Bueeeno. No sé qué es esto xD Algo que salió en medio de la noche producto de dejar todo para último minuto (?) Pero juzguen ustedes mismos. Este one-shot es para un intercambio de fics AoKaga ¡Sakidori! Espero que sea de tu agrado y lamento si no es lo que esperabas.
Aclaración: Pensamientos en comillas "", recuerdos en cursiva.
Disclaimer: Los personajes de Kuroko no basket no me pertenecen.
¿Y a mí que me cuentas? ¡Si quieres ir ve! Después de todo no tienes por qué darme explicaciones de lo que haces o dejas de hacer ¿no?
Y ahí estaban otra vez. Los jodidos celos de su pareja. Ni siquiera le había dejado terminar de hablar. No bien había mencionado su nombre el otro se había alterado, contestándole de manera brusca que hiciera lo que quisiera, con una fingida indiferencia bastante poco creíble debido al decibel de voz que había utilizado.
-Tks… -el pelirrojo chasqueó la lengua en señal de frustración, recordando la 'discusión' con su pareja. Ya que no se podía llamar discusión al intercambio de apenas dos frases.
"Idiota. Necio. Celoso. Estúpido posesivo"
En ese momento la mente de Kagami Taiga sólo estaba llena de insultos hacia su pareja ¿Qué carajo le pasaba? Siempre había sido celoso, pero esos días estaba sencillamente insoportable. Prácticamente le miraba mal cada vez que decía que iba a salir con alguien… Bueno, con 'alguien' en particular. Siempre había aceptado los celos que sentía Aomine hacia su hermano, y hasta cierto punto éstos le parecían… tiernos. Ya que el moreno no era alguien muy romántico y no era muy bueno a la hora de expresar sus sentimientos con palabras, pero… Sacudió un poco la cabeza, buscando dispersar sus pensamientos. No quería angustiarse por la situación, y ese era el motivo principal por el cual prefería estar enojado.
Sentir ira se le hacía mucho más soportable que la aflicción que le provocaba estarse peleando con su pareja tan seguido.
Colocó sus manos, que comenzaban a enfriarse, dentro de su campera mientras escondía un poco más el rostro en su bufanda. El aire frío característico del invierno comenzaba a sentirse. La brisa helada que soplaba en ese momento era una prueba clara de que la estación estaba cambiando.
Caminaba a paso tranquilo pero constante, buscando con la mirada una figura en particular cuando vio que se aproximaba a su destino.
-¡Yo! –agitó su mano desde lejos, llamando la atención de una persona sentaba en un banco de plaza.
"¡Maldita sea!" pensó Aomine, furioso, dejándose caer sobre la cama, tratando de contener el impulso de golpear algo.
¿Desde cuándo Kagami y Midorima eran tan cercanos? Sentía que la sangre le hervía cada vez que el pelirrojo le avisaba como si nada que se iba a encontrar con el tirador de shutoku. Como si no tuviera suficiente ya con el idiota del "hermano" de Kagami.
Respiró profundo tratando de calmarse. Las cosas no estaban yendo bien últimamente.
El ambiente entre él y Kagami estaba bastante caldeado. Las constantes discusiones que tenían por culpa de sus celos parecían aumentar cada vez más, y también no tener fin. Los momentos agradables que pasaban juntos comenzaban a ser cada vez más escasos. Aquella molestia que sentía en el pecho no desaparecía, haciendo que se pusiera cada vez más difícil de tratar, y era consciente de ello. Pero no sabía qué hacer al respecto.
Además de que había otro asunto que lo estaba fastidiando y era la discusión que había tenido con sus padres.
Furia era lo único que sentía cuando pensaba en su padre y en su reacción cuando le contó de su relación con el pelirrojo. Se encontraba ahora apretando los dientes, tratando de no recordar esa desagradable escena. Pero su madre… ella era otra historia. No había tenido una mala reacción en lo absoluto, le había dedicado una sonrisa suave, deseándole lo mejor en su relación.
