SUPERMAN ETERNAMENTE

Parte Uno

(Escrito por Federico H. Bravo)

PROLOGO

Legado

Nadie supo de donde vino ni quien lo creó. Hasta muchos años después de lo ocurrido, todo mundo seguía haciendo conjeturas; algunas personas decían que se trataba de un experimento genético del Gobierno que se salió de control, otros dijeron que en realidad era un ser extraterrestre que había caído a la Tierra…

Lo cierto fue que las teorías fueron y son muchas. Lo que nadie pudo (ni puede) negar fue el impacto que su presencia tuvo en nuestro mundo y en nuestra civilización. Y en la vida de Superman.

La prensa, dada a los nombres de fantasía, llamativos y alarmistas le puso uno que le venia como anillo al dedo. Le llamaron DOOMSDAY. Y no se equivocaron, puesto que la estela de muerte y destrucción que la criatura dejó a su paso fue como si el Juicio Final realmente hubiera llegado.1

Indefectiblemente, Superman lo enfrentó. Ya era un hombre mayor de edad cuando el monstruo atacó Metrópolis. Su cabello mostraba unas cuantas entradas blancas, un asomo de las canas por venir. No faltó quien dijo que por fue por eso –su mayoría de edad– que el Hombre de Acero no pudo aguantar el ultimo round con la bestia.

Como se ha dicho, especulaciones sobre esa, la ultima batalla y el origen y propósitos finales del monstruo, hubo muchas. Pero la realidad fue que la bestia solo pudo ser parada por Superman en un enfrentamiento a puño tendido. Y a puño tendido quedó grabado a fuego el hecho más importante –y terrible– del mundo: Superman había muerto.

Tendido en el suelo de Metrópolis quedó el héroe, junto con el cadáver del monstruo que lo mató. Conmoción y estupor a nivel global se produjeron. Muchos –millones–lamentaron la muerte del Salvador. Otros en cambio se alegraron. Sin duda alguna quienes lo hicieron eran lo peor de nuestra sociedad, los así llamados delincuentes o malvivientes. Solo ese tipo de gente – si se la podía llamar así – fue la que se alegró con el deceso del héroe. En cambio, para los cientos, miles y millones de gentes de bien, la muerte de Superman significó una pérdida invaluable y dolorosa. Tremenda.

Nadie, pese a todo, lo sintió y lo vivió con más dolor en carne propia que sus deudos. El Hombre de Acero había tenido un hijo con Lois Lane: se llamaba Thomas y al igual que su padre, tenia superpoderes. Hacía años que colaboraba con su progenitor, siendo entrenado por él, para prepararlo para su futuro. Superman soñaba con que su hijo continuara con su legado y su lucha interminable contra las fuerzas del Mal. Que la Verdad y Justicia prevalecieran cuando él ya no estuviese físicamente. 2

Tom juró que se ocuparía de ello. Mantendría viva la llama de esperanza de la humanidad por un mundo mejor. Luego del funeral de su padre en Metrópolis, el joven – de treinta y tres años de edad – prometió que el legado de Superman no moriría con él, que prevalecería.

Fue así como se preparó para ocupar su puesto como campeón del Bien. Con todo el dolor pero a la vez con toda la emoción, se colocó el traje azul y la capa roja, y voló hacia su destino.

Le esperaban difíciles momentos. Su valor y templanza como Hombre del Mañana serian puestas a prueba como nunca…


1

La vida de Thomas Kent

Volar era una habilidad extraordinaria. Tom nunca se acostumbraría del todo a ella. Pese a que su padre le enseñó cuales eran los principios de ese singular poder, siempre que se elevaba en el aire a gran altitud y se desplazaba por él, se sentía extraño. Ligero como una pluma, pero extraño al fin.

Un banco de nubes de tormenta apareció delante de él. Las atravesó y de inmediato quedó bajo un terrible aguacero. Rayos y relámpagos estallaron a su alrededor. Debajo, el mar se revolvía, poderoso y bullente.

Tom divisó un barco. Al parecer, tenía problemas. Agitados, los miembros de su tripulación corrían con desesperación por la cubierta. No lo pensó dos veces: descendió hacia él y les prestó ayuda.

El barco tenía una grieta. Sumergiéndose bajo el agua la selló con su visión de calor, otro de los maravillosos superpoderes que había heredado de su padre. Terminado el trabajo emergió y se plantó en cubierta, ante la sorprendida mirada de los marineros, quienes al ver el azul y rojo de su traje creyeron estar ante un fantasma.

