Despertar
Uchiha Sarada se encontraba esperando a las afueras del Bosque Yumeko a Yamanaka Inojin. Como toda buena Uchiha odiaba esperar, por lo que estaba parada con los brazos cruzados sobre su pecho y fulminando con la mirada el lugar donde se supone tendría que llegar el chico. Tamborileaba con el pie el césped, a su lado, Uzumaki Himawari estaba sentada sobre este haciendo una corona con las flores que había encontrado en los alrededores.
-Lo voy a matar-decía por lo bajo Sarada.-En cuanto llegue, me lanzare sobre él y lo voy a morder.
El joven rubio había prometido llevarlas a ese bosque para buscar unas hermosas flores que necesitaban para su arreglo floral, el que toda aprendiz de kunoichi tenía que hacer en la academia. Sarada no quería conformarse con las flores silvestres tan comunes y poco especiales que había en los alrededores.
Así que acudió a la biblioteca en busca de más información sobre flores. El plazo límite para entregarlo eran tres días. El orgullo la hacía negarse a entregar algo similar a sus compañeras. Ella quería que todos vieran lo grande y majestuoso que era el arreglo que había hecho la Uchiha.
"Las flores de Mitsuko son una especie singular que solo nacen en el bosque Yumeko, localizado en Konoha. A dicho bosque solo tienen acceso los miembros del clan Yamanaka, un clan especializado técnicas mentales oriundo de dicho lugar…"
"Flores de Mitsuko ¿eh?", pensaba Sarada, tocando con los dedos la fotografía de las flores que había en el libro. En ella se veía una hermosa flor color blanco con gruesos pétalos de bordes ondulados. "Eso es lo que necesito", saco una fotocopia de la fotografía de las flores y acudió en busca del niño de los ojos azules.
-¿Flores Mitsuko?-pregunto Inojin viendo la hoja que Sarada le había puesto en la cara. -Mmm si, las he visto. Inclusive las utilizamos pero ahora en la tienda no tenemos.- decía el niño despreocupado.
-Quiero que me lleves-decía autoritariamente Sarada. Había acudido a la floristería Yamanaka en busca de su compañero de escuela.
-Sarada- chan, Inojin-kun ¡Buenos días!-Himawari había entrado al local. Llevaba consigo una canasta.-Mi mamá me mando para entregarle esta canasta a tu mamá Inojin-decía con una sonrisa.
-Oh, gracias Himawari-chan-Inojin tomo la canasta.
-¿Entonces?-insistió Sarada.
-¿Eso es una flor Mitsuko?-preguntaba Himawari.
-¿Las conoces?
-Sip, había querido verlas desde hace mucho… quería conseguir unas cuantas-Himawari sonrió.
-¿Entonces?-insistió nuevamente Sarada mirando a Inojin retadoramente. El chico suspiro y asintió con la cabeza, el sabia que negarse a una petición de Uchiha Sarada derivaría en problemas. –Bien-con una sonrisa de satisfacción Sarada se acomodaba los lentes-Te veo mañana a las 11 a las afueras, según leí, las flores no están lejos, verdad.
-Sí, no están lejos, pero antes que hagas alguna tontera deberías saber que solo puedes ir acompañado de un miembro del clan Yamanaka, ósea yo, así que por ninguna razón debe pasar por tu cabeza que puedes inmiscuirte en ese bosque y salir ilesa.
-Sí, si… lo que digas.
-¡Yo también quiero ir!-grito Himawari-¡Llévenme!-Sarada miro a Himawari. ¿Acaso había un problema con que llevara a algún acompañante? Himawari, a diferencia de su hermano, era mucho más tranquila, si no al 100% al menos si 75% más que su hermano.
-¿Crees que habrá algún problema con que la llevemos? Ya está en la academia no creo que haya ningún problema.-Inojin suspiro.
-Está bien, pero no pueden entrar si yo no estoy ¿De acuerdo?-Inojin señalo con el dedo a ambas niñas amenazadoramente. Las niñas asintieron le dieron las gracias y salieron de la floristería platicando.
….
-Seguramente le salió algún trabajo, o alguna cosa por el estilo-decía Himawari tratando de tranquilizar a su amiga.
Sarada suspiro, relajo los brazos a los costados y miro hacia atrás-Creo que tengo que arreglármelas con otra cosa. Vamos Himawari.- Sarada comenzó a caminar en sentido contrario al bosque.
Himawari se puso de pie-¿En serio nos iremos sin verlas?-preguntaba con una voz inocente.
