un vaso de agua a los labios y el bebió entrecortadamente. Entristecida y a la vez aliviada, Beatrice sonrió un poco.

- Soy yo, Wirt…Beatrice.

Como si la vida le hubiese vuelto poco a poco, la mirada avellana del mayor se ilumino y sin pensárselo se irguió en la cama, tal vez lo suficientemente rápido como para que su brazo le hiciera una mala jugada y lo reprimiera con un dolor agudo.

- ¡A-agh! ¡B-Beatrice! – Y cuando comprobó que sus ojos no le engañaban se abrazó a la menor, rodeándola con su brazo bueno y restregando su rostro contra el regazo de la chica. - ¡No tienes idea del regocijo que me envuelve cálidamente el corazón al presenciarte…! - Suspiro poéticamente, como cuando era un niño.

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Wirt no volvió a hablar a partir de ese día.

Se despertaba, comía, iba al baño y volvía a sumirse en un sueño pesado.

Beatrice revisaba las vendas de su brazo, algo andaba mal…este…se estaba curando con una rapidez extraordinaria, pero algo la angustiaba más allá de eso, el que Wirt no fuera precisamente normal no excusaba el que...bueno, hubiesen hojas en su cama cada mañana.

El castaño había crecido mucho, pareciese que los humanos de más allá del bosque* envejecían muchísimo más rápido. Apenas habían pasado ocho años desde que ambos hermanos se-

Hermanos…

La sopa que había llevado para alimentar al mayor se le cayó de las manos.

Hermanos…

Mayor, menor…

Menor…Greg.

Sin pensárselo dos veces, dejo de lado el hecho de las hojas y sacudió a Wirt sin importarle que le doliera.

- U-ugh…¿Beatrice? – Murmuro adormilado y débil el castaño.

- ¡¿Dónde está Greg, Wirt?! – Tomo su rostro y apenas pronuncio el nombre, la mirada del chico se oscureció.

- Estoy…cansado, Beatrice…Tan solo dame unos días más y yo-

- ¡De eso nada! – Gruño antes de ir hacia su armario y tomar unos pantalones y una camisa de su hermano mayor. - ¡Iré a buscarlo! Debe estar…perdido y solo…¡y tu aquí comportándote como un idiota egoísta de nuevo! – Gruño, cambiándose dentro del baño, gritándole a través de la puerta al mayor. - ¡¿Te has preguntado alguna vez como se siente?! ¡Pobre Gregory!

- B-Beatrice… - Wirt trataba de ponerse en pie, curiosamente, una vez lo hizo se sintió bien; su brazo hizo un tronido extraño y el hueso se reacomodo, unificándose por completo. – ¡Agh!...¡B-Beatrice, m-mi brazo!

- ¡¿Lo ves?! ¡Ahí estas de nuevo! ¡Mi brazo, mi brazo! – Bufo la pelirroja, volviendo a entrar al cuarto con unas botas en manos, ignorando que el mayor estaba de pie. - ¡Han pasado 4 días, Wirt! ¡Cuatro! ¡Greg estará asustado, con frio y hambre! – Se amarro los cordones fuertemente y tomo un hacha que había en su armario con dificultad. - ¡No permitiré que la historia se repita! ¡Traeré a Greg a casa y-! ¡Y luego-! – Por más que trataba de pensar que pasaría luego, ninguna respuesta le gustaba. Posiblemente los volvería a perder…

Beatrice se mordió los labios y apretó el mango del hacha en su mano. ¡No importaba lo que ella quisiera! ¡Ella se encargaría de que ambos hermanos volvieran sanos y salvos a casa!

Al mayor se le erizo el cabello cuando la vio tan convencida y más con el arma en manos. Asustado, se acercó a la chica tratando de calmarla y tomarla por los hombros.

- ¿C-como lo harías? N-No creo que tu madre te deje salir y-

- ¡Con esto! – Levanto el hacha, y se colocó unas correas en las espaldas para cargarla – Mi padre es leñador, ya es hora de que su hija mayor siga sus pasos. ¡Y no te atrevas a decir que no podre solo porque soy mujer, Wirt! ¡Porque si lo haces, te juro que yo-!

- ¡N-no iba a decir eso! – Negó repetidas veces con las manos. Beatrice enojada con un arma, aunque antaño portara un precioso vestido y un tocado digno de una dama refinada, ahora parecía un monstruo aterrador.

La pelirroja lo fulmino con los ojos.

- ¿Seguro…?

- ¡C-completamente! – Asintió nervioso.

