Jasper POV
Mi nombre es Jasper Withlock, mas bien mayor Jasper Withlock, mi vida siempre había sido algo complicada sobre todo en cuestiones del amor, para mi una chica no pasaba de una noche, ya que ninguna me hacia sentir algo en especial, trataba de ser un caballero ante todo y tratarlas "bien" por asi decirlo, pero todo cambiaría ese dia. Eso de ser buen amante se me daba, pero ser buena pareja jamás. Mis padres se habían separado hace un tiempo y todo por que mi madre había engañado a mi padre. Mi madre era una mujer hermosa y con un cuerpo escultural al igual que mi hermana Rosalie. Ella estaba casada con Emmet, un hombre que a mi parecer era perfecto para ella.
Hace una semana había conocido a una chica, que siempre estaba en el bar que frecuento. Se me acerco y me saco la platica, tenía cabello ondulado, largo y negro. A decir verdad me derretían las morenas y esta con el cuerpo que se cargaba no era para menos.
Tenía que ir a la base militar a recoger unas cosas, asi que decidí tomar el autobús. Sin darme cuenta alguien se había sentado al lado de mi, era una chica que parecía una muñequita de porcelana, sus ojos eran de un hermoso color verde, su cabello apuntaba hacia todos lados y traía un vestido blanco que le llegaba a las rodillas, cuando se percato de mi mirada se sonrojo. ¡Vaya! ¿Que pasaba conmigo? Me estaba convirtiendo en todo un pervertido.
Alice POV
-¡Allie! Debes de traer todo lo que te pedi, por favor no te quedes en el centro comercial viendo la ropa, que esto es una emergencia-
Asentí, rodando los ojos, odiaba cuando mi hermana me enviaba a hacer las comprar, ¿Quién se creía ella?
Mi hermana y yo vivíamos solas, nos habíamos mudado hace un tiempo, ya que vivir con nuestros padres se había hecho un tedio, se la pasaban peleando o buscándonos marido, para sacarnos mas rápido de la casa. La casa era de mi abuela, asi que no teníamos que pagar por ella y el decorado bueno era de la abuela. Mi mayor pasión era ir de compras, pero mi hermana era la única que aportaba dinero a la casa, asi que me limitaba, vaya que era desesperante, necesitaba un trabajo.
Me dirigí a la parada de autobús, había un soldado rubio sentado, con su espalda perfectamente recta, su cara denotaba algo de frialdad, me intimido sentarme al lado de el, pero la parada del autobús y mi casa estaban lejos, así que me senté. Pasaron 5 minutos cuando el soldado noto mi presencia y se me quedo viendo como un hombre a una mujer, me asuste un poco, pero me gusto, no era como los otros, que siempre me miraban como a una niña y hasta me trataban como a una. Se hizo un silencio incomodo y el volvió a mirarme, finalmente llego el autobús, me dejo subir primero y se sento tres asientos detrás de mi, pero aun podía sentir esa mirada penetrante.
