Abrázame en Silencio.
Por: Ariadna.

¿Puedo abrazarte?

Sí.

¿No te molesta?

Me agrada.

¿Por qué?

Porque te quiero.

Yo también te quiero.

Me alegro.

¿Por qué callas?

Esto no está bien.

¿Qué dices?

Está mal.

¿Mal? ¿Cómo?

Tú y yo, está mal.

¿Por qué? ¿Está mal quererse?

No, no es eso.

¿Entonces?

No sé… No sé si lo entiendes.

No lo entiendo, no lo quiero entender.

¿Estás segura?

Sólo quiero quererte.

Eso no basta.

Para mí sí… ¿Para ti no?

No… No lo sé.

No dejes de abrazarme, por favor.

Pero…

Por favor.

Está bien.

Te quiero.

Ya lo dijiste.

No me importa volverlo a repetir.

¿No?

Las palabras no se gastan.

Puede que los sentimientos sí.

Te querré toda la vida.

Eso no lo sabes.

Sí lo sé… ¿Confías en mí?

Claro que sí.

Entonces déjate querer.

¿Incluso si está mal?

Dije que no me importa.

Tú no reconoces el problema.

No hay porqué reconocerlo.

¿Quieres evitarlo?

Sí.

No se puede.

¿Por qué no?

Porque nos perseguirá a donde vayamos.

Entonces huyamos muy lejos.

¿Huir?

Si no puedo estar contigo no quiero vivir.

¡No digas eso!

¡Es la verdad!

¡No dejaré que mueras por mí!

Entonces no me abandones.

Nunca dije que lo haría.

Pero lo insinuaste con tu miedo.

¿Yo, miedo? No bromees.

No bromees tú.

¿Desde cuando frunces el ceño?

No desvíes el tema.

No lo desvío. Es primera vez que te veo tan seria.

Estoy preocupada por ti.

No tienes porque.

No lo puedo evitar.

¿Por qué te preocupas por mí?

Porque te quiero.
Deja de decir eso.
Tú lo dijiste un momento atrás.

No…

¿Lo estás negando?

¿Callas de nuevo?

¡Cobarde!

¡No soy un cobarde!

¡Lo eres si dejas de abrazarme!

¡Está mal que te abrace!

¡No para mí!

Tú no sabes nada.

¿Volvemos a eso?

No podemos estar juntos.

Sí, sí podemos. Si tú estás dispuesto…

No puede ser.

Sí se puede.

No se puede.

¡Sí se puede! ¿Estás dispuesto?

¡No te vayas!

¡Es inútil!

Si me quieres nunca es inútil.

Hikari…

¿Estás dispuesto?

Yo…

Los demás no importan, quiero saber si estás dispuesto.

Por ti…

¿Sí?

Sabes que estoy dispuesto, siempre lo he estado.

¿En verdad me quieres?

Te amo más que a nada en el mundo.

Yo también te amo, hermano.

Pero…

Nada de peros.

¿Qué podemos hacer?

Sólo abrázame, después decidiremos.

Ojalá este abrazo fuera el escape del problema.

Olvida el problema, ya nada importa.

¿Nada?

Sólo tú y yo.

¿Por qué callas esta vez?

Porque el silencio es nuestro compañero.

¿Y tú, por qué callas?

Porque tienes razón.
Fin.