Los verdes ojos de Harry se abrieron, debido a la sorpresa y a la adrenalina, vio como el cuerpo de su padrino, su único familiar, Sirius Black caía al suelo sin vida. Él también cayó, de bruces, sobre sus rodillas y gateó hacía Sirius, lo llamaba, estaba en shock. Harry no podía escuchar nada, solo un zumbido llegaba a sus oídos. Pronto el estupor y el terror de ser el siguiente en morir desaparecieron, fueron reemplazadas por ansias de venganza contra esa maldita Mortífaga la cual estaba celebrándolo y bailándolo.
¡Celebrando y bailando tras asesinar a Sirius!
Furioso, Harry se puso de pie y comenzó a mover sus manos, ese hechizo solo funcionaba sin la varita — ¡Incarcerous! —rugió Harry, Bellatrix se sorprendió al escuchar la voz de Harry, recordando que él también estaba allí, pero no pudo hacer nada y sus piernas y brazos fueron separados por unos hilos invisibles —Accio… cama —Bellatrix cayó sobre una cama, atada sobre la cama, Harry sacó su varita, sonrió —Evanesco —la ropa de Bellatrix desapareció, ella miró asustada a Potter, no podía creer lo que el chico estaba por hacer, la había engañado completamente, lo llegó a creer un mocoso no dañaría ni a una mosca, pues bien, ella era menos que una mosca. El Harry estaba claramente furioso, era obvio que deseaba venganza contra ella, no se le pasó nada, ni siquiera se le pasó el que alguien podría aparecer y realizó el encantamiento anti-aparición y un encantamiento anti-apertura, para luego tomar como venganza, marcarla.
Bellatrix Lestrange fue marcada como propiedad de Harry Potter, no una, ni dos veces, ella no deseó saber cuántas veces fue ultrajada por el enemigo de su amo.
Un amo que no estaba allí para auxiliarla cuando ella más lo necesitaba, tan urgentemente, en ese momento en el que estaba tan indefensa y en brazos de su enemigo.
Deseaba poder hechizarse para no sentir las arremetidas del mocoso, deseaba poder detenerlo, poder parar el mundo, pero estaba aterrorizada, aunque jamás lo fuera a revelar, ella jamás admitiría que estaba asustada. Solo en eso podía pensar.
—No estoy asustada, no estoy asustada, no estoy vencida, no estoy vencida —en nada más.
¿Cuándo acabó? No, mejor sería preguntar: ¿Cuánto tiempo había pasado?
¿Cuándo Potter hizo desaparecer las amarras de sus brazos?
¿Cuándo se vistió?
¿Cuándo se fue?
Bellatrix respiró una y otra vez, apretó sus dientes al sentir el dolor en su parte baja. Lloró y sin poder hacer otra cosa, alcanzó su varita, las lagrimas corrían por su rostro, se vistió con un golpe de varita.
