Aclarando: Los pensmaientos estan en cursiva y lo demás en normal.. .-. XD Espero q les guste! *w*
DE NUEVO (POV. N.U.)
¿Quién soy? Nada más ni nada menos que Naruto Namikaze Uzumaki, heredero de las empresas Namikaze. En estos momentos me encuentro sentado al borde de un acantilado y NO, no me quiero suicidar, solo lo hago por la fresca brisa. Suspiro mientras miro al cielo ponerse de mi lado; es decir, encapotado de nubes grises. ¿Por qué todo tuvo que suceder de esta forma? Miro por milésima vez, el hermoso mar que tengo bajo mis pies. Todo hubiera sido más sencillo si no nos hubiéramos conocido… si él me hubiese dicho lo que realmente sentía y no fingir que le importaba. Muerdo mi labio mientras sacudo mi cabeza para ambos lados. Pero ahora tengo treinta años y ya no puedo arrepentirme de nada, ¿verdad?
— Naruto…
Volteo ante la inconfundible voz de mi "amada" esposa. Si tú no me hubieras engañado esa vez, yo no estaría aquí en estos momentos. Suspiro mientras entiendo la indirecta de Hinata y me levanto. No es como si nos hubiésemos casado porque queríamos, nos casamos porque era lo correcto. Nuestros padres nos habían comprometido cuando apenas nacimos… una boda arreglada.
— Es hora de regresar, Boruto y Himawari nos están esperando.
Habla mientras me dedica una de sus angelicales sonrisas. No te odio, pero no te amo y eso es algo que nunca se podrá cambiar, por más veces que lo intente. Asiento mientras me toma de la mano y (por cortesía) correspondo su agarre. Me pregunto… si nos encontráramos ahora, ¿qué expresión pondrías? Sonrío mientras miro por última vez el cielo. ¿Acaso ya no me recuerdas?
— ¿Qué piensas?
La miro dubitativo. ¿En verdad quieres saber? Lo dudo mucho. Niego con la cabeza y sigo caminando mientras deshago el agarre sin que se dé cuenta. Hoy en día, solo tengo cabeza para los negocios, sin eso yo… yo estaría realmente perdido. El chofer abre la puerta de mi limosina Ford LTD y entro junto con Hinata. Es lo único que me ayuda a calmarme cuando pienso en él… el trabajo.
— Ayer fui a hablar con Ino, ella me contó que Sai le había…
Comienza a hablar mientras la miro con una sonrisa, como si le estuviese prestando atención. Si él nunca me hubiese visto la cara de tonto, si él nunca me hubiese engañado con Karin, si él nunca hubiese embarazado a mi mejor amiga, si él nunca hubiese estado en mi vida… si todo eso hubiese pasado, yo sería feliz. Pero no puedo alterar el pasado o cambiarlo (ni con toda la plata del mundo). Muerdo mi labio, aun manteniendo mi risa para ella. ¡Lo odio! Si algún día tuviese la oportunidad de verlo, le devolvería el golpe de la última vez. Sigo fingiendo escucharla. Pero… lo que realmente me duele, es saber que él puede ser feliz mientras que yo me estoy pudriendo en estos horribles sentimientos. Ladeo la mirada por unos segundos para volver a mirarla.
— …y así pasó, ¿lo puedes creer?
Asiento sin saber lo que habla mientras ella me sonríe. No quiero pensar más tiempo en eso… además, sé que esto te afecta, Hinata. Prendo el aire acondicionado y me apego más a mi esposa para recostarme en sus piernas sin pedir permiso (privilegio de esposo).
— Sabes que Ino siempre hace locuras. Levántame cuando lleguemos, por favor. No he dormido en toda la noche por la junta de ayer.
Cierro los ojos y me acomodo en ella. En estos momentos tiene puesto un vestido de color media noche hecho por Alexander McQueen1 que le asienta como anillo al dedo y yo un traje a juego hecho por Kiton (K-50)2. No he dormido nada durante treinta horas seguidas, ya no puedo más… Pienso para dejarme guiar por el sueño y acomodarme -por última vez- en las piernas de Hinata.
