Abrázame/Hug me
¿Por qué tu? ¿Por qué tenias que ser exactamente tu? ¿Por qué aquí? ¿Por qué exactamente en este lugar? ¿Por qué no pude verte antes, y así poder alejarme?
Déjame creer que cuando salga el sol, tú seguirás a mi lado.
¿Por qué aquí? ¿Por qué ahora? ¿Por qué hacer más grande una herida, que aun no puede sanar? Comienzo a pensar que solo quieres hacerme daño. ¿Te gusta hacerme sufrir? ¿Por qué herir a quien más te ama?
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Disclaimer: Generador Rex no me pertenece (aún), ni sus personajes, solo me pertenece un pequeño OC cuyos datos no revelaré todavía.
Advertencia: Universo alterno (en el presente no lo es, pero en cuánto al pasado si es), muerte de personaje (no es alguien que importe mucho), un poco de semi-lemon, posible OoC, el OC no lo pongo en las advertencias ya que no desempeña un papel tan importante. Si mueres de diabetes no es mi culpa, si mueres de tristeza, tampoco, estas advertido. Si quieres matar a alguien no asesines a Faby-nan, la historia no es de ella.
En teoría el universo es el mismo, pero como esta historia no se enfocará en Rex, no se esperen muchas apariciones de su parte.
Soy una romántica sin remedio que no lo acepta, así que ya sabes que esperar. Atte. Skyls.
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Especificaciones importantes:
Recuerdos marcados con: "recuerdo"
Pensamientos con: ~pensamiento~
Diálogos con: —dialogo—
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Cap. I
Loveless
Era ya demasiado tarde o quizá, demasiado temprano para estar despierto, no obstante aun se encontraba un alma trabajando en 'la torre'.
Absorta en su investigación, se dedicaba a rescatar lo más relevante de la información. Tan enfrascada se hallaba esta, que en ningún momento se percato de tener un espectador, hasta que este se le acerco, exentándola del trance en el que se encontraba. Girando sutilmente para quedar frente a frente.
— ¿Qué te trae por aquí, Seis?
— Tu…
Tragando saliva, se alzo de su lugar, dio media vuelta para recoger el papeleo en desorden ubicado en el escritorio y prosiguió por guardarlos en las gavetas de un rincón próximo. El hombre caminaba justo tras ella.
A pocos pasos de llegar a su destino, Seis tomo el brazo de Holiday, y sin mucho esfuerzo, la hizo girar, plantando un apasionado beso en sus labios. La doctora cerró los ojos un tanto ruborizada, realmente deseaba estar con él, pero, ¿Por qué aquí? ¿Por qué ahora?
Las hojas se deslizaron lentamente hasta golpear contra el suelo, ninguno le dio importancia. Parecían estáticos, intentando mantenerse unidos unos minutos más. Hasta que, como un balde de agua fría, ella se percato de que algo no estaba bien. Sabiendo esto, Seis la soltó, quedando inmóviles en un silencio en el que, ni siquiera las miradas podían hablar.
Desplazando la vista al suelo, Holiday se agacho con rapidez para reorganizar cada documento, Seis la imito. De rodillas, intentando evadirse, no caería ante él; no de nuevo. Pero quedo petrificada; en cuanto el tomo con dulzura su afinada barbilla; extinguiéndose cada vez más la distancia entre ambos cuerpos.
Nuevamente sus labios comenzaron a rozarse. Ella había cedido a su más ferviente deseo, y pese a su anhelo de proseguir, intento escapar consiguiendo quedar arrinconada y aún más vulnerable. No debía, no podía y aun así, quería seguir.
Acurrucándose uno en el otro, preparándose para encarnar su amor. Como un comensal en su restaurante favorito, así exactamente se sentía Holiday, no obstante, algo no estaba bien o quizás, todo estaba mal. Embriagándose con la presencia, el aroma y el sabor de Seis, se percato de que se hallaban presentes la tristeza y resignación. Tenía que correr de ese sitio.
Arrinconados; Seis adentro sus piernas lentamente, entreabriendo las de su compañera y despegándolas del suelo.
Con ambas manos sosteniendo el mentón ajeno, mantenían rozando sus labios lenta y cariñosamente, casi como si se les fuese el alma, le intentaran recuperar y volvieran a perderla.
Uno a uno los botones fueron perdiendo su propósito, dejando expuesto el pecho de Seis. No demoro demasiado en llegar la protección, la cual fueron las delicadas manos de Holiday, estas rodearon los músculos abdominales, como si tratasen de memorizar la superficie, levantando hasta el más pequeño vello que se encontrara en el cuerpo.
Alejando sus rostros el uno del otro, hasta encontrarse de cara, con aquel cálido torso desnudo, abocándose a escuchar el exaltado latir masculino.
Mientras Holiday se empapaba de éxtasis con el acelerado ritmo cardiaco. Seis comenzó a deslizar, muy suavemente, casi como si fuese a romperse, sus manos desde el cuello; pasando por los pechos; las bien definidas caderas; hasta llegar a las piernas. Las gruesas y masculinas manos, un tanto maltratadas por los años, fueron ascendiendo por cada pierna.
En ese instante, el tiempo parecía ir aún más lento.
Las manos de Seis descendiendo tranquilamente, llevando consigo la oscura prenda de Holiday para evitar desgarrarla.
— ¡Seis!...- dijo Holiday separándose bruscamente de este.
— Shuuu… que nadie vea- Susurro tranquilamente regresando las manos de su compañera al centro de su pecho.
— Pe…
Rápidamente, pero con gran delicadeza, coloco su dedo índice bajo la afinada barbilla, para retornar al silencio con un tierno beso.
Atrapados en el ensordecedor silencio, volvieron a los instintos más antiguos del hombre. Penetrando cauteloso el área más delicada e intima del cuerpo femenino. Con un fuerte y repetitivo movimiento en vaivén, ambos cuerpos comenzaron a estremecerse.
Seis se mordía fuertemente los labios para guardar silencio, mientras que Holiday se aferraba con ira al torso ajeno, e intentando ahogar sus gritos comenzó a clavar sus uñas en los músculos que conformaban la espalda, dejando un rastro bien marcado sobre la espalda de Seis.
Tras culminar el acto ambos, cuerpos permanecieron quietos, exhaustos por el agotamiento físico, quedando unos instantes inconscientes, fundidos en ese mar de sensaciones.
Retornando a la sensatez, aun enlazados, Holiday se aferraba a Seis como si quisiese que se volvieran una sola alma. Sin embargo, Seis tenía sus propios planes. Apenas recobrado el aliento, dejo de abrazarla y guardando distancia, comenzó a cerrar su camisa. Ella anhelaba seguir junto a él, pero ¿Qué estaba haciendo? ¿Qué debía hacer ahora?
La doctora estaba atónita contemplando como este se separa de ella, sin el menor interés, sin ayudarla a levantarse, sin esperar a que recobrara el aliento, sin besarla, hablarle, nada; simplemente se alzo del suelo; subió su cremallera; se abrocho el cinto; y comenzó a caminar a la salida.
— Deberías descansar, es evidente que lo necesitas. — Dijo Seis, fríamente sin detener su paso, deteniéndose unos momentos para añadir, satíricamente — ha… y tienes errores en esos escritos, o quizá solo sea porque tienes la letra de un doctor (una sonrisa hipócrita se escapaba de su rostro).
¡Muchas gracias por leer hasta aquí! Y quiero agradecer a Faby-nan por subir mi historia, hazla feliz dejando un review (¡también me hacen feliz a mi!)
¡Por favor, por favor, por favor cualquier duda, sugerencia o comentario se los agradeceré de sobremanera!
*Mas información sobre la autora visita: skyls. deviantart. com (solo junten los espacios)
