Nota: Estefic se lo debía a Nyu por su cumpleaños n.n, eligió una pareja que, aunque no me desagrada, no me es del todo convincente XD, YuriyxBrooklyn (realmente ella y creo que muchos saben con quien me gusta ver a Brooklyn XD) pero bueno, es su regalo y espero que sea de su agrado n.n

Dedicado: a Nyu Leonhart, por su cumpleaños, espero te guste n.n

DISCLAIMER: Beyblade y sus personajes son propiedad de Aoki Takao

Mentiras Carmín

Por: Katja Kitayima

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Capitulo I: Deseo

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La misma rutina de siempre, el mismo tiempo, el mismo lugar y todo a la misma hora. Aún no entendía del todo el por qué seguía iendo a ese lugar, todo lo que le causaba, decepción tras decepción, dolor, antipatía, tristeza, depresión, nostalgia…..¡Caray! debía estar realmente loco para seguir soportando aquella tortura.

Pero lo hacia no porque fuera masoquista, lo hacia sencillamente por una persona, aquel chico de cabellos naranjas despeinados, sonrisa torpe e inocente y ojos soñadores, aquel chico, mejor amigo suyo por cierto, que reía hasta de las cosas más simples, su vida era así, una simpleza.

¿Entonces por qué le atraía tanto que no podía dejar de pensar en él? ¿Por qué tenia que venir todos los días a ese lugar en donde solo se hacia daño al ver a su amigo coquetear con aquel hombre mayor de cabellos azulados? ¿Qué tenía ese tipo, que él, Yuriy Ivanov, no tuviera?, no poseía su atractivo ruso, ni sus cabello rojizo cual fuego y mucho menos el azulado de sus ojos, y claro estaba, para nada tenía la jovialidad que le caracterizaba. Entonces, ¿Qué era lo que hacia a Brooklyn caer rendido ante los pies de aquel tipo?

Bufó molesto cuando se dio cuenta de que el pelinaranja había aparecido en escena junto con el hombre mayor, fácilmente debía llevarle unos diez años en edad, pero aún así, a su amigo no parecía importarle, sonreía tontamente cual colegiala enamorada cada vez que el sujeto en cuestión abría la boca para decir algo, y cada vez que le tomaba gentilmente de la mano como si fuese una princesa en apuros.

Su mirada se enfocó hacia aquel par de chicos que caminaba sigilosamente alrededor de la fuente, siguiendo el camino empedrado que los llevaba hacia los jardines centrales de la plaza, sus labios se unieron en un pequeño beso e Ivanov no puedo evitar gruñir ante su enojo por aquella acción. Era una escena demasiado cursi para alguien como él, aunque no le hubiera importado si en lugar del japonés hubiese estado él acompañando a Brooklyn y siendo él quien estuviese probando de sus labios.

-Idiota….-rezongo para volver a su libro, quería tratar de olvidar aquello que le torturaba, quería tratar de alejar de su mente la clase de pensamientos que solo pueden tenerse cuando estas enamorado…y no eres correspondido.

Hacia solo un mes que Brooklyn había conocido a aquel tipo, de nombre Hitoshi por cierto, al parecer ambos tenían en común el amor al arte puesto que asistían a la misma clase de pintura. Una semana después Brooklyn llegó emocionado a casa de Yuriy, diciéndole que estaba enamorado y que había encontrado a una persona sumamente especial para su vida. Para desgracia del ruso esa persona era nada más y nada menos que el sujeto peliazul a quien aborreció desde aquel día fatídico en que capturó el corazón de su mejor amigo y se llevó de su lado la oportunidad de tenerle junto a él.

Solo un mes. Era muy poco tiempo ¿Acaso el suficiente como para poderte enamorar de alguien?. ¡Apenas y se conocían! ¡Cielos, él llevaba toda su vida de conocerle, eso debía tener algún valor ¿no?, algo más allá de una amistad en la que se conocían a la perfección y habían pasado por tantas cosas juntos. Amaba a Brooklyn, a su mejor amigo…pero al parecer Hitoshi lo tenía deslumbrado.

-Tu cerebro comenzará a quemarse si sigues así de estudioso –dijo una voz en un tono demasiado burlón para su gusto. A sus espaldas sabía que se hallaría el torpe de Kuznetzov esbozando su típica sonrisa de superioridad.

-Deberías aprender nuevos chistes, eso ya esta muy gastado –habló sin inmutarse, su mirada seguía fija en las palabras en francés de su libro de ejercicios. Sintió al otro subir por detrás de la banca y caer sentado justo a su lado.

