A través del lente de sus gafas, la pequeña figura de Rose llega directo a sus ojos. La profesora de química aún habla a la clase sobre alguna cuestión que no le interesa tanto como el movimiento suave de las delicadas manos de la albina. La cabeza de la chica está mirando hacia abajo, seguramente viendo alguna cosa interesante en el móvil, deducible por su sonrisa, su deleitable sonrisa.

¿Es que nadie lo ha notado?

Rose tiene la gracia de una muñeca, la elegancia de la luna y su presencia se asemeja a un ángel. O eso es lo que piensa Max, quien suelta un suspiro admirando otra vez a la fémina. Ahora ella habla a su compañera de asiento, Juleka, de quien envidia su cercanía con la persona que tiene su interés. Hablan tan naturalmente que provoca en él una puntada dolorosa.

"Oh que linda" Pensó Max al verla sonreír nuevamente. Según sus cálculos, en una escala del 1 al 10, la lindura de Rose era de 1.000.000. Si, ella provocaba desordenes en su mente. Y es por ello que no se acerca demasiado. Y es que ¿cómo hacerlo? A diferencia de Marinette, él no quiere quedar como un idiota frente a su interés amoroso. Si, él se había dado cuenta, junto con toda la clase, de la situación de la morena. Excepto Adrien, él era ciego.

"De los errores se aprende", reza el dicho. Pues él, aprenderá de los errores ajenos. Si, Max es todo un Genio.

O al menos en su mente.