-¡No teman! He venido a ayudar – les dijo. Los hombres se santiguaron, pero el capitán se acercó al joven de acero para dialogar con él sin temor.

-¡Hemos perdido combustible! – le dijo – ¡No podemos avanzar con el mar de esta forma!

-¡No se preocupe! ¡Los remolcaré!

Thomas agarró la pesada ancla del barco y se tiró al océano. Aferrándola, arrastró al navío a través de la terrible tempestad. Los llevó sanos y salvos hasta la costa.

-¡Muchas gracias, Superman! – dijo el capitán, cuando ya estuvieron a salvo- ¡Es bueno saber que podemos seguir contando contigo!

-Como siempre, señor. No lo dude.

Tom se elevó y se fue volando. Por supuesto, el avezado hombre de mar no era un tonto; sabía que él no era Superman. Al menos, no el original. Pero reconocía el traje azul y la capa roja, eso sí. Sabia que quién los portaba era un amigo en quien podías confiar.

Uno de sus primero salvatajes oficiales y seguía con el pie derecho. ¡A ver que decía el mundo de todo ello!

El titulo de "El Planeta" decía lo siguiente:

"JOVEN SUPERMAN SALVA BARCO Y TRIPULACIÓN DE UNA MUERTE SEGURA"

Thomas lo leyó en el puesto de periódicos ubicado en la esquina de la avenida cercana al gran diario metropolitano no sin cierto orgullo personal. Iba de civil en ésta ocasión: al igual que su padre, había mantenido la tradición de disfrazar su aspecto "humano". A ojos del publico, Thomas Kent era un joven de cabello negro peinado hacia atrás y gruesas gafas sobre su rostro. Nada fuera de lo ordinario. Igualito al difunto señor Kent, comentarían algunos.

Por si las dudas, Tom decidió que para completar el disfraz y parecer un tipo totalmente diferente a su alter-ego superheroico, tenía que cambiar de carácter. Por eso muy a su pesar, para todos a parte de ser el hijo de dos grandes y recordados periodistas, Thomas Kent también era un muchacho algo torpe y despistado.

"Es por un bien mayor", se repetía, mientras caminaba en dirección a su trabajo. "Nadie tiene que sospechar que a parte de ser hijo de Clark Kent, también lo soy de Superman. Todos tienen que mirar y ver algo perfectamente normal… perfectamente predecible. Algo humano".

Suspiró y entró en el edificio de WGBS-TV, la importante cadena de noticias por televisión. Como su padre, Tom se dedicó al periodismo pero quiso el destino que con un rumbo diferente. En vez del periodismo grafico, lo suyo fue el de televisión; trabajaba en la división de noticias de la WGBS.

Era un trabajo duro pero bien remunerado. Su patrón, Vincent Edge, le tenía gran estima. Era mucho viniendo de un tipo al que apodaban "La Cobra Sonriente" de los medios de comunicación. Y también teniendo en cuenta que se trataba del padre del tristemente celebre gangster Morgan Edge, un viejo enemigo del Superman original.

Tom no podía culpar al Sr. Edge por la vida criminal de su hijo. Lo cierto era que con él, el acaudalado magnate de la televisión se portaba de mil maravillas. Conoció a sus padres y los tenia en muy alta estima. Muchos afirmaban que fue por eso que le dio el puesto en el noticiero de la noche, en el horario prime-time de la cadena.

Apenas entró en la redacción, Steve Lombard, el comentarista deportivo, lo recibió con uno de sus acostumbrados pases sorpresa de balón de Rugby.

-¡Atájala, Kent! – dijo y le tiró la pelota. Tom la recibió parándola con el pecho pero se encogió fingiendo un dolor que no sentía por el súbito golpe recibido – ¡Cielos, Tom! ¡Eres una manteca!

-Lo mío no es el deporte, Steve, je – se disculpó torpemente, devolviéndole el balón. Se acomodó las gafas y se dirigió a su escritorio. Para su desgracia el ex rugbier no había acabado con él.

-El lunes tenemos un partido con los muchachos. Es una pena que seas un desastre, Kent. Te invitaría, pero no me imagino para qué.

-Que lastima, Steve. Será en otra ocasión – Tom forzó una sonrisa y trató de concentrarse en otra cosa. Había veces en que deseaba mandar todo a la mierda y darle una buena paliza a ese fanfarrón engreído.

-Deberías plantearte seriamente hacer deportes – insistió Lombard, pesado como una mula de carga – Eres joven y es una pena que ese delgaducho físico tuyo se eche a perder por simple comodidad. Como siempre digo: en ésta vida hay que ser menos vago y más activo. ¿Lo captas?