-¡Vaya si estas amargado! ¿Qué pasa? ¿Zanahorio de nuevo te plantó? –dejó escapar una sonora risa mientras cruzaba la pierna y dejaba sus brazos libremente recargar sobre lo ancho del respaldo.

-¿No tienes otra cosa mejor que hacer? –Bufó molesto por el comentario, pero con aire de seriedad bajó el libro para enfrentarse al ruso ojiverde que aún mantenía esa sonrisa burlona

-Si, me gusta ver como babeas y sufres por el inglesito –su sonrisa se agrandó al momento de visualizar al menor y a su acompañante que se deleitaban con un apasionado beso. Giró el rostro y observó al pelirrojo cuyo semblante se hacia cada vez más enfadoso y rió ligeramente al ver la vena en su frente que comenzaba a pulsar de manera graciosa.

Pero calló enseguida. Aun cuando le gustara molestar a su compañero y burlarse de sus desgracias, también sabia, que en algún punto, Ivanov si estaba en verdad dolido de ver aquella escena, lo sabia por la mirada que tenia fija en aquel par de ojos azulados, tan frío como siempre era, pero jamás se quejaría de modo tal que dejara libres sus verdaderos sentimientos. No, así no era el Yuriy que conocía, primero muerto que dejarse llevar, pero eso no le quitaba que no sintiera dolor por no ser correspondido.

-No deberías dejarte –carraspeó el pelilavanda mientras restregaba una de sus manos sobre su cabellera.

No es que le gustara dar consejos y mucho menos a su ex capitán de equipo, pero Yuriy seguía siendo su amigo y no le era de agrado el verle en esa situación de derrotado, eso y que en su mente maquiavélica surgieron ciertas imágenes divertidas sobre toda esta situación y los posibles desenlaces. Una sonrisilla perversa se formó en sus labios.

El pelirrojo simplemente no dijo nada, había escuchado a la perfección las palabras de Bryan y solo atinó a mirar a la feliz pareja a lo lejos. Tal vez, solo tal vez, esta vez Bryan tendría razón. ¡Al diablo! El era Yuriy Ivanov y nadie le quitaría lo que por derecho de antigüedad y fidelidad le pertenecía.

-¿Tienes algo en mente?

Su compañero le miró con aquella sonrisa malévola que solía poner cuando de planes maquiavélicos se trataba. Bryan tenía cierto tacto para esas cosas, y en esta ocasión no le importaba el tipo de método, solo quería resultados.

-¿Sabes pelirrojo? –estiró sus brazos para rodear los hombros del menor- a veces me sorprende el hecho de que no me conozcas como debieras, yo siempre tengo algo en mente…y no solamente la clase de cosas que ambos sabemos son mi especialidad- susurró maliciosamente sobre su oído, pero Yuriy alejó su rostro enseguida, manteniendo fija la vista en Brooklyn y su nuevo novio, ¡como detestaba verles juntos!. Giró nuevamente el rostro para encarar a su compatriota con una mirada afilada.

-¿Y bien? –dijo con seriedad

-Tu déjame todo a mi –amplió su sonrisa al tiempo que se recostaba nuevamente sobre el respaldo de la banca, al ver a la feliz pareja deambular frente a ellos.

-Y supongo que querrás algo a cambio….

-Jaja! Eso ya lo veremos a su tiempo pelirrojo, tu confía en mi

¿Confiar en él? ¿En Bryan Kuznetzov?, eso era precisamente lo que más temía, sin embargo, y contrario a lo que pudiera parecer, a veces Bryan sabía exactamente qué hacer en el momento preciso, quizá esta vez tendría razón nuevamente. Todo con tal de alejar a aquel fastidioso tipo peliazul de lo que él sabía le pertenecía.

Suspiró. Yuriy no pudo pensar en otra cosa mas que en tener a su lado al pelinaranja a toda costa, se le había vuelto obsesión, era aquella necesidad de estar con él, de tocarle, de besarle, cada vez que de su boca salía alguna palabra o gesto, Ivanov tenía que morderse el labio para calmar esos instintos y no lanzarse de una vez sobre él.

Pero… ¿Cómo es que había llegado a eso? al punto de decirse claramente: yo amo a Brooklyn, al cursi, meloso, inocente e infantil niño distraído cabellos de zanahoria de mi mejor amigo. Sucedió tan paulatinamente que no pudo darse cuenta cuando ya estaba atrapado en aquello que todos llaman amor, al menos eso quería creer que era lo que sentía en sus adentros al estar al lado de esa persona. Un día simplemente parecía no irritarle tanto su forma de actuar, su forma de ser tan relajada, su risa y aquellos gestos y ademanes que hacia con su cuerpo, el cual por cierto, un buen día notó que ya no era tan joven como parecía, y casi desde aquella vez las cosas cambiaron en su mundo, pues cada vez deseaba poder estar más y más cerca de él, quería que su relación profundizara, más que solo su amigo….

