Advertencias para este capítulo: Lenguaje grosero, 2P (esto va a haberlo en todos los capítulos), maquinaciones malvadas.

No sé con qué me drogué.

Los del otro lado

1

Allí

—¡Matadlos a todos, y se acabó!

—No es tan sencillo, Italia.

—Tú eres un aguafiestas. —Masculló el pelirrojo, inclinándose hacia atrás en su silla mientras jugaba con una navaja en sus manos. Un chico rubio a su lado rió, ganándose una mala mirada por parte de su hermano.

—¡Pues yo apoyo al italiano! —Exclamó Seychelles, levantándose de la silla, apartándose el pelo de la cara con un movimiento bastante pijo. —O sea, y si yo lo digo debe ser lo correcto, como que totally correcto y deberíais hacerme caso because soy la mejor, oui?

—Sois ruidosos... —Se quejó Francia a su lado, que suspiró al escuchar algo tan propio de su "hermanita", que usaba el francés o el inglés cuando y como se le antojaba.

Inglaterra levantó una mano, con su típica y amplia sonrisa.

—¿Matar no es demasiado? Darles un buen susto suena muy divertido, algo de sangre, pero creo que estás exagerando, cielo. —Dijo mirando al italiano pelirrojo, que le enseñó el dedo corazón a modo de respuesta. —Ah, que borde.

—¡Que les jodan a todos! —Gritó Finlandia dándole un puñetazo a la mesa. —¡Apoyo lo de matar!

Así es como todos empezaron a discutir, aunque algunos ni siquiera sabían de lo que estaban hablando. Uno de ellos fue la persona que tímidamente levantó una mano, hasta que consiguió que le hicieran caso. Dinamarca se sonrojó cuando notó las miradas sobre él, tartamudeando antes de conseguir hablar.

—¿A quién queréis matar? —Preguntó con un hilito de voz, siendo dificilmente escuchado por los que estaban más cerca.

—A quienes vamos a matar, mejor dicho. —Contestó Letonia, bastante animado. Esbozó una sonrisa que hizo que Dinamarca deseara no haber preguntado nada, y se encogió todavía más en su sitio.

—E-están locos. —Murmuró Bielorrusia, que parecía a punto de echarse a llorar, y fue de los pocos que le hicieron caso realmente al danés. Le miró, su cuerpo temblaba y tenía una expresión de pánico dibujada en el rostro. —Los países mágicos nos hablaron de ese supuesto mundo paralelo, ¿no estabas? F-fue hace ya mucho, creía que lo habían olvidado... pero ahora parece que muchos no se toman muy bien eso de que haya clones suyos y... quieren ir. —Bajó la voz. —Se supone que esto no lo saben muchos, pero van a...

La chica se tensó al notar una mirada amenazante de parte de Lituania, y agachó la cabeza, quedándose callada.

Dinamarca miró a la chica, casi tan asustado como ella, y ni siquiera supo cómo responderla.

Se les iba la cabeza, definitivamente. Aunque eso ya lo sabían de sobra.

Aquí

Inglaterra frunció el ceño, casi pudo sentir como se le ponían los pelos de punta. Levantó la mirada del cuaderno donde estaba garabateando, en un intento de ignorar el caos que eran siempre aquellas conferencias mundiales. Su mirada se posó en Noruega, el serio nórdico le devolvió la mirada al instante, y con eso ambos supieron que el otro había sentido lo mismo que ellos.

El británico se levantó ignorando las protestas de Alemania por abandonar una reunión así, aunque éste enseguida se distrajo echándole la misma bronca al noruego, que simplemente le ignoró. Dio un pequeño golpe en el hombro de Rumanía, que parecía algo nervioso, y los tres no tardaron en salir de aquel edificio.

—¿Son ellos? —Dijo el nórdico, que se mantenía serio pero con el ceño ligeramente fruncido.

—No estoy muy seguro, pero espero que no, sería un desastre. —Masculló el inglés. —Y no creo que nos vean como simpáticos clones del otro mundo, sinceramente.

