La campana del tren sonó. Ron y Harry se apresuraron para subir al expreso de Hogwarts para no tener que volver a idear algun plan en el que terminasen con el coche del señor Weasly en el Sauce Boxeador. Una vez dentro, buscaron el compartimento en el que se encontraba Hermione, pero, para su sorpresa, la chica no estaba sola. A su lado estaba sentada una muchacha a la que Ron y Harry no habían visto nunca. Tenía un cabello negro y enredado que caía sobre sus hombros, el cual tenía brillos morados a la luz del sol. Era una joven pálida y de ojos negros como la pez. La chica miró a los muchachos con emoción y nerviosismo. Harry y Ron se sentaron en frente suya.
- ¡Hola Hermione! ¿Qué tal el verano? ¿Qué has estado haciendo? Es que ya sabes que por seguridad no me dejan recibir cartas de nadie... Por cierto, ¿quién es esta chica?
- ¡Eh,eh tranquilo Harry, no puedo responder a todo a la vez! ¡No soy tan lista! – Rió Hermione. – Bueno, este verano la verda es que no he hecho nada especial, he dado clases particulares de Alemán, pero nada interesante...
- ¿Alemán? – dijo Ron. – Ah claro, por supuesto, para poder hablar con tu amiguito Vicky, ¿verdad?
- Ron, ¿Qué dices? ¡Victor búlgaro!
- ¿Qué más da? Todos esos países son iguales, yo no los diferencio – replicó Ron.
- Bueno, ¿quién es tu amiga? – dijo Harry en un intento de esquivar lo que se iba a convertir en una pelea.
- ¡Ah, sí, perdón! Esta es Wendy Pyton, es mi vecina. Resulta que también es bruja, ¿no es increíble? ¡Nunca lo hubiese imaginado! ¡ Mi pequeña vecina Wendy una bruja!
- ¡Caray, menuda casualidad! – dijo Ron. – Y dime, Wendy, ¿eres también una hija de muggles?
- ¿Muggles? – preguntó Wendy con curiosidad.
- Sí, son las personas no-mágicas. Tranquila, aprenderás estas cosas con el tiempo.
Durante el resto del viaje, los chicos se dedicaron a hacer preguntas a la vecina de Hermione, que contestaba encantada.
Al llegar a Hogwarts, los tres amigos se despidieron de la más pequeña y se dirigireron al gran comedor para sentarse en su mesa.
Al cabo de media hora, cuando todos se hubieran sentado, Dumbledore comenzó a hablar:
- Queridos alumnos y alumnas, bienvenidos un año más a Hogwarts. Disculpad nuestra tardanza en empezar, pero hemos tenido algunos problemas con los alumnos del primer año.
Harry, Ron y Hermione se miraron con curiosidad, preguntándose qué habría ocurrido. Dumbledore prosiguió:
- Sin más dilación, comencemos a nombrar las casas de cada uno de los nuevos alumnos, no quiero ser el responsable de retrasar esta cena tan exquisita que nos han preparado nuestros elfos – dijo con una sonrisa pícara.
Cuando Dumbledore se hubo sentado, el sombrero Seleccionador se dispuso a repartir las casas de cada alumno:
- ¿Aaron Fender?
Un chico rubio de ojos berdes se acercó asustado al sombrero y se lo puso.
- Veamos... ah, sí... ¡Hufflepuff!
La mesa de Hufflepuff rompió a aplaudir con euforia. A continuación llamó a Derek Gublin, Anna Manson, Cathy Neil... hasta que llegó el turno de Wendy:
- ¿Wendy Pyton?
La chica parecía estar bastante más nerviosa que cualquiera de los alumnos del primer año.
- Vamos a ver... uhmmm... vaya... esto... esto es difícil – dijo el sombrero. – Vaya, nunca había visto una mente tan complicada... yo... no sé qué casa te convendría más... nunca había visto a alguien como tú...
Wendy murmuró algo:
- ¿Te gusta Gryffindor? De acuerdo, puesto que estoy algo confuso me parece bien que lo decidas tú... ¡Gryffindor! – dijo confuso el sombrero Seleccionador.
Toda la mesa de los Gryffindor aplaudió. Ninguno de los tres amigos se paró a pensar el porqué de la confusión del sombrero, simplemente vitorearon a Wendy y la invitaron a sentarse con ellos.
