HOLA AMIGOS, YA SE QUE USTEDES PENSARAN QUE ES UN POCO DESORGANIZADO DE MI PARTE SUBIR FICS NUEVOS AUN TENIENDO OTROS EN CURSO. PERO ESPECIFICO QUE ESTE ES DE PURA PRUEBA, SOLO QUIERO SABER QUE LES PARECE Y SI TENGO COMENTARIOS POSITIVOS PUES SEGUIRE CON ESTE FIC, PERO PRIMERO TERMINARE CON EL QUE TENGO QUE YA FALTA POCO POR CIERTO.

TENGO MUCHO TIEMPO LIBRE YA QUE AUN NO ESTOY ESTUDIANDO Y BUENO, PASO MI TIEMPO A VECES SIN INTERNET Y TENGO QUE OCUPARME EN ALGO. YA MISMO SUBIRE UN CAPITULO DEL FIC ANTERIOR, LO ESTOY ACABANDO, NO TENGO MUCHAS IDEAS AUN CON ESE JEJE PERO NO SE PREOCUPEN QUE MAÑANA LO SUBIRE.

ESPERO QUE SI LES GUSTA ESTE FIC ME DIGAN PARA CONTINUARLO DESPUES.

::::::::::::::::

::::::::::::::::

::::::::::::::::

::::::::::::::::

::::::::::::::::

::::::::::::::::

MI VIDA ES TAN ABURRIDA

::::::::::::::::

::::::::::::::::

::::::::::::::::

::::::::::::::::

::::::::::::::::

::::::::::::::::

Otro día más me toca estar rodeada de estas pesadas personas, otro día mas escuchando sus trágicas historias sobre lo que les paso, no soy ninguna adicta ni nada por el estilo; me gusta el alcohol no lo niego y fumo de vez en cuando, pero de ahí, no es necesario estar en un grupo como este. No entiendo porque tuve que acceder a la petición de mi hermana, había decidió vivir mi vida de una manera diferente y a ella no le gusto.

La verdad es que no tengo necesidad de estar aquí cuando podría estar en algún bar pasándola bien con mis amigos; eso es lo bueno de la vida, los amigos. Aquellas personas que pueden alegrarte el día con alguna de sus bromas, con alguna de sus ocurrencias ¿Quién en su sano juicio no tendría amigos?, solo las personas que decidieron dejar todo para irse con alguien que al final del camino se dan cuenta de que no era lo que pensaban. Eh allí el problema, nos entregamos tanto a la persona equivocada, que después de hacerte el de oídos sordos con los demás te das cuenta que te quedaste completamente solo.

Miro a cada una de las personas del grupo, tengo mi barbilla apoyada en mi mano; no estoy siendo grosera, simplemente me aburro de escuchar las mismas historias trágicas de amor que los condujeron a encontrar alivio en el alcohol.

Maldición Kasumi, pensé. Como fui a caer ante su cara de hermana preocupada, era obvio que estaba actuando. Si mis amigos supieran donde me pierdo todos los miércoles en la tarde seguramente me secuestrarían y me llevarían a algún lugar más divertido; entrecerré mis ojos pensando que no sería tan mala idea, era una lástima que nos quitaran los celulares antes de entrar. Arrugue mi entrecejo, Kasumi no tenia poder en mi, solo era mi hermana y siendo racionales yo tenía veintiséis años y no tenía ningún derecho sobre mí. ¿Por qué no mandaba a Nabiki?, claro ella es la más racional, pero lo que no sabe es que esta mas perdida que yo.

Tengo mi trabajo, no es muy bueno que digamos; trabajar de asistente para un dentista no es del todo malo, aunque no me gradué en nada sobre medicina, mi amigo era amigo de mi jefe y le dio buenas recomendaciones sobre mí, aprendí de Daisuke, estaba preocupado porque no tenía dinero y me ayudo mucho para conseguir el empleo que ahora tengo, gano más que el sueldo básico y me alcanza para mantenerme sola. De ahí no entiendo el capricho de Kasumi por llevarme a un mejor sendero de la vida.

