Título: De secretos, magia y familia

Autor: eminahinata

Prompt escogido y autor de la idea: eminahinata: AU, Teen Wolf/Avenger

Personaje/pareja: Stiles Stilinski, Sheriff Stilinski/Loki, Clint Barton, Los Vengadores, Derek Hale y el resto de la manada.

Clasificación y/o Género: PG-13, AU, Crossover, Drama, Hurt/Confort.

Resumen: La madre de Stiles no es lo que todos creen.

Disclaimer: Teen Wolf y Avenger son propiedad de sus respectivos creadores (Jeff Davis y Marvel/Stan Lee). Ésta historia se hace sin fines de lucro. Sólo diversión.

Advertencias: Spoilers en general.

Notas: ¡Hola! Pues sí, otro crossever. Yo soy fan de los crossover, así que no me arrepiento de nada. Al principio fue un poco difícil escribir ésta idea, pero ha sido genial hacerlo y me siento feliz con el resultado. El nombre de Stiles, en éste ocasión, es uno de los tantos nombres que le han dado a Odín:-Glapsviðr (que se pronuncia Glapsvid o Glapsvin) y su significado es "El que engaña rápido, El de artimañas rápidas, Hacedor de Locura, Sabio en palabras mágicas". Saben que sus comentarios son siempre bienvenidos y sin más que agregar, ¡a leer!


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Capítulo 1

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Steve está preocupado por la actual situación, un poco temeroso de sólo pensar que podría encontrarse en aquel pueblo que llamó tanto la atención del derrotado Loki a manos de un grupo que en primera estancia parecía que se matarían unos a otros. Eran tan sólo unos meses desde entonces, pero las pesadillas seguían a toda fuerza sometiéndolo a lo que pudo haber sido sí….

Niega con la cabeza, decidido a que no pensaría más en eso, porque la realidad es que lo han logrado y está orgulloso por eso.

Con un suave movimiento observa al resto de sus compañeros en el pequeño avión proporcionado por SHIELD, frunciendo el ceño levemente cuando nota como Natasha limpiaba su arma con su característica expresión de poker como si fuera lo más normal de la vida. Bueno, para ella tal vez lo es, piensa distraídamente mientras pasa su vista hasta donde Clint dormita al lado de Coulson, sonriendo cuando ve como el agente se concentra en los papeles en sus manos. Es bueno tenerlo de regreso.

Todo comenzó cuando Nick Fury lo convocó para una pequeña reunión hace unos días y, directamente al grano porque el hombre no podía ir por las ramas aunque de eso dependiera su vida, le mandó en una misión con Hawkeye y Black Widow a un pequeño pueblo de California, donde se confirmó que Loki estuvo durante unos días y era necesario determinar si se encontraban en peligro, Capitán Rogers.

—Cinco minutos para el aterrizaje —escucha al piloto decir, por lo que asiente y ajusto la gorra de los Mets en la cabeza.

Media hora después los cuatro de ellos se encuentran en un coche negro, Clint usando sus dedos como improvisadas baquetas en el volante mientras conduce bajo las instrucciones de Coulson.

—¿Y qué realmente estamos buscando? —pregunta nuevamente Clint en un resoplido—. Por lo que sabemos Loki estuvo hace meses aquí. Sea lo que sea que haya hecho habrá desaparecido para ésta fecha.

Desde la parte trasera ve como Coulson hace todo lo posible para no suspirar hastiado por la pregunta de su subordinado, admirando la eterna paciencia del otro hombre. A su lado Natasha resopla, sus ojos nunca dejando la ventana.

—Todavía persiste una señal —dice Coulson—. A pesar que parece ser que siempre anda en movimiento, su mayor concentración es en ésta área —señala—. Esa casa en específico.

Clint detiene el auto a una cuadra, dejando a la vista una casa suburbana de dos niveles y enfrente un auto patrulla estacionado. Frunce el ceño, un poco desconcertado, y con rapidez baja del auto siguiendo a sus compañeros. Coulson se acerca, él al lado derecho del agente, tocando la puerta con tranquilidad, Natasha y Clint pendientes de la poca actividad que hay alrededor. Pronto escuchan el trote torpe que se dirige a la puerta, luego algo tropezando y cayendo y un "¡Estoy bien!" de una voz que claramente proviene de un adolescente. Sonríe suavemente, escuchando el suspiro apenas perceptible que vino de un hombre en el interior, suponiendo que se trata del padre.