-Pues creo-dijo Sarada-Inojin fue claro con lo de "No deben entrar si yo no voy con ustedes"
-Pero… pero-Himawari hizo un puchero-¡Yo quiero verlas!
-No será hoy-Sarada se mantenía firme-Inojin no viene y yo no puedo perder más tiempo.
-Seguramente estaba presumiendo-Himawari se había acercado a Sarada-¡Tu eres una Uchiha! ¡Claro que podrías encontradas!- había dado en el blanco. Los ojos de la Uchiha menor brillaban debido a un incendiado ego.
-Bu-bueno, quizá no sepa mucho de flores, pero en el libro que leí daban las coordinadas exactas de su localización y he traído una copia.
-¡Vez! ¡Sarada-sempai es genial!- El sempai había retumbado en su cabeza como una hermosa melodía.
-Bu-bueno, no hay que exagerar-decía la niña acomodándose los lentes-Bien, vamos.-Las niñas se dirigieron hacia el bosque, mientras lo hacían, Himawari deshacía la corona de flores que había hecho, arrojándole pétalos a Sarada.
….
-¡Termine!- anunciaba el joven Yamanaka mirando su obra de arte. Se trataba de un arreglo floral que había llegado como pedido esa mañana en calidad de urgente. Se limpio el sudor con el dorso de la mano.
-¡Qué bonito quedo!-le decía su madre, mirando embelesada el trabajo de su hijo.
-¿Qué hora es?-pregunto de repente, recordando la cita que tenia para ese día.
-Son las 11:30, ¿Por qué lo preguntas?-su madre lo veía curiosa. El pequeño se quitaba el mandil rápidamente.
-Tengo que ver a Sarada y Himawari, vuelvo en un rato-decía saliendo precipitadamente de la floristería.
Corría todo lo que podía, Sarada seguramente lo mataría. Había dos mujeres a las que Inojin respetaba. Un respeto que rayaba en el miedo. Su madre, Yamanaka Ino y Uchiha Sarada.
Llego al lugar donde se supone que se verían, pero no había nadie. Camino unos pasos inspeccionando el lugar.
-Mierda-susurro Inojin mirando el rastro de flores que ellas habían dejado. Tenía que avisarle a la Señora Haruno y Uzumaki de inmediato.
…
El sol brollaba en lo alto del cielo hermosamente despejado. Debajo de la sombra que las hojas de los arboles proyectaban dos pequeñas niñas caminaban con paso cansado.
Sarada marcaba con su kunai cada árbol por el que pasaban con el fin de encontrar el camino de regreso. Himawari cuyos ojos azules miraban cansados la espalda de su compañera, caminaba encorvada lazando bufidos de cansancio de vez en cuando.
¿Cuánto tiempo llevaban ahí? Se preguntaba Sarada. Una gota de sudor resbaló por su mejilla. Habían pasado solo unos cuantos minutos pero para ella parecía horas. Le dolían las piernas, pensaba, pero su cansancio no era congruente con la cantidad de tiempo que llevaban recorrido.
-Tengo sed-se quejaba Himawari a sus espaldas.
-Yo también-habría que admitirlo, estaban perdidas. El sentido común de Sarada le obligaba a retirarse. Si continuaban caminando se perderían en el bosque sin posibilidades de regreso, pero aunque deseara dar media vuelta sus piernas no respondían. Por alguna extraña razón estos se movían solo caminando hacia el frente.
Escucho un sonido sordo a sus espaldas. Se detuvo en seco, como si aquella cosa que la obligaba a caminar hubiese deseado que llegaran a ese sitio. Volteo hacia atrás, Himawari se había sentado en la base del tronco de un enorme árbol.
Habían llegado a un calvero bastante reducido y circular flaqueado por enormes arboles con follajes tan densos que la luz del sol no llegaba a tocar su piel.
Sarada camino con rapidez hacia Himawari. La pequeña lucia muy sonrojada. Con la espalda apoyada en el árbol, Himawari tenía la cabeza apoyada hacia atrás, con los ojos cerrados suavemente y a boca entreabierta. Parecía apunto de dormir.
-Himawari-grito Sarada. Se arrodillo a su lado y comenzó a mover sus hombros con rudeza. La niña abrió los ojos lentamente.
-Sarada-chan-dijo débilmente.
-Vamos Himawari-Sarada se paso un brazo de la niña detrás de su cuello, haciendo que Himawari se pusiera en pie. –Vamos a casa.
Dio media vuelta dispuesta a dejar ese lugar cuando se percato de su situación. Abrió los ojos con horror, su cabeza se movía de un lado a otro.
