Disclaimer: En realidad el Neverland es el Tomorrowland, pero tuvimos miedo de que eso fuera un problema de derechos de autor... Aunque si son los de Himaruya luego nos dan igual.


Neverland

Cuando Escocia pasaba por delante de esa joyería, siempre tenía que detenerse. A veces andaba tan concentrado pensando en algo que se la pasaba y entonces se detenía a sí mismo y volvía sobre sus pasos hasta el escaparate... como cada vez.

Habían puesto una foto de una modelo rubia con cierta sonrisa que no parecía nada de plástico, más que una modelo parecía una actriz y aunque en sí la chica no se le parecía en nada, su sonrisa le recordaba a Bélgica.

Estaba vendiendo unos pendientes.

Rojos, largos y delgados, colgaban un poco, rubíes parecían. Caros, CAROS parecían. Pero aun así, se la imaginaba en el parlamento europeo, hablando frente a todos, con uno de esos trajes chaqueta negros súper sobrios y con los pendientes rojos brillando.

Seguramente luego no eran para eso porque brillaban demasiado o eran demasiado informales y eran para quién sabe qué tipo de eventos que al parecer todas las mujeres del mundo sabían como si hubieran tenido una reunión para decidir estas cosas a lado de los hombres.

De todos modos eran esa clase de cosas que podían interpretarse como que un hombre compraría sin tener ni idea de lo que era, casi sólo porque la mujer se había encargado de dejar el catálogo de la joyería abierto por la página adecuada en el baño cerca del día de su aniversario y por casualidad, un hombre bien entrenado había pillado la indirecta. La idea le da puros escalofríos.

Por no hablar de la aún mucho peor idea, relacionada con hombres desesperados, comprando la joya que la dependiente les dice sólo para conseguir sexo en realidad. No se imaginaba algo peor que hacer con una persona que se respetaba a sí misma que tratarla de prostituta muy cara, pero prostituta.

Por no hablar de lo que implicaban las joyas socialmente como tal, mostrar las joyas en señal de alto poder adquisitivo como si ese baremo sirviera para clasificar y diferenciar a las personas, haciendo mejores a unas de otras.

Definitivamente nunca se había considerado una persona de regalar joyas a nadie y no sólo porque nunca hubiera tenido a quién. Era más algo como de sus hermanos, tanto Gales como Inglaterra y aun así se paraba cada día frente al escaparate.

Eran caros, sí que lo eran... pero tenía dinero, podía beberse todo eso en un par de meses. Incluso en uno solo bastante intenso. Y peor habría sido un anillo. Aprieta los ojos porque de verdad Gales lo machaca en su mente con esas cosas.

El caso es que parecía ser el regalo más tópico y sonaba como algo contra todos los principios en los que creía firmemente... pero tenía ganas de que ella los tuviera. Le recordaban a ella y le parecía que le gustarían y le quedarían bien. Aun así no tiene ni idea de cómo podría dárselos y explicarle que esto no significa... nada. Había de haber una manera para hacerlo, aunque no tiene ni la más remota idea de cuál.

Le había cambiado mucho, mucho desde que habían empezado a... estar juntos o como se diga. Aún tenía problemas para decir que era su pareja o su novia o algo similar a que fuera de su propiedad.

De todos modos le había cambiado, su casa, ahora toda ordenada... también había empezado a estar más localizable, estando pendiente del teléfono, bebía menos porque además los fines de semana que se veían se le olvidaba hacerlo, igual que fumar, no le... apetecía tanto, simplemente.

También le daban ganas de ser más productivo cuando la oía hablar de trabajo. De hecho, le había dado algunas sorpresas a Inglaterra desde entonces.

Al final, aunque sólo sea por dejar de pasar por delante de la joyería (y porque le quitaron el cartel y creyó que alguien más los había comprado, dándole un buen susto) es que entró y los compró.

La transacción fue interesante.

El dependiente, un hombre enjuto con un bigotito fino no creyó que tuviera dinero suficiente, ni que una joya de ese calibre fuera adecuada para un macarra como él... sólo por eso es que podría haberle tomado gusto a ir a menudo a joyerías y tiendas caras.

Al final se los habían puesto en una pequeña cajita de terciopelo azul marino y había pasado una semana mirándolas y escondiéndolas en varios lugares de la casa de un lado a otro sin saber cómo dárselas. Cuando había por fin llegado a golpear su puerta en Bruselas, una de las raras veces en que él bajaba al continente y no al revés, es que las había escondido en su bolsillo.

Bélgica, que está echada frente la tele tomando una cerveza, en tenis, pants cortos y una holgada camiseta, se acerca a la puerta sin pensar que sea él. Cuando abre la puerta el pelirrojo levanta las cejas y se sonroja ipso facto, aun cuando ella sonríe bastante complacida con la sorpresa.

El chico entonces no llega a levantar la cabeza… palabras clave: pantalones cortos.

