Disclaimers: Bueno para comenzar diré que los personajes de esté fanfic no me pertenece, son obra del autor de Shaman King (del cual nunca recuerdo su nombre) y esta autora los usa sin ningún lucro.

Nota 1: Los que han leído alguna de mis historias se daran cuenta de que tiene el mismo nombre que el último capítulo de "Un par de Gemelos y una Doncella" pues va mas o menos por ahí el asunto pero no es exactamente igual.

Nota 2: La historia la inició después del combate de X-3 contra el esquipo Estrellas Rojas, aquellos que hayan leído el manga sabrán a que me refiero. Bueno sin otra cosa que decir, que inicie.


EL HILO QUE ME GUÍA A TI


.:Capitulo I:.

Jeanne permanecía a la deriva dentro de su propio mundo, venía e iba con olas doradas en su imaginación en una tierra donde todo era paz y armonía, un lugar falto de pecados y blasfemias, un sitio de descanso. De pronto todo ello se rompió con el sonido de una voz ronca de hombre mayor, no abrió los ojos ni dejó su encierro de hierro para saber que se trataba de Marco. El sub líder de los Solados X hablaba con alguien, seguramente era Lysser por el tono tan suave que se dejaba escuchar. La doncella sagrada dejó de prestar atención y se sumergió en sus propias vacuidades. Desde hacía un par de días no había dejado de tener sueños extraños. Flamas, dolor, humo, terror, eran diversos los elementos que se entrelazaban en su pesadilla. Gritos, deshonra, humillación, sombras largas que danzaban al son del fuego. Pareciera que se trataba de premoniciones y no simples ensoñaciones pero aunque así fuera ella no comprendía a que se referían. Estrellas, risas, odio, sangre

-Doncella - la llamó Marco con gravedad, al parecer había un asunto importante el cual debían tratar; ella permaneció muda por un instante pero enseguida contestó para que supiera que estaba despierta, su corazón latía desbocado por alguna extraña razón -los grandes espíritus han hablado, mañana X-1 va a pelear en contra del equipo estrellas rojas

-así será entonces - dio como respuesta. Era hora de la lucha en contra de Hao, estaban preparados pues no en balde, el equipo X-3 se había sacrificado para descubrir el secreto de la posesión de objeto de Hao, quien hubiera imaginado que utilizaba el aire como mediador. Ella vengaría aquellas almas consumidas por el rey del ocultismo.

La noche en el barco de los X-laws fue tensa, Marco y Lysser que acompañaban a la doncella sagrada en la pelea se habían ido a descansar temprano pero ello no significaba que estuvieran descansando. Jeanne estaba encerrada como siempre en su féretro de metal, creía estar lista para la pelea. Cerró los ojos y entró a su mundo onírico que la recibió con garras afiladas en lugar de los brazos de Morfeo.

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-¿Por qué no te acercas? - le preguntaron treinta veces, y mil veces treinta se repitió en su cabeza

-qué me hiciste - inquirió Jeanne a la nada. Una mano tomó la suya, un sendero se abrió y anduvo sin saber quien estaba a su lado

-no planeo causarte algún mal - le susurraron -no a ti -. Los últimos rayos del astro rey atravesaban una rama desnuda en una imagen de tristeza eterna, el olor a cereza inundó sus sentidos.

Su cabello se extendió por el aire, miles de hebras azul pálido enmendándose como sus pensamientos

-Jeanne - la llamaron, su mente se rompía, viaja pendenciera sin hallar temporalidad ni espacio. Sin previo aviso todo fue oscuridad, tinieblas, silencio, absolutas sombras cerniéndose sobre ella

Renuncia al paraíso

-¡Jeanne! - clamaron nuevamente espantándola. Fuego, dolor, sangre, llamas, humillación, hastío, desprecio, vacuidad, se halló a sí misma en una tarima blanca con lamentos de fondo. Estaba golpeada, mutilada, violada, sangrante, rota, maltrecha, enojada, ira, loca muy loca. Estaba muerta.

Despertó sobresaltada, su respiración agitada, su cuerpo temblando, sudando frío. Nada había sido real, sólo un sueño más. Tragó saliva e intentó calmarse, a buena hora tenía las pesadillas. Permaneció inmóvil, decidió proseguir con su descanso pero ya era demasiado tarde, el amanecer había llegado y con ello su destino.

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Un gran número de Shamanes se había reunido para ver aquella batalla, murmuraban en el aire el resultado, algunos apostaban que la doncella sagrada ganaría, otros que la niña ni siquiera era rival para el amo del ocultismo. El equipo restante de los soldados X se apostó en las primeras filas para observar mejor, el grupo de Yoh y compañía también estaba en las cercanías, más para ver que sucedía con Lysser (Ryu los había estado molestando desde la mañana para que fueran) que por preocupación hacía alguno de los contendientes, aunque claro, el resultado de la contienda retumbaría en las demás.

Hao, seguido de cerca por Opacho y el líder de Lucifer, se detuvieron en la arena y observaron a sus contendientes. No parecían preocupados en absoluto y hasta podía decirse que ese día Hao se veía más contento, y por ello más mortífero, que de costumbre.

