LEAN: Bien, traigo otro fic, el más largo que he traducido en mi vida. Por muy largo que sea, no deben temerle, porque tiene mucho diálogo y es bastante dinámico. Como todo fic, se pone emocionante cuando las cosas empiezan a pasar. Todo no es tan sencillo como pinta en este capítulo, hay muchos secretos escondidos y muchas cosas que se mencionan aquí que toman parte más adelante (lo noté al traducirlo, en realidad). Denle una oportunidad, yo creo que se lo merece. Y dejen un review si quieren que lo continúe, por favor, no quiero quemar mis pestañas en vano.

Título: The Way In (El Camino de Entrada)

Autora: Kimberjingle

Pareja: Harry/Draco

Traducido por Cacell

Capítulo 1: Algunas Cosas Nunca Cambian, el Visitante Raro

Adinerado no era un término que Draco Malfoy hubiera usado alguna vez para describirse a sí mismo. Rico ni siquiera estaba cerca tampoco. Los pasillos de la Mansión Malfoy estaban tan radiantes como siempre mientras el daba largos pasos llenos de confianza hacia la sala principal ignorando todo lo demás.

Habían pasado seis años desde la graduación de Hogwarts, y seis años desde que ese mocoso irritante había llevado a Voldemort a su caída con su muerte. Draco recordaba ese día muy bien. Él estuvo ahí. Él lo vio todo. La maldición mortífera había sido tan verde como los ojos esmeraldas de Potter cuando él la lanzó. Draco corrió con los otros mortífagos cuando su amo cayó. Pero por el contrario de todos los otros leales seguidores de Voldemort presentes esa noche, Draco sobrevivió.

El Ministerio de la Magia hizo las investigaciones e interrogaciones al tope de sus habilidades, pero al final, nadie pudo probar que Draco había estado con Voldemort en su mansión con los otros líderes mortífagos esa noche. El único que lo había visto y había reconocido esos ojos plateados bajo la capucha, habían sido los penetrantes ojos verdes de su enemigo. Sus miradas se cruzaron sólo brevemente en algún tipo de conversación silenciosa antes de que Draco huyera y los aurores llegaran corriendo por cada ventana y puerta.

Harry Potter. El nombre era leyenda para cualquier mago que valiera el pan que comía. El pequeño cabrón había nacido para vencer al mal y todo lo que se le pareciera. Después de la destrucción de Voldemort, Harry se había graduado de Hogwarts con honores, por supuesto, y parecía haber casi desaparecido. En algunas funciones reales aparecía brevemente siempre en compañía del hombre más viejo con vida. Dumbledore siempre había tenido a Harry bajo su ala y lo protegía y lo malcriaba como a un perro huérfano que nadie quería pero es divertido jugar con él hasta que te aburres.

Los días después de la muerte de Voldemort se convirtieron en semanas, meses y años. Lucius Malfoy fue asesinado dos años atrás por unos vigilantes que se habían unido para ir tras los mortífagos que habían matado a miembros familiares de su grupo. Afortunadamente, Draco era lo bastante astuto como para no ser un blanco. Narcissa Malfoy tomó a su joven amante, un mago italiano, algunas semanas después de la muerte de Lucius y se había ido con él a Roma. Draco sabía que Narcissa había estado con el pelinegro por al menos un año, así que no fue sorpresa. La sorpresa vino cuando Draco heredó todo, dejándole nada a Narcissa. Draco le había dado una parte de la cuenta Malfoy de Gringotts para que ella nunca tuviera que levantar un dedo. Draco dudaba que la mujer hubiera visto alguna vez la cocina de la mansión y él mismo apenas sabía su paradero.

Draco se paró inexpresivamente en la gran entrada de la Mansión Malfoy y se ajustó su perfectamente exquisita túnica de mago. Cerró el broche a la altura de su esternón como un experto. Draco se preocupaba de su apariencia. Tenía suave piel pálida, traslúcido cabello rubio, llamativos ojos plateados… igual que siempre, excepto por su edad. Los veintitrés se veían bien en Draco. Recorrió con sus dedos el broche de su pecho y recordó el día que lo había recibido por su cumpleaños de parte de Celeste.

Después de la graduación, Draco se había ido de vacaciones con Blaise Zabini y Theodore Nott en una excursión por Francia, Italia, Alemania y Grecia. Ahí había conocido Draco a Celeste. Después de algunos meses de nada más que sexo insignificativo, Celeste estuvo embarazada. Lucius exigió que Draco se casara con ella y criara su indeseado hijo pura sangre. Y… como siempre, Draco obedeció a su padre muy para su disgusto personal. Draco nunca había sido de los compromisos en ningún sentido de la palabra.

Cuando Celeste estuvo en el sexto mes del embarazo, fue determinado que el niño tenía una enfermedad muy rara en los huesos y nunca sobreviviría. El niño fue removido para que Celeste pudiera vivir. Después de ese incidente, ella nunca volvió a ser la misma y terminó su vida sólo cuatro meses después.

Draco nunca había estado enamorado de ella, pero eran muy cercanos y más amigos que amantes después de descubrir su embarazo. Después de esa vez, Draco había sido más cuidadoso con sus amantes, tanto hombres como mujeres. Incluso aunque a Draco le habían importado muchos de sus amantes, nunca hubo amor. Esa emoción se le había sido negada toda su vida y tal vez no la entendía. Tal vez nunca entendería porqué dos personas eligirían ser exclusivas entre ellas. Tal vez la maldita emoción nunca existió en primer lugar. Siempre había otro compañero para tener sexo deseando ser tomado. Usado y luego descartado. Sólo era sexo después de todo.

Draco tomó su bastón, que solía pertenecer a su odioso padre, pero ahora sostenía su propia varita con él. Draco suspiró con anticipación. ¿O era cobardía? Ese era el día que diría todo y finalmente definiría su miserable existencia. Cuando Draco había contactado a Hermione Granger en el Ministerio de Magia, ni siquiera la sorpresa era cercana a su reacción. Granger era ahora subsecretaria del mismísimo Ministro. Después de que Cornelius Fudge había dejado el puesto, Darrius Cornwealth se había vuelto el próximo Ministro. Había servido al Ministerio por catorce años en el Departamento de Seguridad y era la opción adecuada para todos. Draco se burló de dónde estaba realmente la lealtad del hombre.

Hoy era la reunión con Hermione Granger y su esposo, por supuesto, Ron Weasley. ¿No se suponía que eso pasaría de todos modos? Siempre habían sido como dos gotas de agua. Casi, excepto por Potter, siempre alrededor. El idiota. Ron era un auror ahora, como había planeado desde su tercer año en Hogwarts. El pelirrojo era estúpidamente leal e irritantemente amigable. Draco sentía náuseas sólo de pensar en verlos hoy. Habían pasado seis años. Incorporándose en su dominante altura de un metro ochenta e inclinando su cabeza sólo un poco para atrás para dejar que esa arrogancia Malfoy radiara, Draco se apareció en la recepción de Lancery's, una tienda de magos en Londres. Eran cerca de las cuatro de la tarde cuando Draco salió de la tienda y caminó media cuadra y entró a un bar.

La reunión había sido arreglada dos semanas antes, después de que Draco le hubiera mandado una lechuza a Granger pidiéndola. El bar muggle era de aspecto hosco y Draco hizo una mueca ante la figura de neón parpadeando en la ventana mientras entraba. El fuerte olor a cerveza y cigarros estaba por toda la habitación. Draco examinó a la multitud inseguro de cómo se verían ellos después de seis años.

- ¡Malfoy! –llamó la voz de Ron. Draco miró para ver a Ron parado y haciéndole un gesto de que se acercara en la forma más obvia. Draco caminó orgullosamente en esa dirección-. Te ves igual que siempre. No puedo creerlo. –Ron extendió su mano de oso y Draco la tomó.

- Draco, por favor siéntate –dijo Hermione amablemente. Los años habían sido buenos con ella. Su pelo, que era largo en el colegio, había sido cortado a la altura de sus hombros. Hermione siempre había sido una chica atractiva, pero ahora era una mujer hermosa.

- Gracias. –Draco mostró esa famosa sonrisa arrogante Malfoy mientras se sentaba-. ¿Cómo has estado, Granger? Han pasado seis años.

- Puedes llamarme Hermione, Draco. –Hermione sonrió-. He estado bien. Tomé un trabajo en el Ministerio hace cinco años en el Departamento de Relaciones Muggle, y ahora soy subsecretaria, como probablemente ya sepas. Es un puesto exigente, pero… me gusta. ¿Qué hay de ti? Después de que Voldemort fuera asesinado, leímos de tu juicio.

- Fue una burla, como siempre –dijo Draco-. Y… No estoy en libertad de discutirlo. ¿Cómo has estado, comadreja? –Los tres sonrieron al recordar el viejo nombre.

- Bien, hurón. Sólo bien –dijo Ron con su voz profunda-. Ya sabes que soy un auror. Pero tal vez no sabes que Hermione y yo celebramos nuestro cuarto aniversario de boda.

- Felicitaciones, entonces –dijo Draco-. Por supuesto que era totalmente obvio que ustedes dos terminarían juntos de todas formas. Desde el primer año en Hogwarts todos lo sabían. Ustedes tres estaban juntos como si estuvieran pegados con pegamento.

- Lo estábamos –dijo Hermione-. Pero ya no vemos mucho a Harry.

- ¿Y eso por qué? –preguntó Draco con un tono desinteresado.

- Harry fue entrenado para ser auror –dijo Ron-. Pero… su fama en el mundo mágico fue demasiado para él. Harry trabaja ahora como investigador y detective para la policía muggle. También trabaja como un agente intermediario para los crímenes mágicos en el mundo muggle. Pero Harry es una persona muy privada.

- Ya veo –dijo Draco.

- ¿Por qué querías esta reunión, Draco? Nunca dijiste tus razones en tus mensajes –cuestionó Hermione. Draco suspiró largamente.

- Debo hacer que juren el secreto –dijo Draco-. Mi horrorosa existencia y miserable vida está en juego sólo por reunirme con ustedes. –Ambos asintieron-. Era un mortífago cuando Voldemort fue vencido y yo sé que ustedes están enterados de eso. Desde entonces ha habido calma en las actividades de la comunidad Oscura. Recientemente se ha alzado uno que planea en gran magnitud.

- ¿Otro Voldemort? –preguntó Ron tranquilamente.

- Este tipo puede ser peor –dijo Draco-. Su nombre es Anton Zeros y va bajo el nombre de Xavier. Despertó a los viejos grupos de mortífagos y ha empezado a iniciar nuevos reclutas. Su nuevo personal son los niños entre quince y diecinueve años, pero hay muchos que lo siguen por sus creencias.

- Oh, no –dijo Hermione-. ¿Estás involucrado en ese círculo de seguidores?

- Sí –dijo Draco-. Estoy en una posición dominante sobre muchos escuadrones propios. Xavier ha desarrollado y mejorado el Imperius, que no sólo funciona con magos, sino también con muggles. Sus planes son extensos, pero a mayor costo, Xavier planea recluir a todo el mundo mágico para que lo sirva por voluntad o bajo el nuevo Imperius irresistente y luego… planea derribar los pabellones entre el mundo mágico y el muggle e integrarlos.

- Mierda –dijo Ron negando con la cabeza-. ¿Cuántos escuadrones y miembros tiene hasta ahora?

- Xavier tiene una mente brillante, Ron –dijo Draco-. E incluso aquellos de nosotros al mando sabemos muy poco de nuestros números exactos. Creo que tiene más de cincuenta líderes como yo, y posiblemente… cerca de mil en sus filas. Pero la parte más extraña es que entre sus seguidores hay muggles que lo sirven voluntariamente. Estimo que hay al menos trescientos muggles que saben del mundo mágico y habitan en él y aparentan ser magos.

- Oh, no –dijo Hermione de nuevo. Los tres hablaron un rato sobre Xavier y los muggles.

- Ya sabes, Herm, ya que estos planes involucran muggles, tal vez necesitemos decirle a Harry esto –dijo Ron-. Si hay muggles que desaparecen, puede necesitar saberlo.

- Creo que tienes razón –dijo Hermione mientras empezaba a buscar a tientas en su cartera y sacaba un cuaderno de direcciones-. Tengo su dirección. Y... está sólo a seis cuadras de aquí.

- Podríamos ir ahora si está en casa. ¿Tiene teléfono? –preguntó Ron. Hermione negó con la cabeza.

- No tengo su número si es que tiene. Todo lo que tenemos es su número de celular y se niega a atenderlo los fines de semana. Ya lo sabes –dijo Hermione-. Draco, creo que deberías venir con nosotros. Harry puede tener preguntas para ti.

- No –dijo Draco negando con la cabeza-. No puedo hacer eso, Hermione. Potter es demasiada figura pública y si soy visto en su vecindad seré asesinado sin duda.

- Sólo estamos a seis cuadras, Draco –dijo Ron-. Y yo soy un auror. Estarás en mi custiodia. –Draco desvió la vista pensándolo.

- Pero¿Potter? –preguntó Draco-. Me niego a ir a su casa sin ser invitado propiamente.

- Draco, Harry es un oficial ahora. Esta no es una broma estudiantil –explicó Hermione-. Esta es una amenaza muy seria al mundo mágico.

- ¿Y supongo que Potter querrá hacerse el bueno y salvarnos a todos de nuevo? –preguntó Draco.

- Dale un descanso, Malfoy –dijo Ron-. Harry hizo lo que tenía que hacer. Ahora sólo… está viviendo como un muggle. Harry sólo hace apariciones muy raramente en el mundo mágico. Vayamos a su dirección y veamos si está en casa.

- Es sábado, Ron –dijo Hermione-. Puede que no esté en casa. ¿Alguna vez escuchaste algo más de… Brian?

- No, nunca escuché nada –dijo Ron-. Le preguntaremos. Tal vez Brian esté ahí. Oh, alegría. Vamos. –Ron pagó por las tres cervezas y se fueron. Los tres se subieron al SUV de Ron y Hermione dio la dirección. Cuando llegaron, encontraron un edificio moderno en una calle transitada. Entraron y encontraron el número once.

- Este es –dijo Hermione mientras llamaba a la puerta. Los tres oyeron la televión en el apartamento y los pasos. La puerta se abrió y ahí estaba parada una versión de veintitrés años de Harry Potter. Harry tenía una camiseta morada, unos pantalones deportivos azul marino y medias blancas con un diminuto agujero en el talón. Su pelo se paraba desordenado como si no lo hubiesen arreglado en días y esos anteojos siempre eran los mismos. Harry cargaba un gran bol de algún tipo de cereal dulce.

