Aquí dejo esta historia por si algún día alguien se pasa por una de las zonas más abandonadas de Fanfiction ;)
Por supuesto no me pertenece nada que puedas reconocer; ni siquiera el título en mío, es una canción de Elvis
Desde donde estaba sentada no le podía ver muy bien pero aún así de cuando en cuando lanzaba una mirada rápida para comprobar que seguía allí. Le hubiera gustado acercarse y decirle algo, tontear un poco, pero Johnny era tímido hasta la desesperación; además estaba rodeado de sus amigos y Sarah estaba al tanto de lo que opinaban sobre que las chicas se le acercaran: hacía sólo un par de meses que Sylvia había tenido problemas con Steve precisamente por ese tema. En su momento le había parecido divertido, porque no es que Sylvia y ella fueran precisamente amigas, pero poco tiempo después había empezado a fijarse en Johnny y entonces dejó de hacerle tanta gracia la forma que tenía su pandilla de protegerle; ni que tuviera doce años, joder.
Johnny se inclinó hacia atrás, apoyando la espalda en la pared, y entonces Sarah sí que pudo verle bien. Tenía las manos en los bolsillos y los cuellos de la chupa alzados; miraba al suelo, como siempre, pero algo que dijeron sus amigos le hizo levantar la vista y sonreír levemente. Sarah no pudo evitar sonreír también. Le resultaba adorable la forma en que los mechones de pelo le caían sobre los ojos, la mirada un poco asustadiza en esos ojos negros como la noche. Con la disculpa de ir a pedir algo de beber se acercó a donde Johnny estaba y, apoyando los codos en la barra, le observó todo lo disimuladamente que pudo mientras esperaba a que le sirvieran su copa. Había sacado un cigarro del bolsillo y le daba largas caladas, dejando que el humo saliera lentamente por sus labios entreabiertos. También le encantaba cómo fumaba; era una mezcla extraña, esa mirada de niño perdido con esa forma de fumar como un tipo duro, una especie de James Dean con ojos suaves. Sarah había dejado de disimular y miraba directamente a Johnny, jugando con un mechón de su pelo. Al enrollarlo en el dedo notó con indiferencia lo áspero que lo tenía. Era culpa del tinte, pero llevaba desde que podía recordar tiñéndose y ni en broma iba a dejarlo ahora. Además estaba casi segura de que a Johnny le gustaban rubias; era difícil de asegurar porque nunca se acercaba a ninguna chica pero Sarah había observado que de vez en cuando levantaba ligeramente la vista cuando una chica mona pasaba cerca, y lo hacía sobretodo si eran rubias. Así que suponía que su color de pelo era un buen inicio, aunque estuviese áspero.
En ese momento llegó Sandy, la chica de Soda. Sandy era probablemente la chica más envidiada de la ciudad gracias a su novio: Soda era un sueño de tío, más guapo que ninguno que Sarah hubiera conocido en su vida. Ella misma había tenido un cuelgue con él hacía un par de años y se habían enrollado unas cuantas veces pero por algún motivo que nunca llegó a conocer, Soda se cansó pronto de ella y el tema se acabó. Después llegó Sandy y él ya no tuvo ojos para nadie más. No era que Sandy le cayera mal pero no acababa de encontrar qué la hacía tan especial; sin embargo todos en la pandilla de Johnny parecían encontrarla estupenda y la trataban como si fuese una especie de muñequita adorable. De hecho, el día que Sarah empezó a fijarse en Johnny fue precisamente a causa de Sandy:
Estaban en el Dingo y llegaron Soda y Sandy acompañados de Johnny y Ponyboy. Soda se encontró con unos conocidos y fue a hablar con ellos. Sandy iba de camino hacia el baño cuando un tío la interceptó y, pasándole el brazo por el hombro, empezó a decirle guarradas. Sandy había crecido en el mismo barrio que cualquiera de las otras chicas que estaban en el Dingo y sabía como las demás de qué iba el tema; si hubiera sido cualquier otra le hubiera parado los pies a ese capullo bien fácil, pero ella se quedó allí plantada, mirándole con cara de susto. Entonces Johnny vio lo que estaba pasando y se acercó; cogió a Sandy del codo y tirando suavemente de ella la apartó del chico y se puso delante de ella. Johnny no tenía aspecto desafiante (pensándolo ahora a Sarah le parecía imposible que Johnny pudiera tener nunca aspecto desafiante) pero el tipo no debía de haber contado con que Sandy pudiera estar acompañada.
¿Qué pasa tío, está contigo?- preguntó sorprendido.
Como si lo estuviera - respondió Johnny. Tenía una voz un poco ronca; había sido una de las pocas veces que Sarah la había oído pero la recordaba perfectamente, igual que recordaba la forma en que se había colocado delante de Sandy, protegiéndola, y cómo había alzado los ojos para mirar a ese imbécil. En ese momento Sarah habría dado su brazo por ser Sandy.
Cuando Soda volvió con ellos Sandy le contó muy coqueta cómo Johnny había estado a punto de pelearse por ella y Soda pareció muy sorprendido y le revolvió el pelo mientras le daba las gracias por cuidar de su chica. Johnny sonrió suavemente mientras se pasaba la mano por el pelo para peinarse. En aquel momento a Sarah le pareció curioso que Soda estuviera sorprendido por lo ocurrido y que Johnny pareciera en cierto modo orgulloso de sí mismo; ahora, que sabía lo mucho que le costaba a Johnny incluso hablar con sus propios amigos, Sarah comprendía el valor que tenía lo sucedido y precisamente por ello envidiaba más a Sandy.
Le sirvieron su bebida y le dio un sorbo. En ese momento Johnny giró la cabeza hacia donde ella estaba y sus miradas se cruzaron. Sarah le sonrió un poco y le guiñó el ojo; enseguida se arrepintió porque Johnny apartó la mirada rápidamente, como si le hubiera asustado. Sarah suspiró y decidió volver con sus amigas. Cuando llegó a donde ellas estaban no pudo evitar sonreír porque, aunque no estaba segura de si se lo había imaginado o no, al pasar por delante de Johnny le había parecido ver por el rabillo del ojo que él levantaba la vista.