Eso lo reconfortaba de sobremanera. Pero aun así el sabor amargo de ese encuentro no desaparecía, y el hecho de que no había hablado con nadie de ello era probablemente la razón de esa tensión sobre su cuerpo que no desaparecía.
Pero… no quería agobiar a su pareja con ese tema, no. Además de que sabía cómo era y probablemente se sentiría en parte culpable por lo que había pasado.
Se levantó lentamente de la cama. Estar acostado, solamente pensando, definitivamente no le hacía bien, así que tomó una chaqueta y salió rápidamente de su departamento. Caminar y tomar un poco de aire era lo que necesitaba para relajarse un poco.
El peliverde lo saludó con un ademán de cabeza, incorporándose.
El pelirrojo sonrió de lado. Para todos sus amigos era extraño el hecho de que ahora parecía ser más cercano a Midorima. Pero a su parecer no era nada extraordinario, no es como si de la noche a la mañana se hubiesen convertido en mejores amigos. Nada más lejos de la realidad.
Solía encontrarse de casualidad con mucha gente conocida, y siendo que el peliverde frecuentaba a menudo uno de los lugares a los que él solía pasar a comer, no fue la excepción. Terminando los encuentros por volverse algo natural, acostumbrándose a la presencia del otro.
Y su relación definitivamente no era la de "dos buenos amigos que se llevan bien" mas bien de esos que suelen pelear constantemente. Le recordaba un poco a la relación que tenía con el moreno en un principio, y eso era –sin que él lo supiera- una de las razones por la que el otro sentía tantos celos.
-¡Hola! –saludó un sonriente Takao que se acercada desde atrás del pelirrojo.
Éste se dio vuelta e hizo un saludo general hacia las tres personas que se acercaban; el as de Kaijou que saludaba sonriente, kuroko y el pelinegro.
"Si me hubieses dejado terminar…" no pudo evitar pensar el pelirrojo, ya que le hubiese gustado tener al moreno ahí. Lo que se había formado casi de la nada luego de una charla entre Takao y Kise había sido un encuentro entre todos para jugar, claro que como había sido algo de imprevisto solo ellos habían asistido. Estaba seguro de que si hubieran logrado hablar con Momoi, en ese momento tendría a todos los equipos con los que había jugado en la Winter Cup ahí.
Rió suavemente ante aquel pensamiento.
-Kagami-kun, Midorima-kun –saludó Kuroko.
Kagami se sentía inmediatamente más animado ante la presencia de esos chicos. Y es que era difícil estar deprimido cerca de Takao. La vitalidad y sonrisas de ese chico siempre lograban arrancarte una que otra risa, además de esa facilidad que tenía para sacar de quicio al peliverde.
Luego de los saludos, las bromas por parte de Takao hacia Midorima no tardaron en llegar, crearon un ambiente agradable en poco tiempo. Ahora el base tenía la manía de llamar al peliverde "Himuro dos" (ya que los celos que sentía Aomine por su hermano no eran para nada un secreto) haciendo enojar al otro de sobre manera. Aunque el pelirrojo interiormente agradecía que el pelinegro le pusiera humor a aquella situación, de alguna manera así se sentía más tranquilo.
Kise parloteaba alegremente a su lado, pero él no le prestaba mucha atención. Su vista estaba fija en su destino: la cancha.
Su cuerpo estaba muriendo por un buen juego. Hacía, lo que para él eran siglos, no había tenido uno. Por eso la idea de reunirse ese día lo había entusiasmo bastante, pero…
"No, no, no ¡no empieces a deprimirte ahora!" El hecho de estar en esa situación con su pareja no le hacía nada bien. Pero sabía que no iba a dejar de ver a su hermano o a Midorima porque al otro le molestase. Quería que eso fuera menos desagradable para Aomine, y para que eso fuera más fácil éste debía acostumbrarse a la situación ¿no?