Beatrice abrió las repisas de su ventana y subió al marco de esta. Wirt se acercó apresurado, pensando que la menor podría caerse.

- ¡B-bea-

- Tu vendrás conmigo... – Le jalo del brazo y sin importarle, salto hacia el árbol que tenía enfrente…quizás eso explicaba las hojas en la cama de Wirt.

Luego de algunos problemas, bajaron por completo y se adentraron al bosque.

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Pasarían unas horas caminando antes de que Beatrice girara un momento su rostro para ver hacia donde se ponía el sol, donde estaba su hogar.

Su madre ahora mismo estaría haciendo la cena mientras sus hermanos estudiaban en la sala familiar y su padre hacia algunas cuentas en su estudio.

- Beatrice…no nos debes nada. No estas obligada a venir conmigo… - Dijo discretamente el mayor, colocando una suave mano en su hombro.

- Wirt…

- ¿Si?

- Ocupa tu boca para algo útil y dime que ha pasado. – Cerró los ojos orgullosa, adelantándose al paso del joven entre los yerbajos.

Wirt sintió un peso insoportable sobre sus hombros. Ya no había escapatoria.

La pelirroja se paró sobre una roca para hacerle frente al mayor.

- ¿Por qué estás aquí de nuevo? – Le miro con sus azabaches profundos, que si te detenías a ver con mayor precisión, poseían un azul muy oscuro, como el fondo de un precioso lago. - ¿Qué ha pasado con Greg? ¿Por qué tu brazo…-

Algo le obligo a guardar silencio detrás de Wirt... algo que…respiraba.

El castaño igual lo sintió y girándose un poco sobre su hombro encontró a lo que tanto temía.

- N-no…- Beatrice retrocedió, con sus ojos humedeciéndose ante lo que observaba.

- ¡Beatrice! – Llamo a la chica la cual no parecía entender lo que miraba. - ¡P-puedo explicarte-

- ¿W-Wirt…? ¿Q-qué…? – Las manos del mayor la tomaron por los hombros y esta negó varias veces, apartándolas de un manotazo. - ¡¿N-No se suponía que esa cosa estaba…?!

- ¡Y-yo igual lo pensé! ¡P-pero…! ¡M-Me equivoque…! ¡Y-yo…!

- Precisamente, Wirt. Tú, el leñador y tu amiguita pensaron que todo se había acabado, ¿no es así…? – La sombra detrás del mayor comenzaba a tomar forma, una forma que permanecía entre las penumbras, con grandes ojos brillantes…y una cornamenta de afiladas y retorcidas ramas. – ¿Enserio creyeron…que no tomaría precauciones…?

El mayor se negaba a verlo, y se esforzaba por que la chica solo lo observara a él, acidas lagrimas bajaban por sus mejillas mientras su mandíbula se apretaba, tratando de controlar sus espasmos de pánico.

- N-no escuches… - Suplico en un susurro a la menor y esta, con el miedo a flor de piel, tembló entre sus brazos.

- Mírame, niña… - Pidió la bestia con voz imponente y a la vez…más joven.

La mirada azul rey de la menor se fundió en los ojos caoba del peregrino, sus pupilas temblaron por el pánico, al igual que su mano, la cual lentamente se acercaba al mango del hacha a sus espaldas.

- Mírame…- Volvió a pedir el monstruo, dando un paso más cerca de ellos a medida que la escasa luz del ocaso que los dividía entre ramas, se extinguía.

- W-Wirt… - Susurro horrorizada y el castaño se acerco a sus labios, el oxígeno se hacía cada vez menos respirable, solo entre ambos existía una mínima cantidad que podrían compartir.

- Beatrice…lo siento tanto…- Sollozo el castaño a lo que esta negó suavemente.

Todo sucedió demasiado rápido. El sol se ocultó por completo, y la bestia extendió su domino hasta casi rozar los pies del mayor.

- Corre… - Susurro la pelirroja cuando sus labios se rosaron.

- ¿E-eh…? – Wirt no comprendió al momento en el que la chica lo empujó hacia los arboles detrás suyo y saco su hacha para hacer frente a-

- ¡MIRAME! – Grazno el monstruo.

La mirada azul de la menor se inundó en lágrimas mientras con la fuerza que tenía cortaba al pequeño castaño frente suyo. La luz de la linterna que cargaba cayó e ilumino un cuerpo que poco a poco era corrompido por corteza de árbol y ramas. A la mayor se le cayó el hacha de las manos cuando escucho y vio a Greg gritar herido como una verdadera creatura de pesadillas mientras su mano caía al suelo y la lámpara rodaba hasta sus pies.

