Bueno… aquí yop con un nuevo proyecto. Si se que algunos estarán preguntándose ¿Qué paso con Treinta días antes? Pero no, no lo he dejado y la prueba esta en que el miércoles subiré el siguiente capitulo por fin, ya puedo proseguir con mis fics…

D. gray-Man no me pertenece…

Un cuento, No tan de hadas.

"Hace mucho tiempo en un reino lejano, nació una princesa tan hermosa que a pesar de tener solo seis años, todo aquel que la veía terminaba enamorado, su sola presencia alegraba a los demás y su sonrisa hacia dichoso al mas desafortunado, por lo que era sumamente querida por su reino, no obstante aunque esta podría decirse que lo tenia todo, su vida era desdichada; al ser concebida fue agraciada con tantos dones, pero con una terrible excepción, había nacido sin un corazón, incapaz de amar, ni sentir algo por alguien mas, ni si quiera por ella misma. Sus padres preocupados acudieron con mas de alguno que pudiera darles una solución, sin importar de quien se tratase, pero al no encontrar una respuesta y luego de que la princesa cumpliera los dieciséis años, la mandaron a un sitio alejado del reino donde viviría sola, como su Dios seguramente hubiese querido al maldecirla de tal forma.

Dos años pasaron en los que la joven princesa perdió todo contacto con un ser humano, sus padres ya se habrían olvidado de ella y quizás también el reino entero, aunque eso realmente no le interesaba, pensaba que si eso representaba para las personas estaría mejor sola.

Un día caminando por el espeso bosque, que era ahora su hogar, se encontró con lo inimaginable, frente a ella yacía un ser de dos caras, ambas completamente distintas, este misterioso personaje al verla se la llevo para mantenerla encerrada, al ser tan bella la quería solo para él. Una de sus caras era ambiciosa y egoísta con el único deseo de satisfacer sus propios placeres, mientras que la otra cara era buena y amable capaz de ver por los demás antes que si mismo. Ambas partes se enamoraron de la princesa perdidamente, pero al tratarse de uno mismo y tener caracteres tan diferentes, chocaban, lo que hacia imposible darle a conocer a la joven lo que sentían. La princesa descubrió que este ser no era tan cruel y le tomo cierto aprecio, aprecio que poco a poco fue creciendo, mas sin embargo al no poseer un corazón el declararle su amor se convertía en una tarea imposible, la muchacha sintiéndose completamente frustrada se marcho y camino sin un rumbo fijo, hasta que su camino la llevo a toparse con una mujer; la primera luego de tanto tiempo.

Esta mujer adivino los problemas de la princesa, dándose a conocer así que se trataba de una bruja; la joven suplico por su ayuda, la bruja dijo que podría hacer algo pero que el sacrificio seria grande, le daría un corazón, pero solo hasta que declarara sus sentimientos, después de eso lo perdería y moriría.

La princesa no lo dudo y acepto decidida a expresar todo lo que sentía por primera vez a aquel ser que despertó algo en ella, no tuvo que regresara a buscarlo ya que él llego en ese instante en busca de la princesa, temeroso de perderla; esta ultima desprendía una esencia diferente, tan hermosa y maravillosa que él ser no logro otra cosa mas que intensificar lo que sentía por ella.

Sabia que moriría, pero esto se convirtió en su único anhelo, ahora que podía sentir todo hacia él; explico lo que pasaba y lo que pasaría, ante los ojos de la bruja, la princesa declaro sus sentimientos por él otro y sellándolo con un beso, murió en brazos de su único y verdadero amor, alguien que no era un humano.

Consumido por el dolor, ambas caras lloraron por primera vez; la bruja prosiguió mirando y tuvo un sentimiento de compasión, por lo que le ofreció algo; no podía traerla de nuevo a la vida, por lo menos no ahora, pero esta reencarnaría dentro de siete siglos y mientras tanto él debería esperar, hasta que se volviesen a encontrar él seria inmortal, no envejecería, hasta que lo hiciese al lado de su princesa.

Este acepto y desde entonces espera ansioso el momento de verla nuevamente."

El timbre sonó y todos los estudiantes se levantaron de sus lugares para pasar a la siguiente clase, la cual tenían en otro salón.

-Quiero que hagan un informe sobre esta historia, así que mejor comiencen a trabajar en él.- Hablo la maestra y seguido guardo sus cosas, era una mujer alta y rubia con una casi media cola y un mechón de cabello cubriendo la mitad de su rostro, hermosa con un simple detalle tenia una marca de quemadura en él.