La linda Kasumi, como así la llaman todos, es esposa de un prestigioso médico. Tienen una pequeña de tres años y uno en camino, su linda vida perfecta no se ve afectada por nada pues asegura tener un hogar lleno de amor. Amor, el solo pensar en esas palabras mi piel se pone gallina. Hago una mueca de desagrado del solo pensar en sentir un sentimiento así, para mi hermana Kasumi el a… el sentimiento ese, es el más puro y sincero. Simplemente no evito reír al escuchar tal patraña; es mi hermana y la considero como una madre, ya que ella se hiso cargo de Nabiki y de mi, junto con una tía ambas nos criaron ya que nuestros padres habían muerto en un fatídico accidente. El encariñarte con las personas simplemente te prepara para un duro golpe en el futuro, es como si la vida te diera algo demasiado perfecto para ti y de repente te lo arrebatara de las manos y se riera en tu cara.

-¿Akane? – desperté de mi ensoñación al escuchar la voz del moderador, no me importaba mucho su nombre para mí era el tipo aburrido con preguntas estúpidas.

Mis tres sesiones nunca había dicho una sola palabra y el aseguro que tendría paciencia conmigo. La chica rubia que estaba a su lado me miro esperanzada de que diera mi primer paso y me abriera con todos ellos, estaba equivocada la muy ingenua; la vi limpiarse las lagrimas con su pañuelo rosado. Solté un respiro de resignación pues sabía que me esperaban preguntas sin sentido para mí, me enderece en mi asiento y alce mi ceja dando a entender que estaba lista.

-¿Cómo estás? – su voz sonó tan serena que me dieron ganas de golpearlo. Parecía como si estuviera tratando con una enferma a la que había que hablarle despacio.

-No me quejo – conteste sin muchos ánimos.

-esta es la cuarta vez que te tenemos con nosotros, se que para ti es muy difícil soltarte. Me he dado cuenta de que eres una persona muy reservada y respeto eso, pero me gustaría ayudarte – solté una risita al escuchar semejante cosa, mire al resto de mis "compañeros" también me miraban esperanzados de que me soltara.

-¿Ayudarme? Amigo no soy alcohólica como ellos, no bebo cada vez que me levanto – vi que algunos me miraron enojados -, sin ofender a los presentes. No creo que necesite ayuda, si las personas que beben como yo bebo fuera un problema créame que este lugar estuviera repleto y usted estuviera llenándose los bolsillos ayudando a las personas.

-Bueno, supongamos que tu problema no es el alcohol, pero si tienes un problema, dime ¿Qué te lleva a querer beber o querer pasarla bien? – el tipo se inclino juntando sus manos y me miro profundamente.

-Aburrimiento – respondí sin más, algunos de mis compañeros rieron conmigo. El tipo sonrió y apretó sus labios, se hiso para atrás y soltó un suspiro.

-No te gustaría concéntrate en algo más importante, por ejemplo, tener una pareja estable y hacer una vida – Sus palabras me ofendieron, no era de esas personas que estaba con uno y con otro. El sexo en mi vida era plenamente normal, pero no iba a enfadarme, solo estaba tratando de hacer su trabajo.

-Es una pérdida de tiempo – me cruce de brazos sin apartar la mirada de él. Aquel tipo pareció hacerle gracia mi respuesta, se acomodo los lentes y sonrió.

-Dime Akane, para ti ¿Qué es el amor? – Pregunto esperando atraparme.

-El amor – murmure pensativa, mire al resto de mis compañeros, ninguno me quitaba la mirada de encima. Con una sonrisa regrese mis ojos al moderador – El amor no existe, es una propaganda vil y barata de las ambiciosas fabricas de preservativos.

Hubo un silencio por parte de todos, seguí de brazos cruzados sin dejar de mirar al moderador. Entonces soltó una risa y me miro como si yo estuviera equivocada.

-¿Eso es el amor para ti? – pregunto con la misma voz paciente.

-Bueno, también pienso que es un engaño inconsciente para prolongar la vida humana, o más bien diría que es la palabra sexo muy bien disfrazada.

El Moderador se quito los lentes y paso su mano por su cara. Alzo la vista para mirar el reloj que colgaba en la pared de aquel cuarto blanco ocupado solo por sillas.