Desde que tengo memoria, él ha estado conmigo, llevándose mi "primera vez" en todos los aspectos. Era la persona más cercana a una familia que tenía… después de lo que le sucedió a mis padres. Él juró quedarse a mi lado y nunca traicionarme, para que jamás vuelva a estar solo; sin embargo, me mintió. Nunca le gusté y para hacérmelo saber, se metió con mi prima y se quedó con mi mejor amiga. Eso es algo que no se lo perdonaré, él me traicionó. La persona que pensé jamás lo haría, lo hizo. ¡Lo odio! ¡Y odio, aún más, el hecho de que aún sigo sintiendo algo por él! Pero ya no más, ya no más al niño tonto que le permitía hacer todo. Ahora ese chiquillo tiene 30 y una familia en donde él no figura.
Todo comenzó ese día. El día en que me di cuenta que él era un mentiroso. Me había levantado temprano porque el 20 de Diciembre, era el último día de clases en la Universidad y nosotros, con diecinueve años, estábamos en nuestro sexto ciclo.
Ambos estudiábamos la misma carrera -negocios internacionales- y teníamos las mismas clases en los mismos horarios; además, ocupábamos el primer y segundo puesto a nivel general; es decir, la combinación perfecta...
Faltaba tan solo cinco días para cumplir nuestro onceavo aniversario. Y me tuve que topar con mi prima, Karin. Si no le hubiese preguntado en ese momento… si no la hubiese visto llorar. Yo hubiese seguido ciego ante Sasuke y lo hubiese esperado toda la vida de ser necesario. No me hubiese importado oponerme a la decisión tomada por mis padres y por mi abuelo, lo hubiese elegido por encima de mi apellido… de mi familia…
Engañado por él, timado ante sus palabras. ¡Que estúpido fui!
— ¿Karin?
Pregunto al ver a mi prima llorar en la puerta de la universidad. ¿Qué le habrá pasado? Intento tocarla pero su mano bota la mía y clava una mirada gélida en mí. ¿Qué? Arrugo el ceño al no entender qué es lo que pasa.
— ¡Todo es tu culpa! ¡Tú lo ocasionaste!
— ¿Ocasionar? Karin, cálmate. No entiendo lo que…
— ¡No me vengas con esas! ¡Sasuke se va a ir y todo por ti!
— ¡No mientas!
Alzo la voz frunciendo el ceño. Esto debe de ser un truco de Karin. Siempre que puede me intenta poner en contra de Sasuke. ¡¿Por qué intentas engaña…?! Dejo de pensar al ver que me fulmina con la mirada, una clara muestra de que dice la verdad. No puede ser. ¡Esto no puede estar pasando! ¡Sasuke nunca ha roto sus promesas! ¡Incluso cuando se enferma!
— No bromees…
Hablo en un susurro. ¿Sasuke se va? ¿A dónde? ¿Por qué? ¿Cuándo?... Millones de preguntas comienzan a aglomerarse en mi mente mientras mis piernas pierden el equilibrio. Es mentira, ¿no? ¡Esto tiene que ser una estúpida broma! ¡No puede ser verdad! ¡Sasuke no me puede dejar! Miro al piso mientras recuerdo las múltiples veces que él me prometió quedarse a mi lado.
— ¡No te hagas el tonto! ¡Todo es tu culpa! ¡Sasuke… mi Sasuke se irá por ti! ¡Se irá a donde su hermano! ¡Hoy día me lo confirmó Suigetsu! ¡Entró en la dirección sin que se dieran cuenta! ¡Hasta Juugo lo sabe! ¡Y Todo por ti!
¡Cállate! ¡Cállate! ¡Cállate! ¡Cállate! ¡Cállate! ¡Cállate! Me tapo los oídos mientras ella sigue gritando haciéndonos el centro de todos los que caminan por ahí, que comienzan a detenerse y nos miran como si se tratase de un show. ¡Eso es mentira! ¡Sasuke no haría algo así! ¡Sasuke no me dejará solo!
— ¡Te odio! ¡¿Por qué naciste?! ¡Ojalá nunca hubieses sido mi primo! ¡Sasuke solo se juntaba contigo por culpa! ¡Él se sentía culpable por no haberte protegido ese día!
Abro los ojos mientras bajo mis manos ante lo que menciona Karin. ¿Esa vez? Muerdo mi labio inferior mientras niego y siento como la ira comienza a tomar control de mi cuerpo. ¡Cállate! ¡Tú no sabes nada! ¡Sasuke no siente pena de mí! ¡Él me ama…! Presiono mis puños para no golpearla en ese instante y por no poder decirle lo que surca por mi mente.
— ¡Todo es tu culpa Naruto! ¡Tú naciste para alejar al mundo de Sasuk…!