La mayoría ya había abandonado el aula a excepción de dos muchachos, uno que aun guardaba sus cosas y otro que permanecía sentado en su puesto.

-Ahhhh- Exclamo uno de ellos, de pelo rojo hasta el cuello un tanto alborotado y alto, de piel blanca tirando a rosada, con unos ojos grandes color verde esmeralda, como era de esperarse llevaba el uniforme del instituto, solo que la camisa estaba a medio fajar y algo arrugada; comenzó a estirarse.- No creo que sean reales este tipo de historias, si son los típicos cuentos que les gustan a las mujeres, donde encuentran a su príncipe azul y al final viven felices para siempre. ¿O tú que opinas Yuu?- pregunto a su compañero.

-Che.- Fue todo lo que salio de la boca del otro, un joven un poco mas bajo que el pelirrojo, de expresión seria y cabello largo azul oscuro, lo llevaba recogido en una cola, piel de color blanca, algo amarillenta. Su uniforme parecía mas arreglado que el de su compañero, solo que este llevaba desfajada por completo la camisa.- Se levanto de su lugar y camino a la salida, haciendo que el otro también se levantara y avanzara a un paso apurado.

-Yuu espérame.-Se coloco a un lado de este.- Sabes según la historia, la princesa reencarnara dentro de siete siglos, eso calculando bien, seria el próximo siglo.

-Pensé que habías dicho que no creías en este tipo de historias y que no te interesaba.- Hablo por fin el de mirada fría, sin si quiera molestarse en ver al pelirrojo.

-Claro que no me importa, solo lo dije como un comentario.- Coloco las manos detrás de la cabeza y desvió el rostro.

Llegaron por fin a su salón y cada uno fue a su respectivo puesto, de nuevo uno al lado del otro.

-Buenos días Lavi, Kanda.- Saludo un muchacho de cabello castaño corto, que pasaba a su lugar dos asientos detrás del pelirrojo de nombre Lavi.

-Buenas Klarc.- Correspondió el saludo Lavi con una sonrisa.

-¿Ya lo escucharon?- Una vez se sentó en su lugar el muchacho, continuo hablando.- Según escuche la maestra ya no podrá seguir asistiendo, parece que nos pondrán a un suplente permanente.

Ambos, Kanda y Lavi se dirigieron una mirada de duda, la del Yuu mas disimulada, no se habían enterado de esto y lo hacia extraño.

-Seguramente si es maestro será un tipo amargado porque lo obligaron a estar en una clase que no quería y si es una maestra será una gorda.- Contesto riendo el pelirrojo sacándole una sonora carcajada al de nombre Klarc.- ¿Tú que opinas Yuu?- Recibió una mirada llena de odio por parte de su compañero al haberlo llamado de esa manera frente a alguien mas.- Pe-Perdón quise decir Kanda.

-Che, no me interesa.- Como siempre en un tono cortante y se cruzo de brazos. El salón entero murmuraba ya que la noticia se había dado a conocer bastante rápido y la impaciencia aumentaba cada vez mas, deseaban conocer a la o al sustituto.

De pronto todo el salón comenzó a moverse, cada alumno regresando a su respectivo lugar hasta que todo quedo en silencio, la noticia del cambio de profesora se había corrido y todos esperaban ver al o la suplente. La puerta del salón se abrió a continuación todas las mujeres abrieron la boca sorprendidas sin decir ni una palabra y los hombres solo pudieron ver la expresión de las chicas. Se trataba de un profesor, de estatura alta y bastante apuesto, de piel blanca y cabello oscuro rizado, peinado ligeramente hacia atrás, sus ojos de color miel eran realmente hermosos y con aquella expresión calmada y seria que desprendía, enloquecía aun más a las jóvenes. Vestía de camisa blanca, con el primer botón desabrochado, su pantalón de vestir color negro solo entornaba sus bien formadas piernas, sencillamente, toda su persona se reducía a una palabra, perfección.

