Géneros: Romance/Drama.
Autor: SamMeiTukusama.
Pareja: SasuHina [Yuri]
Advertencias:
―Universo alternativo.
―Yuri sexual e explícito.
―Lemon.
―Lenguaje vulgar u ofensivo.
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Naruto no me pertenece, si no al gran Masashi Kishimoto.
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:*: ~ Noche silenciosa ~ :*:
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Era como una sobredosis, las manos en su piel recorriéndola y fundiéndose en un sentimiento de placer enloqueciendo cada parte de su alma. Quería olvidarse de sus ideales y sentirse por primera vez amada; y no importaba que una mujer le brindará todo lo que necesitará. Un mundo perfecto en una noche silenciosa.
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Para poder conocerla, primero tuve que conocerme a mí misma.
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Hacía mucho que había sentido esa soledad inexplicable rondando en su pecho, como un estruje de dolor que le indicaba que seguía vivo y sin ningún tipo de resentimiento al estar dentro. Quería sentirse bien en esa abrigada de suéteres en todo su cuerpo, dándole confort y calidez el solo rozar su aliento a las manos enguantadas de lana oscura. Alzo la mirada al cielo encontrándose con los grandes picos de los edificios de Tokio, pensando que estas eran casi iguales a la gran torre Eiffel o como montañas difíciles de alcanzar, pero rápidamente frunció el ceño para desviar la mirada al suelo.
Hace unos minutos atrás, había sonreído con radiante energía y rebosante de emoción al salir de casa acompañada por su adorado primo, que había entrado inmediatamente a un puesto de ropa deportiva dejándola ahí; de pie en medio de todas las personas que la rodeaban por completo.
Suspiro cerrando los ojos y cruzándose de brazos, escondiendo sus labios en la bufanda recordando la repentina llamada de su padre.
Neji pensaba que era tonta… Pero realmente no lo era.
Sabía que la acompañaba solo para vigilarla, no por algo su padre lo había llamado al estudio después de salir con montones de prendas en el cuerpo para darle la bienvenida al congelante clima invernal. Tramaba algo, ese olor a malicia se encontraba en el aire.
Hacía tiempo que había cumplido 18 años de edad, su último año en la preparatoria se estaba acercando a pasos agigantados y enormes, cabe decir que solo era una única vez que sentía esas ganas irremediables de mandar todo a la basura y huir de la casa por tanta exigencia de su padre. Más había un problema diligente que no se podía cambiar.
Ella no podía escaparse de casa… No cuando su hermana de 13 años la mantuviera atada a esa mansión llena de envidia y egoísmo que resaltaba en el aire. Podían pensar las personas que estaba delirando, pero era lo contrario; ella veía más allá de las cosas.
Reacciono en un instante al ver como su primo ya no estaba en la tienda, se dio una media vuelta, hasta girarse completa llena de nerviosismo. Apretó con fuerza las mangas de su chaqueta pensando lo peor. No era la primera vez que se perdía, pero era delirante y traumático aquellas veces que lo hacía. Aun recordaba cuando su madre la llevaba de la mano al centro comercial, y se había perdido en el área de juguetes al separase de ella. Miles de imágenes se hicieron en su cabeza, pensando que se quedaría ahí para siempre. Por suerte había llegado milagrosamente a la recepción haciendo que llamarán a su mamá por alta voz para recogerla.
Pero esta vez era distinto.
Debía de afrontar ese miedo… De que serviría pedir ayuda en medio de esa gente que muy poco le importaban sus problemas.
Al volver a darse vuelta se encontró con lo que estaba buscando todo este tiempo. Neji parecía calmado, con una ceja alzada pensando que realmente no importaba su pequeña desaparición de cinco segundos. Probablemente ella estaba loca, aun no lo pensaba, pero cabía la posibilidad de que así fuera.
Suspiro de alivio tocando la parte de su corazón, dando por el hecho que el susto se había ido.
No volvería a separarse de su primo… Nunca.
Escucho unas voces detrás de ella mordiéndose el labio inferior. Probablemente vieron la pequeña escena de terror que hizo, pues daba vueltas como loca y su expresión era de auténtico horror. Hace unos momentos atrás las había visto reírse, y no era exactamente moral lo que estaban haciendo. Más estaba más concentrada en la búsqueda de su primo que de cualquier habladuría.
Las escuchaba a la perfección. Ya era común que la estuviesen llenando de palabras venenosas a sus espaldas, diciendo hasta lo más estúpido y fuera de lo real. Pero todo era distinto… Esas palabras eran llenas de pura humillación y envidia. Diciendo lo tonta que se ve con ese abrigo, y lo muy débil de pensamiento por pensar en perderse cuando todo este tiempo había tenido a Neji detrás suyo.
No quería seguir escuchando eso, por eso desvió la mirada completamente fuera de sí. Con un punto muerto tratando de tapar sus oídos silenciosamente para nunca volver escuchar.
―Hinata–sama ―Había llamado Neji, que también escuchaba esa conversación. Entrecerraba los ojos con recelo y molestia, pensando en lo muy notorias que eran al querer verse tan discretas―, si quiere podemos irnos.
―N-no… está bien ―susurró apretando con más fuerza las mangas―. T-te he tra-traído aquí po-por que que-quería salir… Hay que ter-terminar esto como se de-debe.
Hinata se sentía pésima al verse tartamudear. Hacía tanto que no lo hacía, y era horrible volver a esa vieja costumbre. Cuando se sentía intimidada, nerviosa y asustadiza se volvía así de repente. Se conocía perfectamente, era su cuerpo, y sabía cuándo iba a tartamudear, pero era inevitable que lo hiciera; mientras más quería evitar trabar sus palabras, más se le enredaba la lengua.
Su primo asintió comenzando a caminar junto con ella de forma apresurada para escaparse de las risas inquietantes y poco discretas de las chicas que hablaban de ella como un saco el cuál divertirse. Neji tenía el entrecejo arrugado molesto, soltando un gruñido al pasar una esquina y bufar a lo bajo. Hinata aún mantenía su mirar abajo, pensando si realmente se veía así como decían esas muchachas.
―Es tan tonta, sentirse perdida cuando solo el novio dio la vuelta por otro lado.
―Mírala, no tiene gracia, ni siquiera sensualidad.
―Déjala ser ingenua, seguro así con más fácil juegan con ella.
―La envidio… Tiene a un bombón a su lado solo para hacerlo feo cuando esta con ella. Detesto a las chicas así.
―Tienes razón, usan su ingenuidad para engatusar a los chicos guapos. Las más tranquilas e inocentes son como víboras, no debemos de confiar en ese tipo de chicas. Simplemente debemos exterminarlas, es lo menos que se merecen.
