Definitivamente había algo de humillante en tener que limitarse a esperar dentro de un carro de mudanza en una de las más concurridas calles de Londres mientras, tus cosas estaban a los ojos de todo el mundo. Yo, Madeleine Johnson, estaba pasando por esa humillante situación. Todo el mundo se limitaba a ver a la chica malhumorada dentro del carro; con melena roja y larga, tez blanca, figura fina y delgada que tanto caracterizaba a mi familia, me alzaba orgullosa— para mis adentros, claro —dentro del carro. Me caracterizaba mi singular color de cabello, además de mi flequillo y mi vestimenta y maquillaje al puro estilo gótico. Mi amor al rock también. Dorsetshire no era un pueblo, más bien era una pequeña ciudad sin necesidad de tener una sobredosis de tecnología a veces innecesaria, como en la gran metrópoli a la que acababa de mudarme. ¿Por qué llegar a la extremidad que implicaba una mudanza? Fácil, papa acababa de encontrar trabajo en una fábrica de enlatados, aunque, no pudo negarme que extrañaría su trabajo como carpintero en Dorsetshire, en el cual, yo le ayudaba. Toda mi vida había estado rodeada de hombres, pues, mi madre murió poco después de traerme al mundo, así, me quede yo solo con mi papa y sus amigos, de los cuales me fui haciendo amiga: íbamos de taberna en taberna, disfrutando de charlas, cerveza y anécdotas, para no decirles chismes. Pero, ahora, dada mi mudanza a Londres nada seria igual. Me encontraba enfrente de un largo andador de casas, todas juntitas y pintadas de blanco y rojo. Contaban con una valla negra en el escaso terreno del jardín delantero y, también una valla en el jardín trasero, proporcionalmente mas largo. Mi padre hacia negocios con la maldita casera, que reconocía de unos años detrás. Había llegado a Dorset al taller de mi padre por unas sillas. La maldita vieja era una alzada, así que, no dude ni un minuto en echarle aserrín en el sombrero antes de ponérselo. Buena suerte que lo hice después de que le pago a mi padre, por que se fue indignada, jurando y perjurando que nunca volvería al taller. De pronto su chillona voz me saco de mis pensamientos: alta, con un cabello rubio oxigenado, tez blanca, un par de gafas y un insoportable gusto por el te, las galletitas, los gatos y el color rosado, se alzaba la maldita Karen Pelham.

Ella, seria nuestra casera y, no hacia falta mencionar que una maldita casera para mi significa lo que a un hombre su suegra; una maldición.

-¡hey, tu muchacha, deja de holgazanear y apúrate a descargar!

-Maldita sea, ya le dije que ahí voy- dije yo resoplando, haciendo que mi rebelde flequillo se moviera.

Seguido de esto baje del carro de mudanza de un brinco y, malhumorada tome una silla de las que fabricaba papa, haciendo que cayera muy pesadamente en el suelo.

-¡hey, tranquila Maddy!- voltee a ver al portador de esa voz.

De cabello lacio y rojo, tez blanca, complexión fornida y ojos azul profundo, se alzaba

Majestuoso William Johnson; mi padre. Una sonrisa curvaba sus labios.

-Me jode la maldita casera…joder, papa ¿no conseguiste un lugar mejor?

-Calma, Maddy, a mi también me cae en la punta del hígado la vieja, pero, ya veras que saldremos de este andador de casas a otro lado.

-Eso espero, y espero también que no tardes mucho en cumplir tus palabras- dije para terminar la conversación, dirigiéndome adentro para colocar una maleta que había tomado.