—Ehm... ¡Hola! —se agacha un poco a ver si así.

—¿Eh? —sacude un poco la cabeza y se sonroja.

Bélgica se ríe y se le echa al cuello para abrazarle. El escocés sonríe un poco y la rodea de la cintura.

—¡No me has avisado que vendrías! ¡Mira que fachas las mías!

—¿Qué fachas? —pregunta bajando la mano un poco sin acabar de atreverse a que baje del todo.

—¡Pues estas! —tira de él para meterle a la casa del todo y se ríe un poco sonrojándose otra vez.

Entra cerrando la puerta tras él, aprovechando para que la próxima vez que ponga la mano sea en el muslo. A ella no le importa en realidad, sonriendo contenta y abrazándole un poco de la cintura, empezando a caminar con él hacia la sala.

—Esto es una sorpresa o más bien... Te has equivocado de felpudo.

—¿No habíamos quedado esta semana?

—No. Anda, ¡eh! Que no me quejo en lo absoluto, sólo que según yo nos veríamos hasta el que sigue. De hecho estaba a punto de llamarte —le mira de reojo.

—¿Hasta el que sigue? ¡Dijiste que tenías esa cosa el domingo, pero que bajara igual!

—Que bajaras igual si querías venir conmigo a la cosa el domingo... Asumí que no querrías.

—Ni siquiera acabé de enterarme qué era.

—¡Eso es porque no me oyes! —protesta aunque... Es que le da mucho gusto que haya venido.

—Sí te oigo, pero dijiste que daba igual y luego no me lo contaste.

Ella se muerde el labio porque es que... Sí, como el pelirrojo no suele venir no toma demasiado tiempo en intentar que lo haga.

—Vale, vale... Creo que sí es mi culpa —admite sentándose en el sillón y tirando de él para que se le caiga encima. Escocia lo hace, aunque toma la cerveza de encima de la mesa, dando un trago.

—¿Y entonces de qué va eso del domingo? —puede que se acabe la cerveza porque está muerto de calor.

—Es una de esas cosas horribles a las que... Bueno, quizás no tengamos que ir —le deja tomarla sin protestar en lo absoluto, echada en bastante medida sobre él, a pesar del calor.

—Mmmm... Qué bien suena —pone los ojos en blanco y la belga sonríe.

—Es con España, Romano y Vati.

—Aún mejor —tan sarcástico, levanta la botella de cerveza a modo de brindis.

—Ya sé que lo odias, por eso siempre pongo pretextos para que no vayas —se le repega, así que el chico se deja caer sobre ella—. Aunque en honor a la verdad y en contra de toda de toda mi prudencia, he de decir que podrías venir una vez y darte cuenta de que no son para nada tan malos como crees.

—Suenas como Cymru...

—Ihhh! ¡Lo que me ha dichooooo! —pone cara de drama y Escocia se ríe en su cuello —. ¡Ya sé que no te gusta! Ya... Ya está. Les digo que no vamos.

—Si quieres ir tú puedo volver al norte el domingo por la mañana.

Bélgica arruga la nariz porque ya que vino, mejor podrían hacer otra cosa.

—¿Qué tal que mejor nos vamos el finde entero a algún sitio?

—¡Escapar! —sonríe porque eso suena bien—. ¿A dónde?

Ella se ríe, pensándoselo un poco.

—¿A dónde llevar al niño ermitaño...? —se mesa la barbilla.

—¡Eh! —protesta y piensa en besarla, sonrojándose y sin hacerlo.

—Quizás podamos ir a... Un lugar concurrido, lleno de gente y actividades...

—Mmmm... ¿Hay algún concierto pronto? —sonríe.

—¡Ah! ¡Concierto!

—¿No te referías a eso?

Y creo que fue Irlanda el que me informo esto. El tomorrowland es como EL festival de música electrónica que ocurre cada año en Bélgica. Y es justo este finde. Sólo Bélgica debería saberlo y no sé cómo no pensó en ir.

—Me dijiste que era esta semana, de eso me acuerdo —añade el escocés—. Ese del Neverland o algo así.

—No, pero... Es la semana que viene. Sí, el Tomorrowland.

—¿La semana que viene? Diría que dijiste esta —frunce un poco el ceño.

—No, no... Estoy segura que es el veinticinco.

—Ah, mira qué lista, ¿y qué finde es este?

—El del diecinueve —hasta al mejor cazador se le va la liebre.

—Dile a tu amante Germany que no te de tan duro que se te pasan las fechas —bromea.

—¿Que qué? —se sonroja un poco y se ríe igual—. ¡Ningún amante nada! Es... —se gira a buscar su teléfono y levanta un montón las cejas al ver que, en efecto... Es ese fin de semana—. ¡No me jodas!

—¿Ves? Te deja atontada.