Suspiro con fuerza recordando línea por línea todo lo que habían dicho. Habían pensado que Neji era su novio… ¿Qué acaso no tenían ojos? ¡Eran primos! Parecidos por completo por su cabello largo y mirar perlado. Dignos del Clan Hyuga. Aquello lo pensaba ella, pero Neji lo decía en murmullos haciendo muecas de enojo el solo recordar a ese grupo de jovencitas que solo pensaban en criticar a las personas con solo verlas.
Por lo menos lo que ellas dijeron era lo menos ofensivo que le habían dicho. El mismo Clan hablaba mal de ella, y aunque se sintiera incomoda, se había acostumbrado a siempre recibir críticas en donde estuviera.
Neji había apresurado el paso por la irritación olvidándose que la acompañaba. Quiso llamarle, pero al momento unas personas acapararon su vista por completo. Había muchos chicos, y en ellos todos parecían rodear a alguien. Dentro había unas jóvenes, que hablaban y exclamaban cosas como si estuvieran hablando animadamente. Cuando al ver como se disipaba el grupo por las personas que caminaban del lado contrario y quedarse en medio camino, se encontró con una persona en común en medio de ellas.
Tenía sus manos en los bolsillos de su chaqueta negra cuello doble ―y aceptándolo, se veía extrañamente bien con eso―, caminando serenamente ignorando olímpicamente a las personas que le hablaban. Hinata cuando vio a esa persona se sorprendió por tal atención que mostraba. Los chicos casi se postraban por ella, y las chicas parecían perseguirla como un panal.
Era muy atractiva; no lo dudaba. Cabello largo azabache que radiaba entre la blancura de su piel pálida, amarrado con una coleta que daba visión a sus orejas rojas por el frío y la sensibilidad, pero apartado de la nuca que escondía receloso su cuello descubierto. Alta, no como su primo, pero lo suficiente para alcanzarla y tener cinco centímetros de diferencia. Lo que resaltaban eran sus labios regordetes, con un brillo humectante para evitar sequedad, pero bien complacidos por su color rosáceo natural y con el flequillo escondía toda su frente y sus ojos dejando una pequeña división entre la nariz.
La miro sin parpadear, pensando si ella sería blanco de críticas como su persona. Pero al ver todo ese grupo de personas se daba cuenta que era lo contrario. Esa chica, era blanco de alabanzas.
Tenía envidia, nunca hablarían de ella de esa forma. Siempre era para humillarla y hacerla sentir menos. ¿Acaso esa chica no se sentiría excluida en algo?
Iba a darse vuelta, desviando su mirada de ella. Pero no dudo en volverla nuevamente a esa figura.
Su sentido de la moda era casual, pero parecía alguien cool y con estilo por esos jeans militares oscuros ajustados resaltando sus piernas con botas largas de tacón grueso que llegaba hasta por debajo de sus rodillas. Había visto de soslayo esa camiseta blanca que resaltaba su busto. Los audífonos los tenía puestos, el cable colgaba hasta perderse en el interior de su chaqueta… Todo de ella llamaba prácticamente la atención. ¿Quién no se sentiría atraído de esa forma? ¿Se daría cuenta que alguien como su persona le mirara?
Era como un llamado mental, pues en ese instante ella miro hacia su posición. Eran ojos oscuros, redondos como dos perlas genuinas pero negras a su totalidad. Vacías y misteriosas que atraparon cada parte de su cuerpo. Se había detenido para verla, mirándose fijamente, intercambiando miradas sin ningún pulcro de detalle.
Se perdió en ella, sintiendo sus piernas temblar y no precisamente por el frío. Entreabrió sus labios por la sorpresa, y alzo ambas cejas curiosa. Tenía sus mejillas bañadas de un color carmín, pero no exactamente por la acción de la brisa que llegaba hasta su cuello, estaba segura de que era por ella. Y se sentía tonta del solo pensarlo.
Ella también entreabrió sus labios, como si las dos se comunicaran entre esos belfos disimuladamente. Y era caótico, pues era imposible que pasará por lo menos un mensaje entre ellas. No se conocían, y era la primera vez que la había visto. Se sentía extraño, pues era tranquila con esa belleza sofisticada, comparada con ella, se veía como una mujer sencilla y sin gracia.
Estaba concentrada, perdiendo la noción del tiempo, pero sentía los golpes en sus hombros por quedarse en medio camino. Con esa chica era igual, pues todos se abalanzaron ante ella para conversar todos a la vez hasta hacer una mueca molesta en su rostro por el ruido detrás de sus audífonos. Era doloroso, y aun así no le importaba, pues la visión era hinoptizante y preciosa. Llevó un mechón detrás de su oreja al impedir la vista entre esa comunicación visual y pacífica. No obstante, un llamado desorbitado hizo que se rompiera el contacto.
―¡Hinata–sama!
―Neji–Niisan…
Se había apoyado en sus rodillas, aspirando y soltando aire con fuerza. Se veía cansado, y el aire que soltaba de sus belfos llenos de humo se reflejaba por completo. Después de un momento y con Neji con el dedo alzado pidiendo espera, se incorporó.
―Pensé que se había perdido ―Aun tenía la respiración agitada, e intuía que la garganta seca.
―Y-yo… ―Comenzó a decir con su típico sonrojo en las mejillas―. Ibas tan deprisa que no pude alcanzarte ―susurro a lo último jugando con sus dedos.
Neji suspiro cruzándose de brazos rendido.
―Bien, creo que hemos pasado por muchas emociones el día de hoy, ¿No cree? ―Hinata asintió―. ¿Podemos irnos? Si usted lo desea.
Hinata miro a un lado, esperando encontrarse con la chica atractiva de hace un rato. Se había ido el encanto, pues ella ya no estaba y todo el lugar se volvió en silencio, a pesar de todo el sonido de las llantas trotando en la carretera y las pláticas de las personas rebosantes de energía. Volvió a mirar a Neji, que también miraba a su dirección, para después corresponderle.
―Uhmm… Sí, vamos a casa ―Respondió con una sonrisa dulce en sus labios.
Neji asintió sacando el celular de su bolsillo y marcar un número para después llevarlo al oído.
La chica de pelo azulino miraba al otro lado de la carretera, pensando en aquella joven que vio en aquella banqueta de concreto.
Era una muñeca… Pero vacía.
Quería saber porque tenía ese vacío en su interior. Su curiosidad comenzaba a matarla, y estaba segura que no aguantaría hasta regresar a casa.
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―Hinata.
Hinata abrió los ojos con saltando levemente de su asiento mirando alrededor. Alzo su perlado mirar para encontrarse con unos ojos verdes. Se sonrojo bajando el mirar.
―S-Sakura–san…
―Has estado muy despistada el día de hoy… Además, tienes bolsas en tus ojos ¿Pasa algo?
Ella negó con los parpados cerrados con fuerza.
―¡N-no! Es solo que he estado estudiando más tarde de lo usual, nada de qué preocuparse.