Y Yuriy si pensó seriamente el tener que confesarse ante su compañero, el decirle la verdad, pues a esas alturas parecía demasiado obvio para él que era muy probable que Brooklyn le correspondería, lo supo por la manera en que ambos se compenetraban, pero resultó entonces que el tipo de cabello azul entró en sus vidas cual intruso, deslumbrando a Masefield y haciéndolo caer ante su encanto. Lo detestaba, y detestaba también a Brooklyn por ser tan inocente.

Pero más que detestarlo por ser él, en realidad detestaba el no ser amado por él.
Pero ya haría algo, y entonces, Brooklyn por fin estaría a su lado.

Las seis de la mañana, el molesto sonar de la alarma de su despertador y con los ánimos por lo bajo. Ivanov gruñó con el solo pensamiento de tener que levantarse para nuevamente atender sus clases, hoy tenia aquel examen de francés para el cual había estado estudiando dos días seguidos, claro, hubiera sido más fácil si su mente se hubiese concentrado solamente en aquella materia pero desgraciadamente, y una vez más, cierto chico pelinaranja se había atravesado en esa atención. Aun a regañadientes tuvo que levantarse, rápidamente tomó una ducha y vistió su uniforme azul marino. Bajó al desayunador en donde tomó un sorbo del vaso de jugo de naranja que estaba listo para él sobre la mesa, tomó su mochila y salió aprisa. No solo era el examen el motivo por el que deseaba llegar temprano al Instituto.

-¡Yuriy! ¡Espera! –la voz lo sacó de sus pensamientos. Levantó la mirada y entonces lo vio, corriendo hacia él cual niño pequeño entusiasmado por el mundo, sonriendo y riendo…esa facilidad que tenía para ser feliz…la envidiaba a veces.

-Masefield –contestó al instante mientras se detenía para esperar a su amigo. En cuanto este le alcanzó ambos se encaminaron hacia el salón de clases.

-Tengo que hacerte una pregunta…necesito que me ayudes.

-No estudiaste para el examen y quieres que me deje copiar por ti ¿no es así? –su tono denotaba orgullo pero sonreía amigablemente en complicidad, como solo a Brooklyn le dedicaría ese gesto.

-Eso quisieras Ivanov, los papeles jamás se invertirán –correspondió con el mismo tono a modo de juego- pero no es eso lo que quería decirte…

Brooklyn se detuvo antes de entrar al salón de clases, colocando su cuerpo frente a esta para evitar que Yuriy pasara. Le miró seriamente, los ojos entrecerrados y sus labios ligeramente abiertos. El pelirrojo solo le miró, confuso ante su semblante, aquel que de momento ya no pareció tan inocente como segundos atrás.

¿Qué era lo que quería pedirle con tanta seriedad?. Por un momento cruzó por su mente la posibilidad, remota, pero posibilidad a fin y al cabo, de que tuviera algo que ver con su deseo de relación. Lo admitía, estaba nervioso y su respiración quería salirse de control debido a la emoción, pero por fortuna su temple de acero le hizo guardar la cordura frente a la persona que probablemente le conocía mejor que nadie en el mundo.

-¿Qué necesitas Masefield?

El ojiverde suspiró profundamente, miró a los lados como si temiese que alguien los observara, porque en realidad así era, a lo lejos, desde la esquina del salón, Bryan estaba de pie, recargado sobre el pizarrón y con los brazos cruzados mirando al par de jóvenes, sonriendo maliciosamente como si tuviese un plan malévolo que llevar a cabo y se regocijara con el solo hecho de pensar en las consecuencias de su acto perverso.

-Solo en ti confío para pedirte esto….-susurró en voz baja para acercar su rostro al del ruso, quien trataba por todos los medios de no perder suelo ante la cercanía de su amigo- es sobre Hitoshi….

No podía creerlo.¡Ese tipo!. Lo último que quería escuchar era el nombre de ese hombre pervertidor de menores. Resopló desviando la mirada y amplió su distancia con su compañero mientras intentaba pasar al salón, pero la mano de Brooklyn le detuvo por el brazo para detenerle con firmeza.