—Los clones son ellos. —Rumanía no prestaba mucha atención, pero escuchaba. —Nosotros somos los de verdad.

—Eso es precisamente lo que piensan ellos, por eso mismo son un problema, no creo que nos vean como algo más que innecesarios y reemplazables.

—Pero no podemos morir. —Replicó el rumano. —Solo si nuestro país es destruido, claro, pero no así como así. Reviviríamos.

—Eso me preocupa, si entran en nuestro mundo... Agh, es demasiado complicado, no tengo ni idea de lo que pasaría. Creo que ellos podrían morir en el nuestro y nosotros en el suyo, eso es todo. De cualquier manera, estar atentos, pero no creo que ocurra nada raro.

Noruega se encogió de hombros, tras escucharles en silencio. Y mientras Inglaterra y Rumanía volvían a la sala de reuniones, el nórdico fue a beber un café, no le apetecía mucho volver a ese ruidoso sitio.

Cuando acabó, volvió. Se detuvo unos segundos en el pasillo, la luz se había ido y no escuchaba gritos desde la sala, lo cual era extraño. Tal vez habían decidido comportarse decentemente y hacer una conferencia en condiciones en vez de dedicarse a hablar de cosas inútiles, discutir entre ellos y todo lo poco productivo que hacían siempre.

Abrió la puerta y frunció el ceño. No se veía nada, absolutamente nada, y el silencio era inquietante. Buscó en sus bolsillos y sacó un mechero, su inexpresivo rostro se alteró por un segundo al ver su reflejo en un espejo, pero enseguida se calmó. ¿Cómo se había sobresaltado así por su propio reflejo? ¿Y quién demonios había puesto ese espejo ahí?

Chasqueó la lengua y se dispuso a ignorarlo, cuando se quedó paralizado.

Su "reflejo" se acercó y una sonrisa torcida apareció en su rostro. Oh, pero eso no era un reflejo, era una persona de carne y hueso. Idéntico a él.

—Buh. —Soltó con una risila burlona, antes de que otra persona golpeara al noruego por detrás y éste se desplomara en el suelo. —¡Ey! Quería entretenerme. Que soso eres, vampirito. —Protestó mientras daba toques con la punta del pie al chico en el suelo.

Un chico puso una mueca de desagrado y simplemente se encogió de hombros, llevándose una mano a la boca para bostezar.

—Esto me aburre. —Dijo en tono monótono. —¿El otro ha acabado ya?

—Hace rato, pero faltaba éste. —Respondió el otro señalando al noruego inconsciente. —Ah, menos mal que tu hechizo somnífero funcionó esta vez. Habría sido una lata tener que matarles a todos aquí mismo, no tiene nada de emocionante.

—Hablas mucho, Noruega.

El aludido se encogió de hombros y se paseó por la sala. Casi todos estaban desmayados sobre la mesa al haber estado en sus sitios, algunos otros en el suelo. Pasó la mirada por ellos, entretenido en ver las diferencias que encontraba entre ellos y los de su mundo.

—¡Cuando queráis! —Dijo un sonriente inglés, acercándose a los otros dos.

—Ah... ¿no es más fácil dejarles en paz, o matarles ahora directamente? —Dijo Rumanía, sin ninguna esperanza de que fueran a hacerle caso. —Bah... como queráis. Hagámoslo para que pueda irme a mi casa a estar lejos de vosotros.

—Es más divertido así, dear. —Canturreó el inglés. —Cuando se despierten, aún creerán que están en su mundo.

NA.

NO SÉ QUE ME FUMÉ, repito.

Es una parida, pero bueno, yo lo intento. Oh, sí, los 2P van a llevarles a su mundo para matarles, para los despistados que no lo hayan pillado. x3. Evidentemente no voy a matar a todos ni mucho menos, ni van a morir solo 1p... Bueno, ya lo veréis.

Si esto gusta a alguien, seguiré xD

Ah, en unos pocos capítulos va a haber gore, pero avisaré antes.

¿Review ~?