- ¡TE MATARE! – juro el niño de apenas 15 años mientras se retorcía entre la fría nieve que había creado con su presencia.

Wirt corrió como un rayo y tomo a Beatrice antes de que las ramas afiladas que se extendieron hacia ella, por orden del menor, atraparan alguna de sus extremidades…Era de esa forma como casi había perdido el brazo derecho la otra vez.

El castaño tomo la lámpara con su otra mano y ambos corrieron, siendo perseguidos por los pasos apresurados de una verdadera creatura oscura.

Greg embestía los árboles, apartándolos de su camino mientras gruñía y gritaba con los dientes afilados y la mirada en blanco.

Wirt y Beatrice corrieron hasta encontrarse en medio de un campo iluminado por la luz de la luna. Greg se detuvo en la sombra protectora de su bosque, mirando con esos ojos pálidos de pesadilla a su hermano y a la joven.

- ¿Quieres salvarlo…? ¡No me hagas reír…! - No parecía que la bestia hablara con ellos. – Como quieras... – Gruño. - ¡Es tu decisión, Wirt! ¡Ahora no tienes opción! ¡Acaba conmigo y asesina a tu propio hermano! O…- Su voz se volvió más oscura y penetrante, a pesar de estar a varios metros lejos de él, pareciendo que hablara detrás de sus oídos. – Alimenta la lámpara y ayúdalo a sobrevivir… - Dicho esto, la bestia se desvaneció entre las penumbras.

Cansados, devastados, jadeantes y con el terror carcomiéndolos por dentro a partes iguales, miraron la lámpara como si de la mismísima alma del demonio se tratara…oh, esperen, casi.

Escucharon una voz aproximarse a ellos y Wirt actuó por instinto, entregándole la lámpara a la menor y posicionándose frente a ambos como protección.

- ¡¿Quién se atreve a entrar en mi propie-

Era el antiguo leñador, al ver al castaño crecido y frente suyo, bajo temblorosamente el rastrillo con el que los iba a golpear.

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- P-por el bosque…p-pero ¿qué ha pasado con ustedes? – Pregunto el hombre dejandoce caer pesadamente en su sillón junto al fuego. Todos esos años talando por fin habían acabado con sus rodillas.

Ninguno tenía ganas ni fuerzas para hablar. La lámpara descansaba sobre la mesa, frente al leñador quien primero se negó a tenerla cerca de nuevo, pero después se interesó en guardarla por esa noche.

- E-espero puedan comer, Padre. –Sirvió los platos la pequeña hija del leñador, Lucy, antes de subir a preparar un cuarto para sus invitados.

Beatrice, aun sin decir nada, subió luego de comer y una vez que el leñador se quedó solo con el castaño, este comenzó a alimentarse lentamente.

- ¿Y tu hermano, el pequeño?

Wirt ya sabía que la pregunta sería soltada en cualquier momento, asique, dejando la cuchara a un lado, decidió explicarle solo lo necesario al hombre frente a él.

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- E-esto no puede estar pasando…no de nuevo. – El anciano miro la lámpara y negó varias veces. – Pero…pienso que podría ser otra de sus mentiras…

Wirt azoto el vaso con cerveza que había tomado sobre la mesa.

- ¡Yo sé lo que vi! ¡Y vi a mi hermano ser corrompido por esa…cosa!

El anciano frunció el ceño igual.

- ¡Y ya escuchaba la voz de mi hija en esa! – Señalo la lámpara y la llama se tambaleo peligrosamente. El antiguo leñador suspiro y miro al menor quien trataba con todas sus fuerzas de no llorar ni demostrar nada. – No hagas eso. No guardes tus emociones…

El castaño se limpió las mejillas con el antebrazo, estaba frustrado, enojado consigo mismo por no haber hecho nada antes por su hermano, y por no saber qué hacer ahora. Para colmo, Beatrice había estado a punto de…

- ¿Por qué Greg…? ¿Por qué no me uso a mí…o a ti? – Lo miro con todo el odio del que era capaz de sentir.

El leñador bajo la cabeza un poco. Era comprensible su enfado…

- Porque nosotros solo fuimos portadores de la lámpara...tu hermano hizo el trato con la bestia.

- ¡P-pero! ¡E-esa cosa me tomo a mi primero! ¡Yo debería-!

- ¡El lugar no importa! ¡Tu hermano sello un pacto voluntariamente antes que tú!

Wirt gruño levemente, un incontenible ardor le estaba recorriendo el estómago.