—¡No! Si alguien me deja atontada eres tú... ¡Si él en concreto va a matarme! Llevo toda la semana firmando actas como si fuera... ¡Oh cielos! —le entra un ataque de risita nerviosa pensando que de verdad ha perdido TODA UNA SEMANA en su vida sin saber cómo ha ocurrido.

—Claro, a mí culpas y a él disculpas, ¿lo ves? ¿Lo ves? —protesta sonriendo.

—Pfff... ¡Es que si hasta puse juntas y moví toda la agenda! ¡Qué desastre! —se echa atrás negando con la cabeza—. Agh, lo admito, ¡esto es de lo más torpe que me ha pasado!

—Nah, qué va, una vez te pusiste en el camino de mi puño... ¿Tienes que hablarle ahora?

—Nah, que voy a hablarle ahora —niega con la cabeza pensando que antes tiene que pensar qué demonios va a inventarse.

—Puedo esperar aquí escuchando como le dices cosas guarras, en serio...

—¡Deja de molestarme con él! —le da un golpe en la panza. No muy fuerte, claro. Él se ríe porque peores golpes le aguanta a Irlanda, desde luego—. Ve por unas cervezas, ¿vale? Y yo le voy llamando... Ya para cuando lleguemos a la parte del orgasmo puedes volver.

—Ah, claro, claro, el juego previo de escondidas y todo eso. Lo entiendo, lo entiendo —se incorpora.

—Exactamente. No me inspiro tanto si estás aquí —aún así se sonroja sin un poquito con todo esto.

El británico hace un gesto con la mano y se sonroja pensando en quitarse la camiseta para que... se inspire. Se sonroja y carraspea sin hacerlo, yendo a por cerveza. Ella le mira irse y se revuelve un poco, la verdad más interesada en arreglarse y peinarse y en pensar qué tan mal se ve que en el asunto con Alemania.

Para cuando vuelve, lleva las dos cervezas en una mano y se está guardando la cajita en el bolsillo otra vez con la otra, pensando en que podría decirle ahora "¿Y si te pones estos en las orejas en vez de los que llevas?" Unos instantes más tarde opina que suena fatal.

Se suelta el pelo que traía mal amarrado e intenta ponérselo en una de esas posiciones de "despeinado sensual" que tan bien le saldrían a Galia pero que a ella... no acaban por convencerla.

Así que se lleva el teléfono a la oreja marcando el número de Alemania y levantándose del sillón, buscando verse reflejada en el cristal del cuadro que tiene tras la mesa del comedor, pensando que estos pantalones cortos son un DESASTRE y no está todo lo bien depilada que quisiera, entrando un poco en pánico y dando vueltecitas sobre sí misma. Cosa MUY rara, Alemania no le contesta.

Alemania en las montañaaaaaas~ Literal. Con Helvetia. Alemania y sus mujeres… Y Germania y Austria, queremos aclarar.

Ella se sienta otra vez en el sillón, dejándole un mensaje breve al alemán y haciéndose la desinteresada.

—¿Ya? —le pasa una cerveza.

—Es que no me contesta... ¿Ves? Eres tú el único capaz de dejarme satisfecha —la toma y le da un trago, encogiéndose de hombros.

—Él se lo pierde —se encoge de hombros y se sienta a su lado, tomando un trago también.

—Es muuuuy raro que no conteste —se le echa encima y se va sobre su mejilla a darle un besito rápido—. Me gusta que estés aquí. Tengo que aprovechar... ¿Podrías cambiarme la bombilla del baño?

—¿Va en serio? ¿De todo lo que puedo hacerte eso es lo que me pides? —eso se supone que era una insinuación sutil… A saber dónde está exactamente la sutileza. Ella se muere de risa.

—No pretendes que te diga "ah, ya que estás aquí, cógeme por fuerza por detrás hasta que ya no sepa ni cómo me llamo", ¿verdad? —se sonroja bastante al decir esto, pero no deja de mirarle.

—Ehm... ¿cómo es eso de por fuerza por detrás? —trata de sonar más desinteresado de lo que está. ROJO como su pelo.

—Es más... me imaginaba la... Postura. Es... Ugh!

—Ehm... yes? —levanta las cejas. Bélgica le pone una mano en la cara y se la gira un poco bestia.

—Si ni siquiera nos hemos dado un beso de saludo.

—Ah... bueno, eso —ojos en blanco... mientras se humedece los labios de forma completamente obvia aunque inconsciente.

—¿Qué imaginas tú que sea eso de con fuerza y...? —deja la cerveza en la mesa de centro y aprovecha para acercaaaarse.

—Algo así un poco... s-salvaje —balbucea imaginando unas cuantas cosas desde ya.

—Salvaje. Si yo soy una... Dama —besito en el cuello.

—¿Lo eres?

—¡Lo dudas, además!

—Ehm... ¿No? —ni siquiera está seguro de la respuesta correcta, así de idiotizado está con el prospecto de que le beses.

