ADIOS, QUERIDO AMIGO
Después de dos horas de haber peleado contra Hyoga y haberme dado cuenta de que Arles mentía con respecto a Athena, pude sentir el cosmo de los caballeros de bronce llegar a la onceava casa: Acuario, la cual era custodiada por mi amigo Camus. Gracias a mi cosmo pude darme cuenta de que Camus realmente no intentaba detenerlos, sino que sólo quería poner otra vez a prueba a su pupilo Hyoga ya que cuando peleo contra él en libra, este lo decepcionó y fue por eso que lo confinó en un ataúd de hielo. Yo estaba confiado en que Camus saldría bien de esta pelea, que sólo sería una prueba mas, como las que le ponía en Siberia; pero me equivoqué, yo nunca pensé que Camus fuera a sacrificar su vida para que Hyoga pudiera despertar su séptimo sentido, y lo peor fue que fue muerto por su técnica más poderosa: la ejecución de Aurora, hecha por su propio pupilo.
Cuando sentí que el cosmo de Camus descendió bruscamente me dirigí rápidamente a la salida pero antes de poner un pie fuera de mi templo me puse a pensar que mi deber era permanecer en la casa del escorpión celeste y pasara lo que pasara yo no debería salir de ahí, por lo que solamente me quedé ahí, mirando el templo de Acuario pensando en muchas cosas y también, esperando a que Seiya y Shun lograran su cometido de ir con Arles y salvar a Athena, aunque en realidad lo que mas deseaba era ir a Acuario y hablar, aunque fuera por ultima vez, con Camus.
No fue sino hasta después de dos horas que Seiya pudo por fin sacar la flecha dorada del pecho de Athena gracias al escudo que formaba parte de la estatua de la diosa. Cuando ella, los caballeros dorados sobrevivientes y los otros caballeros de bronce llegaron hasta mi templo tuve que hacer un gran esfuerzo para no mostrar mi preocupación y mi tristeza por la suerte de mi amigo. Después de que pasaron por mi templo los empecé a seguir y a cada paso que daba mi tristeza y desesperación iban en aumento y no podía dejar de pensar que talvez ya era muy tarde y que Camus ya estaba muerto.
Después
de subir una gran cantidad de escaleras llenas de angustia llegamos
al templo de acuario. Grande fue mi sorpresa al ver todo el lugar
cubierto con una fina capa de hielo y en el centro se encontraba el
cuerpo congelado de Camus. Mientras Athena y los demás iban
con Hyoga, yo aproveché para ver a mi amigo y despedirme de
él, aunque ya estuviera muerto. Lentamente me acerqué y
me arrodillé a su lado y sin poder evitarlo las lágrimas
comenzaron a fluir y los recuerdos hicieron acto de presencia
haciendo que la despedida fuera aun más difícil de lo
que ya era.
-
Adiós Camus, descansa en paz, ten por seguro que cuidare de
Hyoga - dije con un nudo en la garganta
Y
con estas palabras aun resonando en mi mente me levante y seguí
mi camino hacia los aposentos del patriarca.
