Título: Los Juegos del Fénix

Autor: Larissa Martz

Summary: Todos los días me digo a mi misma que no tengo miedo de ser escogida, pero todo eso queda en el olvido cuando me enfrento a la elección. Muy en el fondo sé que tengo miedo. Pero tengo más miedo de ver como alguien de mi familia es elegido. Una vez escogido por el cáliz, estás condenado a muerte.

Pareja: James/Rose/Scorpius eventualmente.

Disclaimer: Todo lo que reconozcan pertence a J. K. Rowling y Suzanne Collins.


1

La Elección

Mis ojos se abren lentamente y distingo los colores rojos escarlata y dorado de mi dormitorio. Mis demás compañeras no se han despertado todavía así que en silencio me levanto y bajo hacia la sala común de Gryffindor. Cuando llego me encuentro con algunos de mis primos charlando en susurros. Sonrío un poco y me dirijo hacia ellos.

Hoy es el gran día, así que deben de estar preparando algo grande para aliviar la tensión después de la elección.

—¿Qué planean ahora? —pregunto, sonriendo, mientras me siento al lado de Albus.

—Nada, solo observamos el paquete que Fred y Roxanne nos enviaron. Hoy somos tan generosos que lo compartiremos con todos —James responde, encogiéndose de hombros y lanzándome una sonrisa me enseña el paquete repleto de dulces de Zonko.

Pongo los ojos en blanco y me retiro a mi dormitorio lo más rápido que puedo. Escucho a lo lejos como James y Albus me llaman, pero no regreso. Si lo hago podría decir cosas que luego lamentaré. Además, no es como si ellos entendieran lo que siento.

Cuando termino de arreglarme me quedo un rato viendo mi reflejo en el espejo del baño. Hoy he escogido mi mejor túnica y el mejor listón que tengo para adornar mi alborotado cabello rojizo. Me repito una y otra vez que este año será igual que los demás y que ninguno de mis primos será escogido. Cuando estoy por la enésima vez alguien toca la puerta del baño y me sobresalto. Abro la puerta y me disculpo, algo tímida, con mi compañera de curso. Salgo precipitadamente y me siento en mi cama.

Recuerdo la última clase de Defensa que James nos ha enseñado a mi, mis primos y algunos otros miembros de la casa de Gryffindor y recito los hechizos de memoria. Hasta ahora todos hemos aprendido lo suficiente como para poder defendernos, en el caso de ser escogidos. Sin embargo nuestro conocimiento es limitado y a limitado me refiero a básico, demasiado básico. Unos cuantos hechizos de desarme, de sanación y defensa no nos ayudarán para ganar los Juegos. Tal vez a sobrevivir unos cuantos días, pero no llegaríamos a la segunda fase, de eso estoy segura.

Hogwarts ya no es lo mismo que antes, según me ha contado la abuela Molly y mi tío Charlie. Antes era un lugar al que podías llamar hogar. Ahora se ha convertido en un reclusorio donde nos llama de ocho en ocho para morir en los Juegos del Fénix.

Los Juegos iniciaron a finales de 1990, cuando la Orden del Fénix perdió contra Lord Voldemort. Estos son un recordatorio para la comunidad de cómo oponerse contra el reino de Lord Voldemort es mala idea. Se realizan cada año, sin excepción, en los meses de Julio y Agosto. La elección sucede en la última semana clases. En ella se escogen a ocho campeones de las tres escuelas mágicas de toda Europa y se les pone a pelear hasta la muerte. Para mayor entretenimiento del Londres mágico, los ocho campeones de cada escuela pelearan durante dos semanas en el campo de su respectiva escuela. Los que queden todavía en pie al finalizar esas dos semanas, serán enviados a un campo desconocido y pelearan contra los otros campeones de los otros colegios. Al final, si más de un campeón queda vivo, este será eliminado por trabajadores del Ministerio, o eso he visto.

Es una gran celebración que se hace durante las vacaciones y todos, absolutamente todos, estamos obligados verlos mediante los hechizos proyectores que se inventaron poco después de que iniciaron los primeros Juegos. Yo solo he visto tres en mi vida, de pequeña y a escondidas de mis abuelos.

Lanzo una mirada al reloj mecánico en mi noche de mesa y reviso la hora. Ya es tiempo de bajar.

Acomodo mejor mi túnica e inconscientemente me toco el cabello. Me paro de un brinco de la cama y camino hacia la puerta abierta. No me había dado cuenta que todas mis compañeras ya había bajado. Hago una mueca y sonrío con ironía ante el compañerismo, y cariño familiar de Molly.