Ese era el pensamiento que había tenido, por lo que no se había molestado en tratar de ser más 'suave' en sus discusiones con él moreno. Aunque siempre le había recalcado que lo que tenía con el peliverde era apenas una amistad y que era estúpido ponerse celoso de eso, pero eso solo terminaba siendo -varias veces- el principio de otra discusión.
Trata de ponerte en mi lugar, a ver. Le había pedido el moreno en una de las discusiones más suaves, se podría decir. Si yo de la noche a la mañana ¡y no digas que no fue así porque de esa forma lo vimos todos! Me vuelvo el mejor amigo de Kise y empiezo a salir con él a todos lados ¿no te molestaría?
Un silencio sepulcral se había hecho en ese momento. No era necesaria una respuesta ya que ambos lo sabían. El cuerpo del pelirrojo se tensó de manera visible por el solo hecho de imaginarse al rubio yendo a todas partes con el moreno.
El pelirrojo no había dejado de repetir durante toda la relación que no era una persona celosa, pero el vínculo que veía entre Aomine y Kise… lo alteraba con facilidad.
En ese momento había apartado la mirada, sintiéndose repentinamente vulnerable, apresurándose a decir algo.
-Es diferente… -dijo en un tono más bajo. Su voz algo más apagada.
-¿Diferente cómo? –preguntó el moreno sin dejar de mirarlo en ningún momento, aun manteniendo aquella dura mirada, pero no pudiendo evitar que ésta se suavizara un poco ante la reacción del otro.
El pelirrojo balbuceó algo inentendible.
-¿Qué?
-…No creo que te sientas igual de mal al verme con Midorima… -murmuró sin mirarlo -¿…o sí? –ese susurró fue un pensamiento en voz alta y salió en un tono de voz muy bajo, pero el moreno alcanzo a oírlo.
La mirada del pelirrojo se tornó confusa un momento. Esperaba que no. No quería imaginarse que a su pareja le molestaba esa relación a tal grado. Tampoco era como si él no pudiera soportar ver a Aomine y Kise juntos… Bueno, siempre y cuando hubiera más gente. "Uhg…"
-Ey… -la voz de Aomine lo sobresaltó. No porque usara un tono amenazador o algo por el estilo, sino porque era aquel tono suave que hacía tanto no escuchaba.
-¿Q-qué? –balbuceó, repentinamente algo nervioso, enojado con él mismo por sus propios pensamientos. Pero en su defensa, sus celos iban dirigidos a una persona en particular, no era como sí…
-¿Tanto… tanto te molesta Kise? –la voz de Aomine había vuelto a sacarlo de sus pensamientos, esta vez con un tono mucho más suave y tranquilo que el anterior.
-No me molesta Kise… -el pelirrojo volvió a mirarlo- Es decir, mientras esté lejos de ti… Arg, esto… –un leve rubor comenzaba a aparecer en sus mejillas. No le gustaba cuando se ponía así. –Ya hablamos de esto… -murmuró en forma de queja. No le gustaba sacar aquel tema que lo descolocaba.
Una media sonrisa suave se formó en el rostro del moreno.
-Ya sé… Pero me encanta ver que no soy el único celoso aquí –sonrió enseñando los dientes, con esa sonrisa pagada de sí, clásica de él.
El pelirrojo no pude evitar sonreír también, solo porque sentía como el ambiente se iba relajando poco a poco. Y porque por mucho que odiara admitirlo… Le gustaba esa sonrisa de Aomine. Mas bien amaba todas las sonrisas que le mostraba.
-No compares… Mis celos no son irracionales –se excusó el pelirrojo. Aunque ni el mismo se lo había creído.
-Claro, claro… -la sonrisa en el rostro del otro no desaparecía a medida que se iba acercando lentamente.
Jamás había sentido por nadie algo tan fuerte como lo que sentía por Kagami. Era por eso solía ser bastante posesivo con su pareja, sintiendo celos de cualquier extraño que se acercaba demasiado con intenciones desconocidas, o de algún amigo demasiado íntimo. Las abrumadoras sensaciones que el pelirrojo provocaba con facilidad en él, le hacían sentirse inseguro. Pero ver que el otro se sentía de la misma forma respecto a él… Le daba una tranquilidad y alegría inmensas.