-Lo tendré en cuenta, Steve. Si me disculpas…

-A tu edad, yo todavía era un as de los deportes. ¡Cielos! ¡Hubiera podido ser un campeón consagrado si no me hubiera retirado para abocarme puramente el periodismo!

-Todavía estas a tiempo, Steve. Haznos un favor y jubílate, ¿quieres? – le dijo un hombre rubio, acercándose, taza de café en mano.

Lombard lo miró con cara de pocos amigos. El otro no se amedrentó. Le sostuvo la mirada.

-¿Quién te dio vela en éste entierro, Ross? ¡No hablaba contigo!

-Tu apestoso aliento a cerveza rancia y se huele a kilómetros de distancia, Steve. Esfúmate. Deja a Tom en paz.

-Y si no quiero, ¿Qué me vas a hacer, chico bonito?

-Cuidado, Steve. Eso de "chico bonito" sonó muy gay – se burló el otro. Lombard se puso rojo. Tom se veía venir un lío tremendo. Era increíble como Pete le hacia frente a ese cuarentón de gran tamaño, cuyos brazos y manos podrían derribarlo fácilmente.

Pese a todo, la cosa no llegó a mayores. Lombard se desinfló como un balón pinchado y se marchó con el rabo entre las piernas, mascullando insultos.

-¿Estás bien, Tom? – le preguntó el rubio – ¿Te fastidió mucho?

-Oh, lo usual. Gracias por la ayuda, Pete.

-No hay de qué. Para algo están los amigos – le sonrió, tomó un sorbo de café y se marchó a su escritorio.

Pete Ross tenia el porte de un galán de telenovelas. Alto y rubio, conducía el noticiero de la noche. El Sr. Edge lo había elegido personalmente para ese puesto. Según solía decir a sus más íntimos y allegados, Pete tenia fascinada a la teleplatea femenina y eso disparaba altos niveles de audiencia.

De todo el staff de la WGBS, si Tom tenía un amigo, ese era Pete Ross. Siempre que podía, lo ayudaba con casi cualquier cosa.

La otra gran amistad de Thomas se encontraba justo en ese momento sentada chequeando e mails en el escritorio frente al suyo. Su nombre era Chloe Sullivan y su área eran las noticias fantásticas. Todo lo raro, bizarro y extraordinario que ocurriera en el mundo era de sumo interés para ella. Tom la observó durante un momento; era rubia, bonita y amable, y tenía un gran corazón. Apenas comenzó él a trabajar para WGBS, la chica le había dado la bienvenida como si lo conociera de toda la vida.

-Vieron un ángel en Indonesia – le comentó. Tom pestañeó. Le estaba hablando a él.

-¿Eh? ¿Qué? ¿Cómo es eso?

Chloe sonrió. Volvió el monitor de su PC para que pudiera ver el video que le habían enviado adjunto por mail. Thomas vio una especie de borrón luminoso apareciendo y desapareciendo de lo que parecía ser un centro comercial.

-Es una filmación de una cámara de seguridad – le explicó ella – Mis contactos me lo mandaron para chequearlo. A lo mejor sirve para el noticiero. ¿Qué opinas?

-Ah… bueno… - Tom miró a la imagen concentrado – Creo que es trucado, Chloe. Si te fijas bien, esa cosa no proyecta luz en el piso… se supone que si está hecho todo de luz, debería iluminar también todo su entorno y ya ves que eso no lo hace.

-Es cierto – Chloe suspiró, decepcionada – Gracias, Tom. Nos ahorramos el papelón de poner esto al aire. El Sr. Edge me hubiera matado – rió y le dio vuelta a su monitor hacia ella – Menos mal que todavía tenemos al nuevo Superman para noticias fantásticas reales. Aunque sigo preguntándome si será verdad lo que comentan por ahí y que es hijo del anterior, el original.

Tom guardó silencio. No pensaba decir nada al respecto. Justo en ese instante el amor de su vida entró en la redacción…

Se llamaba Lana Lang. Era hija de padre americano y madre oriental, una mezcla que dio origen a una persona muy hermosa como ella. Conducía el noticiero junto a Pete, y hacía rato que había cautivado el corazón de Thomas.

-Hola chicos – saludó, acercándoseles – ¿Qué hay de nuevo?

-Hola, Lana – la saludó Chloe – Lo usual. Malas noticias por todo el mundo. Metrópolis no es la excepción.

-Hey, Lana… ¿Qué tal si te invito a cenar ésta noche? – dijo Lombard desde su escritorio. Estaba reclinado en su silla con los pies encima de la mesa y el balón de Rugby todavía en sus manos. Miraba a la chica con un no disimulado y lascivo deseo.

