Primero lo primero…
Disclaimer: : JKR es la propietaria de todo: lugares, personajes, incluso de Severus (suertuda de ella) jajaja, todo el resto, ósea lo que nunca se habían imaginado, visto o leído, es mío; no gano ni medio knut con mis historias, pero soy feliz escribiéndolas.
Summary: Correr hasta las mazmorras tal vez sea mala idea cuando estas asustada, es solo una opinión, digo, con tantas sombras de armaduras y crujidos de escaleras corredizas, ¡ah! Y no olvidemos a los fantasmas que rondan por el castillo.
Bueno aquí traje este nuevo fic, es un día especial y quería escribir… esto surgió de una idea que tuve cuando estaba medio dormida anoche, jaja y simplemente apareció anotada en mi libreta esta mañana, a veces no sé ni lo que hago cuando estoy en estado de letargo máximo, jaja en fin el largo del fic depende de la respuesta que obtenga, así que espero muchos reviews, disfrutenlo…
Capitulo 1: Miedo.
El frío le calaba los huesos, hasta lo más profundo, la oscuridad era opresiva a su alrededor , lo único que podía ver desde el rincón en que se encontraba, era una gran y tallada puerta de ébano, oscura igual que todo lo demás, y como cada una de las veces en que veía aquella puerta, sintió unas ganas incontrolables de entrar por ella, esta vez fueron inaguantables y mil veces más fuertes que nunca antes, despegó las palmas de sus manos de la fría pared y dio un paso vacilante al frente, uno cuantos más y estaría llegaría a donde había querido estar desde meses antes.
Sus sentidos se alteraron al escuchar pasos provenientes desde el otro lado del pasillo, y un escalofrió la recorrió completamente al escuchar esa risa dulzona, aniñada y estridente a la que tanto le temía. Automáticamente retrocedió sobre sus pasos, quedando envuelta nuevamente por la oscuridad de las mazmorras.
Su corazón latía desbocado al sentir la proximidad del peligro y al ser consciente de la respiración pausada, tan cercana a ella al otro lado del muro donde se encontraba, el sonido del tacón de la mujer a la que temía resonaba a solo centímetros de ella, con impaciencia. Un constante golpear seco como de un cuerpo chocar contra madera, resonaba en el ambiente por encima del sonido del zapato de la mortífaga.
−Apártate estúpida e incompetente rata, − de nuevo se estremeció, esa voz aun llenaba sus más grandes pesadillas, su corazón parecía a punto de explotar y no era capaz de comprender como aun no notaban su presencia, con lo que a ella le parecía un martillar absurdamente sonoro, que podía superar cualquier otro sonido en el lugar. – bombarda máxima − las dos palabras se repitieron en su cabeza con un tortuoso resonar, cortó su pausada respiración repentinamente.
Lo que hasta ese momento parecía por todos los lados un nuevo ataque al castillo, se tornó de repente en un ataque a alguien especifico, dentro de él, eso olía por todas partes a venganza, claro, como se iba a quedar esa mujer si vengar a su amo, era estúpido incluso siquiera atreverse a creer esa posibilidad.
Lagrimas de impotencia y frustración, rodaron por sus mejillas de porcelana, al verse a sí misma aun escondida en las sombras, sin hacer algo por impedir la inminente verdad, pero se acurruco en su lugar abrazó sus rodillas, mientras los gritos provenientes de detrás de la puerta se deslizaban por sus oídos, sufría mil y un veces más que la persona que gritaba allí adentro, entonces se hizo un silencio absoluto y abrumador cortado solo por uno que otro golpe seco.
Algo se movió en su interior y de repente se hallaba de pie con varita en mano y entrando por la marquesina de la puerta frente a ella, con una sola palabra marcada a fuego en sus entrañas "venganza". Un dolor lacerante la atravesó de lado a lado, con la imagen ante sus ojos, se doblo sobre sí misma y cayó de rodillas junto al cuerpo, destrozado y sin vida de su profesor. Tenía varios cortes sobre el torso desnudo, un corte uniforme en la mejilla derecha que rezaba traidor, y un corte tan profundo como el océano sobre el estomago que dejaba entrever sus órganos internos quemados con magia, entonces entendió que los gritos que había oído eran muchos menos de los que debería haber proferido alguien torturado de aquella manera antinatural.
− ¿Qué tenemos aquí? un pequeña ratica de sangre manchada que ha llegado tarde para ver como moría su profesor. – Bellatrix se inclinó sobre el cuerpo y la tomó por la barbilla haciéndola poner de pie− es una lástima, te has perdido del mejor espectáculo por presenciar.
−eres una bastada perra asquerosa, − dijo la castaña escupiéndola a la cara, su varita había quedado junto al cuerpo de Severus y ahora reposaba a sus pies, "estúpida" se dijo a sí misma.
