Como mi primer one shot tuvo una acogida decente, me he decidido a publicar un fic un tanto mas larguito... Hay varias parejas que descubrirán a medida que lean el fic... Este primer capitulo es como una especie de prologo para contar lo que le ha sucedido a los personajes en un determinado tiempo... Espero que les guste tanto o mas que el otro... Y ya sin mas charla, el capi
Aclaraciones: "blabla" pensamientos; - blabla - dialogos; (mis comentarios, si es que los pongo)
Disclaimer: los personajes de Naruto no me pertencen y escribo este fic sin animo de lucro, solo por diversion (Naaaaruuuuu t kierooooooo... se me va la olla xD)
La magia del desierto
Capitulo 1
Amanecía un día mas en la Aldea Oculta de Konoha. Hacía una mañana esplendida, soleada pero no muy calurosa, pues estábamos a principios de la primavera. Con los primeros rayos, la aldea empezaba su actividad como un hormiguero entre el bosque: los comerciantes abrían sus tiendas, esperando un buen día de negocios, las madres despertaban a sus hijos para darles el desayuno y que se fueran a la academia (los que ya estuvieran claro, los mas chiquitos no xD) y los ninjas se preparaban para un nuevo día de entrenamiento o misión.
Un ninja despertaba en su apartamento. Los rayos del astro rey incidían en su rostro, obligándole a abrir los ojos. Enfocó su mirada zafiro en el despertador y abrió los ojos espantado: llegaba tarde al entrenamiento. Se levantó de un salto, despojándose del pijama y del gorrito con el que dormía para irse al baño. Se duchó, se lavó la cara y se peinó como pudo sus cabellos dorados. Con una toalla anudada a la cintura corrió a la cocina a prepararse un buen tazón de ramen para desayunar. Mientras se calentaba, buscó, entre el revoltijo que era su casa, su habitual "uniforme": pantalones naranjas, camiseta negra y polera naranja y azul. Se vistió, desayunó y se fue corriendo al puente donde siempre esperaba a su sensei tardón con sus compañeros del equipo 7. Por el camino no faltaron las miradas de odio y resentimiento hacia el joven ninja, pero el ya estaba acostumbrado, o eso creía el.
Cuando llegó le sorprendió no encontrar a nadie. Ni Sasuke ni Sakura habían llegado. Se subió a la rama del un árbol cercano y se puso a pensar. Habían sucedido muchas cosas en muy poco tiempo. Por una parte, Sasuke había vuelto a la aldea, y no lo había hecho solo: Itachi volvió con el. Se descubrió que Itachi no masacró al clan Uchiha. Sasuke, gracias a que Itachi volvió con el, ya no era el mismo. Ahora parecía feliz y no tenía pensamientos tan negativos como la venganza. Aunque su rivalidad con Naruto seguía ahí. Eso sí, se habían hecho grandes amigos. Lo que pasó con Itachi es lo siguiente:
En su lucha con Sasuke, Itachi le reveló que se metió a Akatsuki para encontrar al autentico asesino de su clan, ya que, cuando el llegó a casa esa fatídica noche, se encontró con la escena dantesca de todos los cuerpos ensangrentados de los miembros de su clan y a Sasuke retorciéndose en el suelo, delante de una persona exacta a el. En cuanto el extraño sintió a Itachi detrás de el, escapó, y Sasuke abrió los ojos, encontrándose con su hermano. Entonces fue cuando le dijo que lo odiara, que lo maldijera porque el había acabado con su familia. Lo que Itachi quería era no quedarse atado a la aldea para buscar al asesino y que Sasuke se volviera mas fuerte, aunque fuera a través del odio. Sasuke vio la verdad en los ojos de su hermano y, con su ayuda, destruyeron a Orochimaru, liberando así a Sasuke del malvado sannin, así como del sello maldito.