La puerta se abre y frente a ellos aparece un adolescente que los deja helados, porque ahí se encuentra una versión joven de Loki, viéndolos con los mismos ojos miel con clara intriga en ellos.

—Uh… ¿Hola? —pregunta el chico, retorciéndose en su lugar e intentando cubrir parte de su cuerpo con la puerta. Alza una ceja ante eso—. ¿En qué puedo ayudarles?

Coulson carraspea.

—Nosotros…

—¿Stiles? ¿Qué sucede? —escucha una voz masculina desde la cocina y el chico mueve sus ojos con nerviosismo, centrando su mirada en él antes de posarla en Clint por un tiempo más largo.

—Uh… Creo que el Capitán América está en el porche, papá —responde, notando como la ceja de Coulson se alza casi hasta su cabello.

—Joven Stilinski —sonríe Coulson amablemente—. Nos gustaría hablar con usted y su padre… preferentemente en un lugar más privado.

El chico frunce el ceño a ellos.

—¿Capitán América? —la voz se hizo más cercana y pronto ve a un hombre mayor tras el adolescente, notando vagamente el uniforme de policía que lleva puesto.

Un paso tras él Clint contiene el aliento en un jadeo, llamando la atención de él y de sus otros dos compañeros, viendo como los ojos de Hawkeye se abrían más y más a cada segundo, nunca despegando sus ojos del rostro del otro hombre.

—¿Barney?


El silencio es demasiado incómodo. Está seguro que podría cortar toda la tensión con un cuchillo de mantequilla.

Con una sonrisa acepta la taza de café que el adolescente (recordando como torpemente se presentó como Stiles) le entrega antes de seguir con las tazas de Coulson y Natasha, los tres sentados en la sala de la casa Stilinski mientras escuchan como Clint y el Sr. Stilinski (que al parecer era el hermano que Hawkeye creyó muerto todos estos años) discuten.

—¡Todo esté tiempo creí que estabas muerto!

—Clint…

—No, no lo hagas. No intentes usar ese tono comprensivo conmigo —escucha el bufido de su compañero—. ¿Cómo incluso es que estas vivo, eh? ¿Cómo es que pasaste desapercibido todo éste tiempo?

Ve como Stiles, sentado en el sillón individual, comienza a mover su pierna derecha en un gesto nervioso, su labio inferior entre los dientes y constantes miradas preocupadas dirigidas a la cocina. Suspira y se pone de pie, dispuesto a detener la discusión por el bien del más joven, captando la mirada que Natasha le lanzaba al chico. Es inevitable, el parecido es enorme.

—Clint —llama, de pie bajo el marco de la puerta, viendo la postura encorvada del hombre mayor sentado a la mesa y a Clint unos metros alejado, sus brazos cruzados como si de esa forma podría protegerse de lo que sucedía.

No debía ser fácil.

Clint sólo le manda una mirada asesina, resoplando y caminando hasta el salón, seguido un poco después por el Sr. Stilinski con los ojos demostrando toda la tristeza que sentía a pesar de que el resto de su cuerpo grita autoridad.

—Bueno —carraspea Coulson—, esto no me lo esperaba. Pero no es por eso que hemos venido a hablar con usted, Sr. Stilinski —fija su mirada en Stiles—. La verdad es que hemos venido por la constante señal de energía mágica que se conoce como Loki…

Observa como ambos hombres Stilinski se tensan en el nombre, cosa que nota el resto.

Coulson frunce apenas el ceño.

—¿Sí? ¿Qué tiene que ver con nosotros? —pregunta rápidamente el hombre mayor, acercándose un paso a su hijo. Coulson sonríe con esa sonrisa cortes que a veces le daba miedo.

