Boku no Hero Academia/My Hero Academia no me pertenece.
A ver, estamos de acuerdo que Kirishima antes tenía el cabello oscuro (¿negro?) y ahora que entró a UA lo tiene rojo... Entonces ¿puedo suponer que se lo pinta?
FaKiri. Relación establecida.
Rojo.
Mientras lee una revista ocupando el sofá a lo largo, Kirishima está sentado en el piso, recargado en el frente del asiento. A ratos dirige su mirada a la cabeza del muchacho y tiene la urgencia de enterrar los dedos en sus corintos mechones puntiagudos para deshacer su impecable peinado.
Y no puede resistirla.
—¡Aah, ¿q-qué...?! —Se queja el menor en cuanto empieza a alborotar su melena.
Es más suave de lo que se ve. Continúa revolviendo su cabellera y la desordena hasta quitarle el volumen en el cual el chico se esmera tanto cada mañana.
El menor se aleja un poco y se gira en su sitio para verle, hace un puchero y lleva sus manos hacia su ahora caótico cabello —¿Qué haces? —Incluso hay un color amapola en sus pómulos.
Se queda sin palabras ante la imagen desarreglada del más bajo y tiene que decirse que se debe contener, se ha prometido no tocarle hasta su graduación. Mientras está absorto en el abochornado joven se percata de algo que antes no, debería abofetearse por lo poco observador que es.
—¿Te tintas el cabello? —Dice sin pensar.
El pelirrojo se sobresalta y desvía la mirada, diablos, no quería que se avergonzara de ello.
—...Sí —ríe nerviosamente y hace lo posible por evitar su mirada.
Oh no, esto se volverá incómodo. El chico parece sentirse mal y aunque no entiende el porqué, es lo que menos pretende. No le ve nada de malo al hecho de que se pinte el cabello, independientemente de sus razones, son sus decisiones y no es quién para influir en ellas.
Debe hacer algo —Kirishima, yo no-
—A veces pienso que fue algo precipitado —lo interrumpe, baja una de sus manos a su nuca y se voltea para darle la espalda —, tal vez hasta absurdo.
Hay un aire sombrío y melancólico tanto a su alrededor como en sus palabras y cree que debe detenerlo pero quiere saber más del chico.
—Tenía que cambiar, —puede ser imaginación suya pero está seguro de que su voz se está quebrando —no quería volver a lamentarme por nada.
No puede decir algo y sigue observando la nuca del menor. Ve que mueve sus manos sobre su rostro y se le hace un nudo en la garganta.
—Aunque empiezo a arrepentirme de pintarme el cabello de rojo —vuelve a reírse y se gira para verle.
Le muestra una sonrisa obviamente falsa y hay pequeñas lágrimas en sus ojos. En ese momento confirma sus propios sentimientos y no puede estar más prendado del de orbes escarlata; es un chico maravilloso y no comprende cómo puede estar lleno de inseguridades.
Mira la raíz bruna que comienza a crecer debajo de sus mechones bermejos, le gustaría conocer al triste Kirishima para asegurarle que aceptará todo lo que es mas no quiere forzarlo así que se limita a aceptar lo poco que ya le ofrece.
—El rojo te queda bien, me gusta.
Acaricia su cabello con parsimonia y enreda sus dedos en las hebras bicolores entretanto le sonríe y se agacha para besarle en la frente.
Kirishima se sonroja hasta las orejas.
—Venga, hay que pintarte ese cabello —se acomoda hasta sentarse y antes de que pueda levantarse el más joven le detiene.
Agarra su muñeca derecha y la acerca a su rostro mientras recarga su frente en el dorso y se oculta en ella.
—Gracias —susurra.
Quiere llorar, le embarga un sentimiento cálido en el pecho y abraza al chico correspondiendo su agradecimiento.
.