Sakura asintió no muy convencida para después sentarse en la silla delante de ella. Tenía una mueca triste adornada en su rostro que la hacía ver malhumorada. No eran muy amigas, pero si lo suficiente para preocuparse la una a la otra. Ino se encargaba de los asuntos de su amiga pelirosa, y Tenten de los suyos que podía leerla inmediatamente con una mirada.
Pero eso no evitó preguntarle su sufrimiento mental y profundo.
―¿Se encuentra bien Sakura–san?
La aludida parpadeo constantemente para sonreír nerviosa rascándose la cabeza. Gesto importante pues no se comportaba así. La miraba dubitativa, entre decirle o no, pero al final le sonrió desganada, rindiéndose para por fin soltar todo lo que le atormentaba.
―Es que… La persona que me gusta… El... ¡No!... Ella ―Comenzó muy nerviosa, que sus mismas palabras eran inentendibles.
―¿Sí?... ―Trató de alentar tranquila haciendo que esta suspirara rendida.
―Me ignora.
Había aclarado todo lo que había dicho en esa simple frase. Hinata sonrió con ternura al ver a su amiga sonrojada a niveles extremos y esconder su rostro entre sus brazos. Era linda, realmente lo era.
―¿Has tratado de hablar con esa persona?
―Sí… Pero me trata como a las demás. Piensa que estoy loca ―Tenía los humores muy bajos, y eso la hacía sonreír con más intensidad ante una posible ayuda consejera.
―Sakura–san, yo pienso que eres muy linda. Seguro que se dará cuenta de tus sentimientos y los podrá apreciar de buena manera.
La pelirosada le miro desde sus brazos que escondía parte de su rostro. Estaba roja de las orejas, hablando de la persona que lograba hacerla sentir tan enamorada y tonta a su alrededor. Hinata se preguntaba como sentiría enamorarse. Era obvio que te daba una satisfacción placentera que te hacía olvidar como doler ese sentimiento. Ella nunca había sentido eso, y esperaba pronto sentirlo pues sabía que un chico llegaría a colarse a su corazón.
Estaba segura de lo que había dicho. Probablemente Sakura no le haya creído, pero era verdad. No era una belleza exagerada como Ino, y no era tan sencilla como ella o Tenten. Era bonita a su manera, y sí que lo era por ser tan especial.
Sakura suspiro para después erguirse.
―Tengo que enseñarte a esa persona… ―Se veía apagada, mirando el suelo.
Hinata parpadeo confundida, asintiendo con lentitud.
La cogió de la mano levantándola de su lugar. Hinata era guiada hasta la puerta corrediza y salir de su aula. El pasillo estaba lleno de personas que hablaban animadamente entre ellas. Todavía estaban en clases, la hora del almuerzo no comenzaba pero eso no podía negar la libertad de los estudiantes explorar la puerta y avisar a sus compañero de la llegada de su profesor. Para la suerte de su aula es que Kakashi llegaba tarde a tal punto que solo daba 10 minutos de clase.
Había caminado tan deprisa que las personas comenzaban a desaparecer. Sin embargo, el detener de su compañera se volvió sorpresivo que alzo las cejas con curiosidad. Sakura tenía los labios entreabiertos respirando con anormalidad, aún tenía la punta de sus orejas rojas e intuía que las mejillas las tenía como dos tomates maduros.
Cuando estaba a punto de hablar, lo único que salió de sus labios fue un quejido de dolor y una punzada molesta en su hombro. Miro a su lado al ver como una persona estaba deteniéndose frente a ella con los ojos como dos dagas furiosas apuntando su cuerpo con irritación. No obstante, sus ojos perlas se abrieron en par.
Tenía el cabello igual que antes, la misma postura y figura. Pero ahora había una diferencia muy grande.
El uniforme escolar resaltaba muy bien su figura femenina, la falda corta resaltaba sus piernas blancas raramente largas. La estatura la superaba, todo lo que supuso de ella era cierto; esa mirada vacía y personalidad misteriosa. No dudo en quedarse en shock evitando mirarla a los ojos nuevamente. Sintió su mirada a ella mucho más tranquila, eso hizo su corazón saltar. Pero escucho un bufido a lo alto al apretar con fuerza la mano de su amiga tratando de encontrar seguridad.
Cerro los ojos con fuerza con la cabeza gacha, sintiendo sus piernas flaquear. Escucho los pasos de esa chica caminar y luego perderse entre la multitud de bullicio y pisadas notorias. Pensó en caer al suelo por la tensión, pero la que cayó no fue ella, si no su pelirosa amiga que temblaba con el corazón en un puño.
Hinata se inclinó hacia ella preocupada, pero después se sorprendió entreabriendo los labios y alzando las cejas.
―Es ella ―susurró, llamando su atención por completo―, la persona que me gusta… ―Hubo silencio, pues Hinata no dudo en abrir más los ojos entendiendo las palabras
―¿S-Sakura–san?
Mordía con fuerza su labio, y parecía explotar por lo muy roja que se encontraba. Pero la sonrisa que tenía en su rostro la preocupaba.
―La persona que me gusta… Uchiha Sasuko.
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Estaba así hace un tiempo, pensando en todo lo posible en la situación. El maestro le daba la espalda, pero estaba frente a sus ojos explicando un tema sumamente difícil de lo cuál debía aprenderse y no dejar pasar. Ergo, el tema delicado de su amiga le hizo pensar muchas cosas.
Sintió un golpeteo a lado de un lápiz, se giró a ver a Sakura que no le quitaba los ojos de encima con una sonrisa cómplice llena de pena.
Hinata miró al suelo avergonzada. Jamás había escuchado a alguien de sus amigas o compañeras hablando de amor con alguien de su mismo sexo. Pero lo que se preguntaba era… ¿Qué es lo que paso para que Sakura cayera enamorada de otra mujer? Ella no era enamoradiza, siempre se enamoraba por los corazones de las personas; así que lo que acababa de decirle no era una broma.
Había escuchado maravillas de esa chica. ¿Acaso se sentiría bien enamorarse de su mismo sexo? Estaba segura de que sería criticada más por la sociedad al verla con una mujer tomadas de la mano y dándose cariñitos en medio de todos. De solo pensarlo la apenaba, pues ella se imaginaba con un hombre alto y alegre que la hiciera reír y la acompañara a todas partes protegiéndola de su familia.
Como deseaba con fervor ese príncipe azul.
Miro la ventana pensativa, observando el jardín manteniendo su pena en los ojos. No quería seguir pensando en aquella muchacha que se encontró en el centro, ni mucho menos pensar en esa atracción que tenía el género general hacia ella. Estaba confundida y nerviosa, jamás pensando que alguien así sería capaz de hacer que una mujer ―pero que había deducido que muchas más― se enamoren de ella. ¿Qué tendría de especial? Era alguien con estilo, con un aura de misterio y un atractivo enorme con esos ojos negros que te comían completa.