Y es que le encanta sentirle idiotizado, ahí va a capturarle el lóbulo de la oreja y le abre el cinturón.

—Creo que vamos a ir directo.

Escocia la toma de la cintura, pensando que no puede referirse a ir al concierto, ¿no? La belga se le sube a las piernas con una a cada lado, a lo que el pelirrojo baja las manos para meterlas por debajo de los pantalones cortos... ella sonríe, separándose un poco y arqueando la espalda.

—Es perfectamente conveniente que estés aquí. Mucho más que estar viendo la tele.

—A-ah... ¿sí? —pero cuanto alarde de ingenio... aunque las manos no las detiene.

Yes... —se le acerca a los labios y se detiene antes de besarle—. Deberías estar aquí siempre...

—Siempre —susurra sin ni saber lo que dice.

Bélgica sonríe un poco y le besa con ganas y de manera altamente guarra, porque hoy por lo que veo tiene ganas de marcha bestia. Seguro va a sentir la cajita cuando le pase las manos por encima. Sigue besándole, pero con la habilidad de multitasking clásica de cualquier mujer, se pregunta qué es lo que trae en el bolsillo cuando lo siente, palpándolo un poco.

Lo que pasa es que con la nula habilidad cerebral de él, no lo nota. Con la respiración un poco agitada, la chica se separa levemente del beso bajando la vista hacia el bulto.

—¿Qué es esto?

Hay uno igual de interesante en sus regiones vitales. Pero ese sí sabe qué es. Lo raro es que tenga dos.

—Eh... pues... —se sonroja otra vez.

—¿Te hiciste un implante...?

—¿Implante? —demasiados lugares a donde ir y demasiado poca sangre para cubrir la demanda. Ella se ríe porque al parecer sólo ella está captando su chiste.

—Aquí... —señala el bulto correcto—. ¿Qué es?

—Mi... —baja la cabeza a mirar y lo tapa con las manos, apartándola y levantándose de golpe. Cosa que no podría tomarla más por sorpresa, levanta las cejas y le mira hacer —. Oh, bollocks.

—¿Eh...?

—No es... no es nada —le da hasta la espalda.

—¿Cómo no va a ser nada? Mira cómo te has puesto.

—Es... no tiene importancia —se gira a ella, escondiéndola a su espalda.

—¿No...?

—¿No íbamos al... concierto? —aún está empalmado, además.

—¿No crees que estábamos un poco a la mitad de algo interesante?

—Eh... yes —carraspeo—. Yes —da un pasito adelante con la caja a la espalda. Nota que no puede dejarla en ningún sitio ni esconderla, da un pasito atrás, baila un poco adelante y atrás hasta que...—S-Se me... se me han pasado las ganas.

La belga inclina la cabeza porque es que, querido, no parece típicamente que se te hayan pasado... Hasta frunce un poco el ceño y le mira directamente al otro bulto.

—Me parece que ese memo no le llegó a tu cuerpo.

El británico se mira idiotamente y se sonroja más porque está muy, muy excitado efectivamente. Ella sonríe y se levanta.

—¿Qué me estás escondiendo?

NOTHING! —chillidito culpable, pasito atrás.

—Somos pocos y nos conocemos mucho... ¡Sí que me escondes algo! —pasito al frente, más sonrisa. Él niega con la cabeza y se topa la espalda con el mueble—. Touche! —levanta las manos y se las pone al cuello.

Al pelirrojo se le acelera un montón el corazón, sintiendo que además no podría detenerla demasiado ahora, teniendo que esconder la cajita a la espalda.

—No te lo voy a decir, me hagas lo que me hagas —cielos, ¿podrías pedirlo más a gritos?

—¡Ajá, así que no sólo soy yo la que quiere marcha!

W-Whaaat?

Ella baja las dos manos por su pecho, haciendo que al chico se le acelere un montón la respiración y el corazón.

—Así que esto va de obligarte... Sacarte la ropa.

—¿Obligarme? —parpadea un poco.

—Es decir... Hacer que lo... Agh! —siente que se le cae la tensión sexual en solo un instante sólo por ocupar esa palabra—. ¡Tú has dicho me hagas lo que me hagas!

—Pues... ehm...

La rubia suspira porque todo esto a veces sigue pareciéndole muy torpe.

—¿Qué pasa? Yo sólo pensaba toquetearte un poco hasta que me dijeras.

—Q-Que... ni así te voy a decir —aprieta los ojos porque sólo se ha puesto un poco en guardia, tampoco le parecía tan mal el juego, él mismo estaba dando consentimiento, así que ni era como de forzarle realmente.

—Si no piensas decirme qué es, ¿para qué lo has traído? —le acaricia un poco la mejilla y le da un beso ahí.

—Tú no me... no me forzarías a hacer esto, ¿verdad? —pregunta un poco vulnerable. Bélgica se humedece los labios y cambia la actitud.