— ¡Cállate de una vez!
Grito mientras golpeo la pared y ella se queda estática en su sitio, al igual que las personas que nos estaban mirando. No te lo creeré Karin, nunca te creeré eso. La fulmino con la mirada -una manía que obtuve al parar tanto tiempo con Sasuke- y vuelvo a hablar con la voz más dura y fría que puedo tener.
— No hables de algo que es más grande que tú. No te lo perdonaré aunque seas mi prima.
— Y yo nunca te perdonaré esto.
Me enseña su celular y una foto en donde están los papeles de Sasuke. ¿Qué? La ira se desvanece en un segundo y tomo el objeto rojo entre mis manos. ¿Una carta de traslado? Siento como la fuerza de mis manos comienza a desvanecerse. Universidad de Harvard, departamento de Economía… Bajo la vista hasta la letras grandes en rojo. Aceptado. ¿Eh? Siento como las lágrimas comienzan a aglomerarse en mi cabeza y la mano de mi prima me quita el teléfono táctil. ¿Qué? Mi mente se queda en blanco.
— Te odio.
Sentencia mientras se aleja limpiando sus lágrimas. Esto no puede ser verdad, debe de haber un error. Marco el número de Sasuke sin pensarlo. ¡Cómo puede cambiar todo de un día para otro! ¡Ayer fuimos a esa fiesta juntos! ¡Esto no puede ser verdad! La casilla de voz me contesta y vuelvo a marcarle. ¡Contesta! ¡Responde! Pero la voz inconfundible de la operadora es lo único que obtengo. ¡No! Pienso mientras marco el número de Itachi. ¡Responde por favor, responde! Pienso al escuchar el segundo pitillo del celular.
— ¿Sí?
— Itachi, soy yo. Disculpa por llamarte a esta hora.
— No te preocupes, me quedé haciendo unos papeles así que no hay problema. Entonces, ¿a qué debo tu llamada?
— Es sobre Sasuke.
— ¿Y qué hizo el tonto de mi hermano menor esta vez?
—U-un viaje a Estados Unidos.
Intento hablar lo más calmado posible para que Itachi no se dé cuenta de que estoy al borde del llanto. Dime que no es cierto… que hay un malentendido. Él me conoce muy bien ya que nuestras madres eran mejores amigas, de ahí el hecho de que conozca a Sasuke desde bebés. Se podría decir que yo también lo veo como un hermano mayor.
— ¿Su traslado? Pensé que ya te lo había contado. Ayer me llamó para confirmar que aceptaba la propuesta de nuestro padre. Si no me equivoco en estos momentos debería de estar en el aeropuerto para… ¿Naruto?
— Ya… ya veo.
Las lágrimas comienzan a derramarse por mis mejillas sin que pueda detenerlas y una fuerte pulsación aparece en mi corazón. Duele. Cuelgo sin decir nada y meto mi teléfono en el bolsillo derecho de mi jean. ¿Me mentiste? Mi celular comienza a sonar con el ringtone de Omae Dattanda, la música que le puse a Itachi. No, no puede ser verdad. Debe de haber una explicación. Ignoro el ruido y comienzo a correr. ¡Algo ha de haber sucedido! Tal vez su padre lo obligó; es decir, siempre quiso que fuera a los Estados Unidos, o tal vez fue su madre, con la excusa de tenerlo más cerca. Muerdo mi labio inferior al tener tantas variables y comienzo a limpiarme el rostro con el dorso de mi brazo derecho. No debo de ser tan pesimista. Abro la puerta de mi Maybach Exelero, el regalo por mi décimo-octavo cumpleaños por parte de mi abuelo Jiraiya. Él nunca me traicionaría, eso lo sé. Me coloco el cinturón de seguridad y acomodo el retrovisor para acelerar a fondo. Él me dirá la razón; además, con un simple "espérame" lo haré con gusto, porque sé que nunca me traicionarías a pesar de estar en diferentes continentes. Freno en seco al ver que la luz del semáforo cambia a rojo. Pero aun así la angustia perdura. Yo sé que nunca me engañarás. ¡Lo sé! ¡¿Pero por qué no me lo dijiste?! ¿Por qué tuve que enterarme por Karin? ¡Hasta Itachi lo sa…! ¡Cierto! ¡Itachi! Me toco el pantalón, pero no encuentro nada. ¿Mi celular? Comienzo a rebuscarlo en toda mi ropa, incluso en el suelo, pero no hay nada. ¡Demonios! ¡Esto es lo que me faltaba! Golpeo el timón con mis puños, haciendo que el ruido del claxon suene sin querer. ¿Acaso me podría ir peor? Primero Sasuke, ahora mi celular… Muerdo mi labio mientras acelero al ver que la luz cambia. Me debes muchas explicaciones Sasuke, no sacaré conclusiones apresuradas hasta escuchar tus razones.