−Me divertiría contigo, puta, pero tengo cosas más importantes que hacer que mancharme las manos de sangre putrefacta como la tuya, además−levantó la manga de la túnica de la joven− veo que nuestro último encuentro aun sigue vigente en tu cochina piel, − la empujó contra el escritorio de madera haciendo que su cabeza se rompiera contra la punta de este, −por cierto me olvidaba− se agachó sobre el rosto del cuerpo sin vida y lo beso en la mejilla cortada durante un largo minuto, después se acercó a la chica, con mirada demente, la tomó por el cuello de la túnica haciéndola pararse de nuevo y la beso frenéticamente.
Su boca se lleno de un líquido espeso con sabor a sal y oxido. Bellatrix se relamió los labios y sonrió con la boca llena de sangre.
−Disfrútalo, es la última vez y la primera si no me equivoco que lo vas a degustar, que no se te olvide su sabor, zorra.
Despertó empapada en sudor frío, toda ella temblaba y sus mejillas estaban empapadas de lágrimas, sin sopesarlo siquiera, se puso una bata y unos zapatos rápidamente y corrió hasta desfallecer, tenía que asegurarse de que él se encontrara bien.
Temblaba por el frio que la noche y su apresurada carrera le hacían llegar, la bata que se había puesto no era lo suficiente larga como desearía y además su pijama de short no cubría demasiado sus piernas, el frio le calaba los huesos, recordándole el inicio de su horrible pesadilla. Su respiración, comenzó a agitarse, estaba entrando en un estado de paranoia, miraba constantemente sobre sus hombros asegurándose de que nadie la seguía.
Con respiración agitada bajo el segundo tramo de escaleras, un crujido hizo que se detuviera en seco delante del vacío donde acababa de estar la siguiente escalera, que se había movido hacia unos segundos, esperó escuchar pasos siguiéndola, pero nada, solamente crujidos de escaleras que cambiaban de lugar llenaban el ambiente, corrió al siguiente tramo de escaleras en bajada que encontró y corrió, corrió hasta que ya no pudo, hasta que sus piernas dolían por el esfuerzo, sin fijarse hacia donde iba, solo descendiendo lo que más pudiera; tenía que llegar hasta las mazmorras, como que se llamaba Hermione Granger.
Entró en un pasillo, solamente iluminado por la luz de la luna que entraba por los altos ventanales, a medida que corría por el lugar, las sombras se dilucidaban por la rapidez de su carrera, era como si quisieran atraparla, llegando hasta el final del pasillo estaba el ultimo ventanal, Hermione llegó junto a él y entonces este estalló hecho añicos, ningún cristal llego a tocarla en verdad solo una lluvia de cristales fantasmagóricos atravesó su piel congelándola aun mas, un grupo de hombres con túnicas negras y mascaras plateadas entro por el agujero de falsos cristales rotos, hasta el frente venía una mujer de bucles negros y desordenados, ojos grises y sonrisa demente. Hermione se encogió levemente y cerró los ojos, esperando un ataque por parte de los recién llegados, pero estos simplemente la traspasaron como si no estuviera ahí, ignorándola olímpicamente. Hermione los vio desaparecer por el muro de enfrente y retrocedió alejándose de ellos lo más posible a pesar de que ya no estaban a la vista, dio con la pared a su espalada, caminó pegada a ella hasta que llego a la esquina, se deslizó por la pared hasta quedar sentada en la solida superficie de piedra, se acurrucó sobre si misma pegada al rincón de la pared.
Sintió como alguien se paraba frente a ella y no fue capaz de levantar siquiera la mirada, a duras penas abrió sus ojos y logró ver la punta de unos zapatos de piel negra junto con la bota de un pantalón y la parte baja de una capa del mismo color. Dio un respingo y se echó a llorar y temblar descontrolada.
−Granger− siseó una voz fría y sedosa desde arriba, − ¿Qué le ocurre?
El adusto profesor no tuvo tiempo de reaccionar, en solo segundos tenía una maraña de pelo bajo la barbilla y unos brazos delgados entorno a su cintura. Se tensó ante la inesperada muestra de cariño. No supo cómo reaccionar, solo se dejo hacer hasta que la chica se separó de él, mirándolo a los ojos, con los suyos bañados en lagrimas.
−es q-que yo cr-creí que lo había perdido− respondió la chica titubeando.
− ¿Qué? – preguntó levantando una ceja− y desde cuándo piensa usted, que yo le pertenes…− no logró terminar ella le agarro de la túnica y lo beso tímidamente, pero con ansias, por segunda vez no supo que hacer aunque su labios sí que lo sabían, porque se hallaban correspondiendo al arrebato de Hermione casi con la misma ansia. La separó de si cuando logró volver a la realidad, ella ya no lo miraba, su mirada estaba fija en sus zapatos como si fueran de lo más interesante en el mundo, las lágrimas aún surcaban sus mejillas.
−Tenemos que hablar, mi despacho ahora− dijo él un tanto ofuscado y confundido.
La chica caminó junto a él cabizbaja no volteó a verlo ni una sola vez, él caminaba pensativo, inconsciente de que llevaba medio camino rozando sus labios con la punta de los dedos, ella no lo pudo notar ya que estaba inmensamente interesada en las grietas del suelo por el que caminaban.
BlackCherryBlood ...