Sakura, por su parte, había madurado mucho. Ya había dejado de lado esa obsesión que sentía hacia Sasuke y la había transformado en una muy buena amistad. Con el también se portaba mejor, ya que había comprobado que Naruto también había madurado en estos años, aunque no había perdido esa inocencia ni esas ganas de vivir ni de hacer travesuras. Igual que Naruto había entrenado con Jiraiya, Sakura había entrenado con Tsunade, convirtiéndose en la segunda mejor medic nin de Konoha. Estaba a la par de Shizune, la asistente de la Godaime. Se había dejado el cabello corto; al final así le gustaba mas a ella. Su carácter se había endulzado un poco, aunque su Inner Sakura seguía dando guerra de vez en cuando, sobre todo si se enfurecía. Mejor que no la veas enojada…
Naruto estaba perdido en sus pensamientos; tanto que no se dio cuenta que sus compañeros se acercaban y se situaban bajo el árbol en el que se encontraba el kitsune. También pensaba en los ninjas de la Arena. Gaara había cambiado mucho. Se había vuelto un poco mas amable y había forjado una férrea amistad con el ninja rubio. Era Kazekage de la aldea de Suna, tras la muerte de su padre a manos de Orochimaru. Dirigía la aldea de forma impecable, se preocupaba por los aldeanos y trabajaba sin descanso, pero eso no había disipado el miedo que le tenían las demás personas de la aldea. Solo sus hermanos, Kankourô y Temari, le habían apoyado. Naruto lo comprendía perfectamente, ya que el, al igual que Gaara, tiene en su interior un demonio, y eso suscita tanto el miedo como el rechazo de la gente. "Al menos Gaara tiene a sus hermanos… Sasuke también tiene a Itachi… pero yo sigo tan solo como al principio. Bueno, Iruka-sensei es muy bueno conmigo, pero como tiene muchas misiones y está con la academia no lo veo seguido… Ahhh".
- Narutoooo! – Sakura llamaba al ninja rubio, que del susto, se cayó de cabeza al suelo.
- Itaeeeee! Sakura-chan, a que vienen los gritos? – el ninja rubio se frotaba la cabeza por el sitio donde se había golpeado
- Pues que te llevamos llamando un buen rato y no nos contestas, dobe..
- No me llames así, Sasuke-bakaaaaa!
- No empecéis, chicos, que es muy temprano para empezar a pelear.
- Vale, vale…
- Oye, Naruto, en que estabas pensando que estabas tan concentrado? – a Sakura le picaba la curiosidad
- Oh, etto.. en nada, en nada… jejeje – se puso una mano en la nuca con una risita nerviosa. Sasuke y Sakura se miraron significativamente: mentía. Lo conocían tan bien que sabían cuando mentía, además, se le notaba un montón.
Decidieron dejarlo pasar por el momento y se dedicaron a esperar a su sensei. Kakashi-sensei, mas que el ninja copia, debería ser conocido por el ninja tardón. Pasaba mas de hora y media desde la hora acordada con el sensei el día anterior. Cada miembro del equipo hacía algo diferente: Sasuke, como siempre, estaba apoyado en la barandilla en su postura habitual, Sakura estaba examinando las hierbas de los alrededores, intentando descubrir si por allí habría alguna hierba medicinal; y Naruto estaba sentado en el puente con las piernas colgando hacia el agua. Miraba ensimismado el torrente envolver a las rocas que cubrían el lecho del río. Sasuke y Sakura lo observaban en silencio: no sabían que era lo que tenía al kitsune tan deprimido y no les gustaba verle así. Se habían acostumbrado a la manera de ser del rubio, siempre tan ruidoso y alegre. Ahora se sentían raros por no tener a Naruto dando vueltas alrededor de ellos, impaciente por saber si tendrían una nueva misión.
Pasados unos minutos después de esta reflexión, el ninja de pelo plateado aparece en medio de una nube de humo.
- Llegas tarde! – gritaron Naruto y Sakura al unísono. Al menos eso no ha cambiado, pensaba Sasuke.
- Gomen, gomen… es que hoy me encontré con un amigo y…
- Esa excusa es la mas mala que te has inventado, Kakashi-sensei
- Pues mira por donde, Naruto, es verdad. Me he encontrado con Iruka y me ha entretenido preguntándome por ti.
- En serio, Kakashi-sensei? De verdad? – a Naruto se le iluminó el rostro como no habían visto en esa mañana sus compañeros. – como le fue en la misión? Está bien?
- Eso se lo vas a poder decir tu, porque me ha pedido que te diga que esta noche te espera en Ichiraku para invitarte a ramen y charlar contigo
- Yujuuuu! Yujuuuuu! – se puso a saltar como loco alrededor de sus compañeros y su sensei. Sasuke y Sakura se miraron y sonrieron, ya volvía a ser el de siempre.