Harry abrió la puerta para ver a tres personas que conocía. Mostró una sonrisa torcida al ver a uno en peculiar. Malfoy. Oh mi Dios. Se veía igual. Exactamente igual. Increíble. Harry sólo sonrió y sacudió su cabeza incrédulo.

- Bueno, suenan campanas en el infierno –dijo Harry mientras todos le sonreían de regreso-. Y yo pensé que éste iba a ser un sábado aburrido. –Harry se volteó y caminó de regreso al apartamento sabiendo que ellos lo seguirían. Se sentó en su sofá de cuero negro y apoyó sus pies en la mesita ratonera frente a él y tomó un poco de su cereal. Ron se sentó en el otro lado del sofá. Draco y Hermione tomaron sillas. La gran televisión mostraba caricaturas.

- ¿Estás comiendo cereal y mirando dibujitos? –preguntó Hermione con una sonrisa.

- Algo así –dijo Harry tomando una gran mordida de sus dulces. Harry miró a Draco, quien sonrió con arrogancia-. No puedo creerlo. De todas las personas que juraba que nunca vendrían a visitar, tú estabas al principio de la lista, Malfoy. –Harry sonrió.

- Jódete, Potty –soltó Malfoy sin veneno alguno.

- Muérdeme, hurón –dijo Potter con una sonrisa.

- Por si no lo han notado, somos egresados ahora y adultos –dijo Hermione.

- No puedo evitarlo. Quiero echarle un maleficio –dijo Draco-. Es un viejo hábito.

- Tráelo –dijo Harry-. No puedes golpearme. Y por el amor de dios, no puedo creer que uses el bastón de tu padre. El número de veces que ese hombre trató de matarme ni siquiera se pueden contar. Oí que murió.

- Sí, murió –dijo Draco-. Sé que estuviste muy triste por mi pérdida.

- Sí, por supuesto –dijo Harry no muy convincentemente. En ese momento el zumbido de un pequeño aparato encima de la mesa ratonera sonó-. ¡Ugh¡Es la quinta vez en el día¿Qué quiere ahora?

- ¿Todavía te está llamando así? –preguntó Ron riendo.

- Nunca me deja solo. –Harry apoyó su bol de cereal y apretó un botón del aparato-. ¿Qué quieres¡Déjame solo! –dijo Harry irritado.

- No lo dices en serio –sonó la voz de Albus Dumbledore y Draco tuvo que cubrirse la boca para evitar reírse fuerte de la expresión de irritación de Harry-. Sigo esperando tu respuesta.

- Y todavía te digo que no, Albus –dijo Harry firmemente-. No iré. Olvídalo.

- Harry, por favor. Sabes que es un esfuerzo digno de consideración –persuadió Albus-. Yo pensaría que necesitas estar ahí. Después de todo, la fundación fue establecida en parte debido a tus generosas donaciones.

- Pero... no quiero ir¿está bien? Se suponía que me mantendría anónmimo de todas formas –acusó Harry-. Pero siempre me haces eso. ¿Por qué me irritas? Sólo vete –bromeó Harry con una sonrisa y Albus rió del otro lado del aparato que era parecido a un teléfono-. Tengo compañía de todas formas.

- ¿Está Brian ahí? –preguntó Albus incrédulo. Draco notó una contracción de dolor en el rostro de Harry.

- No. Y... ya sabes que eso se acabó. Tengo a Ron y a Hermione conmigo. Y otro visitante –dijo Harry-. Nunca adivinarías quién ni en un millón de años.

- No tengo ese tiempo, Harry. Soy más viejo que la mugre, sólo dime –dijo Albus, y todos rieron.

- Draco Malfoy –dijo Harry.

- Muy interesante. Draco Malfoy. Hola a todos –dijo Albus. Cada uno de los visitantes dio sus saludos a Albus, quien los cuestionó en varias charlas sobre pequeñas cosas por un rato mientras Harry terminaba su cereal-. Y Harry, creo que deberías estar presente para la ceremonia. El banquete será en la Gran Sala de Reuniones de Hilligan's el dieciséis de Mayo a las siete de la noche.

- ¡No iré! –escupió Harry, y luego se suavizó-. Albus, por favor no hagas esto –lloriqueó Harry.

- Harry, sabes que necesitas estar allí –dijo Albus en tono paternal. Harry se sacó los lentes y se frotó los ojos, frustrado.

- Me sacas de quicio –dijo Harry-. ¿Por qué siempre me haces esto? Siempre sales con algo para que yo haga.

- Me gusta hacer eso –dijo Albus. Harry sonrió a pesar de sí mismo-. Lo he hecho por un largo tiempo y tú necesitas hacer estas apariciones en el mundo mágico. Lo hemos discutido por años. Esperaré verte allí. –Harry levantó las manos.

- ¡Bien! Pero nada más por un tiempo¿está bien? Esta es la tercera del año –dijo Harry.

- Estoy deleitado de que hayas aceptado la invitación –dijo Albus riendo entre dientes.

- Cállate –bromeó Harry-. ¿Esto es cosa de traje y corbata o necesito usar un smoking? Y ni siquiera piensen en pedirme que use esa basura de túnica. Tú sabes que ya no hago eso de la túnica.

- Siempre creí que lucías lindo en túnicas de mago. Las últimas túnicas que te hicieron serían… -empezó Albus.

- ¡No! –gritó Harry-. Si me pides que use túnicas, no voy –dijo Harry haciendo un puchero.

- Niño terco –dijo Albus. Harry sonrió.

- ¿Y qué esperabas? –preguntó Ron.

- Harry, un smoking sería el atuendo adecuado –dijo Albus-. Y… si puedes traer una cita contigo sería muy lindo.

- Voy a colgarte ahora –dijo Harry-. Y nunca más vuelvas a llamarme. –Harry rió.

- Sabes que lo haré. –Albus rió. Harry sacudió la cabeza-. Te quiero.

- Y yo te quiero a ti –dijo Harry-. Adiós. –Harry colgó el aparato-. ¡Maldición, es tan irritante! –gritó Harry en el cuarto-. ¿El hombre nunca me dejará solo¡Demonios!

- Siempre serás su pequeña mascota, Potter –dijo Malfoy.

- ¿Y por qué estás tú aquí? –preguntó Harry-. A ustedes no los he visto en seis meses y… no he visto a Malfoy desde… -Harry se pausó y miró a Draco a los ojos-, hace mucho. –Draco mantuvo la mirada en Harry y notó algo.

- ¿Potter¿Dónde está tu cicatriz? –preguntó Draco. Harry asintió.

- Es un hechizo de ocultamiento –dijo Harry-. Igual no le tenía cariño.

- Ponla de nuevo –dijo Draco.

- Joder, no –dijo Harry-. No la he tenido en... tres años.

- Ponla de nuevo. Me estás perturbando –dijo Draco.

- ¿Te molesta de algún modo? –preguntó Harry.

- Joder, sí. Creo que deberías dejártela todo el tiempo –dijo Draco.

- Estás demente –dijo Harry-. ¿Y por qué estás aquí?

- Pon la cicactriz de nuevo, Potter –dijo Draco.

- No. –Harry rió-. Malfoy¿por qué¿Por qué quieres que haga eso?

- No sé. –Draco rió-. No puedo... me molesta porque... no eres tú sin ella. –Harry suspiró.

- Maldita sea. Entre Albus y todos los demás nunca consigo un minuto de paz –dijo Harry. Frotó su frente con su mano y la cicatriz apareció. Draco asintió y sonrió con arrogancia.

- Mejor –dijo Draco. Hermione y Ron también lo miraron deliberadamente y asintieron con aprobación.

- Todos están locos –dijo Harry mientras se paraba-. ¿Alguien quiere algo para beber¿Refresco¿Cerveza? Ah y, Ron, tengo esos brownies que a ti te gustan. Los acabo de hacer. Deberían seguir tibios. Y no te comas todo el maldito plato como la última vez. Draco¿quieres une bebida?

- Um... sí. –Draco fue tomado con la guardia baja cuando Harry lo llamó por su primer nombre.

- Vengan a la cocina. –Harry les hizo un gesto a todos. Ellos siguieron a Harry a través del enorme apartamento hacia la moderna cocina. Harry abrió la heladera-. ¿Qué quieres? –preguntó Harry a Draco-. ¿Un refresco¿Cerveza¿Té helado¿Agua? Veamos... Tengo leche y jugo de arándanos.

- ¿Leche y jugo de arándanos? –preguntó Draco haciendo una mueca de disgusto ante la extraña mezcla.

- No juntos. Están separados. –Harry sonrió. Draco asintió de buen humor.

- Dame un refresco –dijo Ron, y Harry le lanzó una lata de refresco.

- A mí me gustaría una botella de agua, por favor –dijo Hermione. Harry le dio una botella de agua. Harry sacó un vaso del armario y se sirvió té helado con hielo.

- ¿Draco¿Te gustaría algo de té? Lo acabo de hacer –preguntó Harry.

- Está bien –dijo Draco amablemente mientras miraba a Harry apoyar sacar otro vaso y servir té y agregarle el hielo. Harry le entregó el vaso a Draco y compartieron una mirada muy rara de apreciación.

- Maldición, Harry. Estos brownies son geniales –dijo Ron mientras llenaba su boca de brownies y trataba de atrapar las migas que se escapaban de su boca-. Eres un gran cocinero. Desearía que pudieras enseñarle a Hermione a cocinar. –Ron rió con los hombres mientras Hermione golpeaba a Ron en el brazo.

- Puedo cocinar bien –dijo Hermione mientras todos se sentaban a la mesa con sus bebidas-. No es como si sintieras el gusto de cualquier cosa antes de tragártela.

- Todavía no me han dicho porqué están aquí –dijo Harry-. Y algo me dice que no es bueno.

- ¿Es porque yo estoy presente? –preguntó Draco bromeando.

- Bueno, sí. Algo así –dijo Harry-. Siempre me has significado problemas.

- Gracias –dijo Draco-. He hecho mi trabajo entonces –dijo Draco con más significado que el que era evidente. Draco era un mortífago. Harry nunca se perdía una jugada.

- Sí, lo hiciste –dijo Harry-. Y… ¿a qué le debo el inesperado placer de tu compañía en el día de hoy?

Draco le contó a Harry del nuevo líder de la oscuridad y de los planes de Xavier. Draco fue a más detalles en sus explicaciones diciendo los nombres esta vez de algunos de los otros líderes del grupo de Xavier. Harry tomó un cuaderno y se lo dio a Hermione, que todavía era famosa por tomar notas. Draco les contó de su iniciación como mortífago en el sexto año de Hogwarts y su re-iniciación en la liga de Xavier dos años atrás.

- ¿Y por qué estás haciendo esto¿Por qué ahora? –pregunto Ron. Draco suspiró.

- Estoy cansado de ser el malo –dijo Draco forzando una sonrisa.

- Santo infierno –dijo Harry mientras se paraba para ir de nuevo a la cocina y reía-. Malfoy está peleando por la luz. Ahí hay un encabezado para El Profeta.

- Si ese encabezado llega a El Profeta, soy hombre muerto –dijo Draco-. Si se sospecha que estoy cerca de ti en particular, pagaré con mi vida, Potter. Tú deberías saberlo mejor que nadie. –Harry volvió para servirle a Draco y a sí mismo más té del recipiente.

- ¿Así que has desarrollado algún tipo de conciencia entonces? –bromeó Harry mientras se sentaba para beber.

- No. Nunca he tenido una y no está en mis planes –dijo Draco con voz cansina-. Simplemente estoy harto de todo. De todo. Los asesinatos, las órdenes... toda la locura involucrada con la oscuridad. Quiero salir y sólo veo dos opciones. O Xavier muere, o yo, y antes de lo que me… gustaría.

- Tomaré un plan de gran escala para hacer caer a ese tipo –dijo Ron.

- Mierda –dijo Harry. Todos lo miraron-. Es sólo un tipo. Yo hice caer a uno cuando tenía dieciséis. Este tipo tiene mayores números, pero todos son más jóvenes de lo que eran los mortífagos de Voldemort. Estos chicos que tiene por sirvientes no están entrenados para el combate y algunos son muggles sin defensa en el mundo mágico. Fácil.

- No tan fácil –dijo Draco-. Estos chicos tienen armas muggle. Tienen poderosos rifles y armas semi-automáticas además de su simple número.

- Pan comido –dijo Harry-. Tengo toneladas de hechizos de protección modificados de mi propia creación que bloquean las balas y cualquier tipo de armas muggle explosivas. Atrapa a Xavier solo o con un pequeño grupo y hazlo caer.

- Yo sigo pensando que un movimiento a gran escala podría sacarlo y hacer caer a sus hombres importantes –dijo Ron.

- No es una buena idea –dijo Harry-. Cuanta más gente tengas trabajando en ese plan, más chances hay de que haya una fuga en el departamento que le dé el dato. Si está esperando un movimiento de los aurores, estamos muertos. Créeme. Perdí a algunos aurores por la misma razón, Ron. Tú lo sabes. –La conversación siguió por algunas horas hasta que estuvo casi oscuro afuera.

- ... y esos sólo son los principales –dijo Ron.

- ¿Les gustaría quedarse a cenar? –preguntó Harry-. Estaba pensando hacer spaghetti y… ya que soy sólo yo aquí, termino tirándolo de todas formas.

- Herm¿quieres quedarte? –preguntó Ron. Hermione encogió los hombros.

- Si tú quieres. Gracias, Harry –dijo Hermione.

- Draco¿te gustaría quedarte a cenar? –preguntó Harry. Eso agarró a Draco con la guardia baja.

- Yo... Yo, um... Sí. Seguro, por qué no –dijo Draco no muy convincentemente.

- No voy a envenenarte ni nada –dijo Harry con una sonrisa.

- Harry hace un spaghetti genial –dijo Hermione.

- Por supuesto que sí –dijo Draco sarcásticamente-. San Potter no puede hacer mal. –Harry rió.

- ¿En serio? –preguntó Harry-. Hago muchas cosas mal. Soy un idiota. –Harry tuvo una pequeña mirada de tristeza por un segundo que Hermione notó.

- Harry¿qué pasó con Brian? –preguntó Hermione. Harry tragó saliva.

- No quiero hablar de eso –dijo Harry-. Yo… no puedo soportarlo. Se acabó y eso es todo.

- Noté que sus cosas se fueron –dijo Ron.

- Se las mandé –dijo Harry con un atisbo de irritación.

- ¿De quién hablas¿Algún amigo tuyo? –preguntó Draco.

- Lo era. Bien, sobre el spaghetti –dijo Harry cambiando de tema-. Somos cuatro. Tengo ensalada y... podría hacer algo de pan de ajo para acompañar.