Bien, estaba un poco asombrada por esa belleza, y admitía que cuando la miraba se ponía nerviosa hasta temblarle las piernas, pero a decirse enamorada como Sakura ―o como las demás― jamás. Porque a ella le atraían los hombres, y nunca se sentiría atraída a esa mujer.
La chicharra sonó aturdiendo sus oídos. Nunca le gusto ese sonar, pues este se encontraba muy cerca de su salón. Suspiro cansada llevando una mano en su frente agotada y frustrada ante la tensión del pensar nuevamente. Después se encontró a si misma meditando en cosas que no debían de importarle, Sakura quería amar, y eso era lo único que importaba.
Miro nuevamente al pupitre de su amiga, pero esta ya no estaba. Se giró levantándose sintiéndose aliviada. Tenía suficiente con enterarse que Sakura no era closetera, y que no le importaba mostrar su preferencia sexual.
Hace unos minutos atrás habían tenido una plática, y según le había contado, Sakura ya se encontraba enamorada de esa muchacha desde que la conoció. Dice ella que nunca lo supo, hasta pensaba que eso que sentía era admiración, pero cuando se enteró de sí misma sobre sus verdaderos sentimientos, no dudo en acercarse a la chica que le robaba el aliento para convertirse en amigas, o si fuera el caso, en algo más ―pues ya era un poco común el amor entre mujeres―.
Pero algo sucedió:
Uchiha Sasuko no quería ver a Sakura ni en pintura.
La razón:
Ni ella misma lo sabía.
Se encontraba cerca del jardín donde antes sus ojos se habían cruzado a esas hermosas flores que inquietaban todo su cuerpo con emoción. Le hubiese gustado que la acompañara Ino; sabía todo sobre plantas y jardines, y su sabiduría le habría ayudado mucho. No por nada la chica rubia tenía padres que trabajaban en su negocio de florería.
Se inquietó un poco al encontrarse a un chico rubio sentado en una banca. Tenía la piel bronceada, con las mejillas rasgadas como una sonrisa adornada en sus labios y una blancura increíble en su dentadura. Reía con fuerza, con su frente a lo alto y lagrimillas en sus ojos al tanta gracia que le hacía. Tenía los ojos cerrados, pero cuando los abrió, se encontró con un hermoso color azul reflejando la tarde de un cielo despejado lleno de nubes blancas.
Trago grueso al ver como sobresalían unas piernas largas y desnudas entrelazadas de los pies y extendidas en una pose de descanso. Su coleta llamaba la atención, y la risa de su acompañante no sobraba en esa situación quejosa en la que se encontraba. No le veía el rostro, más bien, el cuerpo masculino de su acompañante era el que le impedía ver la parte de su cuerpo femenino.
Y entonces recordó lo que le dijo una vez Sakura al decirle todo sobre Uchiha Sasuko.
―Sasuko–san tiene novio…
"Entonces ese chico es su pareja…"
Bajo la mirada entrecerrando los ojos y apretando fuertemente su pecho. Se sentía mal por su amiga, los sueños que había tenido se habían borrado de su existencia hasta desaparecerse por completo. No le gustaría decirle a Sakura lo mucho que lo sentía pues se había encontrado el novio de la persona que le gustaba.
Se tragó un suspiro para dar media vuelta, pero después de sentir un paso dar a la tierra, una voz curiosa la hizo detenerse como estatua.
―¿Ohm? Oye, ¿Quién eres tú?
Se sonrojo tanto que sintió su rostro arder. El chico rubio la había llamado, y no solo eso, Uchiha Sasuko estaba mirando a su dirección. ¡Qué vergüenza! No le miraría ni la cara, la pequeña pena que le tenía se vendría abajo hasta desmayarla. Se volteó rígida mirando el suelo con el labio temblándole. Si le habían dicho que era alguien sumisa y débil; esa era la imagen perfecta para confirmarlo.
―Y-y-yo…
―¿Acaso estabas espiando? ―El chico alzo una ceja con una mueca graciosa en sus labios, pero eso intimido a Hinata, cuando realmente no debía de sentirse así.
Negó con fuerza meneando sus manos al nivel del rostro.
―¡N-no! ¡Y-yo solo es-estaba-!
―Es broma ―El rubio sonrió.
Una risa estruendosa se escuchó hasta sus tímpanos. Había dado un paso atrás por la risa de este, pero después dio otro ante el miedo de escuchar un golpe seco de un cuerpo cayéndose. Miro al rubio en el suelo con un chipote en la cabeza.
―Eres muy ruidoso, cabeza hueca.
La voz femenina de aquella chica era muy tranquila y serena. Tenía un toque elegante, pero irritante en su voz por ver a su acompañante ser tan escandaloso. Había llamado por completo su atención, ese puño a lo alto y esa ceja alzada en su rostro hacia mostrar frustración. Hinata le miró con duda y temor, y al sentir esa mirada, no dudo en corresponderle, solo que al verla tan tranquila de su rostro, percibió un tic en el ojo.
¿Le molestaba verla ahí? Si era así… ¡Con mucho gusto se iría!
Nuevamente se iba a dar vuelta para irse, pero otra vez la detuvieron. Solo que no fue el chico, si no a la persona que quería evitar ver a los ojos por cuarta vez en el día.
―Oye tú, espera ―Su voz ahora sonaba más tranquila, y la sintió de espaldas caminar hacia ella con una pose tranquila y recta―. Eres Hyuga Hinata, ¿Cierto?
Hinata se volteó con timidez mirando el suelo para evitar cruzar miradas. Y lo logró, pero percibió una mirada curiosa por parte del supuesto chico que pensaba que era su pareja. Más no se veía como una, hipotéticamente.
Asintió, apretando fuertemente sus manos que estaban a nivel de su pecho.
―Sasuko, ¿La conoces?
El rubio se había levantado y ahora estaba sentado mirándolas a las dos. Sasuko asintió.
―Mi familia tiene negocios con la suya, nada que un idiota como tú entendería.
―¡Hey!
―Silencio tonto ―dijo alzando una mano desde atrás haciendo que se silenciera, pero con una vena gigante en la cabeza, no dudo más que en callar―. Pensé que serías mucho más interesante en persona. Pero por lo que veo, no tienes nada de lo que presumir.
Apretó con fuerza sus manos agachando más su rostro, esas palabras venenosas le dolían, y más viniendo de una persona ajena como Sasuko. No la conocía, pero suponía que era tan fría y grosera como nunca se lo había imaginado. No por algo Sakura se sentía tan desanimada cuando ella tenía el corazón de hierro.
―Grosera ―Masculló el masculino desde abajo.
―¿Estás aquí por Haruno?
