Multiverso
4 historias de amor y una batalla.
Historia 1: Por él.
Au: Flowerfell.
Advertencia: Basado en el comic titulado "The Skele-sis", contiene Frans con género invertido.
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Todos sonreían, claro que si... cada uno de ellos disfrutaba de los rayos del sol, viviendo el día a día como si fuera el último, pasaban tiempo unos con otros, borraban poco a poco la mala imagen que tenían los humanos sobre ellos durante aproximadamente los últimos mil años.
Por supuesto... todos eran "felices".
Pero no se lo merecían, era malo tener una mentalidad como esta, pero para ella era algo real, ninguno de los monstruos merecía aprovecharse de su sacrificio como si fuera cualquier cosa, cuando durante mucho tiempo ellos mismos intentaron matarlo más por gusto que por libertad, y ahora que se había ido... ellos disfrutaban su libertad.
Esta libertad, esta nueva vida, esta felicidad de la cual todos gozaban había sido "por él", sin embargo ninguno de ellos se tomaba la molestia de siquiera tratar de recordarlo, ¿cómo podrían?, malditos ingratos e ingratas, malditos todos... siempre pensando en ellos mismos con la estúpida idea de "asesinar o ser asesinado", odiaba el subsuelo, odiaba su vida anterior, odiaba a su hermana.
Los odiaba a todos.
Era por él, y solo por él por lo que había decidido cambiar, con su ayuda había comprendido que había algo más fuera de esa estúpida montaña, había muchas cosas de las cuales no era conciente, había más en este mundo que solo "asesinar o ser asesinado", habían tantas, tantas cosas que hubiese deseado experimentar y conocer con él al lado suyo.
Pero se había ido.
Aún recordaba como si fuese ayer, sus lágrimas bajarle por los cachetes mientras le sostenía entre sus brazos, tan grande y aún así, tan indefenso, tan fuerte y al mismo tiempo tan débil... tan lleno de vida, pero tan muerto por todas las cosas horribles que tuvieron que pasar.
Al principio todo había sido por pena, tenía que admitirlo, le daba curiosidad su estado... ese chico era usuario del RESET, podía volver de los muertos, así que; ¿por qué no ayudarlo a salir del subsuelo?, nadie excepto ellos dos conocería de esa aventura, era tan aburrido su día a día que inmediatamente tras verle no poder siquiera pasar a su "Jefe", se decidió por ayudarlo a continuar.
Era divertido, e irónico: una mujer con alma de monstruo ayudando a un chico 100% humano, cuando ambas especies estuvieron en guerra por los últimos mil años o algo así, ¿quién se acordaba si no eran la reina y el rey?, su viaje fue algo divertido, aún si no lo deseaba terminó encariñándose con el tarado, no por nada terminó cargándolo por todo el subsuelo y llorando de pena auténtica mientras sentía su cuerpo helarse entre sus dedos.
Lo quería, en un principio no; era obvio... pero cada vez que le oía reírse de los patéticos chistes en relación a las flores que le crecían, cada vez que lo veía sonreír y mostrar piedad a todos aquellos que tenían intenciones de matarlo, la hacían darse cuenta de lo cuadrados que habían sido sus corazones, su especie, al no haber explorado más emociones de las ya habituales.
No conocían nada que no fuese "asesinar o ser asesinado", y eso comenzó a aterrarla e impresionarla, pero no quería dejarlo solo... sentía una especie de conexión a él, aún si eran seres tan distintos se sentía comprendida por él, le comenzaba a agarrar cariño, razón por la cual dejó de verlo luchar solo con la estupida flor, para unírseles en esta nueva perspectiva.
Los dos, Frisk y Flowey podían enseñarle a Sans a conocer un poco mejor su corazón.
Pero ella era débil, ¿para qué mentir?, Papyrus tenía razón, siempre la tuvo e incluso ahora, a un año de su libertad tenía que ser honesta en su totalidad, seguía siendo débil, por su culpa Frisk había muerto entre sus brazos a centímetros de la barrera, por su culpa su "Huesitos" había desaparecido para siempre, y de él no quedaba nada excepto las flores doradas que había plantado en el jardín.
Había sido por él que descubrió una nueva forma de ver la vida, había sido por él que los monstruos, e incluso Asgore, habían conseguido aprender a amar, aprender a perdonar, pero a nadie le importó su muerte, ni siquiera a Toriel que había sido una "madre" para el castaño por unas cuantas horas, "es natural" dijo cada monstruo al cual ella o Flowey interrogaron, nadie sentía nada al respecto.
¿Cómo podían ser tan malagradecidos?, si se analizaba desde un punto de vista crítico, si no hubiese sido por Frisk y su sacrificio, otra guerra habría estallado, Asgore sería un "dios" cruel, sanguinario y déspota, probablemente estarían todos subyugados a él aún peor que en el monte Ebott, pero había sido él quien abrió sus ojos para inspirarlo a darse cuenta de la estupidés que estaba cometiendo en honor a sus hijos, de todas las barbaridades que su pueblo hacía.
