Príncipes! Quien los necesita!!!
_Roswell! Mueve tu trasero aquí inmediatamente!_ grito mi tía haciendo que la casa temblara.
Suspire con resignación y salí corriendo de la habitación.
Mi tía estaba de brazos cruzados mirándome con una mirada que enviaría hasta a un dragón huyendo despavorido. Llevaba uno de sus más finos vestidos. . . bueno cuando no los lleva! Esta mujer cree que aun tiene edad de casarse, tiene 70 por dios!
_Si tía?_ pregunte en un tono tan bajo de voz que parecía un marullo en el viento.
_No deberías estar en la tienda vendiendo?_ pregunto mirándome con desaprobación.
_Eh. . ._ no sabía qué respuesta darle. Aunque afirme que el cielo tiene nubes, ella diría "no esos son algodones", con tal de impresionar a sus comadres y dejar ver a todos que tiene autoridad sobre mí.
Nos encontrábamos en la pequeña sala de la casa. No era una casa grande pero era un perfecto lugar para vivir, sobre todo si esta en medio del bosque.
El problema era ir hasta la ciudad al la tienda de mis padres.
Mis padres murieron hace mucho tiempo por un terrible incendio. Nunca se supo como ocurrió.
_Roswell! Sigo esperando una respuesta!_ mi tía grito una vez más.
_Bueno ya voy! Dios_ dije saliendo por la puerta antes de que me diera uno de sus sermones de "que te vas a quedar sola con esa actitud" "que eres una chiquilla inútil" "quedaras soltera para toda tu vida y tendrás muchos gatos" y bla bla bla.
Algunas veces esa mujer puede sacarte de quicio con solo una palabra.
Camine por el estrecho camino que dirigía al pueblo.
La gente de allí no era muy placentera que digamos. Casi todos eran amigos y amigas de mi tía, pueden creerlo? Yo sí.
Al llegar a la misma calle del pueblo, me gane una mirada nada agradable de parte de la gente.
Yo hice como que no los vi y camine directo y sin escala a la tienda de mis padres.
Era un pequeño edificio, con grandes ventanas en donde se veía parte de la mercancía que constaba mayor parte de juguetes , algunos arreglos de flores colocadas en las esquinas y un pequeño techito donde había una pequeña estantería de libros listos para la venta.
Lastimosamente, leer en este pueblo era como si el cielo se callera. Todos y absolutamente todos detestaban leer y menos si uno se preocupaba sobre la popularidad.
Yo por mi parte era todo un ratón de biblioteca no había un día que no leyera; y esa era una de las razones por la que la mayoría de la gente me veía como una inútil e ingrata por no aprovechar mi dinero para casarme.
Abrí la puerta de la tienda y me senté en la silla. Observe las escaleras; arriba había un cuarto por si alguien necesitaba quedarse. Mis padres siempre han sido buenas personas y nunca les importo lo que los demás dijeran de ellos, siempre estuve orgullosa de ellos.
Pero las cosas habían cambiado mucho, podría decirse que demasiado.
Suspire con resignación y apoye mi cabeza en mi mano, esperando con una esperanza ilusa que llegara alguien que me rescatara del eterno tormento.
La puerta se abrió dando a ver a una de las amigas de mi tía, Lady Gracelling. Gruñí por lo bajo al ver como inspeccionaba cada cosa en la tienda con cara de asco.
_Buenos días Roswell. Veo que llegas tarde_ dijo ella con una aire de orgullo que me hizo sentir un poco cohibida.
_Estaba ocupada. . . _ dije tensándome cuando sus ojos color ámbar cayeron en mi como flechas.
_Nunca se está ocupada para el deber querida_ dijo ella.
Claro como si ella hiciera otra cosa que no fuera dar órdenes. Tuve que contenerme ese comentario desgraciadamente pero me hubiera encantado mucho decirlo.
_Necesito algo para mi pequeño sobrino_ alego ésta sonriendo como un gato. El sobrino de esa mujer era el niño más, egocéntrico, egoísta y maleducado del universo. Tantas personas se merecen más que él y no lo tienen.
Pero aunque ella me pague la suma más grande de dinero jamás le ayudare a buscarlo.
_Busque lo que necesite por allí_ dije mientras sacaba un libro de la mesa.
Abrí el libro me proponía leer cuando escuche gruñir a Lady Gracelling con desaprobación una vez más.
Quite mi mirada del libro con lentitud, disgustada por que solo comencé a leer la primera palabra del primer párrafo.
_No pienso buscarla, este lugar está sucio y no pienso tocar nada._ bufo Lady Gracelliing alzando la barbilla.
Rodé mis ojos y comesé a buscarle algún juguete adecuado para el chiquillo ese; no debía de ser nada simple eso era seguro. Algo muy hermoso y único para que pueda presumirle a sus amigos con más facilidad.
Saque un pequeño caballo de madera con rueditas y una cuerda amarrada alrededor de su cuello.
_No ese está muy viejo! Mi sobrino merece lo mejor._
Calma Roswell respira, piensa cosas lindas, respira, respira.
Continué buscando y buscando hasta que encontré una bolsita de tela azul que contenía canicas.
_ Eso me gusta. ¿Cuánto es?_
_Lo que me quiera pagar_ con tal de que se fuera rápido de aquí.
Me dio cinco monedas las cuales guarde con ninguna clase de entusiasmo en el bolsillo de mi delantal que ya se encontraba sucio de polvo.
Lady Gracelling salió de la tienda con su aire de impotencia.
Bufe y me devolví a la mesa para continuar leyendo. . .
Al terminar la página e intentar pasarla; la pulsera que me regalo mi madre se engancho con mi delantal.
Logre zafarla pero no pude evitar mirarla. Esa linda pulserita hecha con un hilito de cuero y un dije con una flor me traía tantos recuerdos.
A mis padres le encantaba que yo leyera y me imaginara cosas, decían que tenía un don especial ya que creía en tantas cosas ilógicas pero siempre tenía una especie de explicación para probar que era cierto.
Me encantaba imaginar cosas pero al morir mis padres me di cuenta de lo difícil y poco placentera que es la vida. Me di cuenta de que el mundo no es como en los cuentos de hadas o como en los libros donde siempre hay un final feliz.
No, en la vida real, no hay finales felices.
Crecí con esa idea en la mente y mi tía no hacía mucho esfuerzo en cambiarme de opinión. Pero curiosamente nunca perdí la ilusión de que encontraría a un príncipe azul. Esa si es una fantasía que se puede cumplir. . . la pregunta es ¿Cómo?
Si fuera tan fácil. . .
La puerta se abrió de golpe dando a la vista. . .
Continuara!