No puedo creer que el Sasuke que muchas veces me dijo: "te amo" me vaya a traicionar de esta manera. Su orgullo no se lo permitiría. No es de esa clase de personas que miente para salirse con las suyas, lo sé muy bien, pero esta inquietud es más grande que yo y el temor de perder lo único que me importa en estos momentos me hace dudar. No obstante, una voz en mi cabeza, me hace no perder las esperanzas y pensar que todo esto solo es una confusión. La esperanza es lo último que se pierde, ¿verdad? No puedo pensar mal de la persona que amo, ¿no?...
Llego al aeropuerto y freno en seco al mirar la cola de autos que están entrando. No tengo tiempo de aparcar el coche. Retrocedo lo suficiente como para estacionarme en los aparcamientos en línea. ¡Tengo que llegar antes de que abordes! Me quito el cinturón y salgo del carro mientras pongo la alarma de seguridad que está en mi llavero y comienzo a correr. Sé que me pueden robar, pero en estos momentos es lo que menos me importa. Acelero hasta lo último que dan mis piernas. ¡No te puedes ir sin decirme la razón! ¡SASUKE!
No me puedo quedar solo de nuevo… ya no lo soportaría. Si tú me fallas, la vida ya no tendría sentido. No quiero volver a pensar en lo que me pasó… no quiero cerrar los ojos y recordar esas desgarradoras escenas… no quiero que nadie más sepa que le temo a la obscuridad… ¡POR FAVOR! ¡NO ME DEJES!
Esquivo a las personas que salen y entran al área de viajes internacionales. ¡No te puedes ir así! ¡Me lo prometiste! Subo las escaleras eléctricas corriendo para llegar al segundo piso en donde se ingresa a la sala de espera y abordaje. ¡No me dejes! ¡No me puedes dejar! ¡Por favor! Aumento la velocidad. Ese día, cuando comenzamos a salir, tú me prometiste que, pasara lo que pasara, nunca me ibas a dejar solo. ¡Tú juraste que íbamos a estar juntos por siempre! Me detengo al ver una cabellera azabache que reconocería a kilómetros. ¡Lo prometiste…!
— ¡Sasuke!
Grito deteniéndome para tomar aire al ver que voltea. Ya estoy aquí. Pienso mientras la fuerza vuelve a mí y corro para lanzarme a abrazarlo haciendo que todo el mundo nos mirase. ¡¿Qué más da?! ¡Ellos no son nada comparados con Sasuke! Dejo de abrazarlo para mirarlo con las lágrimas saliendo.
— ¡Dime que no es cierto! ¡Qué no te iras con tu hermano! ¡Qué no iras a Estados Unid…!
Abro los ojos de par en par ante el repentino golpe en mi pómulo derecho. ¿Qué? Observo como su mirada cambia a una de ira. ¿Pero qué está pasando? Logro taparme el rostro antes de recibir su patada que iba directamente a ese lugar. ¿Sasuke? Un temblor se apodera de mi cuerpo y veo como forma esa sonrisa llena de odio que conocía bien, pero que nunca me la había dirigido a mí.
— Crees que soy un estúpido, ¿eh?
— No entien…
— No trates de defenderte, Naruto. Lo sé todo.
Arrugo el ceño al no comprender lo que dice. ¿Todo? ¿De qué está hablando? Niego con la cabeza mientras me protejo la cara y el estómago por el nuevo golpe que me quiere propinar, pero antes de que me haga algo, una carcajada comienza a resonar por todo el lugar haciendo que enfoque mi vista en ese rostro que tantas veces había besado.
— …
Intento hablar, pero no sale nada de mis labios. ¿Por qué? Voltea dejándome en el suelo. ¿Por qué? Mi vista comienza a hacerse borrosa y con ella, siento como mi corazón comienza a romperse. ¿Por qué? Miro hacia el suelo y las lágrimas comienzan a fluir como si de un río se tratase. ¡Yo no hice nada! ¡No te hice nada! Me incorporo con la ayuda de un chico de cabello celeste claro y ojos del mismo color.