- Oh, sí. Haz eso –dijo Ron excitado-. Me encanta esa cosa.

- Tú amas la comida –dijo Harry-. Voy a empezar.

- ¿Necesitas ayuda? –preguntó Hermione.

- Seguro, si quieres ayudar será genial. Me encanta la ayuda en la cocina –dijo Harry-. Brian nunca… -Harry se detuvo-. Bueno, vamos, Herm. –Harry entró a la cocina y Ron y Hermione intercambiaron una mirada entre ellos antes de que Hermione siguiera a Harry y saliera de la habitación.

- ¿Quién es ese Brian? –susurró Draco a Ron.

- El... amigo especial de Harry –dijo Ron. Los ojos de Draco se abrieron.

- ¿Potter es gay? –preguntó Draco suavemente. Ron se encogió de hombros.

- No tengo idea –dijo Ron no muy convicentemente-. Brian y Harry se conocieron y… eran muy cercanos. A la larga, Brian se mudó con Harry y necesitaron más espacio, así que compraron este lugar. Vivieron aquí alrededor de seis meses antes de que Harry descubriera que Brian estaba casado con alguna tipa. Brian la había dejado y… entonces regresó con ella. Harry estaba machacado. Eso fue hace ocho meses, cuando Brian se fue.

- Increíble –dijo Draco-. Nunca sospeché que Potter era gay.

- Piénsalo, Draco –dijo Ron-. ¿Cuántas citas tuvo Harry cuanto estaba en Hogwarts? –Draco lo pensó y lo pensó y no pudo recordar ni siquiera una-. ¿Ves? Harry nunca tuvo nada por las mujeres, pero nunca tuvo una relación con nadie hasta Brian. Y ahora… se niega hasta a discutir sobre salir con alguien.

- No lo culpo –dijo Draco-. Yo nunca estuve interesado en las relaciones tampoco.

- Pero tú estuviste casado –dijo Ron-. Y… lamento escuchar tu pérdida con el bebé.

- No te preocupes por eso –dijo Draco fríamente-. Fue un accidente que Celeste se embarazara en primer lugar, y fui obligado a casarme con ella. Nos llevábamos bien, pero… nunca la amé. Y… con el bebé, y después su suicidio… nunca tuve el deseo de mezclarme con la cosa del compromiso de nuevo.

- ¿Así que no estás viendo a nadie ahora? –preguntó Ron. Draco suspiró.

- Tengo algunos amantes regulares –dijo Draco-. Es sólo por sexo o alguna cita de vez en cuando. Nada permanente y sin ataduras. Justo como me gusta. –Ron dudó de esa declaración pero no dijo nada.

- Dijiste amantes –dijo Ron-. ¿Eso es hombres o mujeres o ambos?

- Ambos –dijo Ron-. Soy una puta. Juego el campo, comadreja.

- No te creo –declaró Ron tajantemente-. Y creo que estás lleno de mierda. Dices todas esas porquerías de no querer compromiso, pero yo creo que te gustaría si encuentras a la chica adecuada. O chico. Creo que está en la naturaleza humana querer una relación con otra persona que amas.

- ¿Amor? Mierda –dijo Draco con un bufido de risa-. No hay semejante cosa. El amor es sólo una palabra inventada que la gente usa para describir su esclavización a otra persona. El amor es un montón de señales eléctricas entre las neuronas del cerebro. No existe, Ron.

- Eres tan jodidamente amargo –dijo Ron-. Alguien debió haber hecho un buen trabajo en hacerte un hombre frío.

- Siempre he sido así de frío, Ron –dijo Draco-. Soy un Malfoy. El nombre significa asesino de sangre fría. ¿No lo sabías?

- No. Creí que significaba pequeño hurón arrogante y enojado –dijo Ron y rieron.

Hermione picó la lechuga para la ensalada mientras Harry revolvía el tuco de carne. Ese tuco lo había hecho una semana atrás y lo había congelado. El agua estaba hirviendo para la pasta y la puso adentro.

- No puedo creer que hayas traído a Malfoy a mi apartamento –dijo Harro-. Luce exactamente igual. Exactamente. No puedo superarlo.

- Él pidió la reunión conmigo y Ron –dijo Hermione. Harry sacudió la cabeza incrédulo-. Tal vez ha cambiado.

- Tal vez el infierno se congele –dijo Harry.

- No confío en él completamente –susurró Hermione-. Pero hemos tenido algunos otros reportes de Xavier antes de que él pidiera la reunión. Por lo que yo sé, todo lo que Draco dijo es verdad. No sé porqué compromete su vida para decirnos algo si no iba en serio.

- Yo tampoco lo sé. –Harry frunció el ceño-. No sentí engaño de su parte cuando estaba hablando. Así que está diciendo la verdad. Todavía uso la Legeremancia con aquellos que creo que pueden estar mintiendo, y Malfoy no está mintiendo, o al menos él cree que no.

- Todavía no estoy convencida de que quiera... ¿convertirse en un chico bueno? –Hermione y Harry intercambiaron una mirada-. Es un Malfoy, por el amor de dios. –Hermione agregó las verduras y vegetales a la ensalada que había picado en un gran bol de madera que Harry le alcanzó. Harry regresó a revolver el tuco.

- No estoy seguro de que alguna vez sea el máximo héroe de un cómic, Herm, pero… puedo ver porqué quiere salirse –dijo Harry-. Yo también tengo algunos reportes de Xavier. Y… es cruel con sus seguidores si ellos desobedecen sus órdenes. Y ha matado a algunos por tratar de escaparse. Draco morirá en un instante si Xavier o cualquiera de sus seguidores descubren que ha estado aquí.

- ¿Crees que debamos ofrecerle algún tipo de programa de protección? –dijo Hermione mientras buscaba en la heladera algo para decorar la ensalada.

- Pensaría que deberías ofrecerle, pero él no la aceptará –dijo Harry-. Malfoy siempre ha sido demasiado jodidamente arrogante. No quieren que lo cuiden de ninguna forma. Eso lo haría verse débil y odia eso.

- Suena a alguien más que yo conozco –dijo Hermione. Harry le dirigió una mirada-. ¿Cómo estás, Harry¿Has salido con alguien últimamente?

- No. –Harry suspiró-. No tengo el deseo de ir buscando a alguien. Sólo la escena de porquería me vuelve loco.

- ¿Has salido siquiera¿Fuiste al bar? –preguntó Hermione.

- No, Herm –dijo Harry-. Brian siempre quería ir a Lucky's Bar, pero yo no mucho. Sólo iba porque él… a él le gustaba. –Harry se tomó unos segundos de reflexión-. Sabes que no soy de los que van a un bar solos. Y el tema es… ¿por qué querría ir de todos modos? Estaba casado. Me siento como un maldito imbécil con todo el asunto. –Harry sacudió la cabeza ante su entristecida irritación. Hermione acarició la espalda de Harry para confortarlo.

- Sé que lo amabas, Harry –dijo Hermione.

- No sé si lo amaba, pero... me importaba mucho –dijo Harry-. Y… lo extraño. Algunas veces este lugar es muy solitario sin él. Han pasado ocho jodidos meses y a veces me despierto preguntándome dónde está. ¿Cuándo superaré esta mierda?

- ¿Y no has estado con nadie en ocho meses? –preguntó Hermione-. ¿Nadie?

- No –dijo Harry-. No pude obligarme a encontrar a alguien sólo para tener sexo. No quiero tratar con eso ahora.

- Harry, despierta –dijo Hermione. Harry la miró-. Es sexo. Ten una noche y libérate de algunas frustraciones. No es un compromiso de por vida de lo que estamos hablando. Sólo disfruta una linda noche con alguien.

- Fui con Mark y Robert al Club de Caballeros como hace un mes –admitió Harry-. Y conocí a este chico, Devin. Estaba bien. Tengo su número, pero... nunca llamé.

- Bueno, llámalo –dijo Hermione-. Te dio su número por una razón, Harry. Tenía que estar un poco interesado para hacer eso. Además, podrían salir una noche y luego… lo que pasa pasa.

- No estoy seguro de querer salir aún –dijo Harry mientras sacaba el tuco del fuego y lo volcaba en un bol-. Tal vez no he superado del todo lo de Brian. No puedo evitarlo.

- Sé que es difícil –dijo Hermione-. Pero necesitas ser sociable y conocer otra gente. Te conozco, Harry. Te sentarías aquí en este apartamento solo y te revolcarías en tu propia miseria. Te he visto hacerlo por años. Necesitas salir y hacer algo.

- Herm, déjalo –dijo Harry-. Trabajo diez horas por día y por las noches estoy exhausto. Y en los fines de semana, descanso.

- Excusas –dijo Hermione-. Al menos podrías ir a nuestra casa alguna vez. No has ido en seis meses. Sólo consigo hablar contigo de vez en cuando por celular, y Ron me dice que lo llamas de tu celular la misma cantidad de veces. Si no sales y raramente nos hablas, sé que estás en este maldito apartamento solo todo el tiempo. No quiero molestarte, pero… me preocupo por ti. –Harry terminó con el tuco y enjuagó la olla. Hermione lo abrazó brevemente para confortarlo.

- Sé que te preocupas por mí –dijo Harry en el abrazo mientras se separaba-. Y lo aprecio. Pero no lo hagas. Soy un hombre adulto.

- Nunca te veré como un adulto –dijo Hermione mientras recogía la ensalada para llevarla a la mesa-. Tú siempre serás ese "jodido niño que vivió" en mi mente. –Rieron juntos. Harry trajo el spaghetti y el tuco a la mesa, el pan de ajo, y él y Hermione pusieron la mesa. Draco y Ron estaban al final del living mirando la televisión. Harry y Hermione fueron a verlos. Ron se había sacado los zapatos y los tenía apoyados en la mesa ratonera y se había asegurado de sentirse como si estuviera en su propia casa. Draco estaba sentado rígido en una silla luciendo fuera de lugar.

- La comida está lista –dijo Harry volteándose hacia ellos-. Tengo algo de vino, o cerveza. Lo que prefieran.

- Que sea el vino –dijo Hermione-. No he tomado vino desde nuestro aniversario, hace unas semanas.

- Esa fue una noche –dijo Ron-. Joder, Herm. Casi me matas. –Se rieron de Hermione.

- Oh, cállate –dijo Hermione tirando de su pelo rojo-. Eres horrible diciéndome esas cosas. Y baja tus pies de la mesa, idiota. ¿Te criaron en un granero?

- La Madriguera era casi un granero –dijo Harry-. Me encantaba.

- Claro que sí –dijo Draco. Harry le dirigió a Draco una mirada.

- ¿Estás diciendo saber lo que me gusta y lo que no? –dijo Harry.

- Estoy seguro de que hay un libro escrito respecto a eso –dijo Draco-. Es una pena que mi tarjeta de biblioteca esté vencida, o lo sacaría.

- Sabes, Malfoy, no puedo superar cuánto no has cambiado nunca –dijo Harry mirándolo-. Todavía eres un cabrón arrogante de gran magnitud, y te ves igual. Un poco más alto, pero… igual.

- Bueno, tú todavía te ves como una ramera mal alimentada –dijo Draco-. Y todavía luces como si acabaras de saltar de una escoba. ¿Y qué demonios está mal con tu pelo, Potter? –Rieron en un ataque.

- Me rendí ante él hace años –dijo Harry con una sonrisa-. ¿Estamos listos para comer? –Harry tomó el vino de la heladera y lo puso en un balde con hielo y lo trajo a la mesa y se sentó.

- Yo iré por los vasos de vino. –Hermione hizo un hamague de levantarse.

- Yo los conseguiré –dijo Harry, y levantó su mano y cuatro vasos de vino se dispararon a través de la habitación hasta sus manos. Le dio uno a cada uno. Draco estaba sorprendido.

- Sin varita –dijo Draco. Harry asintió-. Por supuesto. No esperaba menos de ti.

- ¿Acabas de darme un cumplido? –preguntó Harry mientras servía el vino.

- No –dijo Draco-. Simplemente te estaba dando una señal de mis expectativas de ti.

- ¿Te importaría expandir ese punto? –preguntó Ron.

- No realmente –dijo Draco-. Pero sí elogiaré tu decoración y tu apartamento, Potter. Es muy lindo.

- Gracias. Sabes, realmente deberías llamarme Harry –dijo Harry-. Es mi nombre. ¿O no lo sabías?

- Estoy muy enterado de tu nombre –dijo Draco-. Ya que me lo arrojaron en la cara por años.

- Y supongo que no te diste cuenta de que el camino iba por los dos lados –dijo Harry mientras comía el spaghetti caliente y casi se quemaba la boca-. Tú y yo éramos los archienemigos en Hogwarts. Tú eras mi segundo peor enemigo.

- Tomaré eso como un cumplido –dijo Draco mientras comía-. Buen spaghetti.

- Gracias –dijo Harry-. ¿Todavía vives en la Mansión Malfoy? –Draco asintió.

- La odio –dijo Draco. Los otros tres parecieron impactados y pararon de comer para mirar directamente a Draco hasta que él lo notó-. ¿Qué?

- ¿No te gusta la Mansión? –preguntó Hermione.

- Siempre he odiado el lugar –dijo Draco-. Es enorme y… horrible. Todavía es igual a cuando yo nací. Y la decoración es más del estilo de mis padres. Podría redecorarlo, pero no veo la necesidad. Soy el único ahí.

- Oí que te casaste o algo –dijo harry. Draco asintió-. ¿Y¿Sigues casado? –Draco explicó de nuevo lo que le había relatado a Ron sobre Celeste y el niño indeseado. Draco también explicó la muerte de su padre, el lío amoroso de su madre y su actual situación con su amante italiano. La noche fue divertida para ellos mientras compartían comida, vino y conversación. Ron contó de su trabajo, Hermione del suyo, y Harry del suyo. Draco los escuchó a todos con interés. Cuando su comida se hubo acabado prosiguieron a sentarse y tomar dos botellas de vino. Todos estaban sintiendo los efectos del vino que habían consumido y relatarion historias de sus hazañas en el colegio y chismes de lo que había pasado con los estudiantes después de que se graduaran.

- … y cuando lo vi de nuevo, dijo que no sabía –dijo Ron, y todos rieron.

- ¿Sabían que su buen amigo Colin Creevey se ha unido a Xavier? –preguntó Draco. Dos de los otros tres estaban impactados de nuevo.

- Bromeas –dijo Hermione. Draco negó con la cabeza.

- No, sólo está un puesto debajo de mí –dijo Draco-. Es un malvado hijo de puta, también.

- ¿Colin Creevey? –preguntó Ron con los ojos muy abiertos-. Era el fan número uno de Harry. No puedo creerlo.