La casa no era ni muy chica, ni muy grande, pero no se comparaba con mi casa en Dorset. Me tomaría bastante tiempo acomodarme a la habitación que, se supone seria la mía. Terminamos de acomodar en la noche, y eso que habíamos llegado en la mañana. No había comido nada. Entre a mi habitación recién decorada y me recosté en mi mullida cama. Me costaba trabajo asimilar que Karen Pelham seria mi casera, y; que había dejado mi maravilloso Dorsetshire por esta mierda. Pero, mi estomago reclamaba por comida. Malhumorada, tome algo de mis ahorros y fui escaleras abajo, a ver que encontraba. Mi padre no estaba, de seguro habría ido a alguna taberna sin llevarme. Cogi las llaves y Salí a ver que podía interesarme. Recorrí las calles del andador hasta que, muy lejos de ahí encontré una taberna; Pinneaple. Entre y enseguida pedí un poco de empanada de carne y cerveza. Me la pasaba bien estando sola esos momentos, me sentía bien conmigo misma. Pase todavía un rato disfrutando de los placeres que puede aportar el alcohol hasta que, vi mi reloj…las dos y media de la mañana, oh mierda. Pague la cuenta y Salí como un rayo de la taberna a mi casa. Era tarde, demasiado y no me acuerdo ni por donde putas había venido. Todavía estaba bien, el alcohol no hacia tanto efecto en mi, pues me había acostumbrado a las borracheras desde muy niña. Para terminar de joder la situación no encontraba ningún taxi a estas horas, por que, medio sabia mi dirección. Empecé a caminar sin rumbo, al parecer habían regresado mis cinco sentidos, pues estoy segura de que el susto me iba a bajar hasta la cruda del día siguiente. Encontré un parque, ya estaba cerca; sin saberlo me había desviado y, para mi suerte puse un poco de atención viniendo en el viejo carro, además de hacerle caso a mi Ipod. Ya sabía a donde ir, pero, mis piernas no querían hacerme caso. Me senté en una banca, cansada, hasta que, minutos después se acerco un desconocido a mí. Llevaba una capucha negra, pero la débil luz de la luna me permitió ver unos extraños ojos rojos. Primero ni me inmute, pero, después de sentir su mirada acechadora me levante de la banca, movida por el susto y empecé a caminar directo a casa. El imbecil venia siguiéndome. Solo pude soltar un: "maldita sea "antes de apretar el paso y torcer por una esquina, que, en realidad era un largo y estrecho callejón sin salida. Sin luz y acorralada por el sujeto que, no tardaría en alcanzarme me oculte detrás de una pila de cajas vacías que había. Mi corazón latía a mil por hora, pero, casi termina de joderse cuando sentí una respiración serena y tranquila en mi oído, para después bajar por mi cuello. Voltee, vi unos ojos carmín resplandeciendo en la obscuridad; era el. Quise gritar pero el tapo mi boca, era demasiado fuerte para mi enclenque fuerza. Entre tantos manotazos que pegaba, alcance a quitarle la capucha: un hombre, cabello negro y lacio, largo, atado en una coleta de caballo baja, ojos rojos, tez blanca y muy atractivo. Me quede como idiota viéndolo cuando me sonrío; un par de filosos colmillos me saludaron. El solo lamió mi cuello haciendo que me relajara para luego dar una mordida profunda, haciendo que gimiera de dolor. Estuvo un rato, sosteniendo mi cuerpo hasta que, me desmaye. Enseguida, vi como sostenía mi inerte cuerpo, para luego dejar mi cadáver tirado. El se daba la vuelta, supe que era mi alma la que observaba por que yo era transparente.

-Espera… ¿Quién mierda eres? – no obtuve respuesta.

-¡contéstame hijo de puta!- el ni se inmutaba, así que, Cogi un pedazo de fierro oxidado y corrí hacia el.

-¡hijo de perra, te matare!- dije para después despertar de mi propia pesadilla.

Seguía en la banca del parque, pero, estaba sudando y una fiebre me acosaba. El cuello me dolía como si en verdad hubiese sido real. Voltee a mí alrededor y con horror contemple la capucha negra de ese idiota, con una rosa blanca ensangrentada y una daga, con el mango de oro. Una nota había; temblorosa la tome y la abrí: "Bienvenida a mi mundo, cariño. Desde hoy las pesadillas no dejaran de atormentarte. Pero, puedes evitarlo ¿Cómo? Muy fácil. Solo quiero que me hagas un favor. Te veré pronto. Con dulzura: Mr. Darkness".

Por dios… ¿Qué mierda era eso? No quería saberlo, y, para mis adentros deseaba que solo fuera una maldita broma de mal gusto. Tome las cosas y Salí directo a mi casa.

No se como llegue, pero, papa todavía no llegaba. Perfecto. Eran ya las 3:30 A.m. así que, me di una ducha con agua fría y me cambie a una ropa para dormir. Deje la capucha y lo demás en mi mesita de noche, deseando que eso nunca se volviera a repetir. Mal hecho. No sabía que cosas me esperaban, pero, tampoco sabía que ese día empezaría mi verdadera pesadilla.


Haha que onda banda?

Haha ya tenia tiempo q no me veian el polvo verdad?

Pues se joden ¬¬ ya regrese!

Bueno, esto…no se si es fic o sepa la gorra

Pero ezpero que lez guzte, a ver si el puto no me ve y borra mi hiztoria

Y xfa…dejen review! No sean gachoz…si no dejan no vuelvo a zacar capi de el fiq

Zale, noz vemoz Sayonara!