—Yo no te forzaría nunca a hacer nada... ¿Te sientes...?

I mean... es un juego, ¿verdad? Es... algo como... un rol nada más —se humedece los labios porque sabe que se está cargando todo el ambiente. Ella parpadea una vez tratando de comprender qué es lo que está suponiendo.

—Pensé que querías que... Te... Sí. Sí, tal cual como un rol.

El escocés traga saliva y asiente, nervioso.

—Pero realmente no quieres... es decir... sólo es... no es... I mean... Bollocks —protesta apretando los ojos, poniéndose de mal humor.

—Eh, eh... Calma —le acaricia un poco el pecho, pensando que esto tiene que ver con lo que le ha dicho de que lo pasaría bien si fuera con ella el domingo—. No es que realmente quiera forzarte a nada. Eso incluye forzarte a... Forzarte en un rol. ¿Por qué te crispa tanto?

—No... No pasa nada, sólo he sobre reaccionado un poco... —no le mira.

La chica traga saliva sabiendo que algo pasa pero sin ser capaz de determinar qué, lo que sí es que decide que tenerle aun aprisionado contra el mueble no ayuda. Se mueve buscándole la mirada.

—Ven, vamos al jardín a respirar un poco de aire fresco —propone dándole un beso en la mejilla.

—¿Eso quieres, que los vecinos vean como me tienes? —trata de bromear, sonrojándose más él solo.

La belga sonríe un poquito más pero no está segura de si hay algo de seriedad en sus palabras. No deja de preocuparle un poco no poderle leer bien el día de hoy.

—Uhh... Eso suena otra vez bastante sexy —responde sin meterse mucho en líos, ofreciéndole la mano para que se la tome.

El pelirrojo saca la mano con la cajita y vuelve a esconderla sacando la otra. Carraspea. Bélgica sonríe, sin poder evitarlo, tomándole de la mano y entrelazando sus dedos. Escocia la mira a los ojos y ella le aprieta la mano con suavidad.

I love you. And I love your free spirit.

Hasta se le cae la cajita al suelo. Se queda con la boca abierta como un tonto y la belga se sonroja porque no recuerda habérselo dicho así tan... Así. Pero hace mucho que quiere decírselo. ¡Mucho!

No, nunca se lo había dicho tan claramente... y hasta hace un esfuerzo por no llorar como un bebé. Bélgica le sonríe un poco, sonrojadita, abrazándole y temiendo un poco, sinceramente, asustarle con esa declaración. Pero ella lo sabe muy bien desde los juegos de Glasgow...

—Yo también a ti, mucho... no sabes cuánto —susurra.

La chica le aprieta contra sí con fuerza con esa respuesta, conmoviéndose sin haber esperado la respuesta de vuelta. Él también la aprieta y le busca un beso, que ella le devuelve, tomándole del cuello y cerrando los ojos.

Beso de amoooor verdadero.

Puking rainbows, dice Irlanda. Gales sólo sonríe un poco de lado.

Un poco más tarde, cuando se separan, la levanta de las rodillas como princesa y se la lleva directa al cuarto. Ella sonríe sin impedírselo y sin dejar de mirarlo con ojos de corazón. Y creo que va a ser hasta el apres les... Que va a ser como a las tres de la mañana. Pues con la duración de Escocia... Sí.

Y Bélgica dice que estás LOCA si crees que no lo vamos a escribir… lo que sigue. Ejem.

Completamente agotada y sonriente, le acaricia el desnudo pecho, mirándole a los ojos. Él sonríe apoyando la cabeza sobre un antebrazo y con la otra mano en su cintura.

—Creo que... —aun tiene la respiración medio agitada—, voy a decirte eso más seguido si este es el resultado...

El británico aprieta los ojos y se ríe, acercándose a esconderse un poco en ella. La belga le deja esconderse, abrazándolo y dándole un beso en la cabeza.

—¿Va todo bien?

Él asiente y le hace algunos cariñitos con la nariz. La belga se muerde el labio, acordándose de la cajita y queriendo preguntarle pero... Escocia no se entera, siguiendo a lo suyo. Así que ella sonríe con los cariñitos, dibujándole un poco la espalda sobre el tatuaje, distraídamente. Bosteza.

—¿Cuánto tiempo llevamos juntos?

—¿Mmm?

—Juntos, ¿cuánto tiempo llevamos? ¿Año y medio?

—Mjm... —cierra los ojos y creo que no ha oído cuanto realmente.

Bélgica sonríe un poco y le peina levemente, sabiendo muy bien que como buen hombre va a dormirse en un instante y ella se siente súper activa. Efectivamente, se va a dormir en cero coma.

Ella le sigue haciendo cariñitos y se le vuelve a ocurrir la idea de que hoy sería el día ideal para que... Otra vez... Tuviera un retraso... Uno de verdad. ¿Qué mejor forma para hacer un bebé que después de lo que acababan de hacer? Sonríe un poquito con la idea, cerrando los ojos e imaginándose un poco toooodo el proceso, fantaseando con ello.