- ¡¿Y por qué no tomo a tu hija, en todo caso?! ¡Si tú y yo éramos portadores y hablamos de pactos! ¡¿Por qué no tomar el cuerpo de tu hija en lugar del de mi herma-

- ¡No te atrevas a hablar de mi Lucy sino conoces la historia detrás de todo esto!

- ¡Entonces dime! ¡Tú siempre supiste todo lo que tenía que ver con la bestia, ¿no?! ¡Dime porque escogería a mi hermano siendo que podría ocupar otros cuerpos!

- ¡No lo sé! ¡Podrían ser muchas cosas! – Por fin se desesperó el hombre. - ¡El alma inocente de tu hermano, el que sea el más débil mentalmente o el que sufriera de la maldición por más tiempo! ¡Podría ser por muchas cosas! Por todas ellas, o por ninguna. ¡No lo sé! – Golpeo la mesa con el puño.

- ¡ESO NO ME DICE NADA! – Algo en su voz sonó diferente, igual a un rugido interno.

Wirt de inmediato miro sus dedos, las uñas se habían afilado peligrosamente. Su lengua le dolía, y es que parecía que a los lados se hubiese cortado con algo.

Abrió un poco la boca y el dolor agudo en ambos lados desapareció por un momento. El leñador se levantó atemorizado de su lugar.

- ¿Q-qué…? – Temblaba sin poder creérselo. - T-tú también…

Desconcertado y temiendo un poco por el mismo, Wirt se acercó al espejo de la sala, descubriendo que en su boca, tanto los caninos superiores como los inferiores se habían afilado peligrosamente. Poco a poco, estos fueron retrayéndose, regresando a la normalidad.

Viendo que el peligro había pasado, el leñador tomo del hombro al menor.

- E-escucha, niño… - Su voz temblaba un poco. - Esta clase de brujería es imposible de combatir. T-te estas convirtiendo en un monstruo y yo no…

El cerebro del castaño trabajaba a mil por hora, ¡¿y ahora que debería hacer?!

Un momento…

- Brujería… - La palabra le cayó como un balde de agua helada a la cabeza. El conocía a una bruja. - ¡Leñador! ¡¿Sabes dónde se encuentra la casa de la Tía susurros?!

El anciano se dio cuenta de su necesidad, y aun nervioso, camino a una cómoda cercana a él, de donde saco un libro.

- He encontrado esto tirado cerca del rio. Dentro tiene un mapa, y palabras muy complejas como para que este viejo cerebro las comprenda…pero quizás te sirva a ti. – Se lo entrego.

Wirt abrió el libro y encontró un título complicado al inicio. "Fobiologia de Unknown"

- "Aquí yacen documentados los secretos más oscuros que alguien jamás haya llegado a redactar en tinta y papel…Mi nombre es Alexander Marhx…y espero que esto te sirva para acabar con la oscuridad de Unknown…Que el bosque te ayude, a mi…ya no puede." – Leyó en voz alta y tuvo el presentimiento que cargar ahora con ese libro era un error. Pero por alguna razón también presentía que no llevárselo podría significar la derrota inminente contra la bestia. – Gracias…

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Primero que nada, solo para aclarar: ¡Hice a Beatrice pelirroja por que así la vi yo originalmente! jajaja

1 – Más allá del Bosque (*) Preferí poner esto así ya que durante toda la serie lo denominan "bosque", y también porque Beatrice vive ahí, para ella sería normal llamarlo de esa forma.

2 – "Fobiologia de Unknown" : La fobiologia como tal no tiene ese nombre, sin embargo me gusto llamar asi al libro ya que la serie originalmente se trata sobre cómo cada uno de los personajes temía a algo y lo fue superando, también porque la base para darle poder a la Bestia era por medio del terror de sus habitantes.

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¡HOLA CHICOS!

Decidí escribir este fanfic porque luego de mucho, mucho, muuuuucho meditar (enserio, me tomo un año) me di cuenta de que aunque ame esta serie hasta el último episodio y el final que nos entregó, me quede con ganas de algo más…

Asique, quise compartirles mi idea con ustedes.

Sé que algunos estarán frustrados conmigo pues…¡¿POR QUE DEMONIOS GREG SI ES LA COSITA MAS INOFENSIVA DEL MUNDO PARA SER LA BESTIA?! Bueno, temo decepcionarlos, pero hoy no me sacaran esa respuesta.

Sinceramente, estoy nerviosa.

Espero les haya gustado este primer episodio.

¡Les mando un abrazo!

¡Mii, fuera! :D