-Es todo por hoy – dicho esto se levanto, ¡Por fin! Ahora podría irme a casa -, Espero verte en la siguiente sesión Akane eres un caso muy especial.

Acaso dijo ¿caso especial? No sabía si gritarle o reírme. Hice un gesto con mi mano y Salí de allí lo más rápido que pude.

::::::::::

La puerta del cuarto se abrió, el muchacho dueño de este entro lo más apresuradamente posible. Estaba llegando tarde a una cita con su prometida, se seco rápidamente, abrió la puerta de su cuarto closet. Era un chico adinerado gracias a la fortuna de su padre, tenia veintisiete años de edad y su vida era llena de comodidades, vivía para las artes marciales pero su padre no dejaba que viviera su sueño ya que quería que heredara su puesto en la empresa.

El timbre de su celular lo altero aun mas, pues estaba con los nervios de punta, su novia no tenía buen carácter y le gustaba que las cosas se hicieran como ella quería, si llegaba tarde podría desatar una guerra mundial.

-Hola – contesto mientras se colocaba una camisa mangas largas.

-¡¿Se puede saber donde estas?! – arrugo la cara completamente al escuchar la voz desquiciante de su prometida.

-Ya estoy saliendo – dijo rápidamente, hiso una maniobra con el celular para ponerlo del otro lado de la oreja y colocarse bien la camisa, rápidamente busco una corbata y se la puso.

-¡Siempre es lo mismo contigo Ranma! Llevas cinco minutos de retraso y mis amigas quieren conocerte – Paro su labor de vestirse, tomo el teléfono con la mano y arrugo el entrecejo.

-¿Amigas? Dijiste que era una reunión importante con tus padres – escucho un silencio por parte de Shamppo - ¿Acaso me mentiste? - pregunto enojado.

-Claro que no cariño, mis padres están aquí pero es que también llegaron unas amigas y están ansiosas por conocerte – escucho reír nerviosamente a su futura esposa, no muy convencido siguió vistiéndose pero no tan apresurado como antes.

-Espero que sea cierto Shamppo, estaré allí en unos cinco minutos, nos vemos – dicho esto corto el teléfono.

Pensó en decir te amo antes de colgar pero la verdad no tenía ganas de decirlo, su relación con Shamppo ya pasaba de los cuatro años, se volvió totalmente monótona, el sexo se volvió algo normal entre ellos, no sentía entusiasmo cuando la veía o en ocasiones no la extrañaba. Se sintió culpable ya que sabía que ella moría por él y que siempre le gustaba presumirlo ante sus nuevas amistades para que todas vieran lo bien que había escogido al hombre de su vida.

Cosas de mujeres pensó.

En realidad no pensaba en casarse aún, la idea había sido de su madre y los padres de Shamppo. Habían insistido tanto, hasta habían comprado el anillo por él. No le toco otro remedio que aceptar lo que algún día tenía que pasar. Tomo unos pantalones oscuros y se los coloco aun pensando en todo lo que había hecho en su vida.

Tener dinero lo había privado de ciertas cosas que le hubiera gustado vivir, como por ejemplo tener amigos de verdad, vivir una vida alocada, vivir en una casa no muy grande y poder tener un carro de segunda mano sin que su padre pegara el grito al cielo por tener algo que podría ser el chisme entre los demás de su clase.

Siguió pensando en que había sido de su vida, había entrenado con los mejores profesores de artes marciales, entusiasmado pensó en querer irse lejos, recorrer el mundo e inscribirse en torneos de artes marciales. Cuando le dijo su idea a su madre, ella simplemente pensó que se estaba volviendo loco y sin más le prohibió que siguiera con las clases de artes marciales. De allí siguió con sus estudios normales en colegios prestigiosos y estudio en la universidad más cara.