- Yo puedo –dijo Harry-. Colin quería poder. Me seguía porque pensó que yo podría dárselo. Lo veo siguiendo a Xavier del mismo modo. No me sorprende mucho.

- Creevey es un gran reclutador –comentó Draco-. Sabe cómo alcanzar al sector mayor. Creo que puede incluso mencionar tu nombre, Harry, para persuadir a los reclutas. Le gusta manipular a los otros y es muy bueno en ello.

- No puedo imaginármelo –dijo Ron-. Colin siempre fue tan… pequeño y débil.

- Colin siempre tuvo una cámara dándole fuerza –dijo Harry-. Quería evidencia para manipular. Yo sabía que estaba haciendo eso por todo el colegio, pero… nunca dije nada. Era muy intimidante para los Hufflepuff.

- ¿Y cómo sabías eso? –preguntó Hermione.

- Yo sé cada maldita cosa –dijo Harry con arrogancia fingida-. Estaba por todo el colegio cada minuto. Y… Albus lo sabía. Tenía mi capa de invisibilidad y si lo recuerdas, yo era el infierno sobre ruedas en nuestro tercer año.

- Así que esa es la razón… todos estos años tuviste una jodida capa de Invisibilidad desde tercero –dijo Draco.

- No. En realidad la tuve desde primero –dijo Harry-. Draco, si sólo supieras la cantidad de veces que estuve en tu cuarto, te daría un ataque. –Harry rió con Ron y Hermione.

- ¿Estuviste en mi cuarto? –Draco sonrió con arrogancia, sintiéndose de alguna forma halagado-. ¿Qué razón tenías para querer estar en mi cuarto?

- Eras mi enemigo –dijo Harry-. No podía conocerte. De todas las cosas que he visto por la noche husmeando por el colegio, tu habitación estaba en la lista de favoritos.

- ¿Y por qué dices eso? –preguntó Draco casi con temor.

- Creo que recuerdo algunas noches donde entretuviste a algunos invitados –dijo Harry con una sonrisa de arrogancia propia-. Recuerdo a Pansy, Daphne, y… Calvin.

- ¿Calvin Croft? –preguntó Hermione sorprendida. Draco nunca retrocedió.

- Fue un buen ligue –dijo Draco tajantemente. Harry sonrió.

- Vi eso –dijo harry-. Calvin se fue contento.

- Así que Harry Potter es un mirón –dijo Draco.

- He visto más que eso, Draco –dijo Harry-. Eso fue moderado comparado a lo que he visto a Snape hacer. Eso me dio pesadillas. –Harry rió mientras tomaba algo de vino-. Es un hombre enfermo. Muy retorcido.

- Cuéntanos de Snape –dijo Draco.

- Nosotros ya lo sabemos –dijo Ron-. Profesor Severus Snape. Me pregunto si alguna vez dejará Hogwarts.

- Lo dudo –dijo Hermione-. Nunca dejará la clase de pociones. Le da demasiado placer torturar a los alumnos.

- Snape tenía sexo con las chicas de séptimo –dijo Harry-. Supe eso desde primer año.

- No lo hacía –dijo Draco.

- Oh sí, lo hacía –dijo Harry-. Yo estaba ahí. Yo lo vi todo. Y Filch violó a una chica de Ravenclaw cuando estábamos en quinto. Le dije a Albus pero… ella nunca dijo nada al respecto, así que… Filch mantuvo su trabajo. Albus nunca más le dejó patrullar por la noche después por temor a que volviera a ocurrir.

- Siempre me pregunté al respecto –dijo Draco-. El rumor en Slytherin era que Filch había sido atacado por la noche y por su porpia seguridad no se le permitía patrullar.

- Filch era un cabrón malvado –dijo Ron.

- ¿Recuerdan la vez que vimos a Trelawney con el Doctor Nash? –preguntó Hermione. Harry asintió-. Estábamos bajo la capa de invisibilidad buscando a Dean, que estaba teniendo sexo con Hannah Abbott, y vimos a la profesora Trelawney dándole sexo oral al Doctor Nash. Harry casi se pone a reír. Eso fue muy divertido. –Harry y Hermione rieron fuerte.

- ¿Trelawney? –preguntó Draco-. Ella era espeluznante. Me alegra nunca haber tenido esa clase.

- ¿Les gustaría más vino? Tengo muchas botellas más –ofreció Harry.

- No, creo que mejor nos vamos pronto –dijo Hermione-. Draco, ya que nos has contado de estas cosas de Xavier, deseo ofrecerte algunos servicios de protección bajo las pautas del Ministerio.

- No –dijo Draco negando rápidamente con la cabeza-. No puedo tener mi nombre en un formulario del Ministerio. Estaré muerto antes de la mañana.

- ¿Así que el Ministerio está involucrado con Xavier? –preguntó Ron. Draco asintió lentamente.

- ¿Quién es? –preguntó Hermione.

- No puedo decirlo –dijo Draco-. Y no me creerían de todas formas.

- ¿Quién entonces? –preguntó Hermione.

- Apuesto a que puedo adivinarlo –dijo Harry dándole a Draco una mirada dura que él regresó.

- ¿Puedes? Escuchémoslo –dijo Draco.

- Darrius Cornwealth, el mismísimo ministro –dijo Harry talantemente. Draco sonrió arrogantemente.

- Muy bien, Harry. Tienes toda la razón –dijo Draco. Ron y Hermione intercambiaron una mirada de incredulidad.

- Bromeas –dijo Ron con los ojos abiertos por el miedo-. ¿Tienes evidencia?

- Soy testigo de que está involucrado, pero no es lo bastante tonto como para dejar cualquier evidencia, Ron. Por eso es el ministro –dijo Draco.

- Lo sabía –dijo Harry-. Me lo he encontrado muchas veces y sentí engaño todo a su alrededor cada vez. Albus y yo lo discutimos, pero… no había nada que pudiéramos hacer sin evidencia concreta.

- ¿Eres un legeremántico? –preguntó Draco. Harry asintió-. Por supuesto. –Draco rió-. ¿Qué no puedes hacer, Harry?

- No lo sé –dijo Harry con arrogancia debido a su estupor por el vino-. No lo he descubierto aún. –Harry rió tristemente de sí mismo.

- Te creo –dijo Draco con toda la honestidad que Harry pudo sentir-. Sinceramente.

- Niegas la protección del Ministerio por razones válidas –dijo Ron-. ¿Pero estás seguro de que es seguro volver a la Mansión Malfoy?

- No, no lo estoy –dijo Draco-. Soy el único allí. Si me asesinaran pasarían meses antes de que nadie lo supiera. Pero… las opciones son limitadas.

- Podríamos ponerte en un hotel en Londres –dijo Hermione-. Podría arreglarlo para ti pero tomaría varios días. Tenemos que hacer el trámite y ponerte un alias.

- Aprecio tu oferta –dijo Draco-. Pero no puedo tener participación en el Ministerio de todas formas.

- Nosotros pagaremos la cuenta personalmente si tú no quieres ir de regreso a la Mansión –dijo Ron-. Hasta que se hagan otros arreglos.

- Estaría en constante riesgo viviendo en un hotel –dijo Draco.

- Pero también estás en constante riesgo si vuelves a la Mansión –dijo Harry.

- Muy cierto, pero sucede que ahí vivo –dijo Draco.

- Pero tú mismo dijiste que no estás seguro ahí –dijo Hermione. Draco asintió.

- Es difícil, Hermione –dijo Draco-. Créanme, estoy acostumbrado.

- Harry, tú tienes una habitación extra. Tal vez Malfoy podría quedarse algunos días hasta que… hasta que podamos encontrarle un lugar seguro –sugirió Ron sorprendiéndose a sí mismo de siquiera sugerirlo.

- No –dijo Draco-. Estaré bien, Ron. En serio.

- No, esa es una buena idea –dijo Hermione-. ¿Te importaría, Harry? –Harry miró a Draco.

- Um... no –dijo Harry-. Si quieres quedarte unoos días, estará bien. De hecho, mañana tengo el día libre. Podríamos… tratar de encontrarte un lugar si quieres.

- Aprecio tu hospitalidad –dijo Draco-. Pero estaré bien. Sigo viviendo después de todos estos años. Sé cómo protegerme.

- No estoy dudando de tus habilidades, Draco –dijo Hermione amablemente-. Sólo queremos ver que estás seguro. Y más importante, que te sientas seguro.

- Hermione tiene razón –dijo Ron-. Sólo quédate aquí algunos días y ve. No dolerá. Además, pelear con Harry puede ser divertido. Sabemos que lo disfrutarás.

- Nos mataremos –le dijo Harry a Draco con una sonrisa.

- Por muy tentador que sea matarte, debo negarme –dijo Draco-. No quiero que pienses que vine aquí con esa intención.

- Por supuesto que no pensamos eso. –Hermione rió-. Casi te da un ataque cuando mencionamos venir a ver a Harry.

- Estoy dolido –bromeó Harry-. ¿No querías verme?

- No tomes esto a mal, Potter, pero no me gustas –dijo Draco con una sonrisa. Total mentira.

- Ya sé eso. ¿No tienes una marca adorable para probarlo? –preguntó Harry. Draco rió.

- Supongo que sí –dijo Draco.

- Draco, si quieres quedarte, estará bien por mí –ofreció Harry amablemente-. Todo lo que hago es sentarme frente a la televisión de todas formas. Nunca hago nada.

- Qué gran idea –dijo Hermione con los ojos brillantes-. Harry, sabes que necesitarás un smoking para el banquete que Albus mencionó, y Draco es un genio de la moda. Él podría ayudarte a encontrar algo lindo.

- Dices eso sólo porque odias todo lo que elijo –dijo Harry.

- Y con buena razón –dijo Draco-. Mírate. ¿Todavía usas la ropa de tu primo? –Harry rió.

- No, finalmente me deshice de todas las cosas de Dudley –dijo Harry-. Pero en mi defensa debo decir que estaba sentado aquí y no esperaba compañía en mi tarde de sábado.

- Eso me recuerda. –Hermione sacó su cuaderno de direcciones-. Harry, dame tu número de teléfono y maguífono de tu casa. –Harry le dio los números y ella los anotó-. Gracias.

- No empieces a llamarme a toda hora del día y la noche como Albus –dijo Harry-. Desde que Brian se fue me llama todo el tiempo. Me está volviendo loco.

- Sólo está preocupado por ti, Harry –dijo Ron-. Tuviste esa pequeña cosa de la… depresión por un tiempo, sabes.

- Por la milésima vez, estoy bien –dijo Harry tajantemente-. No soy un niño.

- Albus te ve como un niño –dijo Hermione-. Siempre lo ha hecho.

- Lo sé –dijo Harry-. Quiero al hombre hasta la muerte, pero maldición. Es tan irritante.

- Sabe que estás solo aquí –dijo Ron-. Cree que necesitas compañía. Todos sabemos que no has salido con nadie en ocho meses.

- ¿No has salido en ocho meses? –preguntó Draco. Harry le dirigió a Ron una mirada.

- Gracias, Ron –dijo Harry-. Sí, Draco. Ocho meses. He estado ocupado.

- Eres un horrible mentiroso –dijo Draco-. Nunca podrías ser un mortífago.

- Podría ser un gran mortífago-. Soy un oclumántico y legeremántico. Podría jugar con tu cabeza y nunca lo sabrías.

- Probablemente no encuentres mucho –dijo Ron-. Draco es una rubia. –Draco golpeó a Ron y todos rieron.

- ¿Entonces¿Te quedas aquí conmigo? –preguntó Harry en su forma amigable. Draco pareció lleno de indecisión.

- No estoy seguro de que esa sea una buena idea –dijo Draco.

- Yo creo que es una idea brillante –dijo Hermione-. Ninguno de ustedes tiene nada que hacer mañana, y Harry necesita ese smoking. Draco, por el amor de Merlín, debiste haber visto lo que se puso el banquete pasado.

- Eso fue muy malo, Harry –dijo Ron. Harry rió entre dientes.

- ¿Qué demonios te pusiste? –preguntó Draco.

- Un traje –dijo Harry. Ron y Hermione negaron con la cabeza-. No estuvo tan mal.

- Era horrible –dijo Hermione-. Harry, dulzura, puedes hacer tantas cosas que parece irreal, pero no puedes elegir ropa.

- Enfréntalo, hombre. Apestas con la ropa –dijo Ron.

- No soy tan malo –dijo Harry-. Elijo lo que me gusta. Además, Albus dijo que me veía lindo. –Los otros tres rieron.

- ¿Albus? Él usa calcetines diferentes, Harry –dijo Draco.

- Lo sé. Yo se los di. –Harry se rió con los otros tres-. Eran un regalo de Dobby, y… se los di. Nunca pensé que los usaría.

- Oh Dios –dijo Ron-. Eres tan gracioso.

- ¿Entonces, Draco¿Te quedarás aquí con Harry por algunos días? Realmente me haría sentir mucho más segura por ti –dijo Hermione-. Además, Harry es un enfermo de la limpieza y… bueno, está bien como compañero de cuarto.

- Harry es un buen compañero de cuarto –dijo Ron-. Siempre estaba recogiendo mis porquerías del piso por mí. ¿No es así?

- Tenía que hacerlo. No podía caminar por el piso –dijo Harry-. Draco, eres más que bienvenido a quedarte. Tengo una habitación libre. ¿Te gustaría verla? Vamos. –Harry se paró y empezó a caminar en esa dirección, pero Draco se quedó sentado-. Vamos –repitió Harry. Draco finalmente se levantó y siguió a Harry hacia la habitación.

- ¿Sabías que Draco era bisexual? –susurró Hermione. Ron asintió.

- Hablamos un poco mientras tú y Harry estaban en la cocina –dijo Ron-. Tiene algunos amantes. Hombres y mujeres.

- Tal vez... –sugirió Hermione sobre Harry y Draco.

- Imposible –dijo Ron-. Se odian.

- Pero han crecido ahora, Ron –dijo Hermione-. No estoy sugiriendo que vivan juntos, pero tal vez… sé que Harry necesita… bueno, sólo sexo sin significado. Han sido ocho meses para él, Ron.

- Lo sé. ¿Pero con Malfoy? –preguntó Ron en algún tipo de tono disgustado. Ambos se encogieron de hombros.

- Aquí está –dijo Harry mientras había la puerta hacia una habitación de buen tamaño. Entraron-. Esta habitación es prácticamente nueva. –Harry le mostró a Draco el armario y el baño privado. Todo estaba muy limpio.

- ¿Por qué estás haciendo esto? –preguntó Draco para sorpresa de Harry.