Una pequeña primita para Vaticano, para que tenga con quien jugar. Una Britania en miniatura.

Abre los ojos como PLATOS con esa idea, notando por primera vez que EN EFECTO podría tener una pequeña Britania. O tal vez un niño del que Vati pueda enamorarse. La mezcla entre un británico y un latino es... Gales.

Gracias subconsciente… O tal vez un monísisismo pequeño Inglaterra Dos. Francia querría robártelo seguro.

—¡No! ¡No voy a tener a un Inglaterra! —grita en plena madrugada.

What? —Escocia parpadea despertándose un poco.

—No, no voy a... No quiero que se parezca... —se revuelve un poco medio dormida.

—Ven ven —la abraza para calmarla, con los ojos cerrados.

—Va a ser un bebé muy lindo y se va a parecer a Alba —"y va a intentar largarse de casa a los cinco años" le explica, más despierta que dormida.

Yes, yes... —bosteza él y la chica se le acurruca.

—¿Estás despierto?

—¿Mmm? —no, no lo está.

—Que si estás despierto —le mueve un poco para despertarle.

—Nnn... ¿pasa? —entreabre los ojos.

—Que si estás despierto. Estaba soñando algo...

—Era una pesadilla... no te preocupes —se cambia de postura.

—No necesariamente... —suspira moviéndose con él.

—¿No? —bosteza un poco.

—Soñé que teníamos un bebé —suelta y al escocés se le corta el bostezo en seco. La chica se le acurruca un poco—. Y se parecía a England...

W-What?

—No quiero que se parezca a England.

—Oh... hum...

Bélgica bosteza también y cierra los ojos. Y el que no va a dormir ahora es él, que se siente como en la canción "Miracles" de Els amics de les arts, que va sobre una pareja normal en la cual la chica siente que faltan emociones a su relación, que quiere ser madre, pero él aún no está preparado para ello.

Pues le queda la canción, un poco de pánico para Escocia entonces.

Esta vez ella no tarda en dormirse, dejándole con la idea flotando en la mente. Él la mira con cara de muchas circunstancias mientras duerme. Creepy, como Rusia.

No es hasta bien entrada la mañana siguiente que despierta Bélgica con las cobijas todas enredadas en las piernas y sintiendo un montón de calor. Le toma unos segundos reaccionar. No es hasta que nota que aun esta desnuda que sonríe y busca un poco a Escocia a su lado. Pero no está.

Se toma unos segundos para pasarse las manos por el pelo... Y un poco el cuerpo sonriendo un poquito porque lo de ayer ha estado muy bien. Se pregunta si acaso es SÚPER tarde y por eso no está, girándose a mirar el reloj en su buró.

Es tarde, pero no es medio día tampoco. Se levanta echándose por encima su bata de casa notando la puerta del baño abierta, lo que indica que ahí no está. Va a mear antes que cualquier otra cosa y tan solo unos minutos más tarde se va a las escaleras a buscarle abajo. De hecho, está desnudo fumando en la terraza, ha fumado bastante.

—¿Albaaa? —le llama, pero él no se mueve. Tarda un poco en encontrarlo pero al final, tampoco es que la casa sea tan grande—. Hey... —saluda abriendo la puerta de la terraza y levantando un poco las cejas al notar que... Bueno... Está casi como dios lo trajo al mundo. Escocia desvía la mirada sólo un segundo.

Morning.

—Calor, ¿eh? —se le acerca sonrojándose un poquito hasta ponerle las manos en los hombros. En realidad está bastante helado—. Whoa... ¡Estás helado!

Él se encoge de hombros. Bélgica le acaricia los hombros y el cuello y se agacha a abrazarle.

—¿Ya desayunaste?

Escocia niega, dejándola hacer.

—¿Qué haces aquí? —le da un besito en la mejilla.

—Pensar...

—¿En qué?

—En... Lo que has dicho antes.

—¿En qué que he dicho antes? —le mira de reojo, no tan consciente de esa conversación nocturna como debería.

—En mitad de la noche... ¿Estabas soñando?

La belga parpadea, tratando de hacer memoria y pensando que ha pensado y soñado muchas cosas.

—Anoche... Soñé muchas cosas.

—Entonces no te preocupes —le quita importancia.

—Soñé que teníamos un bebé que se parecía a England —suelta de repente sin pensar, acordándose de golpe. El pelirrojo palidece otra vez, paralizándose de levantarse como iba a hacer —. Oh... Cielos. ¿Te dije eso anoche?

El británico aprieta los ojos.

—Oh... ¡Oh! Que... Uff... —se muerde el labio al ver esa reacción, irguiéndose y mirándole preocupada.

—Qué... ¿Qué?

—¿E-Estabas pensando en eso entonces?

—Ehm... ¿Tú no?