Cuando estuvo en frente de él, le acarició suavemente la mejilla, rozándola con los dedos.
Kagami se quedó donde estaba, aún con ese tierno sonrojo en sus mejillas.
"Tan lindo" pensó el moreno. Esa vista del pelirrojo sonrojado era como un tesoro para él, y era algo que no quería que nadie viera. Esa hermosa vista de su pareja solo debía tenerla él.
Se miraron por un momento más, comenzando luego a acercarse un poco más, queriendo cerrar la distancia entre sus labios.
Antes de que lograran besarse el celular del pelirrojo comenzó a sonar. El dueño de éste lo maldijo con todas sus fuerzas en todos los idiomas existentes –en su mente, claro.
El moreno chasqueó la lengua ante la interrupción con molestia y se alejó un poco, dándole espacio al otro para que contestara.
Éste atendió de mala gana, cambiando luego su tono a uno un poco más relajado.
-Yo, Midori… -se calló un momento y dirigió su vista a su pareja.
El cambio fue drástico. Sus labios se volvieron una línea fina y su mirada se ensombreció ligeramente. Dijo un escueto "te dejo hablar, adiós" y se fue, sin darle tiempo a decir nada.
-¿Qué quieres? –le contestó ya de mal humor a la voz al otro lado de la línea luego de eso.
Suspiró de manera audible. Sabía que existía la posibilidad de que ese asunto estúpido de los celos hubiera terminado ahí. Pero la forma en la que se vio interrumpida la situación no podría haber sido peor.
-¡Kagami! –el pelirrojo se sobresaltó ante aquel grito cerca de su oído.
-¿Qué te pasa? –preguntó mirando con mala cara al pelinegro por asustarlo de aquella forma.
-Que ya llegamos –contestó con una sonrisa, señalando la cancha- ¿En que estabas pensando? Hace rato que te estoy hablando. –preguntó con curiosidad.
-En nada. –contestó el otro sin mucho ánimo de hablar del tema, adentrándose a la cancha con una sonrisa. Jugar definitivamente le ayudaría a despejar un poco su mente.
Coincidencias.
Aomine no creía en ellas. Es por eso de que estaba completamente seguro de que 'alguien' desde algún lugar desconocido se estaba burlando de él. ¿Cómo se explicaba entonces que de TODAS las canchas que había dispersas por ahí, se encontrara justo en la que se encontraba el pelirrojo?
Había estado caminando durante varios minutos sin un rumbo fijo, solo buscando distender su mente, pero unas voces habían llamado su atención.
Se giró sin poder evitar su sorpresa cuando a vio a quienes pertenecían.
Por un momento… se sintió algo culpable. Ya que el pelirrojo no había ido exclusivamente a ver al fanático del horóscopo, y eso logró calmar un poco esa sensación molesta que le había dejado su última pelea.
Sintiéndose un poco curioso por el juego se acercó hasta las rejas para mirar con más claridad, pero su molestia no tarde en volver con mayor fuerza al ver al pelirrojo sonreírle a Midorima luego de que éste encestara.
Al parecer Midorima y Kagami formaban un equipo, contra Kise y Kuroko. Le resto importancia a las quejas infantiles que parecía estar formulando Takao ya que al parecer lo habían colocado de árbitro, y se concentró en dos personas en particular.
-¡Buen pase! –dijo el pelirrojo antes de saltar para luego donquear con todas sus fuerzas.
El pelirrojo y el peliverde formaban un buen equipo, al parecer. Chocaban palmas entre sí ante algún tiro especialmente bueno y estaban bastante sincronizados, respondiendo con rapidez cuando uno de los dos decía algo al otro. La escena le era desagradable.
