Líneas Paralelas.

"Hay una ley universal, más fuerte que las leyes matemáticas, que dice que las líneas paralelas terminan siempre por unirse, aunque sea en el infinito"

De pie, impasible, contemplaba la cárcel en la que su hermano había dejado de gritar, cansado de que nadie le escuchara. La lluvia lo golpeaba intensamente en el rostro, pero él no hacía el menor movimiento para cubrirse. Las olas golpeaban con toda su furia la celda, arrastrando todo a su paso. Era imposible, ilógico que alguien pudiese sobrevivir en semejantes condiciones. ¿Qué se supone que debía de hacer? Debía de ir y recoger el cadáver de su hermano, por supuesto, antes de que se volviera alimento de… no quería ni pensarlo.

Pero no podía hacerlo. No podía ir, abrir, cargar a su hermano entre sus brazos y contemplarlo embelesado, diciendo oraciones para que su alma encuentre el eterno descanso. No podría soportarlo. Cuando viera el rostro de su hermano, seguramente azulado, se vería a si mismo y un grito de horror se apoderaría de él. Es que eran gemelos. Ambos nacidos bajo el amparo de la constelación de géminis. Habían tenido la mala fortuna, o tal vez la buena, de compartir la sangre. Ambos tenían los ojos verdes, el cabello largo y rebelde, tal vez la misma altura y una voz semejante. "Pero él era malo", se dijo Saga tratando de convencerse de que había hecho lo correcto. Nadie iba y encerraba a su hermano para verlo morir, no, él lo había hecho porque fue necesario. De repente, Kanon había comenzado a decir una sarta de idioteces sobre sus ambiciones, la conquista del cielo, del mar y del inframundo; lo débil que era Saga al no darse cuenta de que, efectivamente, eran la reencarnación del mal. ¿Qué hombre merecería seguir con vida después de semejante blasfemia? Ninguno al que Saga de Géminis conociera.

Las lágrimas de Saga se mezclaron de inmediato con la lluvia. "Perdóname, Kanon" pensó.


No podía gritar. Ni aunque quisiera. Cuando lo intentaba, el agua salada llenaba su boca y comenzaba a ahogarse, haciendo que se retorciera de dolor. Clamaba sólo en sus pensamientos porque la muerte le llegase rápido. ¿Quién podría soportar semejante calvario? Desde que había llegado a aquel lugar y los días en que la marea había estado relativamente calmada, se sentía con fuerzas para destruir la celda, pero sus intentos eran inútiles y con los puños ensangrentados se arrojaba a la desesperación. ¿Por qué la muerte huía temerosa cuando él ya la veía, cuando ya la tocaba¿Sería acaso que no era su hora o es que los dioses lo castigaban con ese sufrimiento?

- "¡Te maldigo a ti, Athena!... ¡A ti, Patriarca!... Saga, espero que jamás logres conciliar el sueño, que cuando intentes cerrar los ojos, una sombra amorfa aparezca y conforme vayas cayendo en somnolencia, yo aparezca ante ti… ¡yo, tu hermano, al que negaste!" – Pensaba, mientras luchaba por aferrarse a la celda.

Y mientras maldecía, sólo pensaba en su venganza. Si no moría, el mundo se arrepentiría de haberlo ocultado. Todo el sufrimiento, las horas de angustia, las noches interminables y la peste que emanaba de aquella prisión la pagarían todos aquellos que lo hicieron sufrir, que lo hicieron rogar. En su mente, el odio se multiplicaba conforme salía el sol. Constantemente sentía que quería morir, pero cuando un cosmos cálido se abrazaba en torno suyo, sabía que era una señal. Que su trabajo no había terminado.

La tormenta de aquel día lo tenía aferrado a las rejas. Entreabrió los ojos, sólo para distinguir una sombra que evidentemente, miraba hacia la celda. Pudo sentir el cosmos de su hermano, quien seguramente estaría tan satisfecho de su obra.

"Algún día, Saga, me agradecerás el que te haya abierto los ojos. Acepta tu maldad como yo ya acepté la mía…"

Cerró los ojos y sintió que el cosmos se alejaba. No lo pudo evitar. Los recuerdos de su infancia volvieron atropelladamente a su mente y desechándolos, se recriminó a si mismo por haber pensado eso. Ya no había vuelta hacia atrás. A Saga poco le importaba el destino o la suerte de su hermano y aunque doliera, era tiempo de que cada uno tomara su lugar. Que continuaran separados. "Como siempre debió haber sido", pensó Kanon cuando el agua ya no lo dejaba respirar.


Comentario de la autora: Personalmente, este fanfiction me costó mucho escribirlo. Era de una u otra forma, explorar los sentimientos de mis gemelos favoritos de Saint Seiya. Y aunque en la versión completa no lo tengo dividido por capítulos, aquí tendré que hacerlo de esta forma para que sea entendible.

Espero que les agrade la historia y que además de todo, sea entendible.

Comentarios, dudas, sugerencias, críticas constructivas y demás son bien recibidos.

Au Revoir!