Éste es mi nuevo fic.
No tiene nada que ver con el mundo mágico que JK Rowling nos ha regalado, pero sí con sus personajes.
Espero les guste.
Bella semana, y todos los éxitos del mundo.

Luna Lovegood no tuvo una vida muy fácil. La muerte de su madre a una edad temprana había causado en ella una depresión de la que pudo salir después de las constantes terapias que recibía. Su padre, un hombre acomodado y dueño de una de las más importantes revistas de todo Inglaterra, había tratado siempre de estar con su hija, pero el trabajo no se lo permitía por lo que su pequeña había pasado su infancia y adolescencia, sola. A pesar de ser muy bella, puesto que los ojos azules-grisáceos, su larga y rubia cabellera, su sonrisa genuina y perfecta y la piel pálida que añadía cierta aura de ángel a la chica la hacían ser hermosa a diferencia de las demás; ella era rechazada por sus ideas de un mundo mejor, por sus ideas de cambio para la mejora de la vida misma y porque hablaba "sola".

Pero las cosas no habían quedado ahí. Al permanecer mucho tiempo en las distintas terapias, ella no podía asistir con regularidad al colegio, por lo que su padre contrato a los mejores tutores para que le enseñen todo lo que necesario para no retrasarse con los chicos de su edad. Con esa base comenzó a estudiar en la universidad, donde a pesar de la insistencia de su padre para que estudiara periodismo o administración de empresas, se especializó en medicina.

Xeno, su padre, al enterarse de la decisión de su hija decidió quitarle completamente su apoyo económico. En conclusión, Luna se había quedado sin el único soporte para poder continuar con su carrera. Así que comenzó a trabajar y estudiar. Para conseguir un trabajo "decente", tuvo que pasar por mucho, puesto que nadie le quería dar una oportunidad por su falta de experiencia. Pero consiguió un trabajo perfecto donde le daban todas las facilidades para estudiar.

Este lugar no era muy grande ni muy lujoso pero era acogedor. Pertenecía a la familia Weasley, quienes habían encontrado en Luna una gran ayuda. La señora Molly, dueña del restaurante, tenía 7 hijos y el trabajo de su esposo no equiparaba todos los gastos para la manutención de la familia. Así que abrió su propio centro de comida, y al ver el éxito que tenía y los pocos ayudantes, aceptó a la nueva asistente que había pedido el trabajo inmediatamente. Ésta familia, tenía una hija de la edad de la rubia. Ellas al instante se volvieron muy amigas, al igual que con el otro hermano de ésta, Ron.

Pasó el tiempo y Luna tuvo que internarse en un hospital para comenzar con sus prácticas, así que muy a su pesar dejó el trabajo que tenía. El hospital donde la mandaron, "Saint Theodore", era muy tranquilo. A pesar de encontrarse en el centro de la ciudad, eran pocas las emergencias que se asistían. Pero toda tranquilidad terminó con la llegada de un viejo hombre, de unos 80 años, que tenía cortes en todo el cuerpo y 2 balas incrustadas cerca al corazón.

El hombre era blanco, alto, con pelo lleno de canas que reflejaban su avanzada edad y unos ojos azules penetrantes que te perforaban el alma. Como el señor había llegado a las 3 de la mañana, no había muchos doctores para auxiliarlo, así que Luna lo atendió inmediatamente.

Al darse cuenta del estado crítico de su paciente, Luna decidió hacerle una cirugía de emergencia para poder salvarlo. Pero su situación era delicada y a pesar de todos sus esfuerzos, su muerte era inminente. La intervención duró cerca de 4 horas, pero los resultados no eran los deseados. El hombre agonizaba en su cama, y Luna se sentía muy frustrada. Era su primera emergencia real, y el atendido se estaba muriendo.

El sentimiento de culpa la invadía, por lo que decidió quedarse para ver las reacciones del hombre ante el coma inducido en el que estaba. Como era de esperarse, pasaron 3 días y él no despertaba, y con eso, las esperanzas de Luna también desaparecían. Hasta que "el milagro" ocurrió esa misma noche, cuando por fin abrió los ojos que se posaron directamente hacia Luna. La chica le regaló una sonrisa y decidió llamar al médico de piso para avisarle que el anciano ya había despertado. Cuando se estaba dirigiendo a la puerta, el hombre por fin habló.