— ¿Te encuentras bien?
Ignoro su pregunta mientras alzo mi mano derecha en dirección a Sasuke. ¡No te vayas! ¡No me dejes! Las lágrimas siguen recorriendo mi mejilla mientras el chico comienza a sacudirme algo asustado. No… no quiero volver a estar solo. Me tomo de la cabeza -con mis dos manos- al escuchar el ruido de disparos. ¡SASUKE!
— ¡Kagami…!
Es lo último que escucho antes de que todo se vuelva negro y regrese diez años en el pasado. El día cuando mis padres murieron frente a mis ojos.
Observo como el cuerpo de mi padre choca contra el suelo al recibir un balazo en la cabeza intentando proteger a mi madre y a mí. ¡Papá! Las lágrimas comienzan a salir de mis ojos al sentir el miedo invadiendo mi cuerpo. Mi mamá aprovecha el momento para esconderme en el ropero y un nuevo disparo se escucha. ¡Mamá! Me tapo la boca con ambas manos mientras el llanto fluye con total libertad. Abren la puerta del ropero, dejando a la vista a una persona con máscara de hockey color blanca al igual que su terno3 y cabello rubio.
— ¡Ayud…!
Intento gritar pero un puñetazo en medio de la cara hace que me calle y comienza a sentir la sangre fluyendo por mi nariz. Duele. Pienso mientras intento detener la sangre, pero su brazo me jala hacia afuera, haciendo que salga de mi escondite y quede atónito ante el cuerpo descuartizado de mi madre y el de mi padre. ¡No puede ser! Pienso mientras corro en su dirección, pero un jalón en mi cabello me detiene en seco, haciendo que me toque la cabeza.
— ¿A dónde crees que vas?
Susurra el señor en mi oído izquierdo mientras me amordaza (poniéndome su corbata en la boca) y me empuja sobre la cama de un solo golpe. ¡No! ¡No! Me amarra fácilmente a la cama de pies y manos y veo, por el rabillo del ojo, diferentes tipos de cuchillos y objetos punzocortantes. ¡No quiero esto! ¡Que alguien me ayude! Comienzo a removerme sin éxito. ¡No quiero! Me quita la camisa de un solo jalón. ¡Ayuda! ¡AYUDA! Intento gritar, pero un nuevo puñetazo me hace desistir.
— Veamos cuanto demora el conejito en gritar.
Saca un alicate y lo acerca lentamente a mi mano derecha, para posicionarla en mi dedo índice y jalar la uña. ¡AH! Grito en mi mente al no poder hacerlo en la vida real y comenzar a sentir el fuerte dolor. ¡No! ¡Que alguien venga a ayudarme! ¡Abuelo! ¡SASUKE! Pienso mientras hace lo mismo con mi dedo anular. Cierro los ojos intentando desvanecer el dolor. ¡AYUDA! Comienzo a patalear, pero dos puñetazos son suficientes para calmarme. ¿Por qué está haciendo esto? Siento como un objeto filudo se posa en mi estómago y sin previo aviso, me lo clava en el abdomen, haciendo que muerda con fuerza la corbata blanca con líneas medias rojas.
— Vamos pequeño conejo, llora todo lo que quieras. Nadie vendrá a ayudarte. ¡Te tengo solo para mí!
Siento como su lengua comienza a succionar la sangre que sale del corte. ¡Por favor! ¡Detente! Pienso mientras aprieto más los ojos al sentir que muerde encima de la herida, haciendo que el fluido rojizo salga a borbotones. ¡Me duele! Las lágrimas comienzan a caer con mayor rapidez. De un solo movimiento, me baja los pantalones, haciendo que el temor se triplique y los latidos de mi corazón alcancen la velocidad máxima. ¡Quien sea…! Siento el filo helado de -lo que supongo es- un cuchillo y en un segundo, ya lo tengo clavado en el muslo derecho. ¡AH! Grito mentalmente al sentir como comienza escarbar más profundo en esta nueva herida. ¡No aguanto! ¡Solo mátame! Pienso al sentir como mi cuerpo comienza a desvanecerse. Ya no quiero estar aquí. Sentencio mientras me propina tres cortes más, dos en la izquierda y otro en la derecha. ¡Alguien…!
