¡Buenas tardes, hermosas lectoras!

Les traigo un nuevo... chan, chan, chan... ¡Fanfic! Así es, no es un oneshot. Este es un fanfic.

Les advierto que no va a ser un longfic, ni tampoco algo así de capítulos demasiado elaborados. Va a ser una historia de capítulos cortitos, relatando las experiencias de Eren y Levi, dándose cuenta lo conveniente que es convivir entre hombres... y más adelante, una relación entre ellos .

Tampoco esperen que actualice seguido, por favor ; v ; no voy a poder, no lo creo. Me dio la sensación de que ¿Nos Vamos? podría haber sido mucho mejor si no hubiera tenido la presión constante de actualizar en una fecha exacta. De todas maneras, procuraré actualizar... eh... seguido.

Sin mucho más que decir, les voy a dejar leer :


Dedicatoria especial a Nana Ral, que siempre apoya la idea de estos dos bien machos, con lomo plateado y pelo de virulana en el ogt.

A Luna de Acero, que siempre nos deleita con sus maravillosas historias. ¡Sigo esperando mi continuación de "Palabras Ardientes"!

Y a Charly Land, solo por ser ella. ¿Que razón más necesito?


Eren entró a la heladería de la mano de su novia, Mikasa. Suspiró, mirando el lugar. Era uno de los más caros de toda la ciudad, pero ¿Qué se le iba a hacer? Últimamente su pareja estaba muy molesta por razones que no comprendía, y entre una de las muchas indirectas que le mandó —pero que él no captó—, estaba la que había podido descifrar. Que quería salir más tiempo afuera.

A Eren no le importó demasiado, en realidad… pasa que él estaba acostumbrado a ahorrar todo lo que pudiera, en son de no tener que ir pidiéndole dinero extra a sus padres mientras estudiaba. Ellos le pagaban el alquiler del departamento, él se pagaba las despensas. Y aunque se podía dar el lujo de salir de vez en cuando a tomar un rico helado con su linda novia, no era algo que hacía siempre. Por lo menos si no quería comer arroz y fideos todos los días.

El lugar era lindo y hacía unos helados de maravilla, pero aún así, no había demasiadas personas. Era lógico siendo invierno, pero a Eren nunca le había importado tomar helado, fuese la temperatura que fuese. El helado no tenía horario, época ni temperatura. Igual que la pizza. Apretó la mano de Mikasa, mirando de reojo su rostro serio y disgustado ¿Acaso no le había atinado? ¿Hubiera preferido otro lugar? Le había preguntado a dónde quería ir y le había dicho que cualquier cosa estaba bien… pero Eren era algo despistado, no idiota, y sabía que no le gustaba el lugar.

Suspiró, por fin habían llegado a la caja. Le preguntó a su novia qué tamaño de helado quería, y ella solo le dijo que el mismo que él para aprovechar el descuento. La mujer en la caja les comunicó el precio final, y Eren sacó su parte para pagar. Le extendió el billete a la mujer, y esta miró a Mikasa.

Ella lo miró a él, indignada.

— ¿Solo pagas tu parte? — dijo con un tono de furia en su voz. Eren la miró como si tuviera un tercer ojo en la frente, pero luego su cabeza hizo click. Sacó otro billete de adentro de su billetera.

—Oh, lo siento ¿Quieres que pague el tuyo? No hay problema…

—Pero por supuesto, tú me invitaste a salir… — refunfuñó ella, cruzándose de brazos. Eren frunció el ceño, molesto. Estaban afuera, le había cumplido su capricho y lo seguía tratando mal. Suspiró, tendiéndole el billete a la amable señora. Ella le dio un número y un comprobante de su pedido.

Una empleada les atendió, y Eren, como todo un caballero, dejó a Mikasa elegir primero. El rictus amargo de la muchacha intimidaba a cualquier persona, y eso hacía que su novio se sintiera incómodo. No la entendía, de verdad que no lo hacía. No quería caer en el clásico cliché de necesitar un libro enorme de "Cómo entender a las mujeres, Volumen I" Pero es que le estaba hinchando los huevos. Y no sabía si él era muy estúpido, o Mikasa muy complicada, que no lograba llegar a la razón de por qué su cara de "huelo mierda"

—Quiero de sambayón y pistacho.

Eren contuvo su torcedura de gesto ¿Qué clase de sabores eran esos? Eran los gustos de helado que las heladerías tenían por compromiso para los ancianos, pero que las generaciones modernas nunca pedían. El pistacho no era rico, no tenía sabor natural porque comprarlos era demasiado caro. Y el sambayón… Eren ni siquiera sabía de qué estaba hecho ese sabor.

—Lo siento, señora… No nos queda helado de sambayón.