-No le avise a nadie, por favor.-dijo en voz baja y notablemente cansado
-Señor, tengo que reportar que usted…
-No es necesario, señorita….-el hombre agudizó la mirada y leyó su nombre- Lovegood
-Usted debe de entender que no puedo omitir su estado, ha estado en observación por estos días y..-repuso Luna, pero fue interrumpida por la sonrisa del hombre-¿Por qué sonríe?
-Porque me recuerdas a alguien que conocí hace muchos años.-respondió tranquilamente-¿usted sabe cómo me llamo?
-Vino sin ningún documento.
-Mi nombre es Albus Dumbledore. Trabajo en una importante corporación, soy el dueño. No sé si ha escuchado sobre la empresa "Fénix".
-Sí lo he escuchado, pero ¿cómo es posible si usted es tan conocido nadie lo haya venido a ver o a buscar?
-Porque dije que saldría de vacaciones, pero me interceptaron camino al aeropuerto. Me trataron de matar, pero pude escapar. Hasta ahora no sé cómo he llegado aquí- dijo tranquilamente
-Entonces tenemos que llamar a la policía, esto no se puede quedar así.- dijo Luna sacando su celular, pero Albus se lo impidió
-Las personas que me quieren matar son muy influenciables aquí. Por lo que me pueden estar buscando, y si tú alertas a la policía, se les haría más fácil encontrarme. Pido que esto quede en secreto. –dijo con ojos suplicantes
-Pero señor, yo no puedo esconderlo aquí siempre. Necesito avisarle a alguien, tiene que tenerle confianza a uno si quiera.
-Tengo buenos amigos, pero ellos también son perseguidos. Aunque….sé a quién puedes llamar. ¿Tienes un lápiz y una hoja para anotar?

Después que Dumbledore le dio el número de la persona a la que tenía que contactar, Luna salió sigilosamente del lugar para no alzar sospechas. El hombre le había dicho que era mejor que nadie se enterara que él había despertado, así que todo lo que hacía tenía que tener cuidado. Tomó su celular y salió del hospital para mayor intimidad. Marcó el número, e inmediatamente le contestaron.

-¿Sr. Dumbledore, es usted?- dijo la voz al otro lado del teléfono
-Buenas noches, ¿usted es el Sr. Harry Potter? Soy la doctora Luna Lovegood y el señor Albus Dumbledore me pidió hablar con usted.-dijo ella
-Buenas noches, sí soy él. ¿Qué le pasó?
-Lo único que le puedo decir, es que el señor lo quiere ver inmediatamente. ¿Se puede apersonar al hospital "Saint Theodore"?
-Claro que sí. Pero dígame, ¿cómo está?
-Por el momento, estable. No sé qué pasará después.
-Voy para allá, muchas gracias.-y colgó

Luna regresó a la habitación y le informó al somnoliento paciente que ya se había comunicado con el hombre que necesitaba.

-Muchas gracias, doctora Lovegood.
-Dígame Luna- sonrió ésta
-Entonces, muchas gracias Luna. Ahora, para hacer tiempo mientras llega mi querido amigo, cuénteme de usted.-sonrió Albus
-Bueno, por ahora soy residente. Todavía no tengo mi título completo para ser una doctora.
-¿En qué te quieres especializar?
-Pues, quiero trabajar con niños. Me gustaría ser pediatra.
-Muy interesante, Luna.- sonrió el hombre- Cuéntame de tu familia, ¿tus padres?
-Bueno..ellos ya no están conmigo- dijo triste
-Lo siento, ¿de qué murieron?
-Mi madre murió cuando yo tenía 9 años, en un accidente automovilístico. Estaba en una curva, y al parecer se le vaciaron los frenos. Trató de maniobrar y tener el control del carro, pero fue muy tarde. Cayó en un precipicio.
-Oh, por Dios. Me imagino que enterarte de todo esto fue doloroso.
-Yo estuve con ella cuando murió. Iba en la parte trasera, pero ella no lo sabía. Yo me encontraba escondida, pero salí ilesa.
-Entonces ese es un milagro. Nadie puede salir así de esa manera.
-Sí, los médicos ni la policía entendió cómo salí viva.
-¿Cómo se llamaba tu madre?-preguntó de una manera evidentemente interesada Dumbledore
-Ángeles Voltaire-dijo tristemente
-¿La dueña de "El Quisquilloso"?
-Emm, sí- dijo apenada la rubia- ella es mi mamá-dijo bajando la cabeza
-No puede ser-susurró el hombre-¿cuántos años tiene hija mía?-dijo alzando la voz
-23 años
-¿Qué día naciste?
-14 de noviembre. ¿Por qué tantas preguntas, señor?

