Capítulo 1: " La fragilidad de la vida".
La fragilidad de ciertas cosas, es impresionante.
Los tendones de colágeno tipo uno tienen la resistencia del acero, pero aún así un corte, un golpe, una caída, un movimiento específicamente y perfectamente hechos, son capaces de cortarlos… una mente brillante, capaz de crear y descifrar fórmulas, de solucionar los problemas más emblemáticos de la vida y sociedad… un genio… que un golpe en el cráneo puede abrir la bóveda craneana y sacar esa sustancia gelatinosa que es el cerebro…
Un ser humano se forma en 9 meses de gestación, aunque a la 8° semana ya tiene la forma de un pequeño humano, cabezón, pero con sus dedos de manos y pies, su boca, sus ojos, su corazón latiendo… a la 9° semana ya es capaz de sentir el movimiento de sus manos y tocarse el rostro… es impresionante como un ser tan frágil es capaz de llegar a ser cualquiera de los humanos que ves a tu alrededor.
La vida es una maravilla, y una de las maravillas más frágiles que existen…
Algunas veces Tezuka necesitaba recordarse que estaba estudiando para salvar vidas. La tentación de dejarlo todo e irse a recorrer el mundo, siempre estaba. Tenía la oportunidad de tomar la raqueta, y aceptar la invitación al abierto de Australia de ese año y comenzar la carrera de tenista profesional que quería.
Entonces recordaba. Estaba allí, sentado con un libro enorme sobre el escritorio, lleno de fotocopias destacadas, atlas abiertos, apuntes por todos lados, porque quería salvar vidas…
Eran 7 años, ya sólo le quedaba el último, luego las prácticas que podían ser esporádicas y combinadas con el deporte que iba a seguir hasta que alcanzara la edad del retiro o su hombro le impidiera continuar.
Casi 6 años estudiando lo mismo y aún tenía que recordarse que lo hacía para salvar vidas… era patético que aún tuviera que hacerlo, ya debería estar metido en su sistema, en su cabeza que esa era su función.
Y es que no es simple aceptar que estudias tanto para tener el conocimiento de evitar la muerte de un paciente, de alguien que confía plenamente en que serás capaz de salvarlo o de salvar a un familiar. Ahora que tenía las prácticas integradas de clínica II en el área de maternidad, y geriatría, se encontraba con dos realidades demasiado diferentes una de la otra.
Rara vez una madre era abandonada en el hospital, aún más raro era ver a un bebé nunca reclamado de la sala de cuidados pediátricos; pero la cantidad de abuelos y abuelas que eran dejados a su suerte en la sala de geriatría, era horrible…. Y eso que es un país donde la gente mayor es muy respetada, pero las cifras estaban a la par con otras culturas donde no había tanto respeto por los ancianos.
Se quitó los anteojos y dejó medio cuerpo estirado sobre la mesa. En su mano derecha, sus anteojos, en la izquierda, una ecografía de un feto de 17 semanas, Teardrop de Massive Attack sonaba en la radio del vecino.
Estaba teniendo una crisis, una de esas que debió darle en primer año, pero que llegaba ahora.
Sentía que algo le faltaba, tenía un vacío en algún lugar… no se explicaba que podría ser la causa.
Se levantó de su escritorio a beber algo de té, pero se detuvo a medio camino. Era otra cosa lo que necesitaba.
Se tiró en la cama y jugueteó con el celular, no tenía llamadas perdidas, ni mensajes nuevos. Se sentó sobre la cama y tomó los papeles que estaban apilados a un lado de ella.
La última anamnesis que había llenado la tarde del Viernes …
Nombre: Shindou Kaori
Edad: 17 años 4 meses.
Ocupación: Estudiante
Dx: Hemorragia intravaginal, inflamación uterina.
Después, llenado con la letra de su médico residente…
Presencia de restos de feto en el útero, retirados por raspado.
Y pensar que unas horas antes de recepcionar el caso y derivarla a hospitalización, su prima le había llamado al celular y llorado a corazón abierto porque estaba confirmado que era infértil.
No entendía como un ser humano era capaz de matar a otro tan indefenso… tan pequeño…
Un ser que, según su bioética, debía ser amado desde el inicio de su concepción…
Tal vez estaba perdiendo la ilusión de salvar vidas, si antes, otros las arrebataban tan violentamente a un nonato.
Sentía que era momento de replantearse hasta donde llegaba su profesionalismo y la involucración con el paciente…
La alarma del reloj le sacó de sus cavilaciones, esa noche había aceptado reemplazar a su residente en la clínica, después de todo, había tenido el mejor rendimiento y la recomendación de los profesores de la unidad de neurología.
Tomó su delantal, su chaqueta, la bufanda y la mochila donde llevaba sus implementos de práctica.
La ventaja de vivir a pocas cuadras del Hospital de la universidad, era que podía darse el lujo de ir y volver caminando y pensar durante la caminata.
Tenía que llegar con la mente en claro, limpia de pensamientos negativos hacia su profesión, tenía recordarse que iba a salvar vidas.
Neurología era un pasillo blanco, con ventanas amplias en las habitaciones y la sala común, adornado con plantas y flores para hacer más acogedor el lugar, pero repleto de sufrimiento y dolor.
Al menos, la consulta que tendría esa tarde estaba adornada por una pediatra, suficientes colores como para dar tranquilidad al paciente con una lesión de cervical 2…
Entaba a la consulta cuando uno de los colegas de su residente se le acerco con unos papeles en la mano.
"Tezuka-kun". Le saludó.
"Morikawa-sensei". Le respondió el saludo, con una leve inclinación.
"Puedo robarte unos minutos, necesito una opinión con unos exámenes". Lo miró con seriedad, de seguro los papeles que traía eran informes y fichas de algún paciente…
"Si, claro, permítame dejar esto en la consulta". Tezuka abrió la puerta y dejó la mochila dentro del mueble, se colocó el delantal, la placa de identificación y el estetoscopio en el bolsillo.
Morikawa-sensei, un médico de cabello canoso, respetado por su especialidad en jóvenes y por su eficacia en el diagnóstico. Todos los estudiantes sabían que si querían ser precisos en el descubrimiento de la enfermedad, debían seguir su ejemplo. El problema… solo los mejores alumnos podrían tener lo oportunidad de discutir con él. Oishi era el mejor de la clase y el kouhai directo de Morikawa-sensei.
El médico le esperaba en el pasillo, al frente de los paneles de luz donde una resonancia magnética estaba a la vista de ambos.
"¿Qué ves?". Le preguntó sin siquiera mirarlo, no despegaba sus ojos del examen.
Tezuka comenzó a observar las imágenes una por una, huesos, órganos… hasta que vio un objeto extraño cerca de la médula espinal, entre las vértebras.
"Un objeto extraño inserto en el espacio intervertebral". Contestó Tezuka. Morikawa-sensei agregó otra resonancia magnética con medio de contraste. El objeto extraño estaba coloreado, estaba vascularizado e inserto en líquido céfalo raquídeo.
" Un quiste, quizá un tumor". Propuso Tezuka.
"Excelente observación". Morikawa-sensei, le felicitó tomando los exámenes y metiéndolos en sus respetivos sobres. "Tiene 24 años, es muy joven…una carrera de fotografía brillante por delante".
Tezuka se arregló los anteojos con el dedo índice de la mano derecha, la verdad el quiste se veía pequeño como para dar un diagnóstico tan pesimista como sonaba el que Morikawa-sensei proponía.
"¿Tiene historial de lesiones neurológicas en su familia?". Preguntó Tezuka, no sabía porque se estaba preocupando tanto por un caso que le estaban mostrando, más que pidiéndole una opinión.
"No". Morikawa-sensei, lo miró con seriedad. " Eso es lo que me preocupa, se ve saludable, los análisis de LCR están limpios, no hay una explicación para que ese quiste esté allí".
"Por la posición esta comprometiendo las astas ventrales de T11". Comentó Tezuka. "¿Intervención?".
"No, demasiado cercano a la raíz dorsal del nervio raquídeo". Respondió Morikawa-sensei.
"¿Drenaje?".
"Si es un tumor, será demasiado invasivo". El médico mayor parecía algo perdido con todo esto, y Tezuka se sentía demasiado seguro de lo que proponía.
"La única forma de saber a ciencia cierta si es un tumor o no, es una biopsia". Tezuka se cruzó de brazos mirando al otro médico.
"Tezuka-kun… me acompañarías a verlo?".
Cinco minutos después, Tezuka se encontró frente a la puerta de la consulta de Morikawa-sensei. El otro médico estaba dentro, revisándo al paciente antes de que Tezuka entrara y, por supuesto, pidiendo su autorización para que un estudiante lo examinara.
"Tezuka-kun". Una enfermera del piso le entregó la ficha del paciente.
"Gracias, Satoyaru-san". Se quedó mirando el nombre escrito en la ficha.
Estoy estudiando porque quiero salvar vidas…
Pero ni ese decreto de su mente, fue suficiente como para darle el valor de continuar viendo la ficha, el nombre del paciente era … una coincidencia horrible o la más terrible tarea de revisar y posiblemente tener que tratar a un amigo y compañero…
Morikawa-sensei apareció en la puerta.
"Tezuka-kun". Comenzó. "Fuji-san ha aceptado que trabajes conmigo en el caso".
Fuji Syuusuke…
Continuará...