-Se que él no te agrada –continuó- pero quería pedirte un favor, ya te dije que solo en ti confío Yuriy….-hizo una pausa para confrontar al pelirrojo a los ojos, le condujo hacia uno de los lados del pasillo y prosiguió-… quiero….queremos irnos de viaje este fin de semana, los dos solos…y tu sabes que mis padres no me dejarían ir, muchos menos a solas y si supieran que Hitoshi es mi novio, que es un chico y que además es mayor que yo…

-¿Y que quieres que yo haga con eso? –ya estaba enfadado, de repente su tono se volvió agresivo, detestaba el solo imaginar a ese tipo conviviendo con Brooklyn a solas

-Necesito que seas mi coartada, les diré a mis padres que pasaré el fin de semana en tu casa…solo así no sospecharán nada…...¿Me ayudarás?

Esa mirada de súplica, no, no de nuevo. Con eso era capaz de convencer a cualquiera, de producir en sus adentros la sensación de no poder resistirse ante tal efecto. ¡Demonios! Brooklyn sabía manipular inconscientemente a las personas a su alrededor, por más que fuese una locura, ¿cedería?. El hecho era que se vería a escondidas con el japonés y él debía fungir como pretexto para no ser descubiertos, su mente rechazaba aquellos pensamientos tortuosos de lo que sucedería ese fin de semana entre ellos estando a solas, y claro, él se quedaría sin poder hacer nada a kilómetros de distancia solo jugando a ser el estúpido muro que los protegiera.

¡De ningún modo! ¡No se burlarían de él así como así!

-Brooklyn, estas loco si crees que yo….

-Por favor, Yuriy….. –interrumpió, su voz era suplicante pero suave. Su mano apretó ligeramente el brazo del pelirrojo como pidiéndole, por lo que más quisiera, que le ayudara en su escape.

Eso no podía negarlo…..Esa voz….la súplica…¡Maldita sea!

-Esta bien….-carraspeó finalmente tras algunos segundos donde el silencio reinó entre ellos. ¿Qué mas le quedaba?, no podía decirle que no a él, no en estas circunstancias. Tal vez esto probaría, de algún modo, lo que significaba para él, lo buen amigo que era y que las cosas podrían dar un giro inesperado.

-Gracias Yu… -respondió con dulzura y gran alivio en su entonación

De repente sus cuerpos estaban fundidos en un abrazo que el pelinaranja le brindó como una forma de agradecimiento, sus brazos le rodearon con cierta fuerza y en sus labios una amplia sonrisa que dejó mostrar a Yuriy cuando se separó.

Pero el ruso no pudo reaccionar, se había quedado quieto y sin hacer nada ante su acción, jamás le gustó que Brooklyn le abrazara, y mucho menos en público, detestaba ese tipo de cursilerías bobas por parte de su amigo, quien solía recurrir a esa clase de contacto cuando estaba en extremo feliz, agradecido o por haber consumido una fuerte cantidad de azúcar…pero esta ocasión fue diferente. Su cuerpo se llenó de una sensación hormigueante que le recorrió entero y erizó los vellos de su nuca, su corazón latió tan lento en esos escasos segundos que el aire le faltó y no oxigenó su cerebro para emitir gesto o movimiento alguno, había detenido su mundo en tan solo unos segundos, en esos largos segundos que sintió su cuerpo tan cerca del suyo. Había estado deseando ese momento desde esta nueva perspectiva, y cuando llegó simplemente no pudo reaccionar….

¿Así se sentía? ¿Tan horriblemente placentero que te volvías adicto a ello y no podías parar de desearlo y tomarlo?. Quería más y más cada vez.

-Ivanov, Masefield –interrumpió la voz de su profesora con un leve acento francés remarcado- por favor entren al salón, es hora de su examen.

Ambos chicos se adentraron al aula, tomando asiento en su lugares predeterminados, los mismos que habían ocupado todo el año, como siempre, el uno junto al otro. Cuando Yuriy entró al salón desvió su vista al instante para encontrarse con la de Bryan, quien le miraba sonriente, extrañamente sonriente dado que hoy era día de examen, lo cual a Kuznetzov le molestaba de sobremanera, pero hoy estaba algo diferente. ¿Acaso quizá ya tenia pensado qué hacer respecto a Brooklyn?

Pues esperaba que así fuese, habían pasado algunos días tras su última charla maquiavélica en el parque, le había prometido un plan maravilloso que alejaría de una vez por todas al inglés de aquel sujeto mayor e iría corriendo a sus brazos, pero resultaba que ya habían pasado dos días y todo seguía exactamente igual…o peor...