La pregunta la sorprendió tanto que la miro directamente a los ojos sin pudor. La había atrapado con solo verla. Se negó con fuerza.
―N-no.
―¿Qué eres de ella?
Entonces… ¿A Uchiha Sasuko le interesa Sakura?
―S-su amiga.
Sasuko llevo sus ojos al suelo meditando algo, obteniendo un silencio pulcro en el ambiente. El chico camino hasta ella y movió la mano a nivel de sus ojos. No obtuvo respuesta, o mejor dicho; un golpe.
―Así se pone cuando piensa ―Aclaró con una sonrisa.
―Ya v-veo…
El chico de ojos azules se acercó a Hinata y se señaló a sí mismo con el pulgar.
―Soy Uzumaki Naruto, el amigo de esta mujer despechada ―Cogió la cabeza de Sasuko con toda su mano. Hinata iba a responder, pero después sello sus labios con fuerza.
En ese instante, nuevamente Naruto sufría un golpe en la cabeza.
Sasuko miro a Hinata a los ojos acercándose más acorralándola con su cuerpo. Estaba como estatua mirando cada parte de su rostro, y lamentándose internamente al estar en esa posición de piedra. El fleco de esta rozaba su mejilla hasta hacerle cosquillas, y su respiración agolpaba apenas su nariz. Estaba levemente inclinada para que la mirara con más profundidad, ¿Estaba presumiendo su estatura? ¡Era muy alta!
―¿Son amigas o… algo más?
Abrió los ojos sorprendiéndose ante esa pregunta de dos sentidos. Frunció levemente el entrecejo para después temblarle el labio.
―S-solo amigas, na-nada más.
La voz le temblaba, pero no por el miedo, si no por el enojo y ofensa que tenía sobre ella. Le habían dicho de todo, pero nunca homosexual, nunca. Y no permitiría que le dijeran así, estaría loca si se sentiría atraída por una mujer. Puede que Sakura ame a esa persona que se encontraba a su frente, pero ella era distinta, y jamás se enamoraría de alguien de su mismo sexo.
Sasuko le miraba con serenidad, la cabeza que tenía de lado se hizo derecha hasta dejar de colgar su coleta. Se fue alejando paso a paso por detrás hasta separase por completo. Se sintió aliviada el no tenerla encima de ella, le había faltado el aire.
―No sabes mentir ―dijo a lo alto sorprendiéndola―. Por eso sé que dices la verdad ―Se detuvo para mirarla directamente a los ojos―. Será mejor que no te acerques a esa chica… No me gusta verte con ella.
Hinata abrió los ojos en par al tener firmemente una respuesta sincera por parte de Sasuko. ¿No quería que se acercará a Sakura? Entonces Sasuko si se sentía atraída por su amiga. En vez de sentirse feliz, mostró ansiedad. Nunca se había sentado a hablar de mujeres que se aman entre sí, y creía mejor que no se metiera en ello.
―Sa-Sakura–san solo la mira a usted ―susurro con timidez.
―No me malinterpretes, esa chica no me interesa ―Alzo su cabeza sorprendida. ¿Entonces porque hizo todas esas preguntas? ¿La estaba molestando solo para divertirse?―. Tengo los ojos puestos en alguien más.
Si hubiese sido Sakura en ese momento se habría entristecido tanto que no volvería a aparecer en la escuela por una semana. Pero como era ella solo miro al suelo con pena y lastima pensando en su buena amiga.
Se mantuvo quieta hasta ver como los zapatos de esa chica dieron un paso atrás dando vuelta y retirándose. Movió los ojos a las flores que iba a visitar, y se quedó así, en completo silencio, sumiéndose en sus pensamientos.
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―Sasuko–chan es buena en los deportes, me gustaría que me ayudará a calentar.
―Oye, yo ya tenía pensado preguntarle.
―Están locas si creen que las aceptara, ella me ayudará a mí antes que a todas.
Hinata hizo una pequeña mueca en sus labios estirando sus piernas con dificultad. Aunque la mueca no era por el dolor del estiramiento si no por las conversaciones que a todo momento sus compañeras tenían de la Uchiha, le daba cada vez más un mal sabor de boca.
No le había dicho nada a Sakura desde que habló por primera vez con Sasuko, y pensaba no decirle nada sobre ello. Le pediría detalles, y estaba segura que no podría ocultar todo lo que sucedió ahí en esa conversación.
El único testigo era ese chico llamado Naruto, solo esperaba que no dijera nada de eso.
Y hablando del diablo, Sasuko apareció con unos pants deportivos con el color rojo resaltando en esa línea sucesoria de a lado blanca como el uniforme original. Se había dado cuenta hace unas semanas que ella no usaba el uniforme deportivo femenil, que parecía mucho más cómoda usando el uniforme varonil que este. ¡Daría todo para no usar ese mini short rojo! Las piernas se le notaban mucho, y las miradas lascivas de sus compañeros la intimidaban.
Siempre se ocultaba entre la banca ―de por sí ya era lo suficientemente invisible para que no la notaran― para que se olvidaran de que existía y no la metieran a la cancha. Pero hoy no era su día de suerte.
La habían puesto en media cancha con una posición poco prometedora donde separaba las piernas y tenía las manos juntas en forma de puño. Estaba sonrojada a morir, y estaba segura que en algún momento se desmayaría.
Sakura la había alentado, Ino parecía haberle dado un abrazo de emoción al verla por primera vez participando diciéndole que con ella ganarían, e Tenten solo exclamaba feliz lo muy emocionada que estaba. Por lo mientras, ella solo estaba creando un plan inútil sobre como escapar.
Todas parecían bestias, mirándola como si fuese un bicho raro. Se sentía temerosa el solo verlas, parecían querer comérsela. Trago grueso mirando a un lado encontrándose con el entrenador hablando con Sasuko que tenía una pose tranquila e indiferente. Al parecer no iba a jugar, y le rezaba a los cielos que realmente no la metieran porque sería la perdición de su equipo.
Exclamó asombrada y nerviosa al verse descubierta. Sasuko la miraba a los ojos, para después recorrerla lentamente a su cuerpo sin ningún pudor y regresar a las perlas que tenía llenas de miedo.
¿A qué se debía esa mirada? ¡No debía de mirarla así y burlarse! ¿Qué acaso no la ve muriendo de miedo?
Le temblaron las piernas al escuchar el sonido agudo del silbato iniciando el partido. En un segundo a otro el balón estaba en el aire y se dirigía hacia ella, pero Tenten la salvo de un golpe seguro lanzando el balón con su palma al otro lado de la red. Pensó que estaba salvada que hasta suspiro de alivio, pero después de querer darse la vuelta, el balón estrello en su espalda cayendo arriba de Ino.