—Hemos, también, notado que gran parte de esa energía se concentra en su casa, Sr. Stilinski —dice el agente—. Y por nuestra tecnología podemos afirmar que se encuentra en éste salón, en éste momento —voltea hacia el adolescente.

Luego de eso fue una falta de definición.

En un movimiento rápido el Sr. Stilinski sacó a su hijo para ponerse frente a él, apuntando con su arma hacia Coulson al mismo tiempo que Natasha apuntaba al Sr. Stilinski, Clint y él en posiciones defensivas.

—Sr. Stilinski, por favor baje el arma —pide Coulson, alzando sus manos en un gesto que tenía la intención de ser inofensivo, acción que hizo que el hombre estrechara los ojos.

—Quiero que se larguen de mi casa —dice el Sr. Stilinski, su voz denotando una autoridad que se le hizo muy similar a la de Fury. Clint se tensa en su lugar, frunciendo el ceño.

—No creo que estés en posición para decirnos que hacer, Barney —dice Clint con una sonrisa comemierda. El hombre mayor lo mira por el rabillo del ojo.

—Puedo como el Sheriff de Beacon Hills —espeta, consiguiendo una mirada claramente molesta en su compañero—. Sino salen en los próximos segundos los arrestare por allanamiento de morada y acoso a menores.

—Papá… —susurra Stiles tras su padre, viéndolos con cierta incertidumbre.

Se mueve lentamente por la habitación, un poco sorprendido por como el Sr. Stilinski mantenía su atención en los cuatro de ellos, hasta llegar a la puerta. Clint vuelve a resoplar, caminando hasta la puerta sin apartar la vista de su hermano y sobrino seguido poco después por Natasha y Coulson, consientes que si se oponían esto podría volverse en un verdadero problema. Lo cual no es lo más factible.

Salen de la casa y sin despegar los ojos de la puerta se dirigen al auto en silencio.

Esto es más allá de problemático.


Clint está enojado. ¿Enojado? Enojado es una palabra muy pequeña para lo que sentía. Una parte pequeña de su cerebro está feliz, porque, ¡hey!, tiene familia. Pero la mayor parte de su cerebro le dice a la parte más pequeña que se calle, porque Barney lo traiciono hace mucho tiempo y eso no lo podía olvidar. No con todo ese dolor y cicatrices y esa sensación de soledad que lo consumió mucho tiempo.

Respira profundo, notando la mirada insegura que Bruce le manda desde el otro lado de la habitación, todos ahora sentados en un salón esperando a que apareciera Thor.

—Bueno, cosa interesante —escucha a Tony, quien se encorvaba sobre el tablero—. Según esto Stilinski, es decir, el hermano muerto de Clint que resulta no estar tan muerto…

—Tony.

—Bien, bien. John Stilinski, Sheriff de Beacon Hills desde hace nueve años, ha trabajado dieciocho años en la fuerza policial. No hay más registros, salvo las recomendaciones y notas en general del antiguo Sheriff y compañeros. El registro dice que se casó hace diecisiete años con una mujer llamada… —pausa, causando que el resto frunza el ceño—. Uh, uh. Interesante. El nombre de la mujer dice Lokke Odinson y no hay más registros de ella.

Todos guardan silencio, hasta que Bruce hace un sonido que ha reconocido como el que emite cada vez que se concentra en algo.

—¿No estarán pensando en…?

—No puede ser —resopla, cruzando sus brazos sobre el pecho. Steve le manda una mirada simpática, haciendo que se siente más miserable.

—A mí me parece muy posible —dice Tony—. Lo que se me ocurre es que con su magia esa se transformó en una mujer y luego, de alguna forma, conoció a éste hombre y terminaron teniendo un bebé.

Y dicho esto hace que con un movimiento de su mano aparezca el rostro del adolescente (Stiles, recuerda) en la pantalla, todos los ojos bebiendo en el parecido entre Loki y el chico.

—¿Qué dice sobre Lokke Odinson? —pregunta Fury con su habitual seriedad

—Dice que murió en el 2006 en un accidente automovilístico —dice esta vez Bruce, su ceño fruncido sobre sus gafas.

—Hm.

Suspira y baja la vista, porque esto es demasiado. Siente el apretón en su pierna y observa a Natasha a su lado, quien tras esa mascara de frialdad le da una mirada de apoyo, por lo que sonríe suavemente para tranquilizarla aunque sabe que ella puede ver a través de él.

—Bien, al parecer tenemos un semidios en nuestras manos —dice Fury, viéndolo por un momento antes de regresar su vista al resto—. Hay que determinar si es un peligro o no.

—Es sólo un adolescente —dice Steve, su expresión preocupada por el chico.

—Sí, pero no sabemos de lo que es capaz. No sabemos porque razón Loki se acercó a ellos antes de empezar la invasión —señala Fury. Steve suspira.

—¿Y qué quiere hacer? ¿Secuestrar al chico? —bufa Tony.

—No. Vamos a traer al Sr. Stilinski y a… —frunce el ceño.

—En su página de Facebook se hace llamar Stiles —agrega amablemente Coulson al lado del hombre mayor.

—Con el nombre que tiene me puedo hacer una idea del porqué —ríe Tony, consiguiendo una leve amonestación de Bruce—. ¿Qué? ¿Has leído el registro? ¡A penas y si puedo pronunciarlo!

—Tony…

—Ustedes no son nada divertidos —bufa el ingeniero y hace una mueca en comprensión, porque la verdad es que le costaba leerlo—. Entonces, ¿cómo van hacer para traer a un respetado y amado elemento de la policía de un pequeño pueblo y al hijo de dicho elemento de la policía de un pequeño pueblo que, hay que agregar, tiene un promedio de 4.6 y estoy impresionado por sus informes escolares? ¿Alguien?

—Cállate, Stark —gruñe levemente Natasha—. A parte, hay otras cosas que debemos tener en cuenta.

Frunce el ceño.

—¿Qué cosa, Tasha?

—Esto —se levanta y con un movimiento rápido hace que en la pantalla aparezca reportes policiacos—. Ha habido varios asesinatos en el último par de años. De una u otra forma el niño Stilinski siempre se encuentra involucrado.

—¿Qué?

—Sí —dice Coulson, sus ojos siempre serios—. Por lo que hemos investigado el joven Stilinski se encuentra con regularidad en las escenas de crimen, al parecer siempre con una coincidencia —encoge un hombro—. También ha llegado a mencionarse con frecuencia varios nombres —aparece en la pantalla dos hombres, uno de veintitantos años y otro por sus cuarenta—. Los nombres son Derek Hale y Peter Hale, tres de los sobrevivientes de un incendio que ocurrió hace siete años en la casa de la familia Hale.

—¿Y eso que tiene que ver con Stiles? —pregunta, un poco preocupado.

—Al parecer todos los asesinatos empezaron con la inesperada muerte de Laura Hale, otra sobreviviente, y que Derek Hale regresara a la ciudad. Tenemos reportes de arresto por presunto sospechoso de asesinato denunciado por Scott McCall, quien tiene una relación muy estrecha con el joven Stilinski.

Todos observan los reportes, leyendo con cuidado cada palabra de los asesinatos, entre ellos varios adolescentes, los asesinatos en la estación de policía que termino con un joven ahogado, la supuesta muerte de Jackson Whittemore, denuncias de desapasiones (unos tales Erica Reyes y Vernon Boyd) y varias cosas que quedaban al aire, como la repentina aparición de Cora Hale, quien se creía muerta en el incendio que mato al resto de su familia. Bastante extraño, pero lo más significativo es que de alguna forma Stiles está involucrado de forma indirecta con cada uno.

—Y, de alguna forma, los reportes terminaron enterrados…

—Barney —afirma, porque no hay otra explicación. Ve la mirada de soslayo de Steve e intenta desestimar todo porque hay otras cosas más importantes. Como el hecho que al parecer su sobrino (¡y mierda! Aún lo desconcertaba) empezaba a seguir los pasos de su padre… ¿madre? Ah. Lo que sea. De verdad que era confuso.

Cuando se despertó esa mañana nunca se imaginó que terminara de ésta manera.