Eren contuvo una risita, pero de todas maneras estaba asombrado por el hecho de que el helado de sambayón se acabara alguna vez. En serio ¿Quién pedía eso? Y además, la chica —jovencita, bonita y rubia—, le había dicho "señora" a su novia… que últimamente estaba teniendo pequeños complejos con el modo en que la veía la gente.

Mikasa siempre había sido en exceso madura y muy seria. Además, tenía unas tetas enormes que parecían de una mujer completamente adulta, no las de una muchacha de veinte años.

La cara de Mikasa se fue deformando, hasta que quedó en una expresión de pura ira.

Se giró hacia él, y Eren levantó las manos en señal de rendición. Ya se veía venir el sermón y todo el reboleo.

— ¡Hasta aquí llego, Eren!

—Mikasa, vamos… — trató de calmarla, sobre todo para que no asustara a las pobres empleadas de la heladería. Quiso tomarla de las manos, pero ella se separó bruscamente. Sus alarmas en la cabeza se encendieron, se había encabritado y puesto violenta.

— ¡Hasta aquí llego! ¡Eres un patán! ¿¡Que acaso nunca entiendes nada!? — Eren abrió sus ojos. Esperaba que se enojara con la heladería y eso, pero no con él. Aunque, bueno, mucho no le faltaba—. ¿¡Quien carajo viene a una heladería en invierno, por el amor de dios!?

— ¡Cálmate! Te pregunté a dónde querías ir, pero me dijiste que no te importaba. — se abogó, indignado. Las pocas personas que estaban en la heladería miraban la escena como si fuera una obra de teatro.

— ¡Me refería a que no importaba a qué lugar, pero era obvio que quería una cafetería! ¡Tomar algo caliente para el invierno, no un maldito helado!

—Pues podías haber sido más clara ¿No lo crees? — contestó, ofuscado—. ¡No leo las putas mentes, si quieres algo, debes pedírmelo! ¡Si querías que te invitara un helado, me lo decías! ¡No tenías por qué mirarme como si fuera una mierda para que comprendiera el punto!

—Estoy harta. — sentenció—. Estoy harta de que nunca comprendas nada, de que no se pueda compartir un momento contigo sin que tenga que renegar porque no haces sinapsis, de que seas un puerco. — guardó bruscamente su celular en su cartera y se acomodó el abrigo. Eren solo se quedó con un ticket en la mano, y la otra vacía. Su mirada era perpleja, pero no estaba asustado ni completamente sorprendido.

Mikasa se acercó y puso un dedo en su pecho.

—Siempre termino aguantando a todos tus amigotes, pero cuando tenemos una cita no puedes tener el coeficiente suficiente para lograr comprender que quiero ir a una cafetería. Se acabó, estoy harta de tu desidia. Ugh. — Bufó molesta, encaminándose hacia la puerta—. Todos los hombres son iguales.

El local estuvo sumido en silencio por unos segundos. Eren lentamente miró a sus lados. Primero a una pareja que había a su costado, después a las empleadas. Se terminó de encoger de hombros.

— ¿Más helado para mí, no?

Las muchachas de la barra rieron, y Eren suspiró. Soltero de nuevo ¿Eh? No sonaba tan mal. Podría invitar a sus amigos a ver fútbol sin tener que preocuparse porque Mikasa quisiera ver alguna película, siempre convenientemente al mismo horario del partido. Podría pasearse en calzones por todo el departamento, podría rascarse las bolas en el sofá, podría cortarse las uñas donde le diera la gana. El lugar sería suyo.

—Que mujer loca… — escuchó comentar al muchacho de la pareja a su lado. Eran dos personas más o menos de su edad.

— ¿Perdona? — Respondió su amante—. Ella tiene razón, es muy molesto que aunque nosotras les tiremos todos los indicios ustedes no sepan descifrarlos.

—No sería más fácil, no lo sé, ¿Decirnos directamente que quieren? Algo como "Hey, Levi ¿Sabes? Me gustaría que tengamos una cita. Una cafetería suena bien ¿Verdad?" —murmuró, molesto.

Eren pidió sus sabores. Cambió los dos potes de cuarto de kilo por uno de medio. Chocolate con almendras, Menta Granizada y frutilla al agua. La pareja a su lado estaba en silencio hasta que la muchacha, que tenía un lindo cabello color miel, habló de nuevo.

— ¿Sabes qué, Levi? Yo también me harté. Esa chica tiene toda la razón, ustedes los hombres son todos unos idiotas. Son unos puercos y no tienen siquiera algo de vergüenza. Además, eres siempre quisquilloso y no se te puede tener contento. —la muchacha sacó el brazo del chico de su cintura, y comenzó a caminar a la salida mascullando cosas.

Levi miró a los presentes. El morocho sosteniendo su medio kilo de helado en las manos.

— ¿Me acaba de dejar?