Las marcas de kunai que había dejado a su paso no estaban. Desaparecieron.
Coloco a Himawari delicadamente en el suelo. La niña se hizo un ovillo y continúo durmiendo. Sarada corrió hacia el lugar por donde habían entrado al calvero. Un árbol flaqueaba la entrada. Sarada recordaba con exactitud el sitio donde había hecho una raya con el kunai en el tronco. Coloco sus dedos temblorosos sobre la superficie: No había nada.
Sarada retrocedió unos pasos mirando asustada el árbol. ¿En qué clase de sitio se habían metido?
…
Saltaba de tejado en tejado con un único objetivo en la mira: El hospital de Konoha.
Inojin no entendía como es que las mujeres siempre se metían en problemas. Era como si los problemas las buscaran. Un claro ejemplo era su madre, otro mas Sakura-san. El cromosoma x traía doble copia del gen "Problema".
Había sido lo suficientemente claro: "No deben entrar al bosque si no estoy yo". Eran palabras sencillas, no había ningún mensaje oculto. Pero al parecer, ni Sarada ni Himawari habían entendido sus palabras ya que habían hecho todo lo contrario.
Pero la culpa era suya ¡Claro que era suya! Si hubiera optado por hacer lo que su amigo Shikadai (Alejarse de los problema) e ignorar los consejos de su padre no estaría en esa situación.
"Debes de ser amable con todos, en los libros y en la experiencia misma, dice que ese es el mejor método para hacer amigos" La voz de su padre resonó en su cabeza.
-Hacer amigos-gruño por lo bajo. Pero lo que su padre no le había dicho era que la palabra amigos traía implícito la palabra problemas.
Lo mataría. Su madre lo mataría y usaría su sangre para regar las flores del jardín. Un súbito escalofrió lo invadió al pensar en aquello.
Las torres del hospital se asomaban a lo lejos. Acelero el paso. Estaba preocupado, no quería admitirlo. Ahora no importaba si lo mataban o no, importaban la seguridad de sus compañeras.
Aterrizo secamente en el tejado frente a un ventanal. Poso sus ojos azules sobre la mujer que se encontraba sentada en frente de un escritorio mirando con detenimiento unos papeles.
Inojin repaso mentalmente las palabras que le diría para mitigar el impacto de estas. Carraspeo, inspiro profundamente y golpeo débilmente con los nidillos el cristal.
La mujer levanto el rostro mirando con intriga a niño parado en frente de la ventana con facie acongojada. Se dirigió rápidamente al notar que el niño quería decirle algo.
Abrió la ventana con soltura. El niño hizo ademan de decirle algo pero Sakura lo corto de tajo.
-¿Qué haces aquí?-pregunto nerviosa al no encontrar a su hija cerca. – ¿Dónde está Sarada?-Como buena hija le había comentado a su madre que iría con Inojin a buscar unas flores. Sakura sabía de antemano que Sarada era una niña tranquila y bien portada, sin embargo la expresión del rostro de Inojin no auguraba nada bueno.
-Ese es el problema-respondió el pequeño niño. Sakura abrió los ojos desmesuradamente-su hija no entiende las palabras-con una sonrisa falsa, aquella que Sakura conocía bien, Inojin comenzó con el relato…
…
Recargadas sobre el árbol, las niñas descansaban. Himawari dormía calmadamente mientras Sarada sopesaba las posibilidades.
No importaba cuanta distancia recorrieran, Sarada sabía que el cansancio se apoderaría de sus cuerpos dejándolos inutilizables. Sarada estaba asustada. Con Himawari a su lado, ella no podía darse por vencida. Himawari era más pequeña que ella. Sarada la veía como una hermanita.
Suspiro, miro al cielo. Todo seria más fácil si su compañera tuviera el byakugan y ella el sharingan.
Aunque ella fuese una Uchiha, no había grandes posibilidades de desarróllalo, ya que ella no era un Uchiha puro. De hecho, según lo que su madre había investigado su deficiencia visual era por eso. Los genes Haruno le habían hecho de las suyas interfiriendo con los Uchiha.
Y en caso de despertarlo, había grandes posibilidades de quedar ciega…
No era algo que a Sarada le importara. El desarrollar o no el sharingan le daba lo mismo. Su madre no tenía ningún dojutsu, tampoco era de un clan de renombre, pero no había duda de que Sakura era una de las kunoichis más fuertes de Konoha.