Se escucharon unas risas de fondo y las quejas de su amiga peli rosada amenazándolas con decirle a la directora de su acto apropósito. Tenten corrió a atenderla al igual que el entrenador que ayudaba a levantar a la Yamanaka que se dio un golpe en la cabeza.
Intento levantarse y sintió una punzada de dolor en su tobillo al sentir lo frío de suelo. Respingó con los ojos llorosos al tocar su hueso al verlo rojo e hinchado. Nunca había sentido un dolor así en su vida, podría ser uno de esos raspones que se daba en las rodillas cuando jugaba de niña en el patio de su casa, pero esto era distinto.
Apoyándose en el hombro del entrenador alzo con dificultad la pierna dando saltitos con su pie puesto en el piso. El dolor era espantoso, hasta podía sentir pequeñas lagrimitas recorrer por sus mejillas. Llevó unos dedos para limpiarlas y sorber la nariz, se limpió en su camisa e intento caminar nuevamente, pero otra vez se detuvo para quejarse y morder su labio.
Alguien alzo su brazo para después cargar su pierna donde se lastimo. El entrenador hizo lo mismo después de ponerse a caminar apresurados rumbo a la enfermería. Sorprendida miró como Sasuko soportaba su peso para cargarla con su maestro que parecía preocupados por su torcedura. Mordió su labio ante el trote, y después de llegar y sentarla en la cama, el entrenador busco en el refrigerio una bolsa de hielo y dándosela a Sasuko que con rapidez la puso en su tobillo.
Se quejó a lo bajo mordiéndose el labio con fuerza.
―Deja de quejarte, esto no hubiera pasado si tan solo no fueras patética en el deporte.
Hinata desvió la mirada cerrando los ojos con fuerza, no solo por el dolor del esguince, si no por el comentario que hizo la Uchiha para ella.
―Uchiha, te la encargo.
La aludida asintió restándole importancia sin mirar al maestro que se retiraba llevándose igualmente una bolsa para Ino que el golpe no fue grave como se esperaba, pero si para ser tratada. Hinata sintió la incomodidad del ambiente por el silencio sepulcral del lugar. Miro el techo suspirando jugando con la sabana entre sus dedos.
Estaba incomoda, sintiendo cada vez más sus hombros tensos hasta dejarlos caer. Había sido solo un estorbo en el entrenamiento de hoy, y estaba segura que sus amigas la odiarían por hacerlas perder el tiempo. Las demás que provocaron el accidente probablemente seguían jugando… Y era terrible pensar que ellas se seguirían burlando de ella.
Suspiro dolorosamente.
Miro a la persona que le daba cuidados. Estaba concentrada poniendo el hielo de poco a tanto dándose cuenta de la hinchazón; tenía un color violeta rosáceo con tonalidades rojizas alrededor, el color era lo de menos, pero lo que veía era una bola enorme que acaparaba toda su vista hasta temblarle. No obstante, un chasqueo de lengua se escuchó llamando su atención.
Desde arriba podía ver sus parpados caídos, presumiendo sus pestañas largas y lacias oscuras que contrastaban bien con su piel blanca y cabello azabache. Esos labios regordetes cremosos y rosáceos se cerraron por la concentración hasta entrecerrar los ojos. Movió la cabeza a un lado para despejar su fleco de su frente.
Se sonrojo al verla así de cerca.
Si la veía con más detenimiento, era demasiado atractiva.
Ahora ya sabía porque las mujeres la veían como una posible conquista.
Esa forma misteriosa en su figura, atractiva en su forma de caminar y elegancia. Sobra decir de sus rasgos de mujer delgada y alta, además de que la ropa que llevaba no era muy femenina, la hacía ver como un chico con facciones de chica. La piel blanca, cuello largo y nariz refinada, labios regordetes y pestañas largas, dos ojos rasgados con unas perlas oscuras vacías. Una muñeca de porcelana con apariencia de niño.
―Si se adormece no dudes en decirme.
Trago grueso al estar consciente de que la miraba con profundidad. Meneo con disimulo la cabeza alejando todo pensamiento fuera de lugar y asintió afirmando con sus labios un "sí" comenzando con su tarea de perderse en la torcedura que tenía su tobillo.
Pareció un segundo para que su tobillo se sintiera entumido.
―S-Sasuko–san ―Llamó con timidez.
Sasuko retiró la bolsa de hielo de su tobillo para dejarse reposar y descansar un rato. Bufó levantándose y acercarse a la estantería. Hinata miró curiosa como rebuscaba cosas entre ella, dejando un regadero sin igual. Al encontrar lo que estaba buscando, se acercó a ella y desenrollo lo que estaba en su mano.
Comenzó a vendarla con delicadeza, procurándose de no lastimarla y hacerla respingar del dolor. Hinata cerró los ojos con fuerza al sentir el roce de la venda en la zona que punzaba cada cuando se movía y se mantenía latente pulsando de ardor.
Soltó un suspiro doloroso con su labio temblante abriendo lentamente los ojos. Sasuko ya no estaba sentada en la banca, si no a nivel de su rostro mirándola directamente a los ojos entrecerrándolos. Temerosa hizo su cabeza hacia atrás, pensando que muy pronto se desmayaría de la impresión. Sentía el aroma de la chica en su nariz, siendo invadida corporalmente por ella. No dudo en sonrojarse desviando su mirada.
Estaba cerca… muy cerca.
―Hyuga ―Pronunció en voz alta aturdiéndola―, comienzas a desesperarme.
Hinata trago grueso al ver como alzaba una mano con rapidez y se dirigía a su rostro. Cerró los ojos esperando el golpe, pero lo que sintió fue distinto. Una mano tocaba su mejilla, con delicadeza reafirmando sus facciones finas y perderse hasta la barbilla. Abrió poco a poco los ojos y sentirse hechizada por las perlas oscuras y burlescas de la Uchiha.
―Sa-Sasuko–san…
Sintió como su dedo pulgar se deslizaba lentamente a sus belfos, rozándolos con la punta de este. Comenzó con los dos al principio, para después acariciar al inferior y meter con lentitud la punta de su dedo pulgar al superior alzándolo ligeramente. Jugaba con lujuria con sus labios, sintiéndose extrañamente caliente en la forma en como la miraba.
Era como si la estuviese viendo hermosa.
Algo con lo que jamás la habían visto.
Sonrió al verla poseída ante el encanto, pudo ver burla en esos labios curvos.
―Pero que rápido te rindes ―dijo alzando su otra mano y acariciar la mejilla izquierda de la aludida haciéndola sonrojar―. Me pregunto si tienes alguna experiencia besando, o si tus labios son jugosos como se ven, y si tu cuerpo es tan caliente como parece.
