Escribir siempre ha sido una forma de escapar a otros mundos. Lo que comenzó como un pasatiempo apasionado -hace más de 17 años- es hoy una obligación profesional al que debo respeto. Alejada de las fantasías, y todas sus tentaciones, no puedo más que agradecer los años de inspiración que viví a su lado pero, es innegable, que mantener estos textos como públicos resulta hoy contradictorio y vergonzoso.
Hasta jamás, bello país de los nunca y lo jamases.