Estuvieron entrenando hasta bastante avanzada la tarde. En cuanto Kakashi-sensei desapareció, Naruto les dijo adiós a sus compañeros y se fue a su casa a toda prisa a asearse un poco. Se duchó y se peinó, pensando que iba a cenar con Iruka-sensei. Iruka lo consideraba como un hijo y, cada vez que volvía de una misión, lo invitaba a ramen en el local Ichiraku, el favorito de Naruto. El chico se vistió con unos vaqueros y una camiseta y fue al local a esperar al profesor. Tuvo que esperar un rato, ya que había llegado antes por la emoción. Cuando llegó el profesor, se tiró a su cuello y lo abrazó, tal y como un hijo abrazaría a su padre. Una sonrisa se formó en el rostro de Iruka al sentirse abrazado por el kitsune, rodeando la espalda del niño con sus brazos. Cuando se separaron, Naruto tenía una sonrisa en los labios y los ojos cerrados de felicidad.
- Llegas tarde, Iruka-sensei…
- No, llego a la hora. Eres tu el que ha llegado muy temprano. Tantas ganas tenías de verme? – el rostro de Naruto se encendió de vergüenza. Era muy tímido a la hora de mostrar sus sentimientos y no quería admitir que quería mucho a Iruka-sensei por temor a ser rechazado. El profesor se reía y el rubio puso cara de enfadado hinchando los mofletes, haciendo que las marcas de sus mejillas resaltaran.
- No… etto… lo que pasa es que… tenía ganas de que me invitaras a ramen. Jajaja – se puso una mano tras la nuca, un tanto avergonzado, pero Iruka sabía como era Naruto. Nunca confesaba sus sentimientos a no ser que supiera que no iba a ser rechazado. Tantos años viviendo como vivió no le habían quitado esa pizca de desconfianza hacia las demás personas. Iruka esperaba que con el tiempo se diera cuenta de que lo quería como a un hijo.
Hablaron de muchas cosas, de cómo Itachi había vuelto integrarse en la aldea, de la misión de Iruka, de cómo le había ido a Naruto. Iruka escuchaba con una sonrisa lo que le contaba Naruto. Le daba mucha pena no poder estar mas seguido con el, pero sus misiones y su cargo de profesor en la academia se lo impedían. Después de su cuarto tazón de ramen, Naruto se dio por satisfecho. Iruka pagó y se despidió del kitsune revolviéndole el pelo.
- Hasta mañana Naruto. Si puedo iré a visitarte vale?
- A mi casa? – nunca recibía visitas, por eso la sorpresa.
- No quieres que vaya a tu casa? – pregunto perplejo Iruka
- No, no es eso, claro que quiero que vengas, pero… es que esta hecha un desastre – se puso rojo de vergüenza, a lo que el profesor soltó una carcajada.
- Pues ya sabes lo que tienes que hacer verdad? Intenta ser un poco mas ordenado, así encontraras las cosas mas fácilmente. Oyasumi-nasai, Naruto.
- Oyasumi-nasai, Iruka-sensei. Hasta mañana! – Naruto se despedía de Iruka agitando la mano.
Cuando el profesor se perdió entre el gentío, Naruto se dirigió a su casa, contento por haber pasado una noche tan agradable. Pero toda su alegría se disipó al entrar en su apartamento. Al entrar, una oleada de tristeza invadió su corazón. El siempre decía que vivir solo era lo mejor, pero la realidad era que lo odiaba. El daría lo que fuera por tener a alguien con quien convivir; alguien con quien charlar hasta que el sueño lo venciera. Pero lo que se encontraba todos los días al regresar a su casa era la mas absoluta soledad.
Se preparó el futón, se puso el pijama y ese gorrito y se acostó, con la tristeza reflejada en sus ojos zafiro. Muchas noches acababan como esta, con Naruto abrazado a la almohada, llorando de tristeza al sentirse solo en el mundo, hasta que se dormía agotado de tanto llorar.
A la mañana siguiente no necesitó el despertador. Se despertó bruscamente al sentirse zarandeado por alguien que lo llamaba insistentemente.
- Naruto! Naruto despierta!
- Que haces tu aquí?
Hasta aki se los dejo... ya se que soy malita y les dejo con la intriga peeero... en el siguiente descubireis kien es el "despertador" de Naruto
Ja ne, minna!
Sabaku no Rakna