Lo único bueno que sintió en ese tiempo fue haber conocido a Shamppo, era una de las chicas más sexys de todas, y después de tener una larga vida sexualmente activa con casi todas sus compañeras de la universidad, simplemente cuando conoció a Shamppo sintió como ella opacaba a todas con las que estuvo, se hiso la difícil por un tiempo y le hiso las cosas más interesantes. Fueron la pareja perfecta en boca de todos, los dos eran adinerados, los dos poseían una hermosura innata ¿Qué mejor podrían tener? Pero luego de eso, como dicen por ahí, probar del mismo sabor cansa; volvió a su vida sexualmente activa con las chicas que conocía.

Había sido infiel al segundo año de relación con Shamppo, simplemente necesitaba probar más, no negaba que el sexo con Shamppo era algo muy bueno pero le gustaba degustar otros sabores y posiciones. Se preguntó si alguien que amaba a una persona era capaz de engañarla, pero no sabía ni que contestarse, sentía algo por Shamppo, al principio creyó que se trataba de amor pero al pasar de los años la duda fue impregnándose en su cabeza.

Termino de colocarse los zapatos, dejo su trenza intacta, pues era lo que más le encantaba de él. Se miró al espejo viendo si iba bien vestido y sonrió satisfecho. La verdad el matrimonio no le importaba mucho, no creía en el matrimonio para el era como si siguieran siendo novios pero con papeles que lo testificarían.

Salió de su enorme casa y se dirigió a la cochera por su auto.

-Buenos tardes señor Ranma – saludo el vigilante de la casa. Ranma paro en seco y lo miro de manera negativa.

-Por Dios Saíto ya te dije que no me digas señor, puedes decirme Ranma – se quejó el muchacho.

-Si lo siento se… es decir Ranma, es la mala costumbre – respondió apenado el hombre.

-Bueno practica entonces, saldré un momento nos vemos – dicho esto tomo su auto y salió de la casa.

::::::::::::::

Salí de la tienda con mi capussino y una nueva cajetilla de cigarrillos como reserva para la semana, me coloque bien la bufanda pues hacia mucho frio esa tarde, tenía puesto mis jeans favoritos y mi blusa con la carita feliz en el centro, pues yo era feliz ante los ojos de los demás. No me consideraba una mujer feliz pero tampoco una mujer desgraciada, simplemente era una mujer disfrutando de todo lo que me daba la vida y teniendo restricciones con ciertas cosas.

Mi celular vibro señal de un mensaje, di un sorbo a mi capussino y mire mi teléfono.

Amiga acabo de conocer a un chico y necesito tu opinión – junto con el mensaje venia la foto adjunta de un chico. Acerque un poco el celular, pero antes mire el semáforo para ver si podía cruzar la calle y para mi suerte estaba en rojo.

Era la foto de la cara de un chico algo simpático, sus ojos verdes combinaban perfectos con su cabello oscuro, sus mejillas eran algo regordetas por lo que imagine que sería un poco robusto ya que no había mandado una foto de cuerpo completo, su sonrisa era un poco tímida algo que no me convenció mucho.

Le doy un ocho conteste lentamente ya que solo estaba utilizando una mano, catalogábamos a los chicos que conocíamos del uno al diez, y los que tenían la suerte de llegar al diez eran indicados para ir a la cama y pasar una noche magnifica.

El grito de las personas y el pito de un carro me hicieron saltar el corazón, no me había dado cuenta que había sido pero después del susto me vi tirada en el suelo, mi capussino estaba derramado y mi celular había volado lejos, cerré los ojos fuertemente ya que me había golpeado la cabeza, el cuerpo me comenzó a doler mucho debido al golpe, supuse que había sido golpeada por algún imbécil que no respeto las señales de tránsito. Me voltee para quedar boca arriba ya que había caído de lado, escuchaba las voces de las persona pero no lo que decían exactamente ya que aún estaba aturdida por el golpe.

-¡Lo siento mucho! ¿Estás bien? – escuche la voz de un chico, abrí un poco mis ojos aun adolorida, creo que la pregunta estaba demás si es que era ciego para no ver los gestos de mi rostro.

-¿Y…tu que…crees? – respondí, pues no estaba bien porque mi cuerpo dolía.

-maldición, tengo que llevarte a un hospital – cuando escuche aquello abrí mis ojos lo más que pude, lo primero que vi fueron unos ojos azules, azules grisáceos; se veían muy preocupados por lo que asumí que el dueño de esos lindos ojos era el que me atropello.