- Yo... sólo pensé que te gustaría alejarte de tu casa algunos días –dijo Harry-. Sé que tiene que ser estresante quedarse allí. Y… bueno, estás solo en la Mansión, y yo estoy solo aquí también. Así que podemos estar solos juntos. –Harry sonrió de su horrible lógica.

- Me odias, Potter –dijo Draco.

- Te odiaba –dijo Harry-. Honestamente te odiaba por tus agallas. Pero… Soy un Oclumántico y sé que dices la verdad sobre querer salir –dijo Harry mientras se sentaba en la cama-. Y para ser más honesto contigo, me gustará la compañía.

- ¿Pero conmigo? Traté de matarte –dijo Draco-. Y tú lo recuerdas.

- Lo recuerdo –dijo Harry.

- Y nunca dijiste una palabra –dijo Draco.

- No, no lo hice –dijo Harry-. Teníamos dieciséis, Draco. Tuve que matar para salvar mi vida, pero tú no. Y nunca entendí eso hasta que me di cuenta de que sólo eramos niños que fueron obligados a matar para salvar nuestros propios cuellos. Si no fuera por tu padre, no creo que te hubieras convertido en mortífago.

- Tienes razón –dijo Draco-. Nunca le dije que no. Y por eso pagué... caro.

- ¿Cómo podrías haberle dicho que no? –preguntó Harry-. Conocí a Lucius muy bien. Era un hombre muy intimidante. Y sé que él… que él no era el padre ideal, no importa lo que digas. Pero suficiente de eso. Si quieres quedarte, puedes.

- No lo sé –dijo Draco mientras se paseaba por el cuarto-. Si me encuentran aquí, ambos estamos muertos.

- Con todo respeto, Draco, ten un poco más de confianza en mí. Nadie te encontrará aquí –dijo Harry-. Tengo barreras por todo este lugar. Supe que una persona con la marca oscura estaba a menos de cien yardas de mi puerta cuando tú llegaste. Todavía soy buscado, así que estamos en el mismo bote. Mi apartamento es muy seguro. Lo garantizo.

- ¿Cómo puedes ofrecerme quedarme aquí? –preguntó Draco-. Nunca he sido nada más que un bastardo contigo, y traté de matarte. ¿Y ahora me ofreces un refugio seguro?

- Es una cosa Gryffindor. –Harry sonrió con la broma-. Escucha, si no quieres quedarte, está bien. Pero si quieres, me gustaría. Estuve involucrado con alguien que vivía aquí conmigo, y… no he tenido ninguna compañía en este apartamento por seis meses. Trabajo, vengo a casa, como y duermo. Tengo tres semanas de vacaciones que el departamento está tratando de obligarme a tomar tan pronto como sea posible, y simplemente no las quiero porque me sentaré aquí por tres semanas solo en miseria –dijo Harry con un suspiro-. Hermione siempre me está jodiendo con que vaya al club, o… que simplemente encuentre a alguien para tener sexo… es irritante, pero… de algún modo sé que tiene razón.

- No pude creerlo cuando dijiste que no has salido con nadie en ocho meses –dijo Draco-. Eso es mucho tiempo, Harry,

- Créeme, lo sé. –Harry dejó salir una risa triste-. Simplemente no soy de los que pueden tener un encuentro sexual improvisado. El sexo sin significado nunca ha sido mi fuerte.

- Ciertamente ha sido el mío –dijo Draco-. Incluso estando casado, no había nada con significado sobre el sexo. No había sentimientos involucrados desde el principio con Celeste.

- Eso es triste –dijo Harry-. No estoy seguro de qué es peor: tener una relación significativa y perderla, o tener una relación que nunca ha tenido significado. Somos un par de memas.

- Somos patéticos –dijo Draco, y luego miró alrededor del cuarto-. ¿Así que me vas a poner en este cuarto diminuto cuando podría estar viviendo en la mansión más grande del hemisferio?

- Sí. Eso es correcto –dijo Harry-. Mi habitación es más grande, pero esta estará bien.

- ¿Tu habitación es más grande y me ofreces esto? –bromeó Draco.

- Eres un cabrón. –Harry rió-. Ven. Te mostraré mi cuarto. –Los dos bajaron por el pasillo y entraron a una linda habitación.

- Muy bonito –dijo Draco-. Prefiero esta habitación. Tendrás que dejar que me quede aquí.

- Olvídalo –dijo Harry-. Este es mi cuarto. Pero... todo lo que hago es dormir aquí.

- Qué triste –dijo Draco con una sonrisa arrogante-. Nunca he considerado a Harry Potter teniendo sexo. Es un pensamiento muy raro para mí.

- Muchas gracias –dijo Harry con sarcasmo-. No soy totalmente disfuncional, sabes.

- La idea de tú... tú teniendo sexo… no… no está bien –dijo Draco. Harry rió.

- ¿Por qué dices eso? Sólo soy un chico normal –dijo Harry.

- No eres, y nunca has sido, normal –dijo Draco-. Pero… parece funcionar para ti, así que sigue con lo que sabes. Esas son lindas cortinas.

- Las mandé a hacer –dijo Harry mientras se sentaba en su cama tamaño rey-. Elegí esta tela porque me recordaba a mi dormitorio en Hogwarts. ¿No es estúpido?

- No realmente –dijo Draco-. Pasaste mucho tiempo en Hogwarts durante tus años. Como el resto de nosotros.

- ¿Te quedarás aquí? –preguntó Harry. Draco se volteó para enfrentarlo.

- Ya te lo dije, sólo si me quedo con esta habitación –bromeó Draco con una mirada tajante.

- Imposible –dijo Harry-. No a menos que planees dormir en mi cama conmigo. Amo esta habitación.

- Podría aceptar esa oferta, Potter –dijo Draco. Harry sintió la verdad.

- Bien entonces –dijo Harry-. Pero este es mi lado de la cama y no pelearé por eso.

- Trato. Prefiero la izquierda de todas formas –dijo Draco.

- Qué bueno, porque no conseguirás el lado derecho –dijo Harry-. Y… ¿puedes nadar?

- Por supuesto que puedo nadar, idiota. Ya sabes eso –dijo Draco-. ¿Cuántas veces traté de ahogarte en el lago?

- Pero estabas tratando de ahogarme, nunca te vi nadar –dijo Harry-. Te lo pregunto porque hay una piscina climatizada en el edificio y… quería ir, pero no quería ir solo.

- ¿Así que ahora tengo que entretenerte en el agua? –preguntó Draco. Harry sonrió.

- No, no tienes que hacerlo –dijo Harry-. Sería lindo, pero… no tienes que hacerlo. Todo lo que tienes que hacer es no tomar mi lado de la cama.

- Bien. Puedo hacer eso –dijo Draco.

- Bien –dijo Harry-. Tengo... bueno, no usarás mi ropa. Sé que no usarás nada que no esté hecho a medida por por elfos esclavizados, pero tengo algunas cosas más lindas que puedes usar. Y tengo pijamas y… cosas de esas hasta que podamos encontrarte algunas cosas. ¿Quieres ir de compras mañana? Podría usar tu ayuda con el smoking. Hermione siempre jode todo lo que me pongo. –Draco rió.

- Iremos mañana y encontraremos un smoking. Sé de muchos lugares que tienen ropa fina de hombre –dijo Draco-. Y necesitaré algunas cosas, también. –Draco pensó en Gringotts en el Callejón Diagon-. Mierda.

- ¿Qué? –preguntó Harry.

- Gringotts. No puedo ir ahí si me estoy escondiendo de Xavier –dijo Draco.

- No te preocupes por eso –dijo Harry-. Estoy forrado. Transferí casi todos mis galleones a la moneda muggle. Tengo muchas cuentas bancarias que nunca he tocado. No necesito mucho aquí solo. Iremos de compras y la pasaremos genial mañana.

- Te devolveré el dinero por todo lo que decida comprar –dijo Draco.

- Está bien –dijo Harry-. Mejor vamos a decirle a Ron y Hermione que has decidido quedarte. Y... me alegra que lo hicieras.

- A mí también. Gracias, Harry –dijo Draco. Harry sonrió.

- De nada –dijo Harry mientras se paraba-. Vamos. –Harry y Draco regresaron para encontrar a Ron y Hermione en el sofá mirando una película de terror-. ¿Qué están mirando?

- Algo de un asesino que mata a estudiantes universitarios mientras duermen –dijo Ron-. Está genial. Usa una motosierra o… algo.

- ¿Masacre de Motosierra? –dijo Harry-. Ya la he visto. Miren a esa chica… está corriendo y se cae y él la corta toda. –Los tres observaron al horripilante asesino.

- No puedo soportarlo. ¿Por qué todos quieren mirar algo así? –preguntó Hermione mientras se paraba-. Tenemos que irnos. Son casi las once. Vamos, Ron.

- Espera un minuto –dijo Ron-. Déjame ver esta parte. Tiene a esa pareja arrinconada y está a punto de revanarlos.

- Oh, por el amor del cielo. –Hermione se paró frente a la televisión-. Muévete, Ron. Es tarde y tenemos que irnos.

- Oh, está bien, maldición –dijo Ron mientras se ponía los zapatos-. Ustedes mejor que se alegren de no estar casados. –Hermione le dirigió una mirada-. Oh, dulzura, sabes que sólo estaba bromeando.

- Puedes compensármelo luego. –Hermione sonrió. Ron gruñó.

- Nos vemos luego, hombre. Y ven a nuestra casa pronto –dijo Ron-. Draco, fue bueno verte otra vez. Eres bienvenido a ir a nuestra casa alguna vez. Harry, deberías traerlo.

- Nosotros… bueno, podríamos… no lo sé –dijo Harry-. Tengo tu número de celular. Tal vez te llame pronto. –Hermione le dio un abrazo a Harry y un pequeño beso en la mejilla. Hermione se volteó hacia Draco, quien le extendió una mano. Hermione la tomó, pero también le dio un pequeño abrazo a Draco.

- Llámame –le dijo Hermione a Harry.

- Lo haré. –Harry los acompañó hasta la puerta y ellos se fueron. Harry suspiró-. Me gustan, pero… a veces pueden irritarme muchísimo.

- No lo creo –dijo Draco.

- Es verdad –dijo Harry-. Me siguen a todas partes. Y... Sabía que querían estar juntos como pareja, pero... nunca lo admitían. Herm me hablaba de Ron, y Ron me hablaba de Herm. Me volvían totalmente loco. ¡Lo hicieron por años! –Harry hizo un gesto de desesperación-. ¿Puedo tomar tu capa? O… sólo son las once. Tengo... algunos pantalones como este... o pijamas si quieres.

- Yo... um... yo... –tartamudeó Draco-. No… no lo sé.

- Ven a mi cuarto y te encontraremos algo. –Harry regresó a su habitación y entró al armario. Draco entró al armario cuartillo con él notando que un lado estaba vacío.

- Harry¿te importaría contarme de... um… cómo es su nombre¿Brian? –preguntó Draco-. No quiero meterme, pero… no puedo evitar preguntármelo.

- ¿Qué me estás preguntando en realidad, Draco¿Me estás preguntando si soy gay? Si es eso, la respuesta es sí –dijo Harry sacando unos pantalones deportivos-. ¿Qué tal estos? –Draco se volteó a ver los pantalones.

- Están bien. –Draco tomó el par gris.

- Aquí hay algunas camisetas que son cómodas. –Harry señaló una selección de las perchas. Draco avanzó hacia ellas rápidamente y seleccionó una blanca con el nombre de alguna banda de rock en el frente-. ¿Necesitas… um… medias o ropa interior o… algo de eso? Si quieres ducharte, puedes hacer lo que quieras aquí. –Draco estaba enternecido por la generosidad de Harry.

- Aquí están los cajones de medias, aquí está la ropa interior, y hay… bueno… más cosas si necesitas. Tengo todo tipo de porquerías aquí. –Harry dirigió a Draco a su propio baño y abrió el botiquín de primeros auxilios-. Aquí hay un cepillo de dientes nuevo para ti, y hay pasta dental, afeitadoras… lo que necesites. Y… aquí están las toallas y esas cosas. Sólo siéntete en casa. –Draco estaba sorprendido por cuán en casa realmente se sentía.

- Gracias –dijo Draco-. Esto es lindo. –Draco miró el baño.

- Brian eligió esto –dijo Harry mientras miraba la exquisita decoración. Draco miró a Harry.

- ¿Por cuánto tiempo estuvieron juntos? –preguntó Draco.

- Nos conocimos y salimos por tres meses –dijo Harry mientras ponía su muslo en el mueble de la pileta y se apoyaba-. Vivía en otro apartamento entonces en el lado oeste. Cuando Brian se mudó conmigo, necesitamos más espacio, así que… conseguimos este lugar juntos. Vivimos aquí durante seis meses antes de que se fuera.

- Tú... ¿decidiste que terminara? O... –preguntó Draco-. No quiero entrometerme.

- No, está bien. Me sorprende que Ron no te lo contara –dijo Harry con una sonrisa-. Brian estaba… estaba casado. Y yo nunca lo supe. –Harry sacudió la cabeza-. Él y Christy, su esposa, se separaron por alguna razón, y él estaba conmigo. Luego… un día llegué a casa del trabajo y ella estaba aquí. No tenía idea de quién era esa mujer o porqué estaba en mi apartamento con Brian. Me dijo que lo sentía, pero que la amaba y se fueron.

- Eso es horrible –dijo Draco-. Espero que el tipo haya sido arrollado por un camión en su camino a casa. –Harry sonrió.

- Desafortunadamente no –dijo Harry-. Pero eso dolió. Realmente dolió. Nunca había dicho una palabra. Así que le mandé sus cosas que estaban aquí, y eso fue hace ocho meses.

- ¿Y no has estado con nadie desde entonces? –preguntó Draco. Harry negó con la cabeza-. Ya veo. ¿Lo sigues amando entonces?

- Hermione me preguntó lo mismo –dijo Harry-. No sé si lo amaba. Me importaba un montón, pero… él nunca dijo las palabras. Y… creo que él significaba más para mí que yo para él. Esa fue mi primer relación genuina con alguien y… no sé si estoy listo para sentirme vulnerable de nuevo.

- Entiendo eso completamente –dijo Draco-. Yo nunca he tenido lo que llamarías una relación significativa o romántica. Soy un bastardo insensible. Eso es lo que Celeste y todos los demás me decían todo el tiempo. Supongo que tenía razón.

- No creo que eso sea verdad –dijo Harry-. Te he observado por años, Malfoy. Sabía que estabas casi enamorado de Calvin. Lo sé, así que no mientas.

- Realmente me gustaba Calvin –dijo Draco-. Estuvimos mucho juntos, pero… obviamente no decíamos nada. Mi padre hubiera tenido un ataque si hubiese sabido que yo estaba con, bueno… con un chico en el colegio.