Bélgica se sonroja porque... Es que sí ha pensado en eso ya bastantes veces.

—Ehm... Creo que esto es como de una plática más... Formal.

—¿Tanto has pensado en ello? —intenta no apretar los ojos. Ella abre la boca para contestar y la cierra... Y la abre otra vez.

—Me ha pasado por la mente varias veces. Lo que no quiere decir que... Nada. Es decir... Es... Bueno, es algo de lo que podríamos hablar... Quizás... Al menos para saber lo que piensa el otro.

—¿Y tú piensas que...?

—Pienso que... Pienso... —vacila un poquito, revolviéndose. Escocia se pasa una mano por el pelo, agobiado y asustado—. Sólo creo que quizás algún día... Como cualquier persona creo yo que piensa en ello.

—Es decir... Quisieras...

La chica toma aire y se abraza un poco a su bata.

—Quisiera hablarlo contigo y llegar a una conclusión juntos... Es... Es que es una historia más larga, Alba. ¿Quieres que te cuente? —se muerde el labio y él asiente—. Hace unos meses tuve un... Retraso.

What?

—Fue de un par de semanas... Y estaba tratando de averiguar cómo iba a decírtelo y... Bueno, al final me vino la regla otra vez y todo fue un desfase hormonal porque no descansé del anticonceptivo y... —se pasa la mano por el pelo y aprieta los ojos—. No trascendió en nada aparentemente.

—No parece que no trascendiera... —responde y se pasa una mano por el pelo, nervioso. Ella cambia el peso de pie.

—Después de eso sólo... Pensé. ¿Qué habría pasado de haber sido otra cosa...? ¿Cómo reaccionarías o...? ¿Cómo serías de padre? ¿Cómo sería tener hijos contigo...?

—¿Y qué habría pasado?

—No lo... No lo sé. Eso es algo que claramente no dependía sólo de mí.

—¿No?

Ella parpadea un poco y se humedece los labios.

—O quizás... Sí.

Escocia le mira desconsolado, sin saber cómo... hacer esto.

—He estado buscando el momento de hablar de ese contigo.

—¿Y qué querías decirme?

—Para empezar lo que había ocurrido.

—Eso... Está bien.

—Y ya que estábamos...

—Ajá...

—Quizás saber qué pensabas de ello...

—Eso intento querer saber de ti —la mira aun agobiado y la chica cambia el peso de pie.

—Pues... Fue un alivio saber que no estaríamos en la incómoda situación de... Vernos forzados a nada —explica con mucho cuidado—, sin embargo...

—Ajá...

—Es un tema que pienso que podríamos hablar.

—Eso hacemos.

—Mira, Alba... Sé que esto es un tema muy fuerte que implica todo un grupo de compromisos. Y estamos hablando de ello exactamente como no quería yo hablarlo, lo cual hace que sea un desastre. Sólo... Olvídate de la presión y no pienses ni un segundo en ello. Digas lo que digas... O lo que yo diga, todo como siempre es negociable, ¿vale? Sólo...

Escocia bufa un poco exasperado.

—No te enfades —suplica la belga.

What?

—Es que estás enfadado —le mira desconsolada—. Sólo es una plática.

—¡Porque me tienes miedo! —suelta de golpe, un poco alterado. Bélgica le mira a los ojos.

—A lo que le tengo miedo es a que te enfades, te espantes y decidas que es mejor largarte…

El pelirrojo se pone las manos en la cara, agobiado porque más asustado está él.

—Tarde o temprano puedes terminar por pensar que tu libertad es mejor que... Esto y... —se le echa al cuello para abrazarle.

—Y tú que prefieres tener hijos.

—No PREFIERO tener hijos, sólo he pensado en tenerlos.

—¡Pues qué voy a saber yo!

—¡Mi prioridad no es tener hijos! Es... Estar juntos —y nota como el pelirrojo respira con eso—. Y si pensamos en hijos estaría bien, pero si definitivamente no quieres... Supongo que podríamos tener un gato o peces o... Yo que sé.

—Es decir... Sí que quieres.

—Serías buen papá —tan ilusionada. El chico aprieta los ojos otra vez—. Pero si no quieres no pasa nada... Prefiero saberlo —se apresura a aclarar.

—Ni siquiera vivimos juntos para plantear esto.

—Podríamos empezar por... Ahí —le mira.

But... —duda. La niña del chocolate le mira y sonríe un poquito—. But... ¿Y la... gente? —es que sabe que es él quien va a tener que ir a casa de ella. Bélgica se encoge de hombros.

—No sé... Estoy segura de que podemos encontrar alguna manera de que funcione...

—Mmm… —no muy seguro. Ella se humedece los labios.

—¿Tú no has pensado en nada de todo esto? —pregunta suavemente.

El escocés niega y ella suspira otra vez.