-Estoy…bien – trate de levantarme con la ayuda de mi brazo izquierdo, pero un dolor parecido a una punzada me obligo a quedarme en mi lugar. Me queje y lleve mi mano derecha a mi cabeza, sentí algo húmedo, baje mi mano inmediatamente y pudo ver claramente que se trataba de sangre.

-Lo siento mucho – volví a mirar aquel muchacho, puse los ojos en blanco ¿Por qué se disculpaba? El daño ya estaba hecho y no podía hacer nada. Alce la vista y me vi rodeada por un montón de personas, curiosos por ver quién era la víctima.

-Idiota – murmure, volví a mirarlo pero en realidad no lo veía bien ya que me sentía un poco aturdida, solo podía ver sus ojos azules -, por lo menos podrías llevarme al hospital.

-¡Si claro! – contesto como robot, me sentí elevada en el aire, lleve mi mano a mi cabeza tratando de que el dolor se apaciguara.

-Es-espera – lo detuve –mis cosas – entonces sentí como alguien más ponía sobre mi celular.

De nuevo sentí que nos movíamos, escuche como abría la puerta de un coche y me ponía en el asiento de atrás y me recostaba. Me sentí un poco más cómoda y menos adolorida que antes. Luego de eso escuche como se cerraba la otra puerta y el carro comenzó a moverse. El dolor en mi brazo izquierdo no se iba, no lo podía ni mover; trate de alzarlo yendo contra la ley del dolor pero era imposible, las leyes me ganaban.

-Creo que…me fracture el brazo – me queje con los ojos cerrados.

-De verdad lo siento – Se volvió a disculpar, sentí como colocaba algo sobre mi pecho, abrí un poco los ojos y alce la cabeza para ver de qué se trataba, era un pañuelo oscuro -, trata de que tu herida deje de sangrar.

-Genial – murmure fastidiada, primero mi sesión de grupo y ahora esto. Sentí que mi cabello estaba algo húmedo así que apresure a tapar la herida, mi cabello era corto así que la sangre llego hasta mi cuello.

Escuche sonar un teléfono, palpe buscando sobre mi cuerpo el mío, entonces al escuchar la voz de aquel chico supe que la llamada no era para mí.

-No voy a poder ir – escuche por parte de el -¡Lo sé! Pero estoy llevando a alguien al hospital… - al parecer aquel chico tenía una cita - ¡Nunca te importa nadie! ¡Pues para que sepas que por estar escuchando tus reclamos casi mato a alguien! –Oh si claro, casi me mata, no tiene por qué preocuparse nadie, simplemente habría sido un cadáver más.

-Si como digas, adiós – lo escuche malhumorado, al parecer se peleó con alguna novia pues conocía muy bien esas peleas, ya que siempre escuchaba a uno de mis amigos pelear así con su novia pero ese par siempre por mas discusiones que tuviesen terminaban arreglando todo en la cama.

-Siento lo que paso, de verdad, es que iba distraído – no tenía ganas de contestarle ya que gracias a ese idiota casi termino en la morgue.

-si se nota – conteste irónicamente.

-Me llamo Ranma - ¿Por qué tenía que decirme su nombre? Estoy con heridas en mi cuerpo y piensa que puede hacer amistad conmigo.

-No me importa – conteste secamente.

-¿Cómo te llamas? – al parecer no le afecto en nada mi respuesta.

-Que te importa –

-Si no me dices tu nombre como voy a dar los datos al hospital – explico algo impaciente. Solté un suspiro pues ¿Qué tenía de malo que supiera mi nombre? Por lo menos sabría el nombre de la persona que casi mata.

-Akane Tendo –

-Lo siento de nuevo Akane –

-Si sigues pidiendo perdón te golpearé – le advertí con la poca paciencia que me quedaba.

Escuche una risita de su parte, verdaderamente era un idiota, primero me atropella y ahora se ríe de mí; tenía ganas de comprar un auto y atropellarlo. El resto del camino fue silencioso, tenía mis rodillas flexionadas y aún mantenía los ojos cerrados ya que me dolía la cabeza.