Buenos compañeros de juego, que se veían de cuando en cuando, así había comenzado su relación con Kagami. Bueno, mas bien rivales que lo que buscaban era derrotar a su oponente, pero el objetivo para verse fue cambiando sutilmente con el tiempo, hasta que lo que ambos sentían por el otro si hizo más que notorio y él había acabado declarándose.
Apretó los puños. La duda y el miedo de que Kagami pudiera dejarlo por alguien mejor, siempre estaba ahí. Y no es que considerara mejor que él a Midorima, eso era estúpido. Pero… el hecho de que estaban comenzando a verse de la forma en la que él solía hacerlo con Kagami, hacía que la idea de que 'algo más' podría terminar surgiendo entre ellos, no lo abandonara.
No pudo pensar nada más, antes de que se diera cuenta ya estaba caminando hacia el interior de la cancha.
Ignoró olímpicamente las miradas de sorpresa que le dedicaban sus amigos y centró su vista en el pelirrojo, que en ese momento se hallaba de espaldas.
Kagami miró algo extrañado como todos se detenían, pero antes de que pudiera darse la vuelta siquiera, sintió que le jalaban fuertemente del brazo.
-¿¡Que cara…!? –no logró terminar la frase. Se quedó congelado al ver al moreno - ¿Daiki? –preguntó confundido. ¿Qué hacía allí?
Aomine aprovechando que el otro estaba demasiado sorprendido como para oponer resistencia, comenzó a llevarlo fuera de la cancha, tomándolo de la muñeca, en un agarre firme pero sin ejercer demasiada fuerza.
El pelirrojo trastabillo en un principio hasta que logró acomodarse y caminar bien.
-¡O-oye! ¿Qué estás haciendo? –el moreno no le respondió, solo siguió caminando con la vista hacia el frente.
-¡Hasta la próxima Kagami! –lo despidió Takao con una sonrisa. El resto lo miró de mal modo, pero el pelirrojo volvió a agradecer internamente la actitud del pelinegro.
Dio un largo suspiro y se dejó llevar por el otro. Cuando vio que se habían alejado lo suficiente de la cancha, detuvo su andar sin importale que estuvieran en la calle. Ya estaba cansado de esa situación, cansado de pelear cada dos por tres con la persona que amaba. Ellos solían discutir a menudo, sí. Pero eso era en un contexto totalmente diferente. Iban a terminar con toda esa mierda de una vez, o… Desechó rápidamente esa idea. De ningún modo podían terminar por una tontería como esa. "Ni por ninguna otra cosa…" O al menos eso deseaba creer.
-¿Se puede saber qué te pasa ahora? –preguntó con seriedad. No iba a seguir caminando a menos que el otro se dignara a hablarle.
El moreno lo soltó, girándose entonces para enfrentarlo.
La ira contenida chispeando en sus ojos azul profundo, analizando al pelirrojo como si estuviera pensando en si contestarle o no.
Eso había conseguido cabrear a Kagami. Él no había hecho nada malo, simplemente estaba jugando un partido con unos amigos, no había razón para que el otro se molestara. Ya se estaba cansando de esa actitud celosa pero a la vez indiferente que el otro estaba mostrando esos días.
-¿Vas a cortar con esa actitud de mierda o qué? –las palabras salieron de la boca del pelirrojo antes de que pudiera siquiera pensarlas. No se había sentido intimidado en lo absoluto por la mirada de Aomine. Lo conocía bien y no le tenía miedo. Más que furia lo que estaba sintiendo era… frustración.
El moreno se mostró ligeramente sorprendido un momento, pero rápidamente volvió a cambiar su expresión a una de enfado.
-Que yo sepa siempre he tenido esta actitud –contestó de modo áspero- Y lo de mis celos no es una novedad, te lo aclaré cuando empezamos a salir. –se acercó aun más al otro y lo jaló de su anillo acercándolo más, casi juntando sus frentes. –Eres mío, Taiga.
El pelirrojo se quedó estático un momento, pero luego lo alejó de un empujón. Claro que sabía eso, a la perfección.