-Buenos días jóvenes.- Saludo con una voz grave y profunda.- Me temo que por causas mayores su profesora, Ana, no podrá seguir asistiendo por lo que yo tomare su lugar.- Se volteo para anotar en el pintaron.- Mi nombre es Tyki Mikk y de ahora en adelante les impartiré su materia de Historia Internacional, espero que todos aquí nos llevemos muy bien.- Al decir esto paso la vista por todo el salón, que de igual manera le observaba y de pronto sus ojos se detuvieron en un punto, Lavi. El pelirrojo sintió un escalofrió cuando intento mantener la vista del profesor solo para retarlo, pero era tan profunda que fue necesario desviarla hacia la ventana.- Bien.- El pelirrojo lo escucho retomar la palabra, mas ya no lo miro.- ¿Tienen alguna pregunta?- Dicho esto todas la mujeres iniciaron a alzar la mano.

-Maestro ¿Tiene novia??

¿Cuántos años tiene maestro?

-¿Cuál es su signo?

Miles de preguntas sin sentido bombardearon al profesor, hasta que logro tranquilizarlas o por lo menos contestar la gran parte de sus preguntas; ya el resto de la clase prosiguió tranquila en lo que respecta. Lavi veía algo fastidiado las explicaciones del maestro, desde un principio le molesto su actitud y lo de las mujeres termino de hartarlo.

"¿Quién demonios se cree? Llamando la atención de esa manera. Es un imbecil." Pensó a la vez que jugaba con su lapicera y cuando menos se lo espero el timbre sonó, dando por terminada la clase, en segundos todas ya estaban rodando al maestro con nuevas preguntas, según ellas referentes a la clase. Lavi bufo enojado y se giro a Kanda.

-¿Qué pasa con este nuevo maestro? Es un cretino, presumido.- Se recargo sobre su mano, en el pupitre.

Kanda se puso de pie y recogió sus cosas.- Olvídalo Lavi.

-¿Tienes practica de Kendo, Yu?- Pregunto conociendo ya la respuesta.

-Ya te dije que no me llames por mi nombre, y si, por eso ya me voy.

-Lo siento Yu. Pues en ese caso nos veremos mañana.- Se despidió con un movimiento de mano.

-Che.- Salio del salón.

Lavi continuaba guardando sus cosas normalmente era el ultimo en salir del aula y este día no seria una excepción, todos, hasta las locas estudiantes, se habían marchado. Recogió su mochila y camino hacia la puerta.

-¿Joven Nine?- Escucho que lo llamaron y al reconocer la voz se giro lentamente con una disimulada sonrisa al lugar del profesor. No se había percatado que este no salía tampoco aun.

-¿Si?- Dio unos pasos hacia el profesor.

-¿Lavi verdad?- El pelirrojo asintió.

-¿Puedo hacer algo por usted maestro?- Reitero esta vez con mas presición su pregunta.

-Ciertamente, Lavi.- Lavi creyó notar algo de confianza en el tono del maestro, este último sonrió y Lavi pestañeo.- ¿Acaso no me recuerdas?

-Pues…- Lo miro detenidamente ya que según él jamás lo había visto antes y luego de unos segundos comprobó que no, en verdad no lo conocía.-…No. Quizás me este confundiendo maestro, jamás lo había visto antes.

-Ya veo.- Cerro los ojos como si estuviera meditando.- Entonces es verdad. Lo que dijo la bruja era cierto, yo seria capaz de recordarte pero tú no, tus recuerdos son nuevos en este momento.- Decía mas para él que para Lavi, el cual se asusto y empezó a retroceder, si antes creía que su profesor era extraño ahora en serio comprobaba que estaba loco. Se dio la vuelta para salir huyendo del salón y entonces…

-Lidia.- Los pasos de Lavi se detuvieron con ese llamado; no era su nombre pero por extraño que pareciera sentía que lo llamaban a él, volvió en sus pasos para encarar nuevamente al profesor pero no lo logro al ser tomado por la muñeca y jalado con fuerza, para luego ser estrellado contra el pintaron.

Levanto el rostro y tuvo que abrir los ojos de par a par cuando descubrió frente a él a una persona diferente al que creyó era su profesor, el tono de su piel había cambiado, tornándose oscura y sus ojos miel, ahora destellaban un dorado intenso, su sonrisa no desprendía la misma sinceridad, esta era mas cínica, llevaba un toque de locura.

-¿Ma-Maestro?- Fue todo lo que su boca logro pronunciar ya que fue callada con un profundo beso, sus pupilas se dilataron sin saber si se podían aun mas y sus manos se restregaron en la barda sin responderle del todo, de pronto una extraña sensación lo invadió y se dejo llevar, cerro los ojos permitiendo que el otro controlara el beso, perdieron la cuenta de lo que llevaban así que fue necesario separarse para tomar aire.