Así que Sarada no estaba triste, ella podía ser como su madre y eso estaba bien. Pero en esa situación, Sarada preferiría tener el sharingan.
Suspiro nuevamente. Se levanto sacudiendo su falda. No podía simplemente quedarse a fantasear. Himawari dependía de ella. No le podía fallar.
Tenía que encontrar agua, su garganta estaba seca y supuso que la de Himawari también. Al igual que su madre, Sarada poseía un control de chakra exquisito, mayor que los niños de su edad, por lo que no le fue difícil concentrar chakra en la planta de sus pies para escalar un enorme árbol desde donde podría ver el bosque en toda su extensión y buscar un rio o lago para saciar su sed.
Salto con soltura, escalando sin problemas el tronco, echando una ojeada hacia atrás de vez en cuando para ver a Himawari y comprobar que estaba bien.
El viento soplaba refrescando sus mejillas ardientes y secaba el sudor de su frente. Conforme avanzaba el árbol parecía hacerse más alto, alarmada, Sarada se detuvo en una rama a una altura considerable.
A lo lejos el bosque se extendía misterioso y terroríficamente majestuoso. Al entrar, Sarada no imaginó que el bosque fuera de una extensión tal, que sus ojos no alcanzaban a ver su fin. Agudizando la mirada, y sintiéndose un poco inferior a sus antepasados, Sarada pudo localizar un brillo a lo lejos. Saltando a la rama continua para poder observar mejor, Sarada se sujeto del tronco inclinando su cuerpo hacia el frente tratando de identificar la procedencia de ese brillo. Entrecerró los ojos con el fin de alargar más su campo visual.
Una sonrisa cruzo su rostro. ¡Agua! ¡Había encontrado agua! Un lago cristalino se encontraba en el centro de un calvero, a uno o dos kilómetros.
Sarada bajo con rapidez del tronco, dio un salto aterrizando limpiamente a lado de Himawari.
-¡Himawari!-grito Sarada, zarandeando a la pequeña-¡Encontré agua!-Himawari entreabrió con pereza los ojos-Vamos Himawari, despierta por favor.
-Sara…da-chan-murmuraba la niña luchando con el sopor que la invadía.
-Tienes que despertar-sin dejar de moverla, Sarada le acaricia con firmeza las mejillas.
-¿Dónde estamos?-preguntaba Himawari aun somnolienta.
-En el bosque aun, pero encontré agua… vamos levántate-Sarada ayudaba a la niña a ponerse de pie. Himawari bostezaba y se tallaba los ojos con pereza.
-No importa cuánto sueño tengas Himawari, no puedes cerrar los ojos-Sarada la tomo de los hombros y la miro con seriedad-No sabemos con exactitud en qué lugar nos metimos. Nuestros padres en seguida notaran nuestra ausencia, y confió en que Inojin también. Lo único que podemos hacer es sobrevivir hasta su encuentro.
-Ha..haii- respondió la niña, nerviosa. Sarada nunca había estado tan seria.
-En la academia… ¿Ya les enseñaron el control del chakra?-La niña la miro con tristeza, negando con la cabeza. Sarada suspiro, eso iba a ser difícil.- ¿Ves la rama que está ahí? Esa, la más alta-Himawari asintió enérgicamente-Tendrás que impulsarte y llegar hasta allá.
Himawari la miro asustada-¿No podemos ir a pie?
-No, si vamos arriba de los arboles podremos ver que tan lejos estamos del lago.-Himawari asintió, suspirando resignada.-Yo estaré arriba esperándote. No te preocupes-agrego con una sonrisa-Yo te cuidare.-Himawari se sonrojo y asintió apenada.
Sarada subió con facilidad al árbol .Himawari la miro embelesada "Sarada-chan es ¡genial!" pensaba, "Bien, también yo soy genial. ¡Tú puedes!" y animaba internamente caminó hacia atrás, quedando a una altura considerable del árbol. Himawari respiro profundamente. Adopto una postura de ataque para después correr tan rápidamente como sus piernas le permitían. Cuando llego al tronco del árbol comenzó a escalarlo con facilidad, mientras mantuviera esa velocidad no habría problema. Himawari sonrió al ver la rama donde Sarada se encontraba. Estiro una mano con tal de alcanzarla, pero de repente… sus pies dejaron de sentir el tronco. La sonrisa se desvaneció de su rostro y cerró los ojos para sentir el impacto…
..…
Sakura caminaba de un lado a otro con el teléfono en la mano, escuchando como Sasuke la mandaba a buzón por quinceava vez. A veces se preguntaba para que quería un teléfono si nunca lo llevaba consigo. Pero no podía esperar que Sasuke la atendiera, ella tenía que ir al punto de encuentro. Le había pedido a Inojin que llevara a Naruto y Hinata hacia el bosque y también a su madre. Ella los alcanzaría en 10 minutos mientras intentaría localizar a su marido… pero su marido no le contestaba. Enojada, aventó el teléfono al escritorio, al igual que su bata. Tenía que irse ¡YA!