-Bien, llegamos – el auto se detuvo y sentí como bajo de su lado y abrió la puerta de atrás rápidamente -, ven – me tomo entre sus brazos y me llevo. Su aroma era delicioso, me gustó mucho así que apoye mi cabeza en su hombro, por lo menos tenía algo positivo después de catalogarlo como idiota.

Me llevo en brazos hasta emergencias y me dejo a merced de los médicos. Abrí los ojos, estaba acostada en una cama, era un espacio pequeño, no era un cuarto ya que lo único que servían como paredes eran las cortinas para que nadie pudiera ver al paciente.

-¿Cómo se siente? – pregunto el medico mientras con una lucecita examinaba mis pupilas.

-Como se sentiría usted después de que lo atropellaran – mi respuesta fue irónica, pero por lo menos logre hacer reír al médico.

-Lo se, no muy bien – el medico (muy lindo por cierto) me comenzó a examinar - ¿Te duele algo?

Afirme moviendo mi cabeza –me duele el brazo – el medico (Shinossuke) pude ver su nombre por su tarjeta que colgaba de su cuello, comenzó a tacar mi brazo.

-Te haremos unos exámenes para ver que no sea nada grave –

Pase la tarde del miércoles muy aburrido e interesante, pase de una aburrida sesión a un hospital con un doctor muy lindo. Cuando Salí de rayos x Shinossuke se dirigió a mí con una sonrisa llena de alivio, de tras de el venia un chico muy apuesto también. Era alto y tenía muy buen cuerpo, su cabello era color azabache y lo tenía atado con una trenza, llevaba una camisa manga larga y unos pantalones negros. Su piel era blanca y sus ojos… azules, era el, el chico que me había atropellado.

-Hola – saludo tímidamente, más bien parecía sentirse culpable. No conteste el saludo, por muy apuesto que fuera no iba a perdonarle lo que me hiso.

-Bien Akane, los estudios no muestran nada grave, ya curamos las heridas de tu frente y te voy a mandar una crema para tu brazo. Tuviste un golpe fuerte ya que caíste sobre él, te dolerá un par de días pero de allí estarás bien.

-Gracias doctor ¿Cuánto le debo? – Quise parecer responsable aunque el culpable haya sido otro.

-No te preocupes tu amigo pago – menciono señalando con la mirada a Ranma. Fruncí el ceño y solté un suspiro, al menos hiso algo bueno y no salió huyendo como otros.

-Bien, gracias – dije mirando a "mi amigo" - ¿Puedo irme? –

-Claro, espero que te mejores – me baje de la cama y me acomode la ropa, toque mi frente y aun dolía un poco –Un consejo mas Akane, evita tomar alcohol por un tiempo, hasta que se curen tus heridas – Ese consejo fue el peor que escuche, precisamente mañana tenía que ir a bailar con unas amigas y ahora me venía con eso.

-De acuerdo, por lo menos tengo el consuelo de que podré fumar – comente derrotada y enojada.

-Como médico no digo que este mal, pero sería mejor si lo dejaras, el cigarrillo puede acabar contigo poco a poco – lo mire algo molesta, no era nadie para meterse en mi vida ni decirme lo que tenía o no tenía que hacer, tampoco era una adicta al tabaco. Solo fumaba una vez al día o máximo dos.

-Gracias pero no gracias doctor – dicho esto Salí de la habitación seguida por mi atropellante. Ahora no me parecía tan lindo aquel doctorcito. Salí del hospital pensando en que esto que me había pasado no era nada, había pasado por cosas peores, así que no haría caso a ninguna recomendación médica.

Me di cuenta de que era perseguida por Ranma, voltee lentamente hasta cerciorarme de que si estaba siguiéndome. Coloque mi mano derecha sobre mi cintura y lo mire arqueando la ceja.

-¿Qué quieres? – la verdad no estaba de humor para tratarlo bien.

-llevarte hasta tu casa – parecía muy serio, pero en realidad a mí no me importaba mucho.

-No gracias, puedo irme sola – me voltee para irme, en un instante estuvo frente a mí.