-¡Claro que lo sé, no me estoy refiriendo a eso, idiota! –Kagami no se molestaba en intentar controlar su tono de voz, y no le prestaba la más mínima atención a las miradas que comenzaban a recibir de la gente que rondaba por ahí- ¿¡Acaso no confías en mí!? ¡Además…! –se calló. No sabía cómo seguir esa oración que había empezado, pero sentía que había algo más. –Estás… estás más extraño estos días –su voz volvió a un tono más normal- ¿Ocurre algo…?
El moreno se tensó ligeramente. ¿Kagami se había dado cuenta de lo que le pasaba? Imposible. No había sido un cambio tan notorio según él.
-No me pasa nada exceptuando el hecho de que MI pareja, se está juntando demasiado con uno de mis exs compañeros. –volvió a poner aquel tono de molestia, no era buen momento para hablar de sus problemas familiares y no iba a sacarlos a la luz.
El pelirrojo chasqueó la lengua, con exasperación.
¿Cuántos días llevaban así? ¿Yendo y viniendo entre peleas estúpidas? La situación se hacía cada vez menos soportable para él. Extrañaba a Aomine. En todos los sentidos en los que se puede extrañar a una persona. No se estaban viendo demasiado seguido por culpa de los estudios, y cuando se veían de un modo u otro acababan peleando. Quería hacer algo para evitar que las cosas siguieran empeorando. Pero no sabía que decir. Cada palabra que usaba, el otro la refutaba. Además de que estaba seguro de que algo más molestaba al moreno a parte de Midorima.
Al no obtener respuesta por parte del pelirrojo un silencio incómodo comenzó a crecer entre los dos.
"Cuando algo te preocupe y seas muy tonto para saber qué hacer, mantén la bocota cerrada, al menos así no empeoraras las cosas" el pelirrojo tuvo deseos de reír al recordar una frase de una caricatura infantil en un momento como ese. Francamente ya no sabía que decir. Su mente estaba en blanco. Lo único que quería era besar al idiota de su novio y acabar con todo eso, pero…
-Si no tienes nada más que decir… Me voy a casa, hasta luego. –el pelirrojo dio media vuelta ante la mirada atónita del moreno. ¿Y se suponía que él era el que estaba actuando extraño? Estiró el brazo ante el impulso de detenerlo pero ¿tenía algo más que decir? Eran las mismas palabras de siempre; reclamos producto de sus celos. Cerró la mano lentamente para luego dejarla caer, introduciendo ambas en los bolsillos de su chaqueta, mirando como la silueta del pelirrojo se iba perdiendo de vista.
Suspiró de modo audible, para luego girarse y comenzar a caminar hacia su departamento.
-Son un par de idiotas… -una presencia que llevaba rato contemplado la escena, meneaba la cabeza con suavidad. Tanto su antigua luz como la nueva eran un desastre a la hora de hablar. Francamente no podía creer que transformaran algo tan pequeño como sentir celos de una amistad, en la clase de problema que podría terminar derivando a la ruptura.
Es mejor que esa clase de conflictos los resuelvan sin ayuda, Tetsuya. De lo contrario no llegarán muy lejos como pareja, créeme.
Esas habían sido las palabras de su ex capital y actual pareja, cuando le había comentado su preocupación por la relación de ambos ases.
La sombra emitió un leve suspiro. No era su costumbre hacer caso a Akashi, así que estudiaría la situación por el mismo. Decidiendo si debía intervenir o no por su cuenta.
Ropa dispersa por doquier, revistas tiradas en el piso, la cama deshecha. El dormitorio del moreno era un desastre en esos momentos, siendo un claro reflejo de cómo estaban sus pensamientos.
Había pasado una semana desde la última vez que había visto a Kagami. Desde ese día el pelirrojo no había vuelto a llamarlo para programar ningún encuentro y él lo había imitado.
