El pelinegro lo miro. No iba a admitir que su compañero de clase se veía tan adorable cuando se enojaba por alguna tontería que dijera el gordo.
El pelirrojo sintió la mirada del otro. No iba a admitir que esa mirada le encantaba, más si estaba sobre él.
Sus miradas se cruzaron un par de segundos en la cafetería, mientras sus amigos se distraían en una pendejada, suficientes segundos para sentir un escalofrió en todo el cuerpo, haciendo que apartaran la mirada.
No iban a admitir que les hubiera encantado perderse en los ojos del contrario.
No, nunca admitirían eso. Era muy marica y vergonzoso.
¿¡Cómo no serlo, si Kyle ''niño bueno'' Broflovski y Craig ''badass'' Tucker se gustaban!?
No, eso no. Decir que se gustaban era demasiado… inocente. No solo se gustaban.
No se podría decir eso cuando Craig le miraba el culo a Kyle cada vez que podía.
No se podría decir eso cuando Kyle se imaginaba la lengua de Craig sobre su cuello.
¡Mucho menos cuando ambos se preguntaban cómo gemía el otro!
Se deseaban. Claro. Los polos opuestos se atraen, ¿cierto?
Eran la prueba viviente de eso.
Tucker deseaba con toda su alma corromper ese pequeño cuerpo.
Broflovski se moría para tenerlo entre su cama.
Lo ''prohibido'' los excitaba demasiado.
Pero, claro. Estaba prohibido. Por eso no lo admitían.
Craig no iba a admitir que cuando el pelirrojo estaba tan concentrado en algún trabajo y se mordía inconscientemente el labio le provocaba una erección.
Kyle no iba a admitir que cuando el pelinegro se terminaba un cigarrillo y se pasaba la lengua por el labio inferior lo hacía querer emitir un gemido.
Pero sabían, o por lo menos sospechaban, que ese sentimiento sofocante y aterrador era mutuo.
Kyle sospecho el día en que se había olvidado un libro en el salón y se giró rápidamente para volver, topándose con la mirada nada disimulada de Craig en su culo.
Tucker sospecho cuando el profesor los junto en pareja para un aburrido trabajo y Broflovski se puso más rojo que su cabello.
Sí, porque Craig era descarado pero se fijaba en detalles, y Kyle era despistado pero no idiota.
Pero sus sospechas se detenían en cuanto cruzaban palabra.
—muévete, estúpido nerd.
— fíjate por donde caminas, bastardo.
Las miradas de deseo eran sustituidas por unas más asesinas en cuanto Craig empujaba ''accidentalmente'' a Kyle.
Claro, ignoraría el hecho de que lo hacía para que el pelirrojo lo notara.
El también ignoraría el hecho de que le encantaba que el oji-azul hiciera eso.
— jodete, Broflovski.
— púdrete, Tucker.
Si, definitivamente nunca lo admitirían.
Si si, sé que les debo algunas explicaciones, pero, ¿saben? Estoy feliz de estar de vuelta, y que mejor que regresar con un fic de una pareja que me gusta muchísimo. Talvez y termine la historia de ''memorias'', talvez no. Me desanima el hecho de que mi ausencia no afectara los Reviews. Después de un año y más siguen igual. Pero ¿saben? Decidí que me vale madre si les gusta o no. Sin más, hasta luego.