En ese momento, abrieron la puerta y apareció un joven que podría tene años más que Luna, con pelinegro, no muy alto, y tenía el cabello desordenado con unos cansados ojos verdes.

-Harry, amigo mío- dijo feliz el anciano- pasa
-Sr. Dumbledore, ¿por qué no nos avisó?- dijo evidentemente preocupado el joven
-Acabo de despertar, por eso que no he podido avisar. Además, me dejaron sin documentos por lo que no había forma de comunicarnos. Le presento a la doctora Luna Lovegood, esta bella muchachita me salvó.-sonrió Albus
-Muchas gracias- dijo extendiéndole la mano el joven- de verdad, no sabe cuánto le agradezco que lo haya curado. No me quiero ni imaginar que hubiera sido de la vida de él- dijo mirando a su amigo- sin su ayuda. Le pido por favor, que no le comente a nadie que está aquí. Con este atentado no podemos jugar
-Lo sé, el señor ya me explicó que debo de mantenerme callada. Lo haremos pasar como si todavía no despertara del coma. Los dejo solos, permiso-y salió de la habitación

Después de 1 hora, el joven amigo de su paciente salió de la habitación. Se le notaba cansado y triste, pero la rubia pudo notar que en sus ojos podía ver cierto resentimiento y decisión. Ella se encontraba en la desierta sala de estar, y él se le acercó

-Doctora Lovegood, quiero pedirle un favor. No sé si podría mantenerse cerca de Albus. Como usted sabe, él ha sido atacado y no está seguro en ningún lugar. Las visitas para él están restringidas, solo yo puedo venir a verlo. No deje pasar a nadie, y que nadie más que usted lo atienda. Esto es de vida o muerte.
-No se preocupe, seré la única persona que tenga acceso la habitación.
-Aquí le dejo mi teléfono,-le extendió un papel con sus datos- cualquier cosa, a cualquier hora estoy disponible para usted.-sonrió cansado-hasta luego

Luna regresó al cuarto, y encontró despierto a Albus, quien miraba a través de la ventana la ciudad. Sin despegarse del paisaje comenzó a hablar

-Luna, seguro Harry te ha dicho que no te despegues de mí. Que me cuides y que me protejas siempre, pero te puedo decir algo…no soy un niño. Me están buscando para matarme, y no voy a huir siempre. Ya estoy viejo, y quiero descansar. Huir retrasa mi final, y eso me está cansando. Quiero pedirte 3 favores, y espero que lo cumplas.
-Haré lo que usted me pida, sr-respondió Luna notablemente asustada
-Primer favor es que comencemos a tutearnos. Yo te digo Luna, tú me dices Albus. ¿Está bien?- sonrió el viejo, y continuó al ver que Luna asintió- Segundo favor, necesito salir de aquí y que no le digas a nadie y que tampoco se sepa
-Perdón que lo interrumpa Albus, pero no lo podemos sacar de aquí. Su estado es delicado, y aquí mal que bien está en un lugar seguro donde cualquier emergencia puede ser curada con rapidez. No nos podemos arriesgar
-Está bien, entonces déjame idear otro plan para salir de esto. Siento mucho agobiarte con mis problemas. ¿Alguna vez te han dicho que eres buena escuchando?
-Me lo dijo mamá, alguna vez- respondió triste- Lo dejo, ¿necesita algo más?
-Sí por favor, necesito el periódico de hoy.
-Le puedo prender la televisión para que vea las noticias de hoy.-respondió extrañada
-No, necesito el periódico. Gracias

