No gano nada con esto. Así que nada de denunciarme. Y es lo primero que escribo de este fandom así que no seáis demasiados crueles.


¿Que haría ahora? Lo había perdido. Ya no volvería a verlo. Era imposible.

Wan no volvería.

Ni ninguna de las vidas anteriores a Korra.

A pesar de que la Avatar se culpaba a ella, Raava sabia que era cosa suya; si hubiera conectado con Aang y le hubiera explicado todo sobre la Convergencia Armónica podría haber dejado la información necesaria para que la joven maestra se preparase para el gran peso que tendría que cargar por su destino. Si ella lo hubiera hecho, Korra se podría haber entrenado directamente para ella y no se hubiera dejado engañar por las aparentes buenas intenciones de Unalaq.

Así Vaatu no las hubiera separado "destruyéndola" rompiendo la conexión con todos los Avatares, rompiendo el lazo que la unía a Wan.

En parte era bueno ahora todas esas almas podían descansar en paz y volver con sus seres queridos. Kuruk estaría con su amada Ummi por fin, Kyoshi podría dedicarse al resguardar su isla y sus guerreras. Roku podría cabalgar de nuevo en su dragón, Aang se reencontraría con los desaparecidos Nómadas del Aire.

Pero Wan... ¿Wan que haría? Habían pasado milenios las almas de aquellos que quiso en vida ya se habría fundido en el mismo mundo de los espíritus y lo mismo le pasaba a cientos de Avatares más. Se encontraban solos y vacíos.

Sin siquiera las almas de sus familias y amigos.

Como espíritu no podía llorar pero había algo que podía hacer. Espero a que Korra estuviera profundamente dormida para poder poseerla e irse a un lugar apartado para llorar. Sentía el fuego quemandola, el viento azotandola, la tierra temblaba bajo los pies de la joven y el agua que salia de sus ojos salia disparada.

Había perdido a Wan para siempre y como espíritu de la luz no podía permitirse dejar el mundo a la deriva solo para fundirse con el alma del primer Avatar disolviéndose como espíritus, humanos o hasta animales. Le daba igual.

Solo deseaba volver a verlo.

Rompió su promesa no podrían estar juntos para siempre, quien sabia si para dentro de 10,000 años podría volver a perder el contacto con sus futuros Avatares y Korra. Tenia miedo.

Eran unos sentimientos demasiados grandes hasta para el espíritu mas poderoso.

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Cuando Korra se despertó en medio de un sitio desconocido al menos se lo pareció a primera vista. Todo estaba destrozado. Como si hubiera pasado una gran tormenta. Ni siquiera se veía espíritus alrededor

-Raava...-dijo al darse cuenta de lo sucedido. Estaba agotada el espíritu debería de haber perdido el control de los elementos mientras estaba en el Estado Avatar.

Era una tonta egoísta, estaba tan preocupada en no poder recurrir a la sabiduría de Aang o alguna de sus otras vidas para futuros problemas que no se le ocurrió pensar en como se sentiría Raava. Perder para siempre a alguien tan importante. A alguien con quien estuvo unida durante milenios, el dolor que debía de sentir el espíritu de la luz debía de ser de dimensiones catastróficas.

La culpabilidad volvió a ella de una forma peor. Los había separado para siempre. A dos entidades que habían compartido diez mil años de compañerismo.

Se sentía el ser mas rastrero.

Pero no pensaba rendirse, ya que esa tarde mismo saldría en viaje para buscar una manera de volver a establecer el vinculo con los anteriores avatares. Aunque fuera por lo menas para recuperar a Wan.

Para que Raava encontrara la paz.