Skip Beat no me pertenece.

Primera historia del año, comenzando con el pie derecho.

Beso travieso

¡Oh pero que linda se veía!

Kyoko se había quedado dormida en el sofá del departamento de su sempai. ¿Qué hacía ella ahí? Simplemente quería contarle al actor cómo le estaba yendo en el papel de Momiji. Ren solo había ido a la cocina por un té, para platicar más a gusto y cuando regresó, ella ya se encontraba bien dormida y tranquila. Se veía realmente adorable. Observaba como su pecho bajaba y subía acompasadamente con su respiración. Se acercó un poco más a su rostro para admirarla mejor. Tenía las pestañas largas y los labios entreabiertos. Sus labios. Sus labios dulces y suaves. Tenía tantos deseos de volver a probarlos y realmente ésa era una buena oportunidad para hacerlo posible.

Pero, ¿y si se despertaba? ¿Qué le diría? "Te besé porque te veías tentadora. Te ataqué en sueños" ¡No! ¿cómo diría algo como eso? Pero… ¿cómo soportar ver esos labios a su merced y no probarlos aunque fuere un poquito? Solo serían unos segundos. Nada más.

Acercó su rostro poco a poco disfrutando del momento y a la vez estando alerta de cualquier indicio de que ella fuera a despertar. Segundos después, sus labios se posaron sobre los de la chica que tanto deseaba. Apenas los cubrió por completo y lentamente se alejó nuevamente. Ah, cómo extrañaba ese sabor.

Ren no pudo evitar que un pequeño sonrojo inundara su rostro. Antes de que volviera a atacarla, decidió llevarla a su habitación. Él se quedaría en la habitación de invitados.

Mientras tanto, Kyoko disfrutaba en el mundo de los sueños. Ella era la princesa en un lejano reino. Estaba dando un paseo por el bosque, disfrutando de la naturaleza, cuando pudo visualizar un caballo blanco que se dirigía hacia ella. Sobre el blanco caballo estaba él. Su príncipe de las hadas. Esperen…Ese no era Corn. ¡Era Tsuruga Ren! Tenía un elegante y pulcro traje y en su rostro se dibujaba esa sonrisa que ella tanto amaba.

El apuesto chico detuvo el andar de su caballo, se bajó grácilmente de él y se dirigió a paso seguro frente a ella.

—Kyoko—la llamó.

— ¿Tsuruga-san?—No se lo podía creer. ¡Qué apuesto se veía! Quedó cautivada enseguida por su mirada. Aquélla mirada llena de amor que le dedicaba solo a ella.

La chica simplemente cerró los ojos, ansiando por ese contacto que veía y deseaba venir. Se sintió en el cielo cuando el príncipe le dio un beso lleno de amor y sentimientos aún ocultos. ¿Qué podía ser mejor que eso?

Cuando abrió los ojos se encontró con un techo bastante conocido. ¿El cuarto de Tsuruga-san? Se sentó en la cama aprisa, mirando a su alrededor. ¡Toda había sido un sueño! Pero, ¿por qué tenía esa sensación en los labios?

Y mientras Kyoko grababa en su memoria como se sintió aquel beso en su sueño, no se imaginaba que en la otra habitación se encontraba su sempai soñando con aquél delicioso sabor que sus labios tenían.

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Próximamente: Experiencia