Soltó aire con fuerza al ver como descendía la mano de Sasuko hasta su vientre y se colaba entre su camiseta sin ningún pudor. La mano de esta acariciaba desde arriba y abajo, alargando su mano hasta rozar la parte baja de su sostén. Comenzaba a faltarle aire, e hiperventilaba al sentir la humedad de su lengua caminar en su cuello hasta llegar a su mentón mordiéndolo. Se estremeció con fuerza apretando fuertemente sus piernas, pensando en la sensación que provocaba el solo sentirla tocarla.
La mano que tenía dentro salió para después alzar la camiseta a nivel de su busto, encontrándose con un sostén blanco protegiendo dos enormes senos con pezones erizados mostrándose sin vergüenza. Chilló cuando esta recorría la curva de su cintura y se detenía en su seno para apretarlo con fuerza.
―Pensé que eran grandes… Pero esto pasa por completo a mi imaginación.
¿Acaso ya la había imaginado así? ¿Teniéndola a su merced, hechizada por esos ojos que parecían comérsela viva de puro apetito sexual?
Era exasperante pero a la vez erótico de solo pensarlo.
―Tu piel es tan blanca y suave que quiero comerte de un solo bocado ―Se había acercado lo suficiente como para sentir el pecho de ella juntando el suyo con autoridad, dejándose llevar por las caricias que le propinaba―. Me encanta verte así. Tan sumisa y delicada… Hecha solo para mí.
¿Había escuchado bien? ¿La quería solo para ella? No se lo imaginaba, nada viniendo de Sasuko se lo imaginaba. Pensaba que tenía novio, que era una mujer con principios y fines, planes por el futuro como casarse y tener hijos, como cualquier mujer. Pero no de ella, ahora que la comenzaba a conocer de poco a tanto, se dio cuenta que Uchiha Sasuko no soñaba en eso.
Se estremeció cuando la lengua volvió a recorrer su cuello, haciéndose aún lado y mordiendo con firmeza. Le miraba desde donde estaba, tocando de bajo del sostén su pezón erizado, pellizcándolo y rodearlo con sus dos dedos manteniéndolo con dureza entre estos.
Hinata se tragaba cualquier sonido que quería salir de sus labios, sabía que sería vergonzoso de solo dejarlo pasar en sus labios. Por eso los cello con fuerza, permitiéndose a la tarea de reprimirse ante aquella sensación. Su clítoris gritaba por atención inmediata, y la humedad de su vagina merecía la misma atención.
La acostó en la cama y encimarse en ella. Podía sentir su pierna tocando su zona sensible, haciéndola jadear y revelándole sin decoro sus pechos y cuello impoluto, haciéndola mover la cadera con estimulo. Sasuko sonrió con malicia.
―Así que quieres un poco de atención… ―Se acercó lo suficiente para susurrarle al oído―. No te preocupes… Yo te ayudaré a llegar al paraíso divino.
Cerró los ojos con más fuerza apretando las sabanas al sentir sus pechos libres y ser tocados bruscamente por la mujer. Sasuko se acercó a ellos y sin reparo comenzó a chuparlos desde la areola y terminar al pezón mordiéndolo con firmeza. Soltó un gemido largo y profundo jadeando con fuerza tratando de escapar de aquella pierna que la masturbaba con lentitud agonizante.
Era impresionante todo lo que sucedía, y más por el sonido que dejo soltar haciéndola sellar nuevamente sus labios. No quería escucharse gemir, le daba mucha vergüenza; pero Sasuko no ayudaba en nada.
Chupaba y mordía cada pecho con fiereza, y su pierna se movía con rapidez haciéndola encorvar toda su espalda dejando salir cada sonido sucio de sus labios. Estaba a punto de llegar, su clítoris estaba hinchado y esa pierna no quería ceder.
La cogió de la espalda, cargándola cuidando de su tobillo y sentándola para poder masturbarla mejor. Hinata se aferró a la espalda de su compañera, enterrando sus uñas y sacando gritos y gemidos en su primera masturbación femenina. Estaba sonrojada, la lengua de la Uchiha seguía su trabajo en el cuello, chupando y mordiendo sin dejar marcas por discreción.
Estaba cerca, curvo más su espalda tocando los pechos de Sasuko notando los pezones duros de esta. Una ola de placer se vino en todo su cuerpo soltando aire con la vista al techo al sentirse apunto de tocar el cielo.
Sasuko entrecerró los ojos, volviendo a la lentitud del principio hasta detenerse. Miro la puerta asegurándose de no ver un intruso, pero luego corroboró que no había nadie detrás de la puerta, pero si alguien que se acercaba escuchando su voz chillona y preocupada.
Con rapidez le puso el sostén a la Hyuga, y bajo su camisa. Hinata aún seguía con la sensación del momento que con cualquier movimiento sentía una ola electrizante; pero tenía aun ese placer que la continuaba a juntar sus piernas moviéndolas y gemir a lo bajo. Sasuko la miraba desde donde estaba, la había quitado de su pierna pero la posición sumisa en la que estaba le daba las ganas de seguir con lo que empezaron.
Le cepillo su cabello con delicadeza, y sintió desde su muñeca la respiración agitada de esta. Le sonrió con perversión.
―Dejaremos esto hasta aquí Hinata ―Escucharla decir su nombre era completamente hinoptizante y sensual, cosa que le hacía darse un golpe mental al pensar eso―. Por ahora, solo imagínate como estaré encima de ti haciéndote cosas que ni una chica como tú pensaría.
Acarició su mejilla con dulzura, sintiendo aun su mano traviesa tocando su cintura definiendo su cuerva hasta la cadera.
Se levantó con rapidez al oír la perilla girarse y recargarse al muro cruzándose de brazos por ver la puerta abriéndose.
Hinata miro a un lado incorporándose con dificultad y se encontró a Sakura, Ino y TenTen caminando hacia ella con preocupación. Nadie se daba cuenta de la presencia de Sasuko, hasta que Haruno se giró y se sonrojo con fuerza jugando con sus pies.
―Sasuko–san ―Llamó con pena bajando su mirada.
―Por lo que veo ya estás muy bien acompañada Hyuga ―dijo sin tomarle atención a Sakura, y volviendo a su comportamiento frío y sereno, además de volver a las "formalidades" del apellido―. Cuida bien tu cuerpo, no queremos que se lastime otra vez, ¿verdad?
Hinata negó con fuerza viendo esa sonrisa que le dedicaba con dos de los sentidos que su mente comenzaba a divagar. Sasuko se retiró caminando y cerrando la puerta con lentitud. Sakura miraba el suelo avergonzada y por primera vez vio a Ino mostrarse decepcionada y cansada. Después miro a la peli rosada con irritación.
―¿Qué haces ahí parada? Anda corre, no quieres que se te escape, ¿o sí?
Sakura le miró incrédula para luego sonreír y correr cerrando con fuerza la puerta. Ino suspiro mucho más alto cruzándose de brazos, Tenten solo bajaba la mirada con pena y Hinata comenzaba a sentirse mal por lo que paso hace momentos atrás.
