Buenas noches, gente! Bueno, aquí caigo con un oneshot para el fandom de Assassin's Creed; éste surgió luego de contemplar (con cierta tristeza y resignación) como muere el padre de Connor a manos de éste. Es como una reflexión interior durante el diálogo que ambos sostienen al momento de que Haytham muere.
Bueno, sin más qué decir, excepto que Assassin's Creed y sus personajes no me pertenecen, espero que les guste este oneshot.
¡Un saludo!
Vicka.
Ley de la sangre.
He cometido demasiados errores en mi vida, aunque hay algunos de los cuales nunca me he arrepentido por mero orgullo más que por cualquier otra cosa en este mundo tan nefasto en donde viví.
Uno de los errores del que jamás me arrepentiré es el hecho de cambiarme a la Orden de los Templarios cuando era un crío de 18 o 19 años. Sé que al volverme contra los míos… Bueno, en ese entonces "los míos" eran los Asesinos, pero en todo caso, el hecho de volverme contra aquellos que me entrenaron desde la pubertad por el simple hecho de enfrentarme a quienes podrían traer paz y prosperidad a estas tierras lejanas tuvo la consecuencia de que mi cabeza tuviera precio.
Achilles primero y después tú, mi hijo, mi sangre, ¡mi propia sangre!, buscaban la manera de cazarme como a un perro por ser el Gran Maestro de los Templarios, el que, según tú, envió a matar a tu madre y a tu tribu a través de Charles Lee, mi mano derecha y amigo mío.
Yo no mandé a matar a tu madre, Connor. Nadie de mi Orden envió a cometer semejante acto de crueldad, aunque sé que yo he cometido en mis propias manos toda clase de atrocidades, incluyendo la muerte de quienes no tenían nada que ver con esta ridícula lucha entre dos grupos que buscaban la paz, el orden y el progreso.
Quienes terminarán por condenar a tu pueblo son esos idiotas que se hacen llamar "Libertadores"; esos infelices, te aseguro, acabarán con tu tribu y contigo una vez de que ya no les sirvas para sus propósitos.
Connor, debí haberte matado porque eres miembro de los Asesinos, pero no pude porque, como te he dicho antes de morir, en cierta forma me siento orgulloso de tenerte como hijo. Tus fuertes convicciones, tu valor, tu entrega y tu pasión por buscar justicia son admirables en comparación con mis ambiciones. Debí haberte matado porque sé que, a pesar de haber asesinado a casi todos los miembros de la Orden de los Asesinos Americanos, lograrías restituirla y darnos combate una vez más.
Pero no lo hice, no… No lo hice porque obedecí a una ley que estaba por encima de toda ley, que es el de la sangre. La ley de la sangre que dicta que no puedo ni debo matarte porque eres muy mío, porque eres fruto de mi unión con tu querida madre. A ambos les quise en cierto modo… Y me arrepiento de no haberlos tomado conmigo y vivir aparte.
Pudiste haber sido uno de los mejores combatientes Templarios, aunque tengo que reconocer que Achilles, ese cabrón haitiano que me ha cazado durante años por órdenes de Agate, el Mentor de la Hermandad, te ha entrenado bien. Tus habilidades parecían ser idénticas a las mías, porque observé cómo con energía respondiste mi ataque.
Como te dije, no pensaba acariciarte la mejilla y arrepentirme de todo lo que he hecho, porque no siento remordimiento alguno, salvo el hecho de no haberlos tomado a ti y a tu madre conmigo cuando debí haberlo hecho.
Hasta siempre, bravo guerrero. Tal vez en algún momento nos encontremos en la eternidad y, quien sabe, tal vez pasar tiempo de calidad como el padre y el hijo que nunca hemos sido.
Hasta siempre... Mi pequeño Connor.