-¿Y cómo vas a irte? – ahora ya no parecía preocupado, al parecer estaba convencido de que yo no tenía como irme.

-¡En taxi! – exclame cansada.

-Yo te llevare y no se hable más – pegue un grito al sentir como me alzaba de nuevo entre sus brazos.

-¡Oye que te pasa! ¡Bájame! – patalee mucho pero al parecer él tenía mucha más fuerza que yo, y eso que yo tengo mucha fuerza ya que en un tiempo practique artes marciales.

-¡Solo te llevare hasta tu casa para ver que estas bien! ¡Prometo que no me volverás a ver! – aquel abusivo me grito, al parecer estaba acostumbrado a tratar a las mujeres como débiles, me cruce de brazos y voltee mi rostro.

-Puedo caminar sola, no soy ninguna inválida – me dejo en el suelo suavemente y camine hasta su auto sin dirigirle la palabra.

Le di mi dirección y condujo hasta allí, todo el camino pasamos en completo silencio. Yo miraba por la ventana los edificios de las calles, pero mi mente estaba en otro lado.

Este accidente involuntariamente me había hecho retroceder a un suceso que había vivido anteriormente, un recuerdo regreso, un recuerdo que trate de enterrar en lo más profundo de mi corazón. De pronto sentí miedo, un miedo incomparable, un vacío se apodero de mi pecho, era como si un taladro escarbara con fuerza acabando con todo mi ser. Me lleve las manos a mi pecho tratando de tomar algo que era invisible, trababa de parar aquel taladro que estaba dando con todo sin compasión.

El aire me empezó a faltar e involuntariamente las lágrimas comenzaron a caer por mis mejillas, mis hombros empezaron a moverse y de pronto todo mi pecho también, como si tuviera convulsiones, de pronto pensé en la posibilidad ¿si el accidente hubiera sido peor? ¿y si hubiera muerto como el?

La imagen del auto rojo destrozado por delante, el poco espacio en el que yo estaba, como veía con los ojos entrecerrados el humo de la noche helada mezclándose con el humo del auto, las personas corriendo por los alrededores, todos mirando con caras angustiosas, como delante mío en la calle, se hallaba el cuerpo sin vida de el…

Ranma había pegado un fuerte frenazo al escuchar mi grito. Me lleve las manos a la cabeza, estaba temblando, tenía mucho miedo. Sentí como unos brazos me rodearon, no sabía lo que hacía pero me agarre fuertemente de la camisa de Ranma; no me importaba si pensaba que apenas conociéndolo me había tomado tal confianza, pero lo necesitaba.

-El médico me dijo que era extraño que no hubieras tenido un ataque de pánico, por eso no podía dejarte sola, dijo que podría llegarte de pronto – sus manos acariciaban mis espalda en consuelo, yo no dije absolutamente nada y cerré los ojos dejándome llevar por aquellas caricias.

Pasaron los minutos, hasta creo que pasaron horas (exagero). Me separe lentamente de Ranma, había logrado sacar todo lo que tenía en ese momento, tenía que ser fuerte, tenía que salir con alguien. Tome mi teléfono y marque el número de Kanna, sonó varias veces hasta que contesto.

-Hola Kanna, ¿tienes planes para esta noche? – trate de sonar lo más natural posible, mire de reojo a Ranma y este me miraba sorprendido – Si, tranquila nos veremos entonces…claro que puedes llevarlo… ok, nos vemos – colgué la llamada, eche mi cabeza atrás y solté un suspiro cargado de dolor.

-El medico dijo que no era conveniente que bebieras – su tono no me gusto, parecía que estuviera regañándome.

-¿Y quién es el para prohibirme algo? – conteste de manera tosca.

Su rostro pareció desencajar - ¡Un médico que sabe lo que recomienda! – respondió molesto, en realidad no me importaba lo que pensara, necesitaba salir y él no era nadie para impedírmelo. Arqueo su ceja y sonrió de lado, ladeo su cabeza negativamente.

-Estas loca – la verdad no me importo lo que dijera, me acomode en el asiento deseando llegar a mi casa lo mas pronto posible.