La nueva Afrodita

Quiero aclarar que esta historia va a tener ligeros cambios en cuanto a aspecto físico en algunos personajes, y también quiero acara que habrá varios personajes inventados por mi, espero lo les fastidie, y que le den una oportunidad.

Lo sé, nunca fui especial, de baja estatura, tez blanca, cabellos castaños ensortijados, ojos claros de color castaño. Además de que uso lentes, de fondo de botella, soy de complexión delgada, demasiado para mi muy exigente opinión sobre mí misma. Y si a eso le agregamos que tengo un pésimo gusto para la moda, entonces tenemos lo que se podría decir, es a perfecta definición de "nerd". Más interesada en e álgebra que unos indos pendientes de oro, siempre pensé que al graduarme, conseguiría un empleo estable, en algún ramo de la informática, la cual siempre me fascinó; que me iría a vivir a un departamento pequeño, que trabajaría en esa profesión el resto de vida, y luego podría morir mas o menos en paz. ¿Hombres? Báh, si apenas tendría tiempo para mí, ¿Cómo podría pensar en hombres?

A decir verdad, esa era una manera "racional" de no reconocer que e tenía pánico a enamorarme, si, a mis 16 años yo ya le tenía no pánico, sino pavor a los hombres. A no ser mi padre, no había, hasta ese momento, convivido con hombres. Mi frívola y vanidosa madre, calificada por mí de esa manera, se había desvivido toda mi infancia por convencerme de usar sombra de ojos, un labial, y rizador de pestañas, pero yo siempre preferí un buen libro, a una revista de modas. El hombre para mi, tenía que entenderme al cien por ciento, y debía ser como yo, también al cien, pero caro, no existía un hombre así, que además fuera guapo, o eso creía yo.

Sin embargo, nadie me dijo que yo, era todo menos lo que convencionalmente se le denomina "nerd". Y menos se me advirtió que en mi cumpleaños 16, mi vida iba a cambiar para siempre. Por la mañana de aquel 8 de diciembre (mi fecha de cumpleaños) mis padres me despertaron con una inda canción de cumpleaños, y unos pastelitos ovalados y rellenos de crema, encima tenían unos cerillos, a modo de velas, para endulzar mi mañana especial. Me felicitaron en orden, mi mamá, mi papá, quien se puso emotivo como cada año, y hablo de lo mucho que había crecido, y que parecía que apenas ayer, era yo solo un bebé, mi hermana que me sigue, pues yo soy la mayor de cuatro hermanas, si todas mujeres, luego la otra mediana, una escandalosa y tierna niña de 9 años, y la bebe de la famita, con sólo 3.

-¡feliz cumpleaños, Odette! –me dijeron todos por última ves antes de bajar a desayunar- hoy es un día muy especial –me dijo mi madre con la mirada llena de orgullo- pero no pienso arruinarte la sorpresa, vamos que ya te serví tu almuerzo preferido, waffles.

Así bajamos y sin mas novedad, mas el hecho de que mis padres me miraban con mas orgullo que todos mi cumpleaños anteriores, me prepare para ir a la escuela. Como era acostumbrado en mi vida, no tuve un día feliz en a escuela, siempre me caracterice por ser muy mala para socializar, pero en plena clase de química, me pasó algo muy raro.

- hola Ode-chan, hoy es tu cumpleaños ¿no? –Dijo una frívola voz que yo detestaba- pues déjame darte mi "regalo" para ti – y acto seguido me aventó un raro líquido en la blusa, como era una combinación de variados químicos escolares, tuve que meterme a las regaderas del salón. Genial, dos horas de cumpleaños, y ya estoy empapada, nuevo record. La molesta chica popular, rió muy divertida mi más reciente desgracia, mientras el desabrido maestro de química trataba inútilmente de callar al salón.