-Mas te vale que tengas algo ya Kuznetzov –siseó al pasar cerca de su asiento, a lo cual el pelilavanda respondió con una sonrisa altanera sin dejar de mirarle

-¿Tan temprano y ya estas de mal humor? –preguntó en su habitual tono burlón pero el pelirrojo no le contestó- Tranquilo…tu solo confía en mí…

Tras decir esta última frase, su mirada se enfocó directamente en Brooklyn, quien se alistaba para su examen sin saber que pasaba a su alrededor. Rió ligeramente pero aquel tono malvado hizo que Yuriy girara su cuerpo para encarar al mayor con un muy serio y desafiante semblante.

-Puedes hacer lo que quieras, te di la libertad… pero más te vale que no lo dañes –sus ojos denotaban algo de furia y convicción ante un Bryan que sonreía curioso ante las emociones que su ex capitán era capaz de mostrar.

-Mmmm, ya veremos al final quien daña a quien….

-¡Silencio! Ya es hora de su evaluación.

La maestra cerró la puerta del salón y se dispuso a entregar las hojas que contenían el examen de francés. Silabas, frases, verbos, acentos, Yuriy pudo recordar todo aquello fácilmente, aún cuando su mente estaba en otro lugar, que casualmente estaba justo a su extremo izquierdo en forma de Brooklyn. Tras cuarenta y cinco minutos por fin terminó su examen y salió del salón, mas se quedó a solo unos cuantos pasos de distancia esperando a Brooklyn, quien salió algunos momentos después siguiéndole hacia la biblioteca para realizar algunas tareas que tenían pendientes de sus próximas clases. Era su tiempo con Brooklyn y eso lo disfrutaba más que nada.

Era viernes finalmente, y después de un arduo día lleno de tareas, clases aburridas y lecturas largas, la campana sonó en punto para indicar que era hora de partir hacia su fin de semana. En el caso de Yuriy esto no era nada bueno para él.

-Entonces…así quedamos –el ojiverde le sonrió- gracias por todo Yura –la sonrisa de su amigo estaba encendida, era dulce y hasta le pareció verlo con ternura, pero no caía en cuenta todavía que aquel gesto no era en si por el favor que le haría, era más que nada porque se encontraría con Hitoshi, en lo que sería un largo fin de semana tortuoso para él.

-Si…claro… –apenas y musitó, intentando disimular su completo desagrado

-¡Te veré el lunes!….-suspiró sin poder ocultar su emoción por aquel hombre mayor con quien estaría. Elevó su mano en señal de despedida mientras corría hacia la puerta de salida.

Ivanov se quedó en silencio, quieto y con la vista fija sobre su amigo que se alejaba cada vez más, sentía quizá que lo estaba dejando ir de su lado sin poder hacer nada más que esperar, esperar y esperar que en ese fin de semana no pasara nada, que su mente no pensara en las probabilidades de lo que podrían o no podrían hacer…¡Demonios! Se preguntaba si estaba haciendo lo correcto….

¿Estaba en lo correcto el querer hacerle ver a Brooklyn que él era el indicado? ¿Qué solo debía estar con él porque era la persona que le entendía mejor que nadie y que le conocía a fondo? ¿Qué solo con él sería feliz?. Suspiró y cerró la puerta de su locker con fuerza, tomó su mochila y se dirigió a casa, tenía mucho en qué pensar.

Abrió sus ojos lentamente, mirando el reloj despertador de su cómoda, la hora: las 5:30 de la tarde. ¿Habia pasado tan poco tiempo apenas?. Bufó molesto y se dejó caer de nuevo sobre la cama, la música de su estereo estaba en un muy bajo volumen y por fuera ya estaba obscureciendo el ambiente. Miró al techo fijamente, no podía concentrarse bien, quería despejar la mente y olvidar lo que tal vez estaría Brooklyn haciendo…

Removió la cabeza para librar aquello pensamientos, no era para nada sano y a veces se hartaba de ese sentimiento que no lo dejaba en paz ni un instante, era tortuoso sentirse atado a alguien que ni siquiera sabía que tenía a alguien de ese modo. En eso el teléfono sonó.

-¿Y en donde estabas Bryan? Te estuve buscando en la salida…. –levemente adormilado pero con cierto enfado, su tono de voz no era nada amigable- espero que ya tengas algo de lo que hablamos….

-Pues hoy es tu día de suerte pelirrojo, esto es lo que tienes que hacer…. –rio ligeramente mientras Yuriy escuchaba atentamente cada palabra de lo que parecía ser el comienzo de un muy buen plan.

Continuará...


Ok! el primer capitulo! n.n, espero sea de su agrado y las quejas, sugerencias o tomatazos son bienvenidos XD
Nos vemos!