- ¿Así que nunca le dijiste que tenías esa cosa con el mismo género? –Harry rió.

- Tengo esa cosa ahora –dijo Draco-. Veo a dos hombres regularmente. Es sólo por el sexo, nada más. Así es. A uno de ellos lo conocí en Jamaica. Es un mago y he estado con él muchas veces, pero… yo sólo… no es…

- ¿No es tu tipo? –sugirió Harry. Draco asintió.

- Supongo –dijo Draco-. Y también está Alex. Alex me recuerda a tu amigo de Gryffindor… ¿cómo era su nombre? Um… Terry. Tu amigo Terry. Alex es muy parecido a él.

- Terry era muy apuesto –dijo Harry-. Hace poco se casó y tiene una bebé ahora. –Draco asintió-. Cuéntame de Alex.

- Es lindo y educado, pero... tampoco es mi tipo –dijo Draco-. Él… simplemente no lo es.

- ¿Cuál es tu tipo? Tengo algunos amigos si quieres conocer a alguien –dijo Harry.

- No sé cuál es mi tipo, idiota –dijo Draco-. Te acabo de decir que nunca tuve una relación así. Así que… cuando lo encuentre… o... lo que sea, te lo haré saber.

- ¿Prefieres a los hombres? –preguntó Harry.

- ¿Por qué estás haciendo tantas preguntas¿Es un interrogatorio oficial? –preguntó Draco irritado.

- No, sólo me estaba... preguntando. Te estás quedando aquí y… no sé nada sobre ti. Sólo quería saber. No te preguntaré si tú no quieres decirme nada. –Harry sonrió. Draco parecía totalmente perturbado por la última pregunta-. Yo creo que tienes un problema.

- ¿Tengo un problema? –preguntó Draco.

- Sí, yo creo que lo tienes –dijo Harry-. Tienes un problema al pensar que te gustan los hombres. Es obvio. Estuviste casado y sentiste que tenías que estar casado para ser exitoso o algo.

- Eso es un montón de mierda –dijo Draco-. Acabas de decir que no sabes nada sobre mí, después empiezas a soltar toda esa basura psicológica de que yo ni siquiera sé mi propia orientación sexual.

- ¿Así que sabes cuál es tu orientación¿Cuál es entonces? –desafió Harry. Draco fue atrapado.

- Te odio, Potter. Aléjate de mí. –Draco empujó a Harry y entró al dormitorio.

- Ni siquiera sabes. –Harry sonrió y siguió a Draco hacia el vestíbulo.

- No tengo que decirte nada. –Draco siguió caminando mientras Harry lo seguía.

- Tienes razón, no tienes que hacerlo. Pero eso es sólo porque no puedes. Ni siquiera sabes –dijo Harry. Draco se volteó hacia él.

- ¿Qué importa? Estuve casado. Gran cosa –dijo Draco-. Soy bisexual... supongo.

- ¿Supones? –dijo Harry-. Bien. Acabo de preguntar si prefieres a los hombres y te volviste loco. –Draco se volteó y volvió a caminar, pero se detuvo.

- ¿Qué demonios estoy haciendo? –dijo Draco, y luego giró y caminó hacia la habitación de Harry, cerrando la puerta ruidosamente-. Y aléjate. Me voy a cambiar.

- Bien. –Harry rió y volvió a la cocina. Llenó el lavabo con agua caliente y empezó a lavar los platos y cargó el lavavajillas todavía sonriendo ante la exposición de Draco. Draco se cambió a los pantalones deportivos y la camiseta y se puso un par de medias blancas de Harry. Draco fue a la cocina y se sentó en la encimera y miró a Harry lavar los platos-. Puedes ayudar si quieres.

- No lavo los platos –dijo Draco-. De hecho, nunca he lavado un plato.

- Yo estaba lavando platos a los cuatro años –dijo Harry mientras ponía los platos en el estante de la lavadora-. Los Dursley me tuvieron como su esclavo toda mi vida. –Harry fregó la olla del tuco del spaghetti.

- Cuando estaba creciendo en la mansión, mi padre y sus amigos sólo hablaban de ti –admitió Draco. Harry asintió-. Te querían bien muerto. Había planes de encontrarte cuando vivías con los muggles, pero... nunca te encontraron.

- Así fue planeado –dijo Harry-. Estaba bajo protección mientras vivía en Surrey. Albus mismo puso fuertes barreras alrededor de la casa, y… estaba protegido por otra forma de magia antigua involucrada a la sangre de mi madre. Ya que mi tía Petunia y mi madre eran hermanas, siempre que viviera con ella, estaba seguro.

- ¿Cómo eran? –preguntó Draco de los muggles. Harry paró de fregar un segundo pensando y luego empezó de nuevo.

- Me odiaban –dijo Harry-. Me golpeaban, me mataban de hambre y no me querían en absoluto.

- Oí que vivías en una alacena –dijo Draco.

- Es verdad –dijo Harry-. Era un armario. Y... por favor, nada de bromas sobre mí saliendo del armario. Si oigo eso de nuevo gritaré. –Draco rió y Harry sonrió-. Ron dice eso todo el maldito el tiempo y me molesta. Quiero golpearlo.

- Nunca golpearías a Ron –dijo Draco.

- Oh sí lo haría –dijo Harry seriamente-. Ron y yo tuvimos algunas peleas feas antes. Una vez después de un partido de Quidditch de séptimo año, tuvimos una terrible pelea y yo le saqué dos dientes y él me partió la mandíbula.

- Puta mierda –dijo Draco-. ¿De qué fue la pelea? –Harry rió fuerte.

- Jabón. –Harry rió de nuevo-. Después del partido, fuimos al vestuario para bañarnos y cambiarnos la ropa. Y sólo había una barra de jabón y él la usó. Ron nunca usa ropa de baño. Se frota el jabón directamente en el cuerpo. Y yo me quejé de que no quería usarlo en mi cara después de que se lavara el culo con él. –Rieron juntos mientras Harry ponía el último plato y arrancaba la lavadora. Harry limpió el lavabo y secó todo perfectamente-. Ron me tiró el jabón y me pegó en la garganta con él, eso dolió. Así que se lo tiré y le pegué de lleno en la entrepierna. Habría estado bien si yo no me hubiese reído tanto. Se me lanzó y peleamos desnudos en la ducha. Fue horrible. Había sangre por todas partes. –Harry rió con Draco en la cocina.

- ¿Así que no sólo peleabas conmigo? Estoy dolido –dijo Draco-. Parece que no te llevabas pien con nadie.

- Creo que no –dijo Harry-. Bueno, me llevaba bien con Hermione todo el tiempo. Hemos peleado también, pero sólo con palabras. Hermione siempre me trató como su pequeño proyecto de mascota. Era la madre protectora del pobre huérfano Harry Potter. Me volvía loco. –Harry tomó una esponja y empezó a limpiar la hornalla donde habían cocinado.

- Yo tampoco me llevé bien con nadie nunca –dijo Draco-. Crabbe y Goyle siempre estaban en la Mansión desde que yo era un bebé porque sus padres eran mortífagos como el mío. Siempre había un montón de mortífagos de mierda todo el tiempo.

- ¿Alguna vez estuvo Voldemort en la Mansión? –preguntó Harry mientras limpiaba.

- No que yo sepa. Probablemente estaba ahí. Estoy casi seguro, pero nunca lo vi hasta mi iniciación –dijo Draco-. Era un hijo de puta macabro. –Harry rió.

- Créeme, lo sé –dijo Harry-. Y cambiaba todo el tiempo. La primera vez que lo vi a los once cuando conseguí la piedra, era una perturberancia de la parte de atrás de la cabeza de Quirrell. Hablando de pesadillas… no dormí por meses después de eso.

- Lo recuerdo –dijo Draco-. He leído el relato en Hogwarts: Una Historia muchas veces.

- Tengo una copia de H.U.H en alguna parte –dijo Harry mientras terminaba de limpiar la estufa-. Nunca lo leí entero. Hermione lo ha leído cientos de veces. –Harry se acercó a limpiar la esponja en el lavabo y la guardó. Secó sus manos con una toalla y la puso prolijamente donde correspondía-. Listo. Ahora está todo limpio. ¿Quieres ver algo de televisión o...? Si estás cansado puedes irte a la cama.

- ¿Qué harás tú? –preguntó Draco. Harry tomó una cerveza del refrigerador y la levantó. Draco asintió y Harry agarró otra cerveza, las abrió y le dio una a Draco.

- Creo que veré algo de televisión. ¿Quieres? –preguntó Harry. Draco asintió y lo siguió hasta el living. Harry se sentó en el sofá y Draco se quedó parado-. Puedes sentarte en el sofá conmigo si quieres. Amo este sofá. Lo compré después de que Brian se fuera.

- ¿Por qué? –preguntó Draco mientras se sentaba al otro lado del sofá. Cada uno se sentó de un lado enfrentándose y apoyándose en los posabrazos. Harry estiró las piernas y Draco también para ponerse cómodos.

- El otro sofá que teníamos lo elegimos juntos para este apartamento –dijo Harry-. Y cuando se fue… yo… no podía sentarme sin pensar en él, así que… lo empaqué y se lo mandé a él y su perra.

- ¿Detecto una buena cantidad de amargura? –bromeó Draco.

- Creo que me merezco un poco de amargura –dijo Harry mientras pasaba los canales-. ¿Cómo pude no haber sabido que estaba casado? –Harry se volteó hacia Draco-. Soy un idiota. Nunca se lo pregunté.

- No te lo habría dicho de todos modos –dijo Draco-. ¿Y qué pasaba con él¿Era sólo sexo o… estaba pasando por esa cosa de la orientación sexual con la que yo debo tener un problema? –Harry rió suave pero tristemente.

- ¿Honestamente? Ya no lo sé –dijo Harry mientras el canal caía en alguna película de suspenso. Harry volvió a voltearse hacia Draco-. Cuando lo conocí, era lindo. Salíamos casi todas las noches a clubes, cines, fiestas... y después de un tiempo, salíamos ocasionalmente, pero nos quedábamos más en casa. Es un biólogo en la Universidad Cunningham.

- ¿Es un muggle? –preguntó Draco sorprendido. Harry asintió-. Eso me sorprende.

- ¿Por qué? Él no sabía nada de mí o… de quién era en el mundo mágico –dijo Harry-. Era genial. No tenía que esforzarme en nada con él. Simplemente era yo mismo.

- Así que no tenía idea de que eras un mago –declaró Draco.

- No –dijo Harry-. Y pasé un año sin hacer un solo hechizo.

- Bromeas –dijo Draco-. ¿Ni un solo hechizo por un año?

- Ni uno –dijo Harry-. Pero ahora... hago magia a veces ya que estoy solo. Ya no importa.

- No digas eso –dijo Draco-. Importa. Eres un mago.

- Eso no significa nada –dijo Harry-. Mírame ahora. Vivo como un muggle, tengo un trabajo muggle, trabajo con muggles a diario… paso fácilmente como un muggle. Y… eso es un alivio a veces porque siempre que voy de regreso al mundo mágico, la gente siempre quiere darme la mano o decirme un montón de mierda… me harté de eso.

- Entonces no tienes orgullo de ser mago –dijo Draco.

- No realmente –dijo Harry-. Soy un mago, pero... ya no significa mucho para mí. Después de que Voldemort muriera, no tenía propósito. Estaba terminado y desempleado. –Harry rió tristemente-. Esa era mi única razón para vivir. Matar a ese cabrón y hacer a todos felices. Lo hice, así que ahora pueden dejarme solo.

- Eres tan amargo –dijo Draco-. Y te entiendo totalmente. Nunca habría pensado que te sentías así, pero sé cómo te sientes. Estuviste destinado a hacer algo y cuando estuvo hecho, perdiste la dirección de quién eras. Quiero decir, piénsalo. ¿Qué es Harry Potter sin Voldemort?

- Exactamente –dijo Harry-. Eso es exactamente. Lo he discutido por años con Albus, pero él no lo ve como tú y yo. –Draco bajó un poco para que su cabeza quedara apoyada en el posabrazos y sus piernas quedaron apretadas.

- Muévete –dijo Draco-. Estás robando demasiado espacio. –Harry trató de acomodarse pero eso no iba a psar con todas las piernas y el espacio limitado.

- No puedo –dijo Harry-. Pon tu pierna... así... –Harry se movió para que sus piernas quedaran enroscadas y ellos cómodos-. Ya. Eso está mejor. ¿Qué quieres ver? Hay... fútbol... algunas películas... el canal del clima... variedades. ¿Tienes una televisión?

- No –dijo Draco-. Pero la he visto antes. Me gustan las películas... y las caricaturas. ¿Puedes poner de nuevo los dibujitos que estabas mirando?

- Seguro –dijo Harry mientras ponía el Cartoon Network. Harry se inclinó para poner el control remoto sobre la mesa ratonera y su entrepierna tocó el pie de Draco. Draco lo notó pero trató de ignorarlo-. Perdón por eso. –Harry rió un poco mientras tomaba su cerveza.

Se recostaron en el sofá de cuero y se rieron de las caricaturas y tomaron cerbeza hasta que fueron las dos y media. Hablaron de sus días del colegio, el pasado, lo que había pasado en los últimos seis años en sus vidas, y fue muy tranquilizador para ambos. Compartieron tres cervezas más y estaban bastante relajados.

- ¿Estás listo para ir a la cama? Creo que yo iré –dijo Harry mientras se paraba y llevaba las botellas vacías a la cocina. Draco se paró perezosamente y se estiró justo cuando Harry volvía-. Recuérdame mañana cuando salgamos que necesito jabón para vajilla.

- No soy tu secretaria –dijo Draco con una sonrisa arrogante-. Apúntalo. Haz una nota o algo.

- No hago notas –dijo Harry mientras caminaban por el pasillo hacia la habitación de Harry-. Hermione es la que toma notas. No yo. –Ambos fueron al baño de Harry y se lavaron los dientes. Draco optó por lavarse la cara y Harry fue a la habitación y se cambió a un par de pantalones de pijama-. ¿Quieres pijamas?

- Puedo dormir con esto –dijo Draco. Harry salió de la habitación para apagar todas las luces y trancar las puertas adecuadamente y regresó para ver a Draco sentado en su lado de la cama pasando las hojas de un libro.

- Creí que te había dicho que ese es mi lado de la cama –dijo Harry mientras se acercaba.

- Sólo estaba viendo qué estás leyendo –dijo Draco-. Esto es estúpido si me lo preguntas.

- Me gustan las novelas de Stephen King –dijo Harry-. Muévete. –Draco siguió sentado mientras leía-. Muévete.