Se sentía fatal. Una semana entera sin verse era demasiado, además de que el hecho de que las cosas entre ellos estaban raras le hacía no saber bien cómo actuar a continuación. Solo sabía que quería verlo. Maldición. Ni siquiera sabía por qué demonios estaban peleados en primer lugar.
"Por tus celos" se contestó el mismo. Frunció el ceño "he sido celoso desde que estamos juntos y nunca habíamos peleado tanto" tenía que admitir que también estaba el tema de que estaba algo más voluble por el asunto de sus padres. El hecho de que no bien había sucedido eso el pelirrojo había empezado a frecuentar más a Midorima… no le había caído nada bien. Pero aun así "No creo haber estado tan insoportable… ¿o sí?" Y ahora estaba discutiendo consigo mismo, genial.
Sea cual fuese la razón, solo sabía que no iba a dejar las cosas como estaban un día más. Había pensado mucho en esa semana lejos del pelirrojo. Y vaya que pensar era algo fastidioso.
Sabía que no estaba actuando como él mismo. No era la clase de persona que dejaba escapar así como si nada a la persona que amaba. Así que iría a su colegio a verlo y punto. Aunque aun no sabía que le diría con exactitud pero ya lo decidiría cuando lo viera.
Por suerte ese día en su colegio había jornada escolar, por lo que su falta estaba justificada.
Viendo que ya se estaba acercando la hora de salida de Kagami, salió con rapidez de su departamento. Ese día se había anunciado lluvia si mal no recordaba, pero no sabía donde había quedado el paraguas en el desastre que había en su casa y tampoco tenía ganas de buscarlo, así que lo tomó como un detalle menor sin importancia.
Después de pasar más tiempo con el pelirrojo de lo normal durante esa semana, Kuroko había tomado una decisión. No intervendría. Le parecía que finalmente si podrían resolver aquello solos.
Desde que no había vuelto a llamar a Aomine, Kagami se estaba hundiendo en un mar de dudas.
¿Habría exagerado con su reacción de dejar de hablarle? En cuanto más y más lo pensaba, encontraba su distanciamiento con el moreno cada vez más absurdo. Sabía cuando amaba a Aomine, y se encontraba a sí mismo incapaz de visualizar una vida sin él. Cuando pensaba en todo eso y en lo que vivían juntos a diario, cualquier discusión o problema que se presentase le parecía menor.
Continuó con sus cavilaciones durante toda la clase, sin prestar la más mínima atención a ésta.
Sin darse cuenta el tiempo pasó rápidamente y el timbre sonó, anunciando la hora de la salida, y los estudiantes no tardaron en comenzar a salir del establecimiento con velocidad.
El cielo se encontraba negro y la lluvia caía con fuerza y en gran cantidad, soplando un viento fresco. El frente de la preparatoria no tardó en llenarse de paraguas.
Se quedó un momento parado en la puerta, disfrutando del aire fresco que arrastraba algunas gotas de agua consigo. Era una sensación refrescante que siempre le hacía sentir bien. Cuando se disponía a avanzar, acabó por quedarse paralizado en su lugar al visualizar una figura familiar.
Una sensación de completa calidez lo invadió en ese momento, contrarrestando con el frío aire que se respiraba, al ver al moreno ahí. "Daiki…"
Aomine para ese entonces se hallaba completamente empapado, pero poco le importó al ver a la persona que había estado esperando, salir finalmente de ese establecimiento. Sonrió sin darse cuenta al verlo, permaneciendo en su lugar. 'Hola' dijo con un movimiento de labios, ya que era difícil oír sus voces gracias al fuerte sonido que provocaba la lluvia.
El pelirrojo rápidamente reaccionó, yendo hasta donde el otro se encontraba. ¿Cómo se le ocurría salir sin paraguas con semejante tormenta?
Cuando estuvo frente a él, éste no le dio tiempo a decir nada.
En un rápido movimiento le rodeó el cuello con los brazos, juntando sus labios en un tierno beso.
