Seattle

Hospital Princeton Plainsboro

Sala común

Doctores: Gregory House, Allison Cameron, Robert Chase y Eric Foreman

Chase, dijo un divertido House, hay que ver cómo te brilla el pelo¿has cambiado de acondicionador?

-Buenos dias para ti también House. Respondió un sonriente Chase,sin hacer caso de la broma.

- Hoy estamos de buen humor ¿eh Greg?- Dijo Foreman uniendose a la conversación.

Eso ni lo dudes,- dijo Cameron-, martirizarnos es algo que hace feliz al Doctor House, uy no, espera, buscaré otra palabra, no sabes lo que significa ser feliz.

-Esa última frase la había dicho remarcando con fuerza la ultima palabra, feliz, su cara denotaba rabia y tristeza contenidas, nadie sabia porque había respondido así.-

-Lo único que sabes hacer es joderle la vida a los que tienes a tu alrededor, -continuó, mientas se levantaba de la silla y se ponía justo delante del doctor, mirandole a los ojos-, quizá con un poco de suerte consigas amargarnos tanto que nos convirtamos en copias de ti¿no es eso lo que tanto anhelas, House?

-Hay que ver que simpática estás hoy Cameron-respondió un impasible House- ¿tu también has cambiado de champú o es que estás "en esos días del mes"?

-Cabrón-se oyó a Foreman y Chase soltar unos gemidos detrás de ellos- ya no te soporto más, -y salió de la sala con rapidez.

-¿Qué coño le pasa? Dijo House, con una falsa expresión de ingeniudad.

-Di más bien que coño le has hecho, está claro que eso es por ti, respondió un tajante Foreman, mientras se levantaba hacia la maquina de café y se servía una taza.

-Yo nada... Ya sabeis que es muy susceptible.

Sus sobordinados le miraban con incredulidad y expectación, querían saber que es lo que escondía su jefe.

-Leí una carta suya, dijo al fín, un cabizbajo House.

-Una carta... ¿Qué carta? Pregunto Chase

-Una de su maridito muerto. No es para tanto- decía, mientras Foreman le miraba con cara de cabreo y Chase resoplaba por lo bajo.

-Pensaba que te quedaba algo de humanidad, pero ya veo que no, dijo un Foreman que todavía no creia que lo que acababa de oir.

Alice Klaussman, 32 años, ingresada con síntomas febriles y convulsiones, presenta llagas en las mucosas y no ventila con facilidad.

¿Diagnostico diferencial?

No podían comprender cómo su jefe, con tanta facilidad y rapidez podía obviar un tema como ese, había herido a su subordinada, a una colega, y posiblemente a la persona que más le respetaba y admiraba en todo el hospital, nadie como ella para poder comprender sus acciones y sus porqués. Y en ese momento no estaba ahí.

Mientas veía como sus colegas le observaban con asombro y con un atisbo de odio, le pareció observar, se preguntó si no se habría pasado demasiado con la pobre Dra. Cameron.