Al bajar las escaleras me encuentro con Lily y ella me toma del brazo. La sala común está atiborrada de los alumnos. Veo como los Premios Anuales alzan la voz para mantener el orden y dan breves instrucciones sobre la formación que debemos de mantener. Todos los años es lo mismo, así que no le veo mucho sentido a repetirlo cada año. Sin embargo James le saca provecho a la situación. Él, junto con sus amigos, imitan a los prefectos de una manera tan graciosa que los que están a su alrededor se ríen a carcajadas no tan disimuladas. Recibe una mirada reprobatoria de los Premios y se encoge de hombros. Típico de él.

Lily y yo nos quedamos estancadas en las escaleras mientras esperamos a que nuestros respectivos cursos pasen. Cuando los de tercer año pasan al lado de la escalera, Lily rápidamente se une a ellos y me sonríe antes de salir por el marco. Cuando veo a los de quinto imito a Lily. Busco con la mirada a Albus y a Molly, pero no logro localizarlos dentro de tantas cabezas. Si tan solo tuvieran el cabello rojizo, como la mayoría de nosotros…

Alguien me golpea el hombro y me tambaleo un poco. Me volteo hacia la persona que lo hizo, dispuesta a insultarlo, pero me detengo en seco al ver que fue Albus quién lo hizo. Al lado de él está Molly, que trata de ahogar la risa inútilmente. Sonrío un poco y me coloco en medio de ellos dos, poniendo un brazo sobre sus hombros.

Pronto llegamos al Gran Comedor y Dolores Umbridge nos recibe con una sonrisa irritada. Otra vez hemos llegado tarde y no le ha gustado para nada. Cuando por fin nos sentamos en nuestra mesa observo a las demás casas y fijo mi mirada particularmente en la de Slytherin, que al contrario de las demás, parece demasiado tranquila. Pero es más que obvio. Todos los que están sentados ahí tienen un extenso conocimiento de hechizos, embrujos, maldiciones, pociones y todas las asignaturas de Hogwarts.

Hay una gran distinción de educación, como todos lo sabemos, y Slytherin es siempre la casa que termina con el mejor conocimiento. Mientras Hufflepuff, Ravenclaw y Gryffindor se apaña con las dos clases de Defensa Contra las Artes Oscuras a la semana, Slytherin tiene dos horas diarias; mas dos horas de Artes Oscuras a la semana. Es así con todas las asignaturas. Tampoco es que me quejara de no poder aprender Artes Oscuras; de eso me alegro.

Slytherin no tiene miedo de ser seleccionado y si fuera posible, estoy segura que ellos mismos se harían voluntarios.

Mis ojos se enfocan nuevamente en Umbridge y rápidamente los retiro. Prefiero observar la mesa vacía que soportar su ropa color rosa chillón, ver sus arrugas temblar cuando habla u observar como sus lóbulos parecen derretirse por segundos. He escuchado que el Ministerio le ha ofrecido la jubilación, pero que ella la rechazó. Ama su trabajo, la señora.

Empiezo a tamborilear mis dedos suavemente contra la mesa y tarareo una tonada que mi madre me cantaba siempre antes de dormir. Sonrío con melancolía y trato de recordar su voz, pero no lo logro. Solo recuerdo la letra, más no la voz. A veces me enoja no poder hacerlo, pero hoy con eso me basta. Con eso me tranquilizo hoy.

Las puertas del Gran Comedor se abren y pronto el Cáliz de Fuego aparece flotando sobre las varitas de tres funcionarios del Ministerio. Volteo a ver a Albus, Molly y a mis demás primos y les sonrío con confianza. Algo que me enseñaron en casa es que debía ser fuerte para los demás.

—¡Bienvenidos, bienvenidos todos! —saluda Umbridge con brío y hago una mueca—. Ha llegado el tiempo de seleccionar a los ocho grandes y afortunados campeones representantes de Hogwarts. Como siempre, saben que es un honor poder representar nuestro colegio en esta gran festividad...

Umbridge continua hablando, explicando de manera breve la historia detrás de los Juegos. Nadie, a excepción de los Slytherin (claro está), presta atención. Es la misma historia una y otra vez con el único mensaje de muerte:

«Mira como te quitamos a tus hijos y los mandamos a la muerte sin que puedas hacer algo. Vuelve a levantarte como aquella vez y sufrirás peores consecuencias.»

