Disclaimer: Los personajes de Haikyuu! pertenecen a Haruichi Furudate, mientras que el mundo de Harry Potter a J. K. Rowling.
Advertencias: Out of Character, como siempre. No me sé todos los hechizos (recurrí a la wiki y a una aplicación muy útil) y no he leído los libros en mucho tiempo, así que las cosas pueden variar de manera drástica. Cambios en los puntos de vista así como en el tiempo en el que transcurre la historia sin previo aviso (aunque creo que este cambio será notable).
Comentarios: Tal vez este sea otro típico AU/UA con una no tan típica —pero sí típica de mí— crack!pair. Otro fic largo que, debo admitir, será actualizado de manera aleatoria porque eso de actualizar una vez por semana seguirá siendo un sueño inalcanzable para mí.


La emoción de la magia


«La magia viene de las emociones, entre otras cosas. Y cuando dos personas están juntas, en esa intimidad, cuando realmente se aman el uno al otro de una forma egoísta, los cambia a ambos. Se queda en la energía de sus vidas, incluso cuando están separados.»

— Jim Butcher, Blood Rites


Uno

Patronus


Los susurros de los alumnos inquietos alejan cualquier silencio que quiera imponerse en el aula. Las miradas curiosas de los alumnos de tercero deambulan y se posan en el profesor y, acto seguido, en los dos jóvenes mayores. El profesor revisa su libro por última vez antes de dirigirse hacia el centro del salón. Da un fuerte aplauso para atraer la entera atención de sus alumnos —porque considera que no es necesario recurrir a Sonorus para ello— y los murmullos cesan.

—Buenas tardes —comienza, su tono amable mientras su mirada se va encontrado con cada estudiante presente. Sonríe y continúa:— La clase pasada comenté que hoy tendríamos una sesión especial. Para ello —da unos cuantos pasos y se coloca junto a los dos alumnos que ha invitado a su clase—, he pedido a Sawamura —Daichi hace una ligera reverencia mientras intenta ocultar su nerviosismo con una sonrisa; algunas chicas de Gryffindor se sonrojan y otras le devuelven la sonrisa— y a Sugawara.

El cambio en el ambiente, en sus rostros, es inmediato. Koshi nota las miradas en él a la vez que ciertos murmullos comienzan a surgir. Ya sabe qué están comentando, qué es lo que se susurran, así que levanta la mano y dice un 'hola'. Nadie le responde, pero los murmullos cesan y las miradas de los chicos de Gryffindor y Slytherin se quedan fijas en él.

—El día de hoy —el profesor continúa y provoca que la atención de sus alumnos se desvíe de Koshi hacia él—, nos harán el favor de mostrarnos un hechizo avanzado. Hace unos años —camina hasta llegar a su escritorio y sacar un baúl. Lo arrastra— un profesor encerró a un boggart en un baúl como este y le enseñó el mismo hechizo a un mago muy famoso. Así que… —hace una pausa y analiza las expresiones que cada uno de los alumnos tiene en sus rostros— ¿quién le teme a los dementores?

Algunos tragan saliva, otros susurran que no le temen a nada, unos más permanecen callados; sin embargo, Daichi levanta la mano.

—¿Sí, Sawamura?

—Creo, si me permite, que todos tememos a los dementores. ¿Quién no? —sonríe, seguro de sí mismo—. Arrancan cualquier recuerdo que tenga un poco de felicidad en él. Hacen parecer que ese trozo de alegría jamás hubiera existido.

El silencio se impone, los alumnos se miran entre sí. El profesor sonríe, un pequeño brillo de malicia en sus ojos y da un paso hacia un lado, uno de sus brazos extendiéndose hacia el baúl.

—Si me hacen el honor.

Koshi y Daichi se colocan frente al baúl.

«Concéntrate» Koshi se dice y comienza a evocar en su mente la imagen de un dementor. No quiere confundir al boggart y sabe que Daichi está imaginando la misma o una situación similar. Se obliga a pensar en sus amigos siendo atacados por varios de ellos. Una delgada mano acercándose de forma peligrosa…

—¿Están listos? —el profesor pregunta con la mano lista para levantar la tapa del baúl en cualquier momento. Daichi asiente.

El baúl se abre. La habitación comienza a enfriar y una figura delgada y encapuchada se alza. Los alumnos dejan escapar un gemido, incluso los que aseveraban no temerle a la criatura retroceden. Koshi busca en su memoria algún recuerdo feliz, uno que le ayude en demasía. Escucha varias voces y, entre ellas, una muy conocida grita.