Cuando llego, Ino regañaba a Inojin mientras Hinata trataba de tranquilizarse, buscando a las niñas con el byakugan activo.
-Sakura-Hinata se acerco a ella y le dio un fuerte abrazo-¿Cómo estás?
-Preocupada, y Sasuke no responde mis llamadas ¿Has localizado algo? ¿Dónde está Naruto?-pregunto al no ver a su escandaloso ex-compañero de equipo.
Hinata negó con la cabeza-Estaba en junta-Hinata jugaba con sus manos nerviosamente-Le he mandado decir que lo necesitamos con urgencia-Sakura le dio una palmada en la espalda. "Todo estará bien" le dijo, tratando de creerse esas palabras también.
-Ino-murmuro Sakura, la mujer sabía lo que ella quería.
-El bosque Yumeko no fue dejado bajo nuestra tutela solo porque nos gustan las flores.-Ino comenzó a hablar con voz calmada-Ese bosque es especial. Se alimenta de chakra-Sakura y Hinata abrieron mucho los ojos. Ino suspiro-una vez que te adentras en el aspiras una espora especial que la gran mayoría de las plantas genera. Esa espora provoca alucinaciones. Nosotros producimos una enzima que desnaturaliza esa espora, y de esa enzima pudimos sintetizar un antídoto. Es por eso que ellas no podían ir sin compañía de Inojin.-Ino extendió un brazo hacia ellas y extendió su mano. Dentro de ella habían tres ampolletas con un líquido blanquecino.
-¿Qué es lo que procede ahora?-pregunto Hinata.
-Yo creo que lo más conveniente es…
Sakura no termino de hablar debido a que entre ellas una ráfaga de aire las interrumpió. Cuando pudieron abrir los ojos, se encontraron con el séptimo Hokage frente a ellas dándoles la espalda.
-¿Dónde están las niñas?-pregunto con voz seria.
-Se han adentro en el bosque-le contesto Sakura.
-Voy por ellas
Ino desencajo su rostro, enojada le grito-¿Acaso te has vuelto loco? ¡Que seas el Hokage no quiere decir que seas inmune a la espora!
Naruto dirigió su rostro hacia ella, fulminándola con la mirada, comenzó a caminar hacia el frente.-Mi hija y mi ahijada están ahí dentro, no puedo quedarme a esperar a que armen algún plan.
-¿Sabes acaso que es lo que piensas hacer? No es tiempo de hacerte el héroe- la voz monótona de Sasuke, proveniente de sus espaldas, detuvo los pasos de Naruto. Las mujeres voltearon el rostro hacia él.
-¡Donde carajos te metes!-grito Sakura a punto de llorar. La oleada de alivio que su marido representaba era cálida y reconfortante.
-Ya estoy aquí-decía impávido-Han pasado 40 minutos desde que las niñas entraron. Vamos en contra el tiempo. Yo entraré, y necesito del Byakugan de Hinata. Ino nos guiara, y como no sabemos la condición física de las niñas, Sakura ira con nosotros para aplicar los primeros auxilios. Naruto, tu estas muy alterado, en lo que te tranquilizas ve a buscar soporte medico. Inojin se quedara aquí, por si las niñas logran salir, no es lo más probable pero no hay que descartar las posibilidades.
Los presentes miraron a Sasuke sin decir ninguna palabra, y muy a su pesar, Naruto asintió. Ino se encargo de repartir las ampolletas a sus camaradas y los cuatro se pusieron en acción.
Ino encabezaba el escuadrón. Como ninja sensor y también como conocedora de la geografía del bosque, podría localizar cualquier cantidad de chakra y guiarlos por los caminos correctos, pero debido a lo engañoso del bosque (Ya que este podía crear fuentes falsas de chakra) Hinata y Sasuke, que se encontraban a sus costados, confirmaban si eran las niñas o no. Sakura los seguía desde atrás.
Antes de salir, al momento de entregarle la ampolleta a Sakura, Ino le pregunto curiosa:
-¿Desde cuándo Naruto se volvió tan… permisivo. Años atrás, él jamás hubiese hecho lo que Sasuke le mandaba.
