Primer día

- ¿Quién eres?

- Soy un enviado para aliviar tu dolor. Soy tu salvador, mi ángel.

Su ángel… yo sólo soy una humana del montón, alguien que está sufriendo y necesita paz. Alguien que ha vuelto del cielo y no lo soporta… no soporta el dolor de volver a estar en este mundo, desearía volver a vivir porque estoy muerta.

Soy un cadáver viviente andando entre la multitud, nadie puede comprender mi dolor… él ha venido a mostrarme paz entre tanto sufrimiento, a darme serenidad cuando más la necesito.

Segundo día

- Nuestro amor está prohibido, mis hermanos me condenarán.

- No quiero que te pase nada… no lo soportaría.

- Recuerda que mientras tu estés bien, tu amor me mantendrá vivo.

Un dolor físico e insoportable. Sentía como las llamas del infierno de los católicos se quedaban en segundo plano al sentirlas en mi pecho, pero si eso era poco, sentía mi estómago abrirse sin nada que pudiera anestesiarme.

Sólo había algo que me mantenía intacta, y ese era mi salvador. Saber que él estaba sufriendo el doble que yo y que era por mi culpa por lo que estaba en esa situación me hacía soportar todo eso y más.

Su recuerdo se mantenía en mi cabeza, en mi corazón… recordaba su imagen, era lo único que no podían arrebatarme nunca: él.

Tercer día

- ¿Estás segura de que es lo quieres?

- Lo que quiero es pasar el resto de mi vida contigo, hazme como tú.

Muerte y resurrección. En mi cabeza sigue la imagen de mi cuerpo ensangrentado, estaba confusa y no sabía lo que tenía que hacer pero tu me guiaste, me diste lo que siempre deseé: otra identidad.

Una nueva vida comenzaba para nosotros, era una demonio, como tú… tenía el poder que no poseía siendo humana, pero lo más importante para mí es que podía estar a tu lado. Había hecho un pacto y mi alma estaba condenada, eras mi señor y te tenía que obedecer guardando apariencias pero yo sabía que el fondo de tu corazón, por más negro que estuviera seguías guardando amor hacia mí. Un amor que era correspondido.

Cuarto día

- ¿Qué es lo que dices? ¿¡qué es lo que estás diciendo!

- Ya lo habíamos hablado cuando hiciste el pacto, no puedes echarte atrás.

- No haré eso a mi hija, yo estoy condenada pero ella puede ser libre. ¿No te basta con mi hijo? ¿la quieres también a ella?

- Nunca lo será teniéndote a ti de madre, está en tu sangre, está maldita.

Te amaba, más que a nada en el mundo… pero no es comparable el amor que sentía por ti con el que sentía por mis hijos.

Hubiera dejado todo por ti menos a ellos, tu me comprendías, sé qué lo hacías… pero era tu deber y lo respeto.

Un heredero para gobernar es lo que me pedías y yo te lo dí, pero no pensaba permitir que mi hija muriera para que su hermano tuviera aun más poder, no los iba a criar con sed de sangre y asesinatos… ellos crecerían normales.

A estas alturas me daba igual el cielo, es más, no quería volver a pisar un pie por allí, había sido feliz en el infierno y lo recordaría siempre, viva o muerta porque es a donde iría… no podía romper el pacto que hice… pero mis hijos siempre podrían decidir por ellos mismos.

Aquel contrato que firmé sólo pondría mi nombre, no el de mis descendientes. Yo misma me aseguraría de ello.

Dedicado a Lucifer y Lilith con la historia algo cambiada xD