Y nadie, absolutamente nadie nunca, ni una sola vez le dio las gracias.
Solo lo mataron un poco más... soñaba, todas las noches con ese momento; el blanco color de la barrera cegándola, Asgore habiéndose largado ya por su crisis existencial, ella y Flowey sujetándole las manos que poco a poco perdían su calor, lágrimas frías de tristeza corriéndole por las mejillas, manchándole la piel, cayendo sobre su cara.
"Hey... San...sy... ¿sonreirías... para... mí?, ¿por... fa...vor?"
De todas las cosas que aquel día le pudo haber pedido, ¿por qué tuvo que ser eso específicamente?, no conseguía entender de donde fue que sacó fuerzas en esos momentos tan críticos para sonreír, nunca hasta ese día había llorado por nadie que no fuese ella, pero él había cambiado su mundo por completo.
Después de ese día, aún con las súplicas y gritos de su hermana menor, se fue de la casa por no sentirse más una "monstruo", ni deseaba pertenecer a ese lugar más tiempo, odiaba a Papyrus y Undyne como si fuesen la peste, pues habían sido ellas quienes más flores habían hecho crecer en el cuerpo de Huesitos durante el trayecto al castillo.
Terminó por vivir sola bastante lejos de la ciudad, muy cerca del bosque, una "hermitaña" según algunos, una "loca" según otros, pero no era nada que una mujer nostálgica, se sentía sola y extrañaba al humano, la superficie no era tan buena como habían hecho parecer en su día los reyes, era un alivio que al menos tanto ella como Asriel se hiciesen compañía, aún si todo lo que los conectaba era la memoria de Frisk.
El único lugar en el cual se sentía a gusto, era su tumba, la lápida que gustaba visitar todos los fin de semana allí en la zona final del castillo, su cuerpo había terminado por ser una semilla a unas cuantas flores de las cuales había terminado por encariñarse, pues eran "él" de cierta forma, diablos, tal vez si estaba algo loca ya que en más de una ocación había terminado por hablar con las plantas susodichas, contarles chistes y del día a día.
Una monotonía, exactamente igual a su vida bajo tierra, pero a diferencia de esa; esta monotonía era de su gusto, esta rutina le alegraba.
Pero no llenaba su alma como en aquella época.
Bruuuuup~
La tierra del jardín se removió un poco, desde la misma brotó una planta de pétalos dorados con rostro, observando que como en incontables ocasiones, la joven de piel blanca como la nieve se hallaba dándole la espalda, entre los dedos de su mano izquierda la manilla de una regadera verde, rociando agua a unas cuantas flores, todas exactamente iguales.
Flowey: como siempre, cada vez que vengo sigues así... -la voz del alguna vez, príncipe de los monstruos salió cargada de pena, pero al mismo tiempo de compasión, Sans alzó su mano libre en forma de saludo, no volteándose a verle, su cara ganó una expresión de pena, dirigiéndose hacia su amiga- lo extrañas mucho, ¿verdad?
Sans: lo amo -contestó son titubear, aún si había pasado un año desde que se había ido, seguía utilizando las mismas prendas para rememorar aquella época tan lejana a su parecer, el mismo collar, la misma bufanda, el mismo suéter... la misma chaqueta, que conservaba el olor a flores doradas recién brotadas desde carne humana- recordarlo es la única manera que conozco para mantenerlo vivo... y si yo no lo hago... -finalmente se dio la vuelta, sus rubíes se encontraron con la flor de pétalos dorados, dándole la bienvenida, en uno de los bolsillos de la prenda negruzca se hallaba una flor dorada bastante antigua, una de las que su cuerpo había dejado tras morir- ¿quién lo hará?
Triste, pero cierto; nadie recordaba a Frisk de manera significativa sin contarlos a los dos, además... por una parte Flowey tenía que darle la razón, después de todo él también se sentía de esa forma con respecto a Chara, a la que ya ni su propia madre -quien la amó más mientras vivía- se molestaba en mantener una barra de su dulce favorito en el refrigerador.
Desde el punto de vista de Sans, no había nadie más importante que Frisk, pues había sido por él que los monstruos fueron liberados, fue por él que habían cambiado en el último momento para vivir una vida pacífica, por él era que su mundo fue expandido a nuvos horizontes.
Y de igual forma, sería por él, que estaría pacientemente esperando un milagro que lo regresara a su lado algún día.
Fin.De ahora en adelante mis one-shots serán publicados aquí, las primeras 5 historias son un regalo de cumpleaños para alguien muy importante para mi, que espero logre disfrutarlas al igual que ustedes.