Trate de ver las cosas con optimismo, riéndome de mi misma, cosa que hizo que de inmediato, se callara todo el salón y logre que el resto de las horas antes de la salida, fueran más o menos tranquilas. Pero mi siempre molesta compañera, Haruka, no se rendía en su intento de hacerme la vida miserable, y a la hora de la salida, me acorraló en callejón camino a mi casa.

-¿adonde vas Ode-chan? ¿No me invitas a tu fiesta?

-no, no va a ver fiesta –dije con algo de timidez, si, le tenía miedo.

-¡Ah! ¡Qué lastima! ¡Pobre Ode-chan! –y soltó lo que yo llamo las mas rara y siniestra de las carcajadas. Después, me quito la mochila, y se puso a "revisar" mis cuadernos, en busca de algo así como mi diario, pero yo nunca he tenido algo como eso. En vano, e pedía que me devolviera mis cosas, ella y sus simples amigas se reían mientras revisaban mi poco femenino espacio escolar. En ese momento, una desesperación y frustración corrían por mí ser, así que solo pude gritar.

-¡déjame en paz! (En paz, en paz, en paz) –un eco resonó entre las paredes y de mis manos, salio algo así como un rayo de luz, que les apuntó directo al rostro. En ese momento, ellas se percataron, de que sus facciones se habían vuelto toscas, y huyeron temerosas de que sus "hermosos rostros" se hubieran vuelto grotescos, gritando y maldiciendo.

El cielo, que se había iluminado por ese extraño poder, volvió a su luminiscencia normal, y mis manos se sentían calientes.

Al llegar a mi casa, las cosas se pusieron aún más raras, pues en lugar del escándalo habitual, producto de las discusiones de mis dos hermanas medianas, no existía en esta ocasión, en su lugar, solo había silencio, y una nota que decía:

Odette, hija, se que esto que vas a leer es confuso, pero yo soy Afrodita, y tu eres un semi dios, si quieres que te explique las cosas con calma, solo deja que Izzy te lleve a la academia Elíseo, hay te explicare todo con calma.

Cariños, mamá.

-¿Qué? ¿Semidiosa? ¿Afrodita? ¿Elíseo? ¿Izzy? ¿¡Semidiosa! –me pregunte confundida para empezar ¿Quién demonios era ese Izzy? Mi duda se hizo externa, me lo pregunte tres veces en voz alta antes de que una voz masculina desconocida hasta ese momento para mi, respondió.

-yo, yo soy Izzy –dijo el recién descubierto por mi, saliendo de la parte trasera de la puerta de la cocina- soy hijo de Atenea, la diosa de la sabiduría…

-¡Ahhhhhhhhh! –grite al verlo, había salido de la nada, y además, era un hombre- ¿¡Quien demonios eres tu!

-como ya dije, soy Izzy, hijo de Atenea, la diosa de…

-si, si, si, lo se, la diosa de a sabiduría, pero, no puedes estar hablando en serio, es decir, ¿Afrodita, Atenea? ¿No eran sólo un mito?

-para los mortales, sí, pero es por que tenemos que mantener ocultas nuestras verdaderas identidades, algunos, o mejor dicho la mayoría, se casaron con mortales para hacer nacer una nueva generación de dioses, que los representen dignamente, y para eso a la edad de 16 años, se nos lleba a una academia especial, la academia Elíseo, donde nos enseñan a ser dioses.

El recién llegado, se había robado toda mi atención era ligeramente mas alto, que yo (mi estatura de es de 1.55), tenia el cabello rojo, vestía unos jeans de mezclilla oscura, casi negros, una camisa blanca de manga corta, que evidenciaba su bien trabajado cuerpo, unos lindos y profundos ojos color negro azabache, y un porte de caballero a pesar de l poco formal de su vestimenta.

Creo que estoy en problemas, me ha fascinado con tan sólo verlo. ¿¡Me enamoré a primera vista!

Pues eso es todo por el momento, si llegaste hasta acá, eres un amor, si tienes un comentario, critica, o halago, por favor, házmelo saber con un review.

Besitos adiosito.