Lo que hizo no estaba nada bien.
Debía de haberla detenido en el intento.
Sentía la pena en su sangre, y lo único que hizo fue sollozar en silencio al verse en soledad.
.
.
.
―Entonces, Hinata, ¿Irás?
Hinata miro al suelo pensativa para después alzar su mirar perlado.
―Supongo que sí…
―¡No quiero un supongo o quizá! ¡Quiero un sí en tu respuesta!
Ino la apuntaba con severidad, dejando en claro la gota en la nuca de sus dos amigas.
―E-es qué…
―Vamos Ino, si Hinata no quiere ir que no vaya. No puedes obligarla.
―No entiendes Tenten ―Se dirigió a ella cruzándose de brazos―. Hinata no ha salido de su casa desde que no tienes idea. ¡Necesita divertirse! No todo el tiempo su estúpido padre va a dejar que Neji la vigile.
Tenía razón. Neji había negado salir de fiesta ese viernes social, por lo que estaba libre de compromisos de vigilancia extrema por parte de su primo. Pero aun así, estaba segura que Neji la acompañaría, y a la vez estaba segura que Hiashi no lo dejaría pues él tenía que enseñarle a Hanabi sobre economía. Para su gran fortuna.
No obstante, no quería ir a las fiestas. Alcohol, humo de cigarro, personas ebrias, bailes ridículos, personas tocándose en medio de la fiesta, música retumbando sus oídos. Destrucción por todos lados.
Suspiro abrazándose así misma.
Si iba no tenía por qué preocuparse por Sasuko, se había enterado que ella no iría a la fiesta. Tenía cierto alivio en su ser. Hace unas semanas que no le había visto ni la sombra, y estaba completamente agradecida por eso. Sakura se sentía triste después de haberla perseguido y hablar con la Uchiha.
No sabía de qué hablaron, y estaba perfectamente segura de que no le diría.
―Anda Hinata, debes de divertirte, aunque sea solo por una noche.
Hinata desvió su mirar avergonzada, pero Sakura e Ino no parecían desistir.
―Escucha a la frentona, quizá y por esta noche un chico te lleve a la cama.
―¡Ino!
―¡Ino–cerda, eres una sucia puerca!
―¡¿Y tú no lesbiana sin vergüenza?!
―Chicas, basta…
Tenten apresuraba por calmarlas dejando aturdida a la Hyuga. Parecía irse el alma al recordar lo que sucedió en la enfermería.
Estaba consciente de que Sasuko no dejaría las cosas así, que seguía con lo que habían dejado. Se mordió el labio con fuerza rememorando todo lo que sucedió.
No debía de sentirse así respecto a su compañera, Uchiha Sasuko era sin más una chica que le atraían las de su mismo sexo, pero que era fría y calculadora en todo momento, burlesca cuando se divertía, y pervertida cuando ella se sentía tan sumisa por su persona.
Tenía curiosidad, quería conocerla, pero no se daba el lujo de hacerlo. No quería acercarse, por eso huía cuando escuchaba su nombre.
Miro a las chicas comenzando a pensar en la petición. Aún faltaba una semana para que sea viernes, y procuraría divertirse un poco ―o sea nada― en la fiesta. Entreabrió los labios para responder.
―I-iré a la fiesta.
Sakura e Ino se miraron la una a la otra para después sonreír y correr a abrazarla. Tenten solo suspiro derrotada uniéndose al abrazo.
Todo sería perfecto, de eso estaba segura.
.
.
.
―¿Irás? ¡Dí que sí, di que sí!
―No ―Fue su respuesta automática.
―¡Eres una aguafiestas!
―Sabes que odio las fiestas Naruto ―Carraspeó caminando con más rapidez.
―Debes aprender a divertirte, las fiestas son para eso ―Infló sus mofletes estirando sus brazos.
―Yo me divierto… pero con otras cosas.
Una sonrisa surcó en sus labios imaginándose la piel blanca de la chica en la enfermería. Como la dejaron prendida esos gemidos, además de esa piel tan deliciosa y suave, dejándola con ganas de más y una excitación bien húmeda hinchando su parte sensible.
Como deseaba tenerla nuevamente en sus brazos.
―Todos irán a la fiesta, piensan que será grandiosa.
―Lo dudo.
―¡Por lo menos piénsalo! Es solo una semana para que lo consideres.
―No necesito pensarlo, la respuesta sigue siendo no.
―¡Vamos! ―Hizo un puchero arrastrando sus palabras―. Solo será esta noche.
―Mi respuesta es-
―¡¿En serio irá?!
Se detuvo al escuchar la voz masculina de un chico saliendo de su aula. Le miro de reojo pasar a su lado. No sabía porque, pero tenía un buen presentimiento de eso.
Y sus presentimientos nunca fallan.
―Pareces sorprendido ―La chica de moños graciosos rió―. Si, irá. Hinata piensa que será mejor que estar en casa con Neji y Hanabi estudiando.
El chico de mejillas tatuadas se rascó la nuca nervioso, suspirando para después sonreír.
―Es mejor de lo que esperaba… Entonces si ella va, yo también.
Sonrió enseñando sus colmillos, dejando en claro el interés de haber escuchado que la chica de cabello azul iría a una fiesta por primera vez. Sin embargo, sus oídos no eran los únicos satisfechos, dejando de escuchar para si por fin procesar en la información dada.
El dúo se alejó comenzando hablar de cosas que no interesaban, o por lo menos es lo que pensaba ella. Dio la vuelta caminando por el pasillo, siendo perseguido por su hiperactivo amigo que le exclamaba cosas estúpidas y sin sentido.
―¿Cuándo es la fiesta? ―Interrumpió su discurso.
―El viernes de la otra semana, en la noche ―dijo confundido.
Sasuko caminó hasta su casillero buscando unas cosas. Lo dijo sin mirarlo:
―Iré.
Cerró con fuerza dejándolo en oscuridad.
Notas de la autora:
Their Story tiene sus influencias :v
¡Es mi primera vez escribiendo Yuri, y espero que les haya gustado! Gracias a esto tuve una sensación de satisfacción y placer y otra sensación de culpa por escribirlo… soy tan masoquista… ¡Pero me encanto de solo imaginar un SasuHina Yuri de esta forma!
Es un Two-shot. Ya está puesto en mi perfil la fecha de actualización del último capítulo que será el: 19/12/2015.
Época de exámenes… Lo siento :'v.
Espero les haya gustado, no olviden dar click izquierdo en "Follow/Fav" y ponerlo en favoritos. Todos sus Reviews son bienvenidos. ¡Únanse al lado oscuro!
Perdonen mis faltas de ortografía.
Hasta la actualización ternuras :3.
Bye-Bye.
Att.
SamMeiTukusama.
16/11/2015.