-Desde que se convirtió en padre-le contesto Sakura con una sonrisa-Muy en el fondo sigue siendo el mismo cabezota de antaño, pero las cosas cambian cuando se tiene un hijo, tú lo sabes.
Ino sonrió al recordar aquello. Ella también daría su mejor esfuerzo.
…
-Te..te tengo-Sarada sujetaba la mano de Himawari con firmeza.
-¡Sarada-chan!-grito feliz al ver que la había salvado. Sarada la comenzó a balancear de un lado a otro hasta que al fin la lanzo hacia la rama donde, minutos antes, ella se encontraba.
Himawari aterrizo tambaleándose, recuperando el equilibro segundos después, ella y Sarada se dirigieron hacia el lugar donde, según ellas, se encontraba el lago.
Saltando de rama en rama, Sarada y Himawari no quitaban la vista del frente. Ilusionadas con la idea de encontrar agua. La sed raspaba su garganta. Querían agua. El lago se encontraba a pocos kilómetros de ellas. Siempre a pocos kilómetros…
Sarada se detuvo. Himawari la miro confundida.
-¿Qué pasa?-pregunto la menor de las niñas. Sarada no respondió. Himawari se acerco a ella-¿Sarada-chan?-Himawari volvió a insistir jalándole el brazo. Sarada no respondía. Himawari la miro, sus ojos se encontraban abiertos desmesuradamente. La pequeña niña se asusto.
-Es que, se supone que a la velocidad que llevamos, ya deberíamos haber llegado.
-Pues vamos más rápido.-Himawari comenzó a correr, sin esperar a Sarada, a gran velocidad.
-¡Espera!-grito Sarada corriendo hacia Himawari.-¡Tenemos que planear algo Himawari!-pero la niña no le hacía caso.
Debido a la velocidad que llevaba, Himawari no diviso que una rama a la que planeaba saltar estaba rota. Cuando Himawari poso su pie sobre ella, su peso termino por fracturar la rama, cayendo con ella.
-¡Himawari!-grito Sarada acelerando el paso para evitar que su compañera diera de lleno contra el suelo. Impulsándose con una rama, Sarada alcanzo a Himawari antes de caer, abrazándola para amortiguar el golpe.
Lo último que Sarada escucho antes de perder la conciencia fue el sonido de su cuerpo al chocar contra el suelo y el grito de Himawari. Pero habia llegado a tiempo, Himawari estaba bien. Eso era lo único que importaba.
…
-Sarada-chan-Himawari lloraba, arrodillada a lado de su compañera, la niña trataba en vano de despertarla. Su cara redonda estaba enrojecida y sus ojos azules inundados en lagrimas. Sarada yacía en el suelo inconsciente.
-Hi…Himawari-Sarada abrió los ojos. Sentía su rostro mojado, las lagrimas de Himawari habían caído sobre el. No podía ver bien. La caída había mandado lejos sus anteojos. La borrosa figura de lo que suponía era Himawari temblaba.-Estas bien- preguntó.
-¡Sarada-chan!-grito Himawari lanzándose contra ella.
-Tranquila-el adolorido cuerpo de Sarada respondió al abrazo de Himawari contrayéndose.-Duele-Himawari se retiro avergonzada pero feliz. Sarada estaba bien. La ayudo a incorporarse-Mierda-soltó Sarada al ver su brazo derecho colgando morbosamente de su hombro, se le había dislocado.
-Lo siento-dijo Himawari al reparar en el. -¿Quieres que te ayude en algo?
-Mis lentes, no veo nada.
-¡Yo los buscare!-Himawari se alejo de ella. Sarada concentro chakra en su mano izquierda. Su madre le había enseñado ninjutsu medico, pero solo lo básico y nada de ello serviría si no encontraba como regresar a su sitio aquel brazo. Mejoraría un poco el dolor pero su brazo seguirá siendo inútil.
Se levanto. Tenía que estar cerca de Himawari, no podían separase. Pero no veía nada. Eso la ponía de mal humor. Caminaba lentamente guiándose por los arboles, llamando a Himawari. Pero esta no respondía y eso la ponía de nervios.
-Sarada-chan-la niña había aparecido enfrente de ella. -Encontré tus lentes-Himawari levanto los anteojos rojos, victoriosa. Sarada le agradeció internamente y se acercó a la silueta borrosa que ahora era Himawari.
Pero tan pronto como dio el primer pasó. El sonido de un gruñido rasgo el aire dando de lleno en los oídos de las niñas. Asustadas, dirigieron la mirada hacia el lugar del origen para encontrarse con un enorme oso que las miraba furibundo.
Himawari grito. Sarada no sabía como reaccionar, no podía ver bien y tenía un brazo herido. ¿Qué haría?
La más pequeña de los Uzumaki se paralizó del miedo.
-¡Himawari!-grito Sarada-¡Corre!-La niña la miro y obedeció la orden, sin embargo, el oso fue tras ella. Su campo de visión alterado le impedía ir en su ayuda.
¿Qué haría?
¿Qué iba a hacer?
Himawari estaba corralada, el oso estaba a punto de arremeter contra ella, cerró los ojos en espera del golpe.
Cuando de repente el sonido de un kunai cortando el aire se escucho entre ellos, estrellándose a las patas del oso.
-Ni siquiera lo pienses-Himawari miro a Sarada, atónita, observo el rojizo color que sus ojos habían adoptado. El oso gruñó de nuevo, un segundo kunai dio de lleno en el brazo derecho-¡Himawari, atrás de mi!-la niña aprovecho el momento en el que un tercer kunai le daba en el muslo derecho para correr hacia Sarada.
La niña mantenía una mirada dominante. Había despertado el sharingan, mejorando su visión en un instante. La inminente perdida de Himawari y la sensación de impotencia de no poder hacer nada había provocado en ella un sentimiento de frustración tan intenso que, sin pensarlo, había despertado algo que daba por ausente.
El oso volteo hacia ellas, gruñendo con más fuerza. No podía hacer sellos, tenía que analizar la situación. El oso trataría de alcanzarlas. Ese no era un oso normal, como todo en ese bosque, aquel oso poseía una fuerza bastante superior a la de sus congéneres, lo supo en el momento en el que se quito lo kunai que le habia lanzado como si fueran cualquier cosa. Cosa que lo hizo enojar aun más.
Miro hacia arriba. Había una rama lo suficientemente alto para evadir el ataque.
-Himawari-la pequeña la miro-En cuanto cuente hasta tres saltaremos hacia la rama que está arriba de nuestras cabezas, ¿La vez?-La niña asintió-
-Uno-el oso gruño con fuerza, araño el piso, amenazante.
-Dos-Comenzó a correr hacia ellas, abriendo su hocico, presumiéndoles sus afilados dientes.
-Tres-Tal como lo habían dicho, las niñas saltaron hacia la rama, evadiendo el ataque del oso, que gruño con más fuerza al no conseguir atrapar a su presa.
Moviendo su cabeza para todos lados, el oso buscaba a las niñas en todos los rincones. Sarada sintió una punzada en su cuerpo. Estaba por llegar a su límite. Se sintió mareada. Su cuerpo pesaba mucho. Comenzó a tambalearse, se iba a caer. Sus rodillas temblaron y se doblaron cayendo sobre la madera. No podía soportarlo más, perdería en cualquier momento la conciencia. Sus ojos se cerraban… no podía más.
-¡Sarada!
….
La luz de la habitación no la dejaba dormir. Ella prefería dormir a oscuras. Odiaba el hospital.
Justo en el momento en el que ella estaba a punto de caer, sus padres y la señora Yamanaka habían llegado a salvarlas. Sarada había gastado mucho chakra debido al Sharingan aunado a la caída que había sufrido por salvar a Himawari, su estado no era el mejor.
Recuerda con curiosidad la cara de sorpresa que había hecho su padre en el momento en el que ella abrió los ojos para verlo recibiéndolo con un brillo escarlata en ellos. No entendía la mirada de preocupación cómplice que se habían lanzado sus padres al verla así, con el sharingan activo.
Unas horas más tarde, cuando ya se encontraba estable, le habían comunicado que no podría utilizarlo hasta que supieran con exactitud cuales serian los efectos sobre sus ojos. Estaba demás decir que a Sarada no le importaba mucho usarlo.
Hoy era su último día en el hospital, y también su día de visitas. Su madre le había comunicado que la familia de Himawari quería verla, pero en ese momento solo quería dormir.
Alguien golpeo la puerta un parte veces para posteriormente abrirla. Eran su madre y su padre. Su mamá le dio un beso en la frente y su padre le acaricio la cabeza. Su padre se sentó su lado y Sarada se acomodo en su regazo. Habían pasado unos cuantos minutos (En los que su mama le daba de comer y su padre le acariciaba la espalda) cuando alguien volvió a llamar la puerta. "Adelante" dijo su madre absorta en pelar manzanas.