—Siento que todo esto salga así... Ahora es toda una conversación rara —explica y se recarga en la mesa de la terraza—. Pero bueno, ya que estamos igual hablando de ello... ¿Tú estás bien con todo cómo está?

En respuesta, Escocia aprieta los ojos.

—Puedes decir que sí... —susurra—, si yo sé que… es una cosa difícil la que planteo, tanto que no me había atrevido a decírtelo antes...

—La verdad es que necesito pensar más al respecto.

—Está bien —asiente mordiéndose un poco el labio y pensando que muy probablemente todo sea raro ahora. Aprieta los ojos—. Waffles?

Escocia asiente y agradece encendiéndose otro puro. Ella asiente también, acercándose y dándole un beso en la mejilla antes de ir a la cocina, preguntándose si acaso habrá echado todo a perder.

Él se queda pensando porque ya había hablado esto con Gales, pero nunca se había parado realmente a pensar con detenimiento, siempre le contestaba sarcásticamente que Bruselas estaba más cerca de Londres que Edimburgo... Pero sus gentes. Sus gentes del norte, siempre había estado ahí aun cuando vivir tan al norte era un desafío. Vivir ahí era parte de su filosofía de vida y rebeldía personal.

A media preparación de los gofres es que Bélgica descubre con bastante claridad que esto... Era una idiotez. Escocia era un hombre completamente libre que tenía dificultades para llamar esto una relación... Pensar que querría dejar todo eso para irse con ella y formar una familia era un grave error y ahora mismo a ella le parecía una estupidez siquiera haberlo planteado. Él no lo había pensado siquiera. Aprieta los ojos contando el tiempo de cocinado del waffle, lamentando estar en esto justo después de la noche tan... dulce que habían tenido.

Pero ella, piensa el escocés, nunca había habido alguien como ella y estaba claro que ella quería algo más y si quería seguir, lo único que podía hacer con esto era postergarlo... Pero tarde o temprano sería impostergable, ella seguro le daría un ultimátum.

Albaaa. ¡Ya está el desayuno!

Sale de sus pensamientos más o menos y se mete en la casa otra vez, completamente desnudo todavía. Ella le sonríe un poco una sonrisilla nerviosa, poniéndole el plato en un lugar con una cerveza. Se sonroja un poco al notar que siiiigue desnudo, siendo claro indicativo eso de que todo está raro.

Thank you.

You are very welcome —decide ignorar su desnudez y tratar de normalizar esto lo más posible—. Ehm... Entonces... No sé si quieras... ¡Ir al festival o...!

Yes, ¿tú no? —le mira un poco desconsolado. Belbel sonríe y asiente.

—Si hace meses que tengo los boletos. Tu hermano me dijo que vendría, ¿sabes si al final si va a venir?

—No he hablado con él —admite.

—Bueno, ya nos enteraremos... —le da un trago a su cerveza mucho más largo de lo que ameritaría en el desayuno.

—¿Quieres que le pregunte?

—Nah, no en realidad... —asegura, porque sólo estaba intentando sacar conversación. Extiende la mano hacia él con esa manía de los latinos de tocar a la gente. Escocia se humedece los labios porque sí está todo raro y tal vez lo esté hasta que... Se resuelva todo—. Podemos hacer como que no tuvimos esta rara conversación... Y... Sólo... —suspira —. Todo iba muy bien...

—No sé si pueda hacer eso... ¿Eso quieres?

Ella se revuelve un poco.

—Para ser sincera querría... saber un poco más que es lo que has pensado de primera impresión de todo esto aunque sea un "Belgium, estás loca".

Sorry, esto es… —toma la cerveza y se le acaba de un trago—. He pensado que... Nada, nada en realidad.

Bélgica se humedece los labios y gira la cara, asintiendo y quitando la mano de encima de la mesa.

—Vamos a olvidarnos de todo esto entonces —decide. Escocia suspira porque eso suena lo más fácil—. Pensé que toda esta conversación podría ser un diálogo, ¿sabes? Como siempre son nuestras conversaciones. Pero... no sé si te preocupa decirme lo que realmente piensas o realmente no te interesa lo bastante... Pero al final parece que yo he llenado una solicitud y la he ido a entregar en una ventanilla y... Ya.

—No sé qué decirte, Belgium... —se ve las manos por un segundo y la rubia le mira un poco desconsolada—. A mí también me da miedo decir algo incorrecto... O que no es lo que quieres oír.

—Preferiría que dijeras algo incorrecto a que no digas nada.

—Yo no...

—No hay nada peor que un... No. No quiero ser padre ni quiero vivir contigo y estamos muy bien así —suspira—. O eso creo. En fin... Voy a ducharme.

Él aprieta los ojos pensando que, diga lo que diga, es incorrecto. Bélgica se va a las escaleras sin decir nada más. Altos niveles de densidad en esta historia.


No te enfades mucho con Escocia, lo suyo es patológico. ¡No olvides agradecer a Josita su beteo y edición!