— Naruto…
Abro los ojos al sentir que todo el dolor desaparece y me encuentro flotando encima de lo que parece ser agua. ¿En dónde estoy? Me incorporo hundiendo mis pies en el agua sin que estos se mojen. ¿Qué es este lugar? Pienso mientras miro en todas las direcciones y me encuentro con una especie de jaula sellada por un pergamino. ¿Qué es esto? Arrugo el ceño al no entender lo que está pasando.
— ¿No reconoces tu propio interior?
¿Mi qué? Frunzo más el ceño mientras diviso una extraña sombra detrás de los barrotes. ¿Quién eres? Intento cogerlo, pero me detengo al recibir una descarga eléctrica de la celda. ¿Qué sucedió? Comienza a aparecer una especie de burbujas color naranja medio rojizo. ¿Quién es? ¿Me ha venido a ayudar? Una sonora sonrisa ronca resuena en el sitio mientras las burbujas toman forma de un zorro gigante.
— Libérame del sello maldito.
— ¿Cuál sello?
Pregunto mientras las burbujas me envuelven haciendo que alcance el extraño pergamino que esta encima de los barrotes. ¿Será malo…? No, me ha dicho que me va a ayudar. Pienso mientras arranco el papel haciendo que las puertas se abran y las burbujas comiencen a desaparecer, dando paso a un chico muy parecido a mí, pero con ojos de color rojo, el cabello más largo, las marcas más profundas -las tres marcas en mis mejillas- y con colmillos que sobresalen ante su sonrisa zorruna; además, puedo apreciar nueve colas que juguetean por el aire, de arriba hacia abajo.
— No temas, Naruto.
— ¿Cómo sabes mi nombre? ¿Eres una especie de ángel? Mi madre siempre me dijo que los niños teníamos ángeles que nos protegían.
Observo como abre los ojos de par en par y sonríe mientras resuena una fuerte carcajada que no va para nada acorde a su edad. Aparenta tener mi misma edad, ocho años, ¿tendrá más…? ¿Lo ángeles tienen edades? Si es así, ¿cuándo será su cumpleaños? ¿El mismo día que el mío? Parpadeo ante las preguntas qué comienzan a aglomerarse en mi mente.
— No soy un ángel, pero si lo quieres tomar por ese lado… soy quien te ayudó cuando tenías ocho.
Arrugo el ceño por dos razones, la primera es que habla sin necesidad de abrir la boca y la segunda, al no entender lo que dice. ¿Cuándo tenía ocho? Pero hoy es mi octavo cumpleaños. A todo esto… ¡Mamá y papá están en peligro! Un incontrolable temblor se apodera de mi cuerpo, pero el ángel que tengo delante de mí, sonríe mientras chasquea los dedos transformando el obscuro lugar en uno lleno de luz.
— Mientras esté aquí, nada malo te sucederá.
Vuelve a chasquear los dedos, haciendo que un espejo aparezca frente mío y en mi reflejo, me veo mucho mayor. ¿Qué? Retrocedo sin querer, pero una fuerza me empuja hacia delante, en donde se encuentra mi reflejo. ¿Qué está pasan…?
— Es hora de que recuerdes, NA-RU-TO…
El espejo se desvanece dejando paso al chico que, ahora, tiene la edad de mi reflejo, en donde me veo como alguien de treinta. ¿Qué está sucediendo en este lugar? ¿Acaso él no es un ángel enviado para protegerme? Arrugo el ceño mientras me toma del mentón y acerca su rostro a milímetros del mío. No entiendo lo que está pasando. Niego con la cabeza mientras lo empujo y comienzo a correr. ¿Por qué…? Aumento la velocidad. Yo no lo conozco, pero algo me dice que sí… ¿de dónde? Cierro los ojos mientras aumento la velocidad, pero una piedra me hace tropezar y caigo de bruces al suelo. ¡Auch! Me quejo mientras me siento en este. Yo… yo sé cómo te llamas. Tengo ese recuerdo en algún lado de mi memoria... Tú eres… Tu nombre es… su nombre es…
— ¡KURAMA!
1: El mismo vestido que uso Sandra Bullock en la entrega de los Oscar 2014
2: Link de la ropa: /2013/06/08/los-trajes-para-caballeros-mas-caros-del-mundo/traje-kiton-k-50/
3: Se trata de Yakumo Oomori de T.G., más conocido como Jack.
Por si no entendieron algo! D: XD :3