Aomine siempre había creído que las acciones valían más que las palabras. Tenía una forma diferente de la mayoría de las personas de hacer las cosas. Pero esa no había sido a razón exacta de esa acción repentina. Simplemente su cuerpo se había movido solo, anhelando el contacto del pelirrojo.
Kagami abrió un poco más los ojos, sorprendido, pero no tardó en cerrarlos luego de unos segundos, disfrutando la suavidad de los labios de su pareja, esos que tanto había extrañado. Llevó una de sus manos a la nuca del moreno e hizo un poco de presión, juntando más sus labios. Éste captó el mensaje y entreabrió los labios, dando paso a la lengua de su novio.
Un suspiro suave salió de la boca de ambos ases, quedando ahogado por el beso. Entrelazando sus lenguas en una danza lenta, deleitándose con el sabor de la boca de su pareja. Con el sabor de ese beso, que llevaba más de una emoción, que significaba más que todas esas palabras no dichas.
El moreno tenía la ropa mojada pegada a la piel, y sentía el agua fría cayendo por su rostro, pero abrazando como estaba a su novio, solo podía sentir calidez.
El pelirrojo comenzó a aumentar el ritmo del beso a uno más profundo e intenso, haciendo que el moreno dejara caer levemente sus rodillas hacia adelante. Sumido como estaba en el mar de sensaciones en el que el beso lo sumergía.
Pero Kagami sintió como Aomine temblaba ligeramente entre sus brazos a causa del frío y deshizo con suavidad el beso, sin romper la cercanía. Elevó el paraguas que llevaba en la mano derecha y lo abrió, colocándolo de forma que los cubriera a ambos.
-¿Tuviste que esperar a que lloviera para venir a verme? –preguntó el pelirrojo con una sonrisa suave, fingiendo un tono de reclamo.
-¿Qué es más romántico que un beso bajo la lluvia? –preguntó el moreno con una media sonrisa divertida, como si ir ahí justo en medio de la tormenta hubiera sido su plan desde un principio.
Kagami rió con suavidad, moviendo luego a su pareja al lado suyo para que pudieran caminar juntos.
Creándose luego un silencio agradable, excluyendo el sonido de la lluvia.
-Taiga.
-¿Hmm? –preguntó el pelirrojo, girando un poco el rostro para mirarlo.
-Yo… tuve una discusión con mis padres hace días, cuando volvimos del receso de invierno –explicó. El pelirrojo formaba parte de su vida y merecía saber que le pasaba. Solo esperaba que éste no se pusiera mal por eso.
Una sutil expresión de sorpresa apareció en el rostro del pelirrojo. Comprendiendo finalmente a que se debía la actitud extraña que había percibido en su pareja esos días. Luego de unos segundos Kagami cambió su expresión. Regalándole una sonrisa tranquilizadora al moreno, y una suave mirada que llenó al contrario de una profunda calma. De esas miradas que te dicen 'todo estará bien'.
-¿Quieres…
El moreno negó suavemente con la cabeza, adivinando lo que el otro estaba pensando. Ahora no quería hablar de eso. Ahora solo quería disfrutar de ese momento que estaba compartiendo con su pareja y olvidar cualquier recuerdo desagradable.
Le dedicó una hermosa sonrisa al pelirrojo, que hizo que su corazón se acelerara.
-He estado realmente insoportable estos días, yo…
Kagami le cayó con un corto beso, sonriendo ampliamente.
-No es nada, no te preocupes. Yo tampoco estuve muy paciente estos días, discul…
Pero esta vez fue el moreno quien le calló. Mordiendo de manera juguetona su labio interior para luego sonreír de manera descarada.
-No es nada, no te preocupes.
Con un ligero sonrojo en las mejillas el pelirrojo apartó la mirada, murmurando un 'Ahomine' que hizo al moreno estallar en carcajadas.
Bueno, ¡finalmente terminé! :DD Sé que no es muy largo, pero mi cabeza estaba seca de ideas así que me costó bastante escribirlo.
Gracias por leer y espero les haya gustado ¡Besos!