Sin preguntar el porqué, Luna salió y consiguió el diario que había pedido Albus. Un pedido que le pareció extraño, puesto que mayormente las personas no piden eso y prefieren ver la televisión. Antes de ir donde Dumbledore, lo leyó rápidamente y no encontró ninguna noticia de interés. Se lo dejó al hombre y le dio privacidad. A las 3 horas, que a ella le parecieron rápidas, comenzaron a llegar los demás médicos. Sin querer, ya eran las 6 de la mañana y el hospital se comenzó a llenar. Fue a la cocina, y recogió el desayuno para dárselo a su paciente.

Mientras se dirigía hacia el cuarto, pensó en su madre. Ella siempre le había dicho que las personas no son lo que parecen y que en la vida podría encontrar personas que tendría que cuidar.

La bandeja que tenía en la mano, casi se le cae cuando vio que la puerta del cuarto de Albus Dumbledore estaba abierta. Así que comenzó a correr y se quedó parada en la puerta ante la escabrosa escena. Un hombre que estaba vestido de negro completamente, con un pasamontañas que le cubría todo el rostro y solo se le veían los ojos, apuntaba al viejo hombre en el corazón. Él no opuso resistencia, y le sonrió a su atacante, el cual le disparó sin piedad. Solo necesitó de un disparo en el corazón para acabar con la vida del hombre. El anciano cayó en su cama con los ojos abiertos. Cuando Luna iba a gritar, el agonizante hombre la miró y como pudo, puso el dedo en su boca y le dijo que se callara. En ese momento, el asesino aprovechó en salir por la ventana, saltando de manera experta.

La rubia no supo que hacer, y cuando vio que Dumbledore quitó el dedo de los labios comenzó a gritar. Se acercó al hombre, y éste le sonrió y le extendió la mano. Ella lo cogió y al contacto se dio cuenta de que él tenía algo ahí.

-Tengo que curarlo-puso algo para parar la hemorragia, pero ésta no paraba
-Es..en..vano..Luna- dijo respirando con dificultad- ya no hay tiempo
-Pero, pero….¡AUXILIO!-gritaba Luna desesperadamente
-Coge el papel, y no confíes en nadie.- dijo el Dumbledore botando excesiva sangre por la boca- SÁLVALO.

Y aquellos ojos azules penetrantes se cerraron despacio, como si quisiera capturar los ojos llenos de lágrimas de la rubia que se encontraba frente a él. Su corazón dejó de latir, y que su historia terminaba aquí, pero sabía perfectamente que la historia de la doctora que estaba tratando de salvarlo comenzaba.

Los médicos que se encontraban en el lugar, llegaron para ver lo que sucedía. Luna trataba de todas las formas posibles salvarlo, pero era tarde. El paciente de la sala 394 había fallecido. Las lágrimas comenzaron a caer y sus ojos se volvieron rojos de impotencia. Por instinto agarró la mano que tanto apretaba el hombre y sacó el papel que estaba ahí. Éste contenía un recorte del periódico del día anterior y en él estaba la foto de un grupo de hombres jóvenes, que. Debajo de su fotografía, estaba el siguiente titular

Jóvenes inversores de la UE llegan hoy a Inglaterra para la convención anual

La parte del cuerpo de la noticia estaba garabateada, como si no quisiera que nadie leyera su contenido, solo una parte estaba intacta y era el nombre de un hombre. Ésta estaba circulada con el mismo lapicero con el que había rayado la nota. Draco Malfoy era el nombre. En la parte trasera del pedazo de periódico, escribió

Luna:

Mi tercer favor es que encuentres a éste hombre y lo salves. No confíes en la policía, solo en tus instintos y en la gente que realmente te quiere. Gracias por tu cuidado, serás una gran doctora.

Cuidate.

Atentamente,
Albus Dumbledore.