-Te amo Lidia.- Dijo una vez término aquel maravilloso contacto y entonces Lavi regreso a su inicial estado de shock.

-¿Li-Lidia?- Pregunto inconscientemente y de la nada cayo en la cuenta de lo que había pasado, dando un gran brinco hacia un lado para alejarse del maestro.- ¡¡Ahhhhh!! ¡Pervertido! ¡Es usted un loco pervertido!

El otro bufo con una sonrisa divertida.- Por favor, no me salgas con eso. Al final lo disfrutaste como yo.

El pelirrojo se quedo inmóvil, no podía creer lo que escuchaba, no, mas bien lo que no podía creer es que era verdad, se dejo llevar pero porque lo disfruto. Se puso completamente rojo y se cubrió el rostro con ambos brazos.

-N… No, no, no, no, no es verdad. Esto es un sueño; no, seguramente es una pesadilla.

-No lo creo. Esto es muy real a mi parecer.- Contesto Tyki en un tono similar a una burla.

-Cállate. Para ti es muy fácil decirlo, porque estas loco pero yo, solo soy un estudiante que intenta graduarse, no con las mejores notas quizás, pero no pido mucho, me esfuerzo y solo quiero conseguir una buena novia para la graduación.- Movía la cabeza como loco mientras decía esto.

-Te equivocas Lidia.- Esta vez la voz del profesor sonó seria.

-¡¿Quién demonios es Lidia?! Deja de llamarme así, yo soy Lavi.

-Nuevamente te equivocas. Tú eres Lidia o por lo menos su reencarnación, te he esperado por setecientos años. Y ahora que por fin estas aquí no te dejare ir.

-¿Lidia? ¿Setecientos años? ¿De que me estas hablando? ¿Quién eres realmente?- Tantas preguntas que hacían estallar la cabeza del pelirrojo y solo seguían confundiéndolo.

-Por desgracia he vivido tanto tiempo, en tantas épocas, que he olvidado mi verdadero nombre; pero sigo siendo ese al que le declaraste tu amor, tú eres Lidia, la única persona a la que amo y que me valoro a pesar de lo que era; un ser de…

-Dos Caras…- Completo la frase Lavi anonadado.

-Así es.- Asintió el moreno.

-Siete siglos, una princesa que reencarnaría.- Continuaba murmurando el pelirrojo fuera de si.- Esto tiene que ser una broma, definitivamente es una broma.

-Si esto fuera una broma ¿Cómo explicas esto?- Se apunto a sí mismo, dando a entender sobre su cambio de color en la piel.

-Es que… No es posible. Yo no… Estas mal y si aun así fuera cierto ¡Yo soy un hombre!- Se palmeo el pecho.- Una princesa no puede reencarnar en un hombre.

-¿Por qué no? ¿Por qué tu lo dices? No existe una manera de elegir en quien deseas reencarnar.

-Pero aun así tú…- Lavi mantenía la vista perdida en el suelo.- ¿No te importa?

-Hace setecientos años moriste frente a mis ojos, sin que pudiera hacer algo para evitarlo, ni si quiera fui capaz de decirte cuanto te amaba, y eso es algo que jamás me perdonare ¿Y tú crees que ahora luego de tanto esperar me retractare? Te amo sin importar como seas o luzcas, tu esencia sigue siendo la misma, eres tú lo se y como ya te lo dije, esta vez no pienso perderte y siempre te recordare lo que siento, hasta que me correspondas como lo hiciste la ultima vez que nos vimos.

Lavi retrocedió dos pasos, seguía bastante desconcertado y su cabeza no ayudaba a trabajar en una idea que fuera cuerda.

"Sigo sin poder creerlo, lo primero que llega a mi es que se trata de alguna broma de mal gusto; pero es que él, el maestro, no, Tyki, lo dice tan seguro que no pudo trabajar en otra idea que no sea la que él me relata. Por dios, que alguien me despierte por favor". Se pasó una mano por el cabello dejando por segundos su ojo derecho descubierto, y colocando una sonrisa temerosa y nerviosa, soltó un quejido. Este día sería muy largo.

Fin Capitulo I

Reviews! ¿Qué les parecio mi nuevo invento? A mi divirtió escribirlo. Espero conocer sus opiniones. Hasta otro fic u otro capitulo. Bye ^^