-Piérdete, Lombard – Lana ni lo miró – Serias el ultimo hombre en la Tierra con quien saldría. Y creo que ni aun así lo haría.

Lombard se rió estridentemente por la ocurrencia a carcajadas. Lana le dio la espalda. Lo ignoró olímpicamente.

-Que tipo tan terrible – comentó, en voz baja – A su edad, debería estar haciendo otras cosas.

-Sí, jubilándose – cuchicheó Chloe. Ambas mujeres rieron.

Tom no podía dejar de mirar embelesado a Lana. Ella se dio cuenta y le dirigió su mejor sonrisa, esa con la que derretía a toda la teleplatea masculina cada vez que presentaba las noticias.

-¿Sucede algo, Tom? – preguntó, dulcemente.

-¡Oh! ¡No, no, no! Yo estaba… er… - a toda prisa, Thomas buscó una excusa. Removió sus papeles y "por torpeza" tiró al piso una taza de café - ¡Cielos!

Fue justo en ese momento en que apareció corriendo un productor del canal, anunciando que el Sr. Edge reclamaba a Pete y a Lana para salir al aire y anunciar un cable de ultimo momento.

-¿Qué pasó? – inquirió Ross, sorprendido – Todavía es temprano. ¿Por qué adelantaron el noticiero?

-Es una noticia bomba – respondió el productor, tratando de recuperar el resuello – Exclusiva de WGBS. No puedo decir más – así como vino, se fue.

Pete apuró su café y Lana y él se marcharon. Tom se quedó mudo, al igual que media redacción. Pronto empezaron los murmullos…

-¿Qué crees que podría haber pasado? – le preguntó Chloe a Tom. Él no lo sabía.

-Seguro que es un atentado terrorista – soltó Lombard, pesimista como pocos.

-¡La boca se te haga a un lado, Steve! – Chloe tomó un teléfono. Marcó un numero y esperó – Pero por si las dudas, llamaré a mis padres para ver si están bien… solían vivir en el área de Nueva Jersey, pero después del ultimo atentado a Nueva York hace años, como muchos, se mudaron a Metrópolis.3

Tom no supo que decir al respecto. Tenía una corazonada y no era justamente sobre un buen presagio. Aguardó a que la noticia saliera al aire para opinar.


La maquilladora terminó de hacerle unos retoques faciales a Pete cuando el productor del estudio de TV anuncio que en cinco salían al aire.

El periodista tragó saliva. Miró a la cámara con seriedad. A su lado, Lana puso la misma expresión.

Una luz roja se encendió. Pete inició su alocución:

-Buenas tardes. Ésta es una edición especial de "WGBS Informa", trayéndoles en exclusiva un cable de último momento… – leyó sus papeles. Palideció. A su lado, Lana carraspeó. Lo miró con preocupación – Noticia de último momento: al parecer han profanado la tumba de Superman y se han robado su cuerpo.

Pete empezó a sudar. Echó un vistazo fuera de cámara. Su productor lo animó a seguir.

-Por increíble que parezca, alguien se ha robado de su tumba el cuerpo de Superman…

Tom había oído suficiente.

Sin que nadie lo notara, se escabulló de la redacción de noticias y en las escaleras de emergencia cambió sus ropas de calle por el traje azul y rojo. Convertido en el nuevo Superman, alzó vuelo por Metrópolis hacia el cementerio principal.

Allí se elevaba, en el centro, un gran mausoleo blanco que había sido erigido en memoria de su padre. Una "S" tallada en una loza de mármol indicaba que quien ahí yacía había sido el superhéroe más grande de todos los tiempos.

La cripta – devenida en santuario por obra de la gente que solía visitarla, dejando ofrendas florales, cartas, fotos y velas – estaba rodeada de policías.

Tom no necesitó entrar en ella para inspeccionarla. Con la ayuda de sus rayos X revisó hasta el último rincón, comprobando la cruda realidad: el cajón estaba vacío.

¡Alguien se había robado el cuerpo de su padre!


Notas

1 En español, el nombre de "Doomsday" ha sido traducido siempre como "Juicio Final". He ahí el motivo de tal afirmación.

2 Thomas Kent debutó como personaje en mi Fanfiction "Superman: La Semilla del Mal". Para más datos sobre él, consulten ese relato.

3 Chloe hace aquí referencia no a lo de las Torres Gemelas, sino al atentado ficticio que N.Y sufrió en mi Fanfiction "Superman: 666". Sugiero al lector consultarlo para obtener más datos del mismo.