Las heladeras y el hombre se miraron entre sí, para al final asentir. El castaño puso una de sus grandes manos en su hombro, mirándolo con pesar.

—Lo siento, parece que se hizo una reacción en cadena.

Levi miró su ticket, con el recibo de dos cuartos de kilo.

-x-

Eren y Levi estaban sentados en una banca de la plaza de en frente, cada uno con su medio kilo en mano, y una cuchara. Eren miró a su compañero. Había pedido Crema Rusa, Higos al Coñac y Súper Chocolate — que tenía bombones y dulce de leche mezclados—,

Ambos estaban en silencio, pensando en lo sucedido y sintiendo el frío entrar por sus narices. Eren suspiró. El departamento era de Mikasa, así que tendría que mudarse y buscar un lugar nuevo. Que flojera. Realmente le gustaba la idea de vivir completamente solo, sin nadie más que él en su casa, pero sabía que no era posible. Sus padres no podrían pagar tanto.

Miró de nuevo a su acompañante. Le atraía la idea del Súper Chocolate.

— ¿Puedo tomar algo de Súper Chocolate? — preguntó, con confianza. Pensó en Mikasa, que seguro nunca haría algo como eso con otra persona. Eren era mucho más extrovertido y sociable. Además, eran algo así como compañeros de ruptura ¿Verdad? Si no tuvieran "algo" no estarían uno al lado del otro comiendo su helado.

—Seguro. — musitó Levi. A Eren le había gustado ese nombre. Era simple, fácil de pronunciar. Era un nombre afilado, si pensaba en darle alguna forma. Le gustaba la manera en la que se deslizaba por su lengua—. Solo si me dejas tomar algo de menta granizada, pediste lo último que quedaba.

Eren sonrió, llevando su cuchara al helado del contrario. Tomó una cucharada llena, bien grande, y dejó una parte del helado en su pote, para luego llevarse la otra a la boca. Se paralizó, recordando siempre cómo Mika le regañaba que tomaba demasiado helado del contrario. Ambos solían pedir sabores que le gustaran a los dos, para así poder convidarse —iba a hacer la excepción con ese día, donde Mikasa quería pedir sambayón y pistacho—, pero siempre que él iba a tomar algo de su helado, se medía, porque le molestaba que le sacara bastante. Aunque luego le retribuyera con la misma cantidad de otro sabor.

Pero cuando se iba a disculpar, Levi metió su cuchara en el helado de Menta Granizada y sacó la misma cantidad, incluso un poco más. Se la llevó a la boca así, y Eren no pudo entender cómo no se le hacían mierda los dientes y el cerebro con tal cantidad de helado en la boca ¿Era un súper humano, o algo así?

—Tomaste un poco más. — bromeó, y hundió su cuchara en Higos al Coñac. Escarbó hasta que logró tomar un pedazo de fruta.

— ¡Oye! — Levi no se quedó atrás, tomando del chocolate con almendras. Se lo llevó a la boca y volvió a atacar frutilla al agua, donde sacó una gran frutilla que Eren estaba esperando para guardar al final.

— ¡Sin corazón! ¡Sabías que esa frutilla me la estaba guardando!

—Tú me sacaste un pedazo de higo. — comió otra cucharada enorme de helado. Eren no vio ni un atisbo de dolor deformar su cara, aunque las palabras dijeron otra cosa—. Esto está frío como la mierda.

—No te pongas cucharadas tan grandes en la boca. — rodó los ojos, escarbando su helado de frutilla al agua en busca de otra fruta. Sus cejas se fruncieron en una mueca desolada, no había. Levi le había quitado la única frutilla que la cruel heladera le había brindado.

Se quedaron en silencio nuevamente, raspando el telgopor del tarro. Eren terminó y tiró la cucharita con violencia dentro de este. Suspiró, abatido.

— ¿Sabes? No me molesta haber terminado con Mikasa, me molesta que ella sea la dueña del departamento y me tendré que mudar.

Levi lo miró, con la cucharita color amarillo entre sus labios. La sacó de su boca y la dejó dentro del tarro de telgopor, tomando el de Eren y apilándolos.

—Bueno, el departamento que compartía con Petra es mío, y voy a necesitar un nuevo compañero. — le propuso, bajando el cierre de su campera. Sacó un cigarrillo de uno de los bolsillos internos—. Ahora no tendré a nadie que me ande gritando cuando se me cante fumar adentro. Si quieres puedes llamarme, preferiría esta vez tener un compañero hombre.

Eren sonrió, sacándole el cigarrillo de entre los labios, y encendiéndolo con su propio encendedor.

—Trato hecho. Y esto es por mi frutilla.


Espero que les haya gustado este comienzo. ¡Nos vemos en la próxima actualización!

Dejen review o mueran.

Patatapandicornio!