Ginny estaba nerviosa, muy nerviosa. Dos horas después se casaría con el hombre de su vida, con el hombre con el que llevaba soñando nueve años.
Recordó, con una sonrisa, el día que Harry le pidió que se casara con él.
Ginny estaba enfadada con Hermione. Le había obligado a ir a una calle semidesierta y luego no aparecía.
Se sentó en un banco a meditar, últimamente Harry estaba muy raro, pasaba más tiempo del normal con Ron y Hermione. Pero lejos de sentir celos la muchacha ardía de curiosidad e impaciencia, sabía el chico le estaba reservando algo grande. Unas manos le cubrieron los ojos, unas manos que reconocería en cualquier lugar.
- Hola mi amor- saludó sin poder evitar sonreír.
- Preciosa pelirroja, ¿me daría el placer de acompañarme a dar un viaje con escoba?- pidió el chico.
-¿Escoba?- se extrañó Ginny.
- Sí, con los ojos vendados, quiero que sea una sorpresa cuando lleguemos- dijo mientras le vendaba los ojos con un pañuelo que parecía ser de seda.
-¿Y a dónde vamos?
- Es un lugar especial- se limitó a responder él.
La cogió de la mano y la guió suavemente hasta la escoba, donde la ayudó a montar. Luego, Ginny sintió como él se subía delante y se agarró con fuerza al torso de su novio.
Despegaron del suelo y Ginny sonrió al sentir el pelo alborotársele con el viento. Se sentía segura, y estaba lejos de sentir miedo, pues sabía que Harry evitaría que le pasara algo.
Aterrizaron y Harry le desvendó los ojos, estaban en una calle de Hogsmeade que para alguien que no fuese estos dos no tendría ningún sentido. En esa calle Harry le había pedido un par de años atrás que volviese a ser su novia, pues ya había derrotado al temible Voldemort.
-Harry…- susurró ella, emocionada.
- Seguro que te acordarás. Aquí es el lugar donde me hiciste el hombre más feliz del mundo- dijo Harry sonriendo- donde te convertiste en mi novia.
- ¡Claro que me acuerdo! ¡Fue el mejor día de mi vida!
- Pues bien… quiero que me vuelvas a hacer el hombre más feliz del mundo, aún más, si es posible.
La pelirroja lo miró sin comprender.
-Quiero que dejes de ser Ginebra Weasley- empezó y se arrodilló en el suelo, sacando de su bolsillo una pequeña cajita, que hizo que a Ginny se le acelerara el corazón- y que pases a ser Ginny Potter, mi esposa. ¿Qué me dices? ¿Te casarás conmigo?- terminó él, sonriendo.
Ginny esbozó una sonrisa tan grande que creyó que se le saldría de la cara, la emoción la desbordó y se lanzó a los brazos del hombre.
- ¡Sí! ¡Por supuesto que sí!- exclamó cuando ambos estaban en el suelo.
- Perfecto- dijo y sacó un anillo hermoso de la caja- ¿Me permite, señora Potter?- preguntó cortésmente haciendo que la chica riera.
- Claro que sí, señor Potter- respondió ella siguiéndole el juego.
Harry le puso el anillo y la abrazó con fuerza.
- Este es el mejor día de mi vida- le susurró al oído.
Inconscientemente la muchacha acarició el anillo y volvió a sonreír. Unos golpecitos en la puerta la sacaron de su ensoñación y su madre pasó a verla y a darle un último consejo.
- Hola, mi princesa Weasley- dijo acercándose a su hija con los ojos brillantes- No puedo creerme que vayas a casarte. No puedo creer que la misma niña que protestaba porque quería ir a Hogwarts ahora empiece una nueva vida- dijo y soltó un par de lágrimas.
- Pero tarde o temprano tenía que crecer, mamá- respondió Ginny sonriendo.
- Lo sé, pero es que… Tú eras mi pequeña princesa, mi niña. Y ahora te irás y me abandonarás.
- No es así, mamá. Vendré algunas veces a comer a casa, y no faltará ninguna navidad ni ningún cumpleaños de los chicos al que falte- se acercó a abrazar a su madre.
- Pero no será lo mismo.
- No, no lo será. Yo me caso dentro de poco y me marcharé a una casa en Godric's Hollow, tendré hijos que irán a Hogwarts y se meterán en problemas, una hija que traerá novios a casa y pondrá histérico a su padre. Mis hijos tendrán miles de primos y en Navidades seremos tantos que casi no cabremos en la Madriguera. Los hijos crecen y las madres los tienen que dejar ir, pero dentro de poco verás que es lo correcto y comprenderás que estás mejor sin nosotros. Podrás estar sola con papá y aficionaros a algo que os guste a los dos. Podréis viajar y papá podrá comprarse cosas muggles, porque crecer va ligado a la vida, y si no creces no vives.
-Tienes razón, hija- admitió Molly con los ojos vidriosos de la emoción- me gustaría que llevaras esto, ha pasado de madre a hija en todas las generaciones Preweet desde hace siglos- sonrió y le tendió un hermoso brazalete de plata con incrustaciones de jade.
-Es hermoso, mamá- sonrió Ginny.
- Recuerda que te quiero, hija- dijo antes de desaparecer tras la lona.
La ceremonia fue hermosa y la mayoría de presentes lloraron. Ron era el padrino y Hermione y Luna las damas de honor.
Después de la ceremonia empezó el vals, Harry agarró a Ginny de la soltura y con perfecta sincronía se pusieron a bailar. Al poco rato se les unieron varias parejas. Ron y Hermione, Molly y Arthur, Luna y su marido Rolph, George y Angelina, Bill y Fleur,…
- Te amo, mi preciosa pelirroja- sonrió Harry mientras la hacía girar.
- Te amo, mi querido despeinado- replicó ella sonriendo.
- Y pensar que ahora me tendrás que soportar toda nuestra vida- se burló Harry.
- Me encanta como suena… "nuestra vida"- suspiró ella.
Harry sonrió.
-¿Te he dicho alguna vez que te quiero?
- Mmm… un par de veces, pero ¿Por qué no me lo repites?- repuso ella.
Harry soltó una carcajada y acercó sus labios a la oreja de la pelirroja.
- Te quiero, Princesa Weasley- sonrió haciéndola ruborizar.
- Error, ahora soy Princesa Potter- lo corrigió ella haciendo que Harry sonriera con más ganas.
Una voz tosió a sus espaldas.
- Por favor, ¿me permites bailar con mi hermana, Potter?- preguntó Charlie Weasley.
- Claro, Charlie. Pero cuídamela, ¿sí?- dijo separándose de su reciente esposa y yendo a buscar a su mejor amiga.
- Con que al final lo has conseguido, ¿eh?- sonrió Charlie.
-¿Conseguir? ¿El qué?- dijo ella haciéndose la loca.
-Casarte con Harry- rió Charlie.
- Sí- suspiró ella con felicidad.
- Parece mentira que hoy te cases, si parece que fue ayer cuando protestabas porque Fred y George te tiraban del pelo.
- Es que era muy molesto- Charlie rió ante la respuesta de su hermana menor.
Fue pasando a manos de sus hermanos, de los cuales todos menos Percy se burlaron de ella.
- ¿Sabes pequeñaja?- decía Ron- Esto es extraño, siempre pensé en que me casaría antes que tú y en que tú… no llegué a pensar si te casarías, la verdad- rió y ella le lancó una mirada asesina- Pero me alegro que sea Harry, es un gran chico y se nota a kilómetros que te quiere- sonrió Ron.
-Vaya, Ronald, eso es muy bonito- sonrió.
- Te echaré de menos- admitió el pelirrojo.
- Oh Ron, dentro de un par de semanas volveré de mi luna de miel y si es necesario Harry y yo te contaremos tooodos los detalles.
- No hace falta todos los detalles, no quiero saber cómo mi mejor amigo desvirga a mi hermana.
-¿Y qué te hace pensar que soy virgen?- dijo Ginny sonrojándose.
- ¿Qué? Tú… él… vosotros- Ron perdió el color- mataré a Potter.
- Ronald, no me digas que tú no has hecho lo mismo con Hermione- dijo Ginny y Ron se puso rojo.
- Yo…
- Lo que imaginaba- dijo Ginny con una sonrisa.
- Mi hermanita ya es mayor.
- Lo sé- dijo mientras apoyaba la cabeza en su hombro.
-¿Y eres feliz?- preguntó Ron.
- Más de lo que puedas imaginar- respondió Ginny con total sinceridad.
