Nota: ¡buenas! Este es un "proyectillo": actualizaciones más o menos diarias, entre 200 y 500 palabras. La historia será bastante corta, y parte de lo que sucede entre escenas se deja a la imaginación.
Total de palabras: ~13.000
Total de capítulos: 50
Si sólo fuera fácil…
Eso es lo que él pensó a menudo, cuando le dijeron que uno de sus estudiantes había desaparecido. Preguntó cuál, y le dijeron que era la chica. Por supuesto, no podía ser el fuerte o el tozudo. No, tuvo que ser el eslabón débil; no la había entrenado para luchar en primera línea… y menos aún, a resistir tortura.
Una pequeña parte de él había deseado que la paz pudiera durar lo suficiente para tomarse las cosas con calma, pero ella pagó por dicho error. Tal vez era un sentimiento de culpa, bajo la superficie… pero quería mantenerla a salvo. Un ninja no comete el mismo error dos veces.
Se culpaba a sí mismo, por supuesto, pero sus otros estudiantes pensaron lo contrario cuando se lo dijo. Aparentemente, la excusa de "está enferma" no funcionó: uno de ellos se coló en su casa para comprobar si ella estaba bien, tras el tercer día, y sólo encontró a sus padres llorando. Era extraño, para el rubio. Había visto a muchos otros huérfanos, pero nunca a adultos llorando por la pérdida de un hijo.
El chico y su compañero de equipo declararon una tregua para trabajar juntos, hasta que lograron obtener una respuesta del líder de su equipo. La habían raptado. Nadie sabía por qué. Sakura Haruno había simplemente desaparecido, y nadie sabía la razón. Los dos chicos se miraron el uno al otro, compartiendo una mirada de entendimiento. Sabían algo que él desconocía, pero ahora parecían más determinados que antes.
Era extrañamente reconfortante: el admirador y el prodigio distante, que normalmente se peleaban entre sí, se unieron como un equipo para intentar convencer a su sensei de un rescate.
Él dijo que no, obviamente. Y su tono fue particularmente duro cuando dijo "Itachi."