«¡Koshi, corre!» Se concentra más. Eso es un mal recuerdo porque él está bien, realizando un ensayo, preparando una poción mientras Koshi hace la demostración de un encantamiento. Busca algún recuerdo, busca y busca hasta que logra encontrarlo.

Expecto patronum —recita sólo un instante después que Daichi. Haces de luz plateada abandonan las puntas de las varitas y comienzan a tomar la forma de dos animales diferentes.

El primero que aparece es un lobo. El animal logra asustar a la criatura y provoca que retroceda. Sin embargo, lo que deja sorprendidos a todos es el otro patronus. Hay ciertas formas conocidas y la que está ante ellos Daichi sólo la ha visto una vez. Es grande, más que el lobo; su andar es elegante y, después de unos segundos, se detiene. Un instante después, se abalanza sobre el boggart y le obliga a retroceder, le hace tropezar. El profesor se apresura y logra encerrar una vez más a la criatura dentro del baúl que le mantenía cautivo.

El lobo desaparece ante la mirada de todos; empero, el otro animal sigue ahí. El felino, un enorme gato plateado que posee dos colas, aquella forma que en el pasado sólo se había dejado ver una vez, observa atento a su convocador.

—Gracias —Koshi dice y el felino desaparece.

Cuando vuelve en sí, nota el silencio, las miradas sobre él, el asombro en el rostro de Daichi y la enorme sonrisa del profesor Takeda. Un sonrojo se instala en la punta de sus orejas.

El profesor Takeda no dice nada, el brillo en sus ojos es peligroso y sus labios formando esa sonrisa no le indican nada bueno. Daichi sólo le ve, como siempre, al parecer ha superado la sorpresa inicial.

—Oh —Takeda comienza, incapaz de detenerse por más tiempo—. Había escuchado sobre eso pero nunca lo había presenciado.

La sonrisa nunca abandona el rostro del profesor Takeda, es más, hasta parece ensancharse aún más con cada palabra que dice, lo que ocasiona que su sonrojo se expanda hasta sus mejillas y desvíe la mirada hacia el suelo.

—Bueno, clase, eso es todo —aplaude para atraer una vez más la atención de sus alumnos—. No olviden que los encantamientos pueden ser muy poderosos dependiendo de la concentración que tengan y, por supuesto, del movimiento correcto de la muñeca. Otros más, como el encantamiento Patronus, requieren de un grado de complejidad mayor; sin embargo, eso no significa que no sean capaces de convocar uno —hace una pausa y se gira hacia el par de estudiantes invitados—. Sawamura, Sugawara, gracias por venir.

—Fue un placer —Koshi responde y le sonríe al profesor. Y lo fue… hasta el momento en el que su patronus apareció.

A su lado, Daichi le vigila atento.

—Me hubiese gustado que se quedaran por más tiempo y así podrías decirme del cambio en tu patronus —el profesor comenta, emocionado—, pero no quiero entretenerlos por más tiempo. Es la hora del almuerzo y creo que el dementor, real o no, aún drena la energía y necesitan comer.

Abandonan el aula después de eso y caminan por los amplios pasillos del castillo, el silencio les acompaña y ninguno se atreve a mirar al otro hasta que llegan al comedor. Justo antes de cruzar la puerta, Daichi le detiene, colocando una mano sobre su hombro y con ello él se obliga a verle. Su amigo le sonríe.

—No te presionaré —comienza—, pero sabes que puedes decirme lo que quieras, ¿cierto?

Koshi suelta un gemido y Daichi ríe a carcajadas mientras cruzan el gran comedor. Cuando llegan al lado de un trío problemático, preguntan por qué es que Koshi parece molesto y Daichi no puede parar de reír.

—Es un secreto —responde el chico de Gryffindor, haciendo que las miradas de los otros se dirijan hacia el alumno de Slytherin que destaca en esa mesa.

Un secreto que justo en ese momento entra en el gran comedor, que viene acompañado de un chico rubio de Ravenclaw, que es el capitán de Quidditch de Slytherin y que, contra todo pronóstico, es uno de los dos más sociables de esa casa.

—Oye, ¡Kuroo! —Daichi le grita y la atención de este se enfoca en el pequeño grupo de Griffyndor y en el único estudiante de Slytherin.

Mientras Kuroo Tetsuro se acerca hacia ellos, Koshi comienza a repasar todos los hechizos no prohibidos que puede utilizar en contra de Daichi.


Notas:
Creo que esto será muy divertido de escribir y también siempre me preguntaré por qué mi primer capítulo es tan pero tan corto.

Gracias por leer.