-Sarada-neechan-la primer en entrar fue Himawari. Llevaba consigo un enorme ramo de rosas y una cajita envuelta en papel brillante. El neechan que había usado retumbo en los oídos de Sarada, sonrojándola.
-Himawari-gruño Bolt, entrando a la habitación-¿Cómo osas llamarle "Neechan" a ella? ¡Tú solo tienes un hermano!-Bolt la miraba con el seño fruncido.
-A Himawari no le importa tener dos hermanos-decía incendiando mas el coraje de su hermano, quien cruzo los brazos y volteo la cara ofendido. Sasuke y Sakura se retiraron de la cama para darles espacio a las visitas que recién entraban: Naruto y Hinata.
Himawari le entrego a Sarada el ramo de rosas que traía, ramo que Sakura se encargo de colocar en la mesita de noche, y también la cajita brillante. Cuando Sarada abrió el regalo se topo con un nuevo par de lentes de montura roja, idénticos a los que perdió (Hasta ese entonces había usado lentillas, pero las odiaba).
Hinata abrazo a Sarada, provocando que sus mejillas se arrebolaran; dándole las gracias por haber protegido a Himawari, mientras que el Hokage le susurro bajito, para que Sasuke no escuchara, que se alegraba que no fuera como su padre, a lo que Sasuke respondió con un golpe en la cabeza.
Muy a pesar de las quejas de Sakura (Ya que no se podía comer en un cuarto de hospital), Naruto trajo consigo un pastel para festejar que las travesuras de sus hijas no hayan llegado lejos.
Mientras todos platicaban alegremente: Naruto con Sasuke (Sobre lo genial que era que Sarada haya despertado el sharingan y lo superior que esto la hacía), Hinata y Sakura (Y lo bonito que sería vestir a las niñas como princesas para el Hanami), Bolt aprovecho la ocasión para acercarse a la cama de Sarada (Su hermana había salido al baño).
-Sarada-dijo Bolt. La niña lo miro confundida-Gracias.
-¿Gracias por qué?
-Por salvar a mi hermana, prometo que la próxima vez iré con ustedes, para proteger a Himawari… y también a ti.
Sarada quiso decir: "¿Que te hace pensar que necesito de tu ayuda molesto Uzumaki?", pero nada de eso salió. Todas las palabras se atoraron en su garganta y lo único que pudo salir fue un "Hmp" y "Gracias"
Un incomodo silencio se apodero de ellos. Sin querer mirarse a los ojos, ambos miraban a lados contrario.
Sakura los miro con una sonrisa en el rostro.
-¿De qué te ríes?-preguntó Sasuke haciendo caso omiso a Naruto (Quien decía que Bolt sería mejor que Sarada porque era su hijo). Sakura no le respondió. Sasuke miro hacia donde se dirigía la mirada de su esposa.-No-repetía mas para si que para alguien más- Eso sí que no.-Todos los miraron confundidos, incluidos los niños.-Aleja a tu hijo de mi hija.-Un aura negruzca se comenzaba a apoderar de él.
-Vamos Sasuke, seremos consuegros-grito Naruto, haciendo que los niños se miraran e hicieran cara de asco. Sasuke comenzó a ahocar a Naruto mientras este tenía aun su sonrisa de idiota.
Sasuke no permitiría que esa molesta copia de Naruto se acercara a su hija. Sarada había despertado el sharingan, tan pronto como finalizara el periodo de prueba, la enseñaría a utilizarlo para defenderse y alejar no solo enemigos, si no también, pretendientes molestos.
Notas de la autora:
¡Hola!
Perdón por el atraso pero no encontraba un momento libre para terminar de escribirlo. Estuve casi todo un mes escribiéndolo en el camión mientras me traslada de hospital a la facultad y bueno, escribir en autobús no es bueno. Pero aquí esta y este es un fic de febrero.
Sobre el fic: Quise escribir sobre Sarada y Himawari porque me gusta sobremanera imaginármelas como grandes amigas, pero aun así, tanto Himawari y Sarada son personajes nuevos, no sabemos nada de su personalidad y escribir sobre ellos es muy precipitado pero ¡Qué más da! El fic es el fic y así nació esto. Me gusto mucho la manera de llegar de Sasuke tan al estilo de: "Quítense Bitches, que aquí mando yo" (¡Ja! Así me lo imagine) en fin...
Eso es todo. ! Esperen los fics de marzo por favor!
Bye bye
3.- Despertar 28 de febrero del 2015