- Oblígame –dijo Draco mientras leía el resumen de la novela. Harry empujó el brazo de Draco.

- Draco, muévete –dijo Harry.

- Oh, está bien –dijo Draco mientras se movía en la cama todavía leyendo la contratapa del libro. Ahora Harry estaba inseguro de dónde dormiría Draco exactamente. Harry se congeló un moneto-. ¿Te gustan este tipo de porquerías? Harry, esto suena aterrador. ¿Por qué querrías leer esta mierda?

- Um... Draco¿dormirás en esta cama? –preguntó Harry mientras se sentaba.

- Bueno... yo... –dijo Draco.

- No, quiero decir... no me importa si lo haces... Yo sólo… quería saber –dijo Harry. Fue el turno de Draco de congelarse.

- Supongo que debería usar la cama de invitados –dijo Draco dándole a Harry el libro. Draco bajó de la cama y fue hasta la puerta-. Buenas noches. –Draco se fue y cerró la puerta. Harry se sintió extrañamente vacío en su propio cuarto sosteniendo su libro. Se sentó pensando en cuán lindo se sentiría tener otro cuerpo cálido en la cama otra vez. Incluso si era Draco Malfoy. Harry suspiró y se recostó abriendo su libro para leer. Esa novela que Harry había estado leyendo había sido excelente hasta ahora, pero esa noche no mantuvo su atención. Harry cerró el libro y apoyó su cabeza en la cabecera de la cama.

- Draco Malfoy –susurró Harry, y pensó en el chico que había conocido por años. Ambos habían sufrido en la mano de Voldemort durante años. Los dos en diferentes direcciones como siempre, pero ahora… era diferente. Cómo cambian las cosas. Después de pensar mucho, Harry puso su libro en la mesa y apagó la luz. Se deslizó bajo las mantas y por primera vez en muchas, muchas noches, la cama parecía demasiado jodidamente grande.

Draco fue al dormitorio de invitados y miró alrededor. Era lindo y cómodo, pero se sentía sobrio, a diferencia del cuarto de Harry, que se sentía acogedor, cálido y familiar. Draco abrió las mantas y se metió en la cama y se tapó. Apagó la luz y trató de ponerse cómodo. Por casi una hora, Draco se recostó en la cama y pensó en el día y cuán raro había resultado.

- Harry Potter –susurró Draco, y pensó en el chico que había conocido por años. El héroe que odiaba llamar la atención. El salvador del mundo mágico al que ni siquiera le importaba. Draco sonrió para sí mismo mientras pensaba cómo habían cambiado las cosas. Después de un rato, finalmente llegó un sueño sin descanso.

El olor a tocino llegó al cuarto de Draco y sus ojos se abrieron lentamente. Harry. Draco sacudió su cabeza ante el universo paralelo en el que obviamente había sido tirado, quedándose en el apartamento muggle de Harry Potter. Draco se deslizó fuera de la cama y se estiró perezosamente mientras caminaba hacia el vestíbulo bostezando. Harry estaba parado en la cocina con sus pantalones del pijama y sin camiseta cocinando tocino con un vaso de jugo de naranja en su mano.

- Buenas –dijo Draco. Harry se volteó con una sonrisa.

- Buenos días –dijo Harry-. Sé que te gusta el tocino con huevos. –Draco se sentó en una silla a la mesa, apoyó los codos en la chata superficie y puso su cabeza en sus manos.- ¿Estás bien?

- ¿Qué voy a hacer? –preguntó Draco en algún tipo de estado deprimido-. Harry¿qué demonios voy a hacer? La he jodido en serio.

- Creo que sólo necesitas comer. –Harry trajo dos platos llenos de tocino, huevos y tostadas. Ya había manteca y mermelada en la mesa. Harry se sentó y empezó a comer-. Si quieres jugo o… cualquier cosa, está en la heladera. –Harry comió, abrió el periódico de la mañana y lo apoyó en la mesa para empezar a leer algunas historias mientras comía. Draco comió su tocino y tostadas y empezó con los huevos.

- Esto es genial. Estos huevos están fantásticos. ¿Cocinas cada comida? –preguntó Draco como si fuera una locura hacerlo. Se paró y fue hasta la cocina para servirse jugo de naranja.

- Cuando estoy en casa, cocino todo. Pero ordeno comida para llevar a veces –dijo Harry-. Desayuno aquí, y almuerzo afuera cuando trabajo. Algunas veces cocino la cena, o… algunas veces no como –dijo Harry mientras comía el tocino-. Soy perezoso. –Harry rió suavemente-. Necesitaré comprar algunos víveres cuando salgamos hoy.

- ¿Compras de víveres? –preguntó Draco como si fuera un insulto mientras se sentaba de nuevo a la mesa.

- Sí –dijo Harry, y luego se percató-. ¿Alguna vez has ido a comprar víveres?

- No –dijo Draco. Harry sonrió y negó con la cabeza.

- Eres patético –dijo Harry-. Pero... debí haberme dado cuenta de que nunca lo habías hecho.

- No tenía razón para hacerlo. Siempre tuve elfos domésticos –dijo Draco-. Y en el colegio no teníamos razón para cocinar o hacer compras o… lo que sea.

- Espero que te guste comprar víveres –bromeó Harry-. Este será un día interesante. –El par terminó su desayuno y cada uno leyó el periódico. Harry llevó los platos al lavabo y los puso en agua caliente y jabonosa. Abrió la lavadora y estaba poniendo los platos dentro cuando Draco entró.

- Dime dónde van estos y yo los guardaré –dijo Draco mientras juntaba los vasos del estante superior de la lavadora. Harry lució genuinamente sorprendido por un momento antes de apuntar el armario donde iban los vasos. Guardaron los platos limpios y Harry empezó a lavar los platos del desayuno.

- Gracias por eso –le dijo Harry a Draco por ayudar.

- Harry, maldita sea. Como menos necesito hacer algo aquí –dijo Draco-. No puedo tocar mi cuenta de Gringotts sin mandar una lechuza así que no tengo dinero. Y me has dejado quedarme aquí… necesito hacer algo.

- No es así, Draco –dijo Harry-. Si no levantas un dedo está bien. Brian nunca hizo mucho de todas formas, así que estoy acostumbrado.

- Cuanto más hablas de ese tipo, más me cabreo con él. ¿Por qué es eso? –dijo Draco mientras se sentaba en la encimera.

- Es un idiota –dijo Harry, suspiró mientras lavaba los platos y los ponía en la lavadora.

- ¿Cómo era? Quiero decir... su personalidad, características, aspecto... cuéntame de él. ¿Dónde se conocieron? –dijo Draco.

- Brian es extremadamente inteligente y dotado en las áreas de la ciencia –dijo Harry-. Yo soy una persona más física… con el Quidditch todos estos años y eso, pero Brian no era del tipo físico. Tenía un cuerpo muy lindo. –Harry se pausó un momento para recordar y se regañó mentalmente-. Nos conocimos en un lugar no muy lejos de aquí llamado Lucky's Bar. Estaba ahí con dos amigos del trabajo y una de sus esposas y estábamos bebiendo. Fui a la barra a pedir más tragos, y él estaba sentado ahí. El bar estaba tan lleno esa noche que tuve que esperar mucho por las bebidas. Bueno, Brian se presentó y hablamos un rato y… y él es muy atractivo y bastante encantador. –Harry empezó a pensar en la parte encantadora, y estaba casi enfadado al respecto-. Me pidió para bailar, y después de llevarle las bebidas a los otros, bailamos.

- ¿Puedes bailar? –preguntó Draco.

- ¿Qué piensas de mí, Draco? Primero dices que es raro que yo tenga sexo¿y ahora se supone que no sé cómo bailar? –preguntó Harry con una sonrisa-. Tienes complejo de Harry Potter como todos los magos. Me ven como si no fuera real. Para ti, Harry Potter es un héroe de un cuento de hadas que no puede hacer mal y no tiene ninguna debilidad. Y eso no es verdad. Yo soy yo. Si me cortas, sangro como tú. No soy diferente a ti.

- Tienes razón –concordó Draco-. Harry Potter es una leyenda. La he oído toda mi vida y nunca asocié la leyenda a la persona. Y esa es una reacción natural para mí, Harry. No te conozco tanto. Te conozco como un compañero de colegio, pero... eres un hombre ahora y... nunca me di cuenta de que sé todo sobre ti, y nada sobre el verdadero tú.

- Eso te hace un mago –dijo Harry-. Justo como todos los demás.

- Yo no soy como los otros –dijo Draco-. Soy mucho mejor. –Compartieron una risa.

- Tienes razón –dijo Harry-. No eres como la mayoría de los magos en tu opinión de mí. La mitad me venera y adora, y la otra mitad me quiere muerto porque maté a Voldemort. Odiaba mis agallas porque tú podías. Y… respeto eso de alguna jodida forma. –Harry terminó con los platos y cerró la lavadora pero no la arrancó.

- ¿No se supone que prendas esa cosa? –preguntó Draco.

- No está llena todavía –explicó Draco-. Esperaré hasta que haya más para agregar, y luego la arrancaré. Creo que tomaré una ducha. ¿Tú quieres una?

- ¿Contigo o después de ti? –preguntó Draco tajantemente. Harry le dio una inclinación de cabeza que claramente decía por-favor-responde-esta-pregunta. Draco rió suavemente-. Tomaré una cuando hayas acabado.

- Y... Necesitarás algo para ponerte –dijo Harry-. Ven y veremos lo que tengo. Somos más o menos la misma talla así que… lo que tenga probablemente te quedará bien. –Entraron al dormitorio de Harry de nuevo y fueron al armario.

- Simplemente me gusta esta habitación más que la otra –dijo Draco-. Tu cuarto es… sólo… mejor. Es cálido y… lindo.

- ¿No te gusta el otro cuarto? –preguntó Harry.

- No, lo odio –dijo Draco.

- Bien. A mí tampoco me gusta –dijo Harry-. Brian eligió todas esas porquerías y me voy a deshacer de ellas. Creo que se las daré a Ron y Hermione. Tienen una habitación sin nada. Pero… necesitaré muebles para ese cuarto.

- ¿Por qué no conviertes la habitación en algo más? Como… un estudio, o una biblioteca –sugirió Draco. Harry pensó.

- Nunca pensé en eso. Es una gran idea, Draco. Gracias. Pero… no tengo tantos libros –dijo Harry.

- Pero tienes cosas que mostrar –dijo Draco-. Sé que tienes todo tipo de premios y trofeos y toda esa mierda del colegio.

- No puedo poner esas cosas en mi apartamento –dijo Harry-. De vez en cuando tengo invitados muggle y compañeros del trabajo aquí que… me harían preguntas de ellos y… no quiero pasar por eso. Pero me gusta la idea de la biblioteca. Mira… -Harry apuntó a una pila de ropa que Draco encontraría aceptable. Harry eligió un par de jeans y una camisa roja a cuadros escoceses y dejó que Draco eligiera lo que quisiera. Harry tomó su ducha, se afeitó y se vistió antes de salir del baño para ponerse los zapatos. Regresó al living para encontrar a Draco en el sofá mirando la televisión.

- No estás vestido –dijo Harry.

- Tú estabas en la ducha –dijo Draco-. Y dijiste que no podía tomar una contigo así que tenía que esperar.

- Draco, hay otro baño –dijo Harry.

- No me gusta ese –dijo Draco-. El tuyo me gusta más. –Harry rodó los ojos-. Y… amo las caricaturas. Podría mirarlas todo el día.

- Puedes mirarlas todo el día mañana. Pero ahora tienes que ducharte y vestirte –dijo Harry-. Así que levántate y apróntate.

- ¿Me estás diciendo qué hacer, Potter? –dijo Malfoy.

- Levanta tu trasero peludo y apróntate, hurón –soltó Potter. Draco se levantó.

- No soy peludo. Soy perfecto –masculló Draco. Harry le hizo caso.

- Bien. Levanta tu perfecto trasero y apróntate entonces –dijo Harry.

- Mucho mejor –dijo Draco mientras caminaba por el pasillo hacia la habitación de Harry y se bañaba en su baño. Harry sacudió la cabeza ante su raro visitante. Harry fue a la cocina y estaba haciendo una rápida lista de víveres cuando el maguífono sonó.

- Por el amor de... –dijo Harry irritado mientras caminaba hacia el aparato y apretaba el botón-. ¿Qué quieres ahora? –preguntó Harry amablemente con una sonrisa. Escuchó a Albus reír.

- Sólo estaba viendo cómo estás hoy –dijo Albus.

- Te gusta llamarme –dijo Harry mientras se sentaba en el sofá y se ponía cómodo.

- ¿Qué tenía que decir Draco Malfoy anoche? Me interesó escuchar que te estaba visitando.

- Yo mismo estaba sorprendido de que apareciera así que… um… sigue aquí –dijo Harry-. Parece que Draco ha decidido dejar su puesto con Xavier y busca ayuda. Él había arreglado la reunión con Hermione ayer. Estaban en el barrio y pasaron a verme. Hermione le ofreció a Draco algunos servicios de protección del Ministerio, pero él se negó. Así que le ofrecí quedarse en mi casa y aceptó.

- Espero que ustedes dos no estén colgados de la garganta del otro como estaban en el colegio –dijo Albus.

- No, no lo estamos. Draco es una compañía muy agradable –dijo Harry-. Me va ayudar hoy a elegir un smoking para el próximo banquete. Y puede que se quede conmigo por algunos días, así que tendremos que conseguirle ropa y eso.

- Muy bien. Me alegra que tengas algo de compañía –dijo Albus-. Lo necesitas, creo.

- Yo también –dijo Harry-. También se lo dije a Draco. La pasamos muy bien anoche hablando de todo. Nos quedamos despiertos hasta tarde con algunas cervezas y miramos televisión. –Draco caminó para sentarse en el sofá y ponerse los zapatos.

- Me alegra oír que Draco está ahí, Harry –dijo albus-. Draco era un estudiante brillante.

- Gracias –dijo Draco con una sonrisa.

- Dije que eras un estudiante brillante, no que lo eres ahora. –Albus se rió entre dientes-. Draco, asegúrate de que Harry coma bien. Nunca come suficiente. –Harry rodó los ojos.

- Me aseguraré de que coma –dijo Draco-. Harry es el que cocina de todas formas. Es muy bueno en eso. Hace un spaghetti genial.

- ¿Qué haces el jueves, Harry? Me gustaría invitarte a Hogwarts para la cena. Tengo dos estudiantes que planean convertirse en aurores y me gustaría pedirte que hablaras con ellos sobre el entrenamiento –pidió Albus. Harry miró a Draco y éste levantó las manos. Draco rió suavemente.

- Me vuelve loco –le susurró Harry a Draco-. ¿Quieres ir a Hogwarts conmigo el jueves? Si tú no quieres ir, yo no voy.

- No... no lo sé. ¿Estaré aquí entonces? –susurró Draco. Harry se percató.

- Oh... bueno, puedes quedarte tanto como quieras –susurró Harry-. Necesito decirle algo. ¿Quieres ir?

- Harry¿estás ahí? –preguntó Albus.

- Sí, espera un minuto –dijo Harry, y luego se volteó hacia Draco, que se encogió de hombros-. ¿Está bien si traigo a Draco conmigo?

- Bien. Me encantará una visita con Draco –dijo Albus. Draco pareció impactado pero asintió.

- Está bien, estaremos ahí. ¿A qué hora? –preguntó Harry.

- ¿Cómo está tu agenda de trabajo? –preguntó Albus.

- El jueves igual que siempre –dijo Harry-. Entro alrededor de las siete y media y llego a casa a las cinco o las seis. Pero puedo ir a cualquier hora del día.

- ¿Qué tal las dos de la tarde? –preguntó Albus. Harry miró a Draco, que se encogió de hombros.

- Estará bien –dijo Harry-. Estaremos ahí a las dos. ¿Quieres que lleve algo?

- No, verte a ti y a Draco será suficiente –dijo Albus-. Te quiero.

- Y yo también te quiero. Adiós –dijo Harry antes de que Albus colgara y Harry apretara el botón-. Draco, creo que tendré que matar a Albus. Me está volviendo loco con todas esas llamadas y todas las cosas que quiere que haga.

- Simplemente necesita tus servicios –dijo Draco.

- Eso suena a que soy su puta –dijo Harry-. Te ves bien.

- Gracias. Esto fue lo mejor que pude encontrar –dijo Draco. Harry rió.

- Eres tan jodidamente arrogante –dijo Harry mientras se paraban-. Pero te queda bien. No te querría de otra forma.

- Bueno, tú eres un cabrón –dijo Draco-. ¿Y a dónde vamos primero?

- Necesito ir al banco a conseguir algo de dinero, luego podemos ir a buscarte ropa, o conseguir mi smoking. Luego necesito comprar los víveres camino a casa –dijo Harry.

- ¿Crees que tengamos tiempo de parar en la mueblería? Podríamos ver algo para el cuarto de invitados que será un estudio… o una biblioteca –dijo Draco.

- Si tenemos tiempo, podemos ir. Hay uno que conozco no muy lejos de aquí –dijo Harry-. ¿Estás listo? –Draco asintió y dejaron el apartamento. Harry llevó a Draco al estacionamiento y se subieron en un lindo automóvil negro.

- Asumo que este es tu vehículo –dijo Draco.

- Sí, eso sería correcto –dijo Harry mientras arrancaba el auto-. He tenido este auto por dos años. Me gusta, pero estaba pensando en comprar un camión. ¿Qué piensas?

- No creo que tú seas del tipo camionero –dijo Draco-. Este auto es más tú.

- Sabía que dirías eso –dijo Harry mientras salía al tráfico. Harry prendió la radio y bajó las ventanas. El adorable sol de Mayo les calentaba la piel, y la brisa que entraba por la ventana era fresca. La música era linda.

- Esto es genial. –Draco sonrió mientras miraba el escenario y escuchaba la música rock de la radio. Estaba tamborileando el ritmo de la música en la consola entre los asientos. Harry no pudo soportarlo más así que puso su mano sobre la de Draco para detenerlo.

- Por favor no hagas eso. Me vuelve loco –dijo Harry sacando la mano. Draco sonrió malévolamente y empezó a golpear la consola de nuevo-. Draco, por favor para. –Draco nunca se detuvo así que Harry apretó la mano de Draco con la suya-. Ahora. Para. –Harry lo soltó y Draco empezó a tamborilear de nuevo. Harry rió y puso su mano encima de la de Draco para detener el tamborileo-. Si querías sujetar mi mano, debiste haberlo pedido. –Harry rió junto a él.

- Bien, me detendré –bromeó Draco, y Harry sacó su mano. Ninguno de los dos habría admitido cuán lindo era el toque. Harry manejó hasta que llegaron a una zona comercial de Londres. Después de encontrar dónde estacionar, empezó el viaje de compras. Visitaron seis tiendas de ropa donde Draco eligió muchas cosas, y obligó a Harry a comprar variedad de ítems para sí mismo.

- Draco¿te gustaría ir al club conmigo alguna noche? Si quieres, deberías comprarte algo de club –preguntó Harry.

- ¿Qué tipo de club¿De baile? –preguntó Draco. Harry asintió-. ¿Qué tipo de música¿Es un club gay?

- Es un club de baile cerca de mi apartamento. No es únicamente un establecimiento gay, y hay rock y heavy metal más que nada –dijo Harry-. La mayoría de los hombres usan ropa casual, pero muchos se lucen. Hay hombres vestidos en cuero, vinilo, red… de todo en realidad.

- Me encantaría ir contigo. Elegiré algo y me dirás si es apropiado –dijo Draco. Fueron a varias tiendas más y Draco eligió y se probó muchos atuendos para bailar e ir a clubes. A Harry le gustaron todos, pero Draco se quedó con dos. Uno era de cuero y otro era de vinilo, red y muy ajustado.

- Santa mierda –dijo Harry-. Eso se ve genial en ti. Tendrás las manos llenas si usas eso en el club, lo garantizo. Estarán por todos lados.

- Por supuesto. Ese es el punto de este atuendo, idiota –dijo Draco-. ¿Por qué crees que alguien usaría esto¿Por la comodidad? –Harry rió.

- Se ve genial. Cómpralo –dijo Harry.

Pusieron todas sus bolsas y compras en la caja del auto de Harry y decidieron parar por la mueblería antes de ir por los víveres, pero la tienda estaba cerrada. En la tienda de víveres, Harry le mostró a Draco cómo elegir las mejores frutas y las más frescas y los vegetales, y cómo seleccionar lo mejor económicamente. Draco estaba confundido sobre porqué alguien querría hacer eso, pero entendió el concepto.

Draco estaba sorprendido por la sección de cereales. Harry le dijo a Draco de sus favoritos y dejó que Draco eligiera uno. Discutieron las comidas de la semana y eligieron los ingredientes apropiados para hacerlas. Draco la estaba pasando fantástico comprando los víveres y Harry disfrutaba ver cómo miraba cada cosa diferente. Compraron muchas cosas incluyendo pan, leche, cerveza, el líquido para el lavavajillas, y el detergente para la ropa. Draco no tenía idea sobre la mayoría de las cosas de la tienda.

- Estaba pensando –dijo Harry-. Tengo tres semanas de vacaciones. Si tú te vas a quedar, podría dejar de trabajar. Odiaría dejarte en mi apartamento solo todo el día.

- No me importa –dijo Draco-. Pero… si tú quieres, estará bien.

- No sabía... ya sabes. ¿Cuánto vas a quedarte? –preguntó Harry-. No me malinterpretes, puedes quedarte tanto como quieras, yo sólo… no sabía.

- Yo tampoco lo sé, Harry –dijo Draco-. No tengo idea de qué estoy haciendo aquí en primer lugar. No sé… nada. Ya no sé quién soy.

- Sé cómo se siente –dijo Harry. Asintieron y continuaron con las compras. Harry dejó que Draco eligiera algunos artículos de tocador, sus propias afeitadoras, jabón y otras cosas que podría necesitar. Draco amó la sección y tuvo que oler y tocar todo. Harry lo miró de cerca y le maravilló cuán perdido estaba en la sociedad muggle. Cuando fueron a la caja a pagar, Draco tomó algunas revistas y las ojeó mientras Harry ponía las cosas en la cinta y el empleado empezaba a sumar el total. Draco empezó a carcajearse.

- ¿Qué pasa? –preguntó Harry. Draco le mostró una foto de una revista sensacionalista.

- Mira esto, Harry. Es tan tonto –dijo Draco-. Este hombre estaba sufriendo algún tipo de desorden en la piel. ¿Por qué no usaron un hechizo de epidermis o algún encantamiento de ocultación? Los muggles son tan estúpidos.

- Um... Draco –dijo Harry con una sonrisa-. Estamos en la tienda de víveres. –Draco se percató de lo que había dicho y de que el empleado y dos mujeres detrás de él lo estaban mirando e hizo a un lado la revista rápidamente y ayudó a Harry a cargar las bolsas hasta el auto.

- Lo olvidé, lo siento. –Draco rió avergonzado.

- Está bien. –Harry sonrió-. Yo también lo olvido a veces.

- Me sentí como un tonto ahí –dijo Draco mientras cargaban las últimas dos bolsas. Regresaron al auto y pronto estaban de vuelta en el apartamento de Harry. Abrieron la caja de nuevo, Harry miró alrededor para ver que no hubiera ojos fisgones sobre ellos. Movió su mano sobre la caja y encogió su contenido. Recogieron los diminutos paquetes y los trajeron dentro del apartamento, donde Harry los devolvió a su tamaño original.

- Eso es mucho más simple que tener que cargar cada bolsa pesada por las escaleras –dijo Harry mientras empezaba a guardar los víveres.

- ¿Dónde van estos? –preguntó Harry señalando una lata de sopa. Harry apuntó a la despensa. Los víveres fueron guardados. Harry le mostró a Draco donde estaba todo en la cocina-. ¿Qué cenaremos?

- ¿Qué te gustaría? –preguntó Harry-. Podría cocinar… o podríamos encargar pizza. Hago eso los domingos de noche cuando estoy aquí solo.

- La pizza es buena –dijo Draco, y estuvo decidido. Llevaron las bolsas de ropa al cuarto de Harry y las volcaron en la cama. Harry agarró perchas y las puso en la cama y cada uno empezó a colgar su nueva ropa. Draco puso su ropa en el espacio vacío del armario de Harry. Harry se tomó un momento para ver como Draco colgaba sus cosas en el espacio que había sido de Brian. Se sentía genial-. Esperaba que pudiéramos ver los muebles hoy.

- Podemos ir esta semana si quieres –dijo Harry mientras doblaba las bolsas en las que había venido su ropa-. Creo que tomaré vacaciones. De todas formas no he tenido vacaciones en dos años.

- ¿Dos años? –preguntó Draco sorprendido-. Necesitas tomarte un descanso de vez en cuando.

- Sí, supongo –dijo Harry-. Pero como ya dije, desde que Brian se fue simplemente me sentaba aquí y… me sumergía en misera solo. Y… si tú estás aquí entonces… tal vez podamos hacer algo. Ir a algún lado.

- Podríamos sentarnos y ver caricaturas. –Draco sonrió con arrogancia.

- Podríamos hacer eso –dijo Harry mientras guardaba las bolsas-. ¿Cuándo quieres ir al club¿Mañana por la noche?

- Está bien. No es como si tuviera planes, Harry –dijo Draco-. Pero... supongo que necesito hacer algunos planes. –Draco se sentó y suspiró en la cama-. Yo… no sé qué hacer. –Harry también se sentó en la cama.

- No sé qué decirte porque no sé qué quieres –dijo Harry-. Así que… ¿qué quieres¿Cuáles son tus metas?

- No lo sé –dijo Draco mientras se dejaba caer en la cama perezosamente-. ¿Qué quiero?

- Bueno, sabemos que no quieres estar en las tropas de Xavier –dijo Harry.

- Cierto –dijo Draco.

- Y... ¿Quieres... vivir en el mundo mágico, o aquí en la sociedad muggle? –preguntó Harry.

- Harry, no puedo responder eso –dijo Draco-. Tengo la Mansión Malfoy. Si viviera aquí con muggles¿qué le pasaría a la Mansión?

- No lo sé –dijo Harry-. Podrías dejarla si quisieras. Los elfos domésticos se asegurarán de que se tenga cuidado de todo. ¿Quieres vivir en la Mansión de todas formas?

- No –dijo Draco suavemente-. Si nunca pongo un pie en la propiedad de nuevo, no me importaría. Y es horrible decirlo, pero así me siento.

- No creo que eso sea horrible –dijo Harry mientras se recostaba en la cama a un lado de Draco y bostezaba-. Esa casa tiene malas memorias para ti, y es insegura para ti por el momento. Estoy seguro que Xavier será asesinado o derrotado a lo largo, y entonces podrás regresar a la Mansión.

- Lo haces sonar tan simple –dijo Draco.

- Es simple –dijo Harry-. Sólo descansa hasta que esté muerto, y luego retoma de donde lo dejaste.

- Pero... ¿y si para eso faltan años¿Qué haré en la sociedad muggle durante años? –preguntó Draco-. No estoy familiarizado como tú con las costumbres muggle, Harry. Los muggles me asustan un poco a veces.

- Los muggles son como nosotros pero sin magia –dijo Harry-. Hacen las cosas del modo difícil. Ahora entiendes todo sobre ellos.

- Pero empiezo a pensar en eso... ¿a dónde iré¿Qué haré? –preguntó Draco-. Dejé todo lo que tengo y todo lo que conozco, Harry.

- Bueno... ¿por qué no esperas una semana y ves si te gusta aquí? –preguntó Harry-. En la cultura muggle, quiero decir. O… aquí… conmigo o lo que sea. –Se quedaron acostados en silencio por un largo rato. Harry se sacó los lentes y los apoyó en su pecho mientras descansaba.

- ¿Estás cansado? –preguntó Draco.

- Sólo estoy descansando –dijo Harry-. Lo hago a veces. No dormí bien anoche.

- ¿Por qué no? –preguntó Draco mientras cerraba sus propios ojos para descansar.

- No lo sé –dijo Harry-. Cuando estabas aquí en mi habitación, empecé a recordar… -Harry se detuvo y Draco esperó a que continuara.

- ¿Recordar qué? –dijo Draco bostezando.

- Lo que se sentía –dijo Harry tristemente-. Empecé a… recordar cuán lindo es tener a alguien en la cama conmigo… y sólo… dar vueltas en la noche para poner mi brazo sobre él… o sólo… sólo tener a alguien.

- Necesitas superar lo de Brian –dijo Draco-. No me gusta el tipo y nunca lo he conocido. Es un bastardo y te hizo mal.

- Pero yo también le hice mal –dijo Harry.

- ¿Y por qué piensas eso? –Draco bostezó de nuevo y empezaba a ponerse más soñoliento.

- No fui honesto con él –dijo Harry-. Nunca pude decirle quién era en realidad, Draco. Habría pensado que estaba loco si le decía que era algún mago que sabía magia y que era un famoso fenómeno que mató a un malvado lord oscuro. ¿Sabes cuán estúpido sonaría eso para un muggle?

- Hmