Disclaimer: Todos los personajes de la saga Harry Potter por desgracia no me pertenecen a mí, sino a J.K. Rowling. Sin embargo, tanto la trama de esta historia como los personajes nuevos sí me pertenecen.

Summary: Los muggles no son tan inocentes como parecen…en las altas esferas se han enterado de la existencia de la magia y de Hogwarts y no piensan quedarse de brazos cruzados. ¿Qué pasará?, ¿Qué planea Voldemort?, ¿Se acabará la benevolencia para con los muggles?

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CAPÍTULO 1:

El ruido de los relámpagos hacía vibrar los cristales de la habitación a la vez que la luz de los rayos iluminaba por unos segundos la oscura estancia con su blanco brillo. De espaldas al gran ventanal, había una butaca encarada a la chimenea en la cual apenas quedaban unas pocas brasas que chisporroteaban de vez en cuando despidiendo alguna breve llamita.

La persona – por denominarla de alguna manera- ahí sentada, giraba ensimismada entre sus largos y huesudos dedos una larga varita negra. No hubo reacción alguna en su rostro cuando la puerta de la sala se abrió con un ligero crujido lo justo para permitir la entrada a una segunda persona, un hombre de baja estatura y con aspecto de haber sido rollizo tiempo atrás pero que ahora no se encontraba en sus mejores momentos. En unos pasitos rápidos y nerviosos se acercó a la butaca y se arrodilló para luego inclinarse hasta besar la túnica negra del hombre que la vestía.

- ¿Y bien?- Preguntó una fría voz que aún siendo apenas un susurro era capaz de helar los huesos de aquel que la oyera.

- To…todo está listo, mi señor. Las instrucciones ya están dadas. Nuestros hombres en el Ministerio esperan vuestra señal, mi excelencia.

- Tendrán que ser pacientes…la paciencia es una gran virtud, no quiero que nada se eche a perder esta vez- Dijo con un ligero toque de amenaza, suficiente para hacer estremecer al pequeño hombre.- Oh, Colagusano…tú sólo tienes que ocuparte de hacer bien lo que te he encargado. No creo que te sea muy difícil vigilar…¿me equivoco?, ¿puedo seguir confiando en ti?

- Mi señor, cla…claro que sí. Sólo vivo para serviros.

- Por supuesto, mi escurridizo amigo.- La fría voz denotaba cierta ironía.- Ahora lárgate a cumplir con tu parte. Esta noche comienza la cuenta atrás del fin del gran Albus Dumbledore…

Tras realizar una temblorosa y poco elegante reverencia, Colagusano se desapareció de la sala dejando al Lord Oscuro, a El-que-no-debe-ser-nombrado, sumido en sus oscuros pensamientos…una mezquina sonrisa apareció en su rostro al saber que esta vez su plan iba a propinarle a Dumbledore un inesperado golpe que lo dejaría indefenso para la batalla final...

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A muchos kilómetros de distancia, Harry Potter abría los ojos empapado en sudor después de haber sido testigo invisible de la conversación entre su gran enemigo y el traidor de sus padres.

Se incorporó de la cama supletoria de la chillona habitación naranja de su amigo Ron en la Madriguera, a la vez que tanteaba con la mano en busca de las gafas. Quería ponerlo por escrito ahora que aún lo tenía fresco en la memoria. Mientras Ron seguía roncando a pierna suelta, Harry comenzaba a revivir su sueño en la carta que seguramente iba a ser la causante de la interrupción de las vacaciones de los miembros de la Orden del Fénix.

Estimado Profesor Dumbledore…

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- Bueno, ya era mucho pedir haber estado todo el mes tranquilamente sin noticias sobre ninguna atrocidad surgida de la cabeza de esa serpiente calva….

- ¡Fred! ¿Puedes no hacer bromas relacionadas con Él?- La señora Weasley miraba con el ceño fruncido a su hijo desde el otro lado de la gran mesa donde gran parte de la Orden se había reunido para tratar el tema del sueño de Harry.

- Cierto Fred. Que yo sepa no existen las serpientes con pelo…Cúrratelo más para la siguiente, Freddie.- Comentó su gemelo con una sonrisa pícara, mientras ignoraba la amenazadora mirada de su madre que en este caso iba dirigida a él.

- ¡Silencio todos! Si queréis comportaros como críos salid de esta cocina ahora.- Tronó la voz de Alastor Moody por encima del resto de conversaciones.

- Alastor, no hace falta que nos des estos sustos.- Se quejó Tonks al tiempo que retornaba a su pelo su color rosa chicle del verde eléctrico que había adquirido por el sobresalto.- Ahora iba a enseñaros el informe que he conseguido del Ministerio. Aparecen en él 4 desapariciones, varias explosiones y 2 secuestros confirmados…además de por lo menos 7 ataques a muggles- Añadió con un tono de voz más bajo.

- Ese informe contiene información confidencial y podemos confiar en que es cierta.- Aclaró Remus Lupin, que se encontraba sentado al lado de Tonks.- Sin embargo, como todos habréis notado, no aparece la más mínima mención de todo esto en El Profeta.

- Está claro que no les interesa que esta información salga a la luz, que llegue a conocimiento de la gente- Comentó Arthur Weasley mientras se limpiaba las gafas con la varita.- No querrán que la gente vea lo incompetentes que son, que no son capaces de pararle los pies a Voldemort- Dijo estremeciéndose ante el nombre pronunciado.

- Dumbledore, ¿qué opinas de todo esto?- Preguntó la profesora McGonagall al anciano director.

- Me temo querida Minerva que una vez más sólo tengo conjeturas...ninguna muy positiva. Tendremos que esperar a que el tiempo y la información que recabemos nos permitan acceder a la lógica de todo esto. De momento, prefiero centrarme en el sueño de Harry, podría ser nuestra mejor pista…Harry por favor, una vez más, cuéntanos qué viste.

El joven de ojos verdes, tomó aire y comenzó a relatar lo visto en su sueño.

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Una ligera voluta de vapor se elevaba formando espirales que iban cambiando de tonalidad pasando de un blanco nube a un rojo cereza incluyendo un verde limón. El anciano hombre de largos cabellos y barba blancos inspiraba con cara de deleite y ojos cerrados el aroma de estas nubecillas, las cuales salían lentamente del pitorro de la negra tetera apoyada en la vieja mesa. La presencia de dos vasitos también negros indicaba el número de gente congregada en el pequeño salón. A penas se podían apreciar las formas y colores del papel de pared, puesto que altas estanterías repletas de todo tipo de libros forraban las paredes de la sala. Una cálida chimenea, una buena iluminación tanto natural que se colaba a través de los altos ventanales como la que por la noche alumbraban las varias decenas de velas y candelabros dispuestos en la habitación, hacían de aquel lugar un rinconcito acogedor donde pasar horas y horas con la sola compañía de un buen libro.

- Mmmm…Cómo me gusta el té de la señora Clairy. Me trae tan buenos recuerdos…me siento un niño otra vez con su olor. Me gustaba jugar a diferenciar cuando pasaba de oler a fresa a chocolate. Oh, y por supuesto cuando huele a limón…

Un ligero carraspeo hizo que Dumbledore abriera los ojos y enfocara su mirada azul en la negra de su acompañante. Sentado en la butaca de enfrente, se encontraba un hombre de postura erguida, con una relajación aparente pues parecía estar atento a la mínima señal de alerta. El color pálido de su rostro y manos, quedaban resaltados por su vestuario, una larga y elegante túnica negra con botones también negros, una melena hasta la altura de los hombros le enmarcaba el rostro como una negra aureola. Tanto la fisionomía como la expresión de su rostro hacían notar que era alguien con quien era mejor no meterse, serio, con una poderosa nariz y unos oscurísimos ojos negros que no hacían más que otorgarle más carácter a su persona.

- Albus, entiendo que a tu edad sean comunes los momentos de chocheo, pero creo que estas historietas te las podrías guardar para las visitas de los nietos. – La figura negra había hablado en un tono bajo y grave. Aunque serio, la fina ironía que se notaba mostraba que entre ambos existía cierta complicidad. Dumbledore sólo sonrío ante esto.

- Sabes que el destino no me ha concedido ni hijos ni nietos…y que a ti te aprecio como a un hijo. Por lo tanto, considérate responsable de aguantar las batallitas de un viejo.- Terminó con una suave y breve risa.

- Nunca cambiarás, director.- Tras una breve pausa continuó.- Anoche acudí a una de las reuniones que el Lord celebra con todos sus mortífagos. Se comentaron los detalles escabrosos del último ataque a muggles…esa loca de Lestrange…es una psicópata.- Mientras decía esto se apretaba con los dedos el punte de la nariz a la vez que entrecerraba los ojos, como queriendo paliar un posible dolor de cabeza. Dumbledore observaba con expresión triste el rostro de su amigo, pálido y con incipientes ojeras bajo los ojos que le otorgaban una apariencia aún más vampírica.- Me inquieta el hecho de que no dijera nada que tuviera que ver con lo que Potter soñó. Albus, creo que desconfía. Desde hace un tiempo veo que el Lord está más ausente, todos lo hemos visto; hasta las babosas de Lestrange y Malfoy están inquietos. El único que no se aleja de él es esa rata de Colagusano.

- Peter…escogiste el camino incorrecto muchacho.- Dijo más para sí mismo que para Severus Snape.- Bien, Severus. Estate atento al más ínfimo detalle. Cualquier información nos vendrá como agua de mayo. Pero no arriesgues tu persona.- Exigió clavando sus ojos en el alma del otro.

- Descuida, no pretendo dejar que me maten tan pronto. Aún queda mucho por hacer.- Soltó un hondo suspiro.

- ¿Qué pretendes esta vez Tom?- Preguntó el director al aire mientras removía con la cucharita los restos de té, ya frío, de su taza.- ¿Qué pretendes?

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En Londres lucía el sol y las altas temperaturas en pleno centro de la ciudad obligaban a las gentes a enchufar los ventiladores y el aire acondicionado en caso de que dispusieran de él.

A pesar de ser uno de los rascacielos más modernos y nuevos de toda la ciudad, los tres hombres y una mujer que se encontraban reunidos a puerta cerrada en la última planta, se veían obligados a soltarse las corbatas del cuello y a quedarse en mangas de camisa dejando sus elegantes y caras chaquetas en las sillas.

- ¡Joder qué calor! ¿Le has dicho a ese chaval que mueva el culo para arreglar de una vez el aire? Así no hay quién se concentre.- Un hombre con un ridículo peluquín castaño, con una cintura bastante gruesa y con ronchas de sudor en la camisa se quitaba con un pañuelo el sudor del bigotillo.

- Calma Buggle, en cinco minutos estará listo.- Habló un hombre de entorno a cincuenta años, alto y delgado, de gafas rectangulares, pelo cortado a lo militar y que aguantaba el calor con aire estoico.

- Señora Doyle, ¿le apetece un poco más de agua?- Señalaba la jarra de agua con cubitos de hielo un hombre joven de aspecto indio y que tenía frente así un pequeño y moderno portatil.

La señora a la que se refería contestó acercando su vaso para que le sirviera.

- Gracias Grey. Si ya habéis terminado de quejaros por un poco de calor podremos centrarnos en asuntos más importantes.- La señora Doyle era toda una señora, con su pelo rubio perfectamente peinado, sus gafas y su maquillaje en su lugar. A pesar de tener unos sesenta años, irradiaba una gran energía y magnetismo que atraían a la gente pero a la par había un "algo" oscuro escondido tras sus ojos marrones que llevaba a la gente a temerle.

El general Jones- dijo haciendo una pequeña inclinación con la cabeza hacia el hombre de pelo corto.- Me llamó anoche para comunicarme que el sujeto por fin ha comenzado a cantar.- El hombre del peluquín y el indio miraron a la mujer con gran atención.- Como recordarán, hasta el momento todos nuestros intentos pasivos para que colaborara con nosotros han resultado infructuosos. De modo que le concedí al general permiso para que fuera un poco más…insistente. Y funcionó.

- ¿Qué dijo?- Preguntó impaciente Buggle.

- Lo tenemos todo grabado y en varias copias de seguridad. No ha sido fácil porque el sujeto no dejaba de decir cosas inconexas pero finalmente logramos encontrar algo de sentido a sus palabras.- Continuó el general.

- Esta mañana me he reunido con el Primer Ministro y le he enseñado la grabación. He de decir que quedó muy alterado con lo que escuchó.- La voz de la mujer adquirió un tono misterioso.- Y ha accedido a colaborar con nosotros y facilitarnos todos los medios que estén en su mano y…

- ¿Ha accedido?- Preguntó con voz exaltada y ojos abiertos el joven indio.- ¿Qué fue lo que le hizo cambiar de idea?

- Grey. No soporte que me interrumpan. Que sea la última vez.- La voz de la mujer sonó amenazadora y el joven agachó la cabeza.- En resumidas palabras, el Ministro sólo necesitó oír la palabra Hogwarts y ataque mágico al mundo muggle.- Al decir el nombre del colegio un brillo maligno apareció en sus ojos a la par que una torcida sonrisa se asentaba en sus labios.- Así que tomad como prioritarias las instrucciones que os voy a detallar: Buggle, encárguese de los asuntos de la financiación, puede que la campaña se alargue y no quiero quedarme sin fondos. General, hágame el favor de preparar a sus muchachos, tanto física como mentalmente. Doctor Grey, reúna a su grupo de científicos y prepare todo el material necesario, no repare en gastos.

Cuando terminó con las instrucciones, los tres con gesto serio asintieron con la cabeza, se levantaron y fueron saliendo por la puerta. Cuando iba a salir el general, la mujer lo llamó.

- General. Tenga en cuenta que sus métodos no siempre serán aprobados, ellos no saben que no nos enfrentamos a personas normales.- El general asintió una vez más.- Quiero que el asalto a Hogwarts se haga lo más pronto posible.

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Nota de la Autora: Hola! Qué tal? Por estos mundo me llamo Sonne Mond y bueno, soy novata ^^ A pesar de que llevo bastante tiempo visitando esta pág. y he leído muchas de sus historias, es la primera vez que me lanzo a escribir algo propio. Aceptaré de buen grado cualquier consejo o crítica constructiva que querais darme :) Espero que os guste esta historia! Dentro de poco subiré un par de capítulos más para que os vayais haciendo una mejor idea de todo lo que se cuece por aquí.

Besos y a leer!