Umbridge termina con la historia y a continuación el Cáliz de Fuego es colocado en un pedestal que los funcionarios aparecieron con magia. El viejo cáliz se ve demacrado, las llamas rojas que surgen de él le dan una apariencia temible y atroz que solo asustaría a los más asustadizos. Pero en este día, esa viaje copa impone más miedo, he notado a través de los años, que Umbridge.

Ella comienza a rodear al cáliz y las llamas rojas empiezan a alborotarse, de ellas sale un papelito quemado por las orillas. Muerdo mis labios, esperando que ningún Potter o Weasley sea el escogido.

—Macmillan, Nicholas —dice Umbridge con voz muy clara para su edad, y una gran sonrisa.

Un chico de se levanta de la mesa de Hufflepuff y camina al frente para quedar al lado de Umbridge. Puedo notar por la expresión de alarma en sus ojos que tiene miedo.

«Bien, ahí va uno.», pienso y suspiro. Escucho muy poco de la conversación que Umbridge trata de entablar con el chico, aún así logro captar su edad. Tiene la misma que yo, quince. Ella le estrecha la mano y se voltea. Sonríe y pide que aplaudamos al primer campeón de Hogwarts. Uno a uno a aplaudiendo, pero el aplauso parece más formal y triste que uno de aliento.

Mi familia y yo no aplaudimos. Nunca lo hacemos, pues no hay nada que festejar.


Esta vez dos papelitos salen del cáliz y Umbridge los atrapa. Se sigue la misma rutina, una y otra vez hasta que me doy cuenta de que solo faltan los campeones de Gryffindor.

Ahora es cuando en verdad presto atención. Observo mi alrededor y veo como la chica de al lado juega con el dobladillo de sus mangas, como Albus tensa la mandíbula y Molly juega con un mechón de su cabello, mirando hacia abajo. Escucho los pocos murmullos que se pasan en la mesa y cuando estiro mi cuello, para ver mejor a los de primer año mi corazón se comprime. Hay dos pequeñas niñas que lloran silenciosamente y hay un niño que tiene que morderse el labio para evitar que las lágrimas le caigan. Puedo notar cierta similitud entre él y el chico de Hufflepuff.

«¡Es que ellos son hermanos!», pienso al recordar el nombre del pequeño: Thomas Macmillan.

Aparto la vista y me concentro ahora en el cáliz. Las llamas se expanden y contraen, se alborotan, pero nada sale aún. Cierro mis ojos y espero impaciente. Abro un poco los ojos y veo que aún no sale. Umbridge y los demás funcionarios están impacientes, se les nota en la cara.

Todos tienen la vista pegada al cáliz, está vez todos quieren saber quiénes serán los representantes de Gryffindor.

Unos minutos más pasan cuando dos papelitos son expulsados con fuerza del cáliz y atrapados por Umbridge.

—Oh, por eso tardo, de seguro —se acomoda su rizado cabello y sonríe ante el alumnado.

Me muerdo los labios, aprieto los puños y los ojos los mantengo muy cerrados. Todos los días me digo a mi misma que no tengo miedo de ser escogida algún día, pero todo eso queda en el olvido cuando me enfrento a la elección. Muy en el fondo sé que tengo miedo.

Pero tengo más miedo de ver como alguien de mi familia es elegido.

—¡Potter, Albus! —escucho gritar a Umbridge y siento como el aire se me va.

Quiero pararme y gritar en protesta. ¡Detener a Albus mientras se está parando! Pero soy incapaz. Es cómo si mi alma se hubiese ido y mi cuerpo inerte fuese lo único que quedara.

—No… ¡NO! —grita James de repente y escucho cómo se levanta de pronto de la mesa.

James siempre ha sabido cómo solucionar las cosas así que un poco de esperanza se deposita en mi ser. Veo como James corre con rapidez hacia Albus y lo detiene. Albus le da una dolorosa mirada y empiezan a intercambiar rápidas palabras. Hay jaloneos de parte de James, pero Albus lo empuja, aunque no hace mucho esfuerzo. Sé que por dentro Albus no quiere irse y le duele tener que pasar por eso.

—¡No puedes hacerlo! ¡No puedes irte! —ruge James y se voltea a Umbridge. Puedo ver como su cara, roja por la ira, se contrae al verla. Tensa su mandíbula y estoy segura de que sus dientes podrían romperse si las tensase un poco más. Las aletas de su nariz se mueven al compás de su agitada respiración—: ¡No puede llevárselo!

—Por supuesto que sí, señor Potter, y lo haré —responde Umbridge irritada y se alza en sus talones, para darse más presencia.

—Entonces me ofrezco como campeón. Cambio de lugar con él. ¿Eso quiere, no? ¡Tener un campeón! —su voz tensa me deja en claro que hace un gran esfuerzo para no lanzarse encima de ella.

—Las reglas de los Juegos son claras, al igual que las del cáliz. Una vez escogido por el cáliz, debe ser valiente, como dicen que son en su casa, y aceptar con orgullo la decisión —mira a Albus con sus ojos entrecerrados y con su regordete dedo le indica que vaya hacia ella.

Albus empieza a moverse, dándole una última mirada a James y luego a la mesa. Mis ojos buscan a Lily y veo como también está parada, observando a sus dos hermanos. Lágrimas se le escapan por sus ojos y un pequeño sollozo sale de su boca.

Me vuelvo hacia mis primos y justo alcanzo a ver como James saca su varita y se dirige, corriendo hacia Umbridge. Pero no es lo suficientemente rápido. Los funcionarios del Ministerio lo lanzan hasta el otro extremo del Gran Comedor antes de que se acercara a más de tres metros. Todos en la mesa ahogamos un pequeño grito y ahora es Lily quién corre hacia James. ¡Cuando debería estar corriendo por Albus! Me levanto de mi silla dispuesta a ir por Albus, pero Molly me detiene por la muñeca. La volteo a ver, claramente irritada, pero me sacude la cabeza y señala al frente. Sigo su dedo y veo que Albus ya está al lado de los demás campeones, con la cabeza en alto y sus ojos y puños cerrados.

Nuevamente mi vista se fija en James y Lily. Ambos están siendo sujetados por los funcionarios, ambos están llorando y gritando. Umbridge ordena que los saquen de la estancia y entre gritos y empujones ellos son enviados a otro lugar.

—Eso, niños míos, es algo que nunca en la vida —su voz se vuelve más aguda de lo normal mientras habla—, repito, en la vida, debe volver a suceder —termina viendo de un extremo al otro la habitación, cuando sus ojos se posan en mí.

Automáticamente me siento y trato de guardar la compostura, pero no puedo. Siento tanta rabia e ira, me siento a explotar. Mi cabeza se siente ligera y tengo ganas de vomitar. No sé que hacer. Mi mejor amigo, primo y casi hermano, está sentenciado a muerte y nadie, absolutamente nadie, puede hacer algo para ayudarlo. Y para variar, James y Lily serán castigados severamente por haber intervenido en la elección…

—Ahora que todo está mas calmado —respira ruidosamente y su piel arrugada le tiembla cuando alza la mano con el último papel—, leeré el último papel y todos guardaran el mejor de los silencios y aplaudirán.

Ni siquiera me importa ya que compañera sea la escogida, ¿qué es lo peor que podía pasar, además que alguien de la familia sea escogido? Bajo la mirada, más que exasperada, y cierro los ojos.

—¡Weasley, Rose!

No veo nada, pero su sonrisa puede hasta escucharse en su aguda y melosa voz. Sin esperar a que alguien me de un codazo para levantarme, cómo muchas veces he visto que hacen a los campeones que no atienden con rapidez, me levanto. Ni siquiera doy una última mirada a mi mesa, o a mi familia y camino con la mayor seguridad que puedo proyectar en estos momentos. Mis manos forman puños que le dan más credibilidad a mi falsa confianza (o simplemente delatan mi terror) y mis ojos miran fijamente a Umbridge, tratando de mostrarle mi valentía.

En el fondo estoy aterrorizada y gritando, deseando que alguien o James saliera en mi defensa.

Como era de esperarse, nadie lo hace. Estoy sola.

Me coloco al lado de Albus y lo observo por unos instantes. Muy en el fondo sé que no volveremos a ver a nuestra familia dentro de unas semanas y que tarde o temprano, uno de los dos morirá a manos del otro.


N/A: ¿Y qué les pareció? Yo espero que bien, porque tengo muchísimo entusiasmo con éste fic. Con el avance de la historia explicaré más sobre los Juegos y sobre Ron, Hermione y Harry... porque sí, algo les sucedió. También quiero explicar que por un largo tiempo será Rose-centric. Por lo tanto no habrá mucho James/Rose/Scorpius, pero no se preocupen, la historia vale la pena.

Así que, ¿me mandan reviews? Díganme que les gustó y que no, así como algunas sugerencias :D


Editado el 13 de Junio de 2013