Marco y Lysser miraban todo con gravedad, apretaban los puños descargando la tensión que hacía presa de ellos. El amo de Miguel Ángel empujaba a la doncella de hierro

-espera – pidió de pronto Jeanne –déjame salir -. Marco sacó la llave, quitó cadenas y candados y permitió a la doncella abandonar su hogar, estaba bañada en sangre como siempre pero no parecía importarle ello. Con sus propias piernas llegó al escenario frente a Hao, al mirarlo sus quimeras se volcaron en su contra, cerró los ojos momentáneamente para combatirlas. Una certeza absoluta se apodero de ella, iba a dar un paso atrás pero su cuerpo no la obedeció sino que permaneció estoico recordándole la razón por la que estaba ahí. No se colocó la armadura

-doncella, déjeme pelear con él – pidió Lysser

-no – contestó de inmediato

-¿pero? – replicó el otro pero Jeanne lo calló con el movimiento de su mano. No iba a ver sacrificios inútiles al portador de la estrella

-permanece quieto – Marcó retuvo a su lado a Lysser

-la doncella traerá justicia -

-pensé que estaban ansiosos por luchar conmigo – habló de pronto Hao –pero tal parece que ahora no se deciden – aquel comentario melló el orgullo de Marco pero no así el de Jeanne. El oficial designado anunció el inicio de la pelea, Hao dio unos pasos al frente haciendo saber que sólo él combatiría, Jeanne hizo lo mismo dejando atrás a sus compañeros y temores. Desde que era una niña supo su destino pero ahora esté le parecía terrible, suspiró, estaba aterrorizada¿acaso le temía tanto a Hao, no, aunque fuera poderoso era sólo una figura del mal. Lo que en aquellos momentos la paralizaba era una desazón, era la seguridad de que iba a morir.

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La pelea comenzó con un destello de luz, un gruñido de fuego que no comenzó con calor sino con una inexplicable onda de frío que le caló hasta los huesos. Se protegió con las manos el rostro, de entre las llamas vio una figura surgir

-que pequeña e insignificante eres – le dijeron con burla. Jeanne extendió los brazos y la luz de la que era portadora, estalló cegando al enemigo

-Shamash – llamó al dios de la justicia y este en el acto apareció. Unas cadenas, unos grilletes aprisionaron a Hao para que no escapara –juzga sus crímenes, la sentencia es pena de muerte -, pero tal como lo vaticinó su espíritu fue embestido por el de Hao impidiendo que la condena se realizara

-eso es inútil – dijo Hao quien realmente encontraba divertida aquella situación, la doncella sagrada, como insistían en llamar a la chiquilla frente a él, no tenía ninguna posibilidad en su contra pero sin duda era de las más poderosas, por lo menos para entretenerse un poco servía.

Jeanne esquivó varios ataques y lanzó unos cuantos pero todo parecía inútil, si acaso había logrado seguir a la par de su oponente pero pronto esté se impondría. Aún así su orgullo le impedía darse por vencida sin pelear, sin dar su vida por ello. La puerta de Babilonia debía ser convocada. Cesó en sus agresiones para concentrarse en una sola cavilación, juntando todo su poder espiritista

-hallaras tu fin aquí mismo – le aseguró a Hao aunque ella misma no creía en esas palabras. Tal vez lo que hacía sería interpretado como una acción de desesperación y realmente se hallaba en ese estado.

La puerta de marcos dorados apareció detrás de ella con sus fuertes torrentes de aire, su espíritu acomodó la llave en la cerradura y está quedó abierta. Hao sonrió, aunque ese acto lo tomó por sorpresa igual no le preocupaba, fue halado al interior junto con su espíritu y luego la doncella entró tras él para así cellar la entrada

-¿pero qué fue eso? – preguntó asombrado Manta desde la grada, todo había acontecido demasiado rápido -¿ganó la líder de los soldados X?

-no – respondió segura Anna que no dejaba de mirar la puerta de madera a mitad de la arena, todavía no terminaba.

Jeanne salió expulsada de la dimensión que ella había creado a una velocidad de vértigo junto con Hao, la diferencia fue que ella se arrastró un par de veces por el suelo hasta que esté solo se detuvo y Hao tocó la arena ligero como una pluma

-doncella – exclamó Marco corriendo hacía ella pero un círculo de fuego le impidió acercarse más. El amo de la estrella caminaba seguro de sí mismo hacía Jeanne, quien trató de ponerse en pie pero fracasó en su intentó, permaneció sentada con la cabeza en alto. Detrás de Hao, el espíritu de fuego devoraba a Shamash haciéndolo parte de él

-veo que has reclamado tu trofeo – dijo ella mordazmente. El portal de Babilonia había sido completamente inútil, Hao lo había destruido desde el interior

-aún no lo he hecho – contestó el mayor de los Asakura

-vienes a deshacerte de mí entonces – dijo Jeanne pero Hao no le mostró reacción alguna –entonces mátame

-¿tan desesperada estas por morir?

-mientras yo exista tú no podrás existir y así a la inversa

-no lo creo – Hao la aprisionó rápidamente por el cuello y todo fue oscuridad, negrura, estaba muerta.

Continuara…


Notas de la Autora: Bueno este es nuvo concepto que cree de HaoXJeanne, espero que sea de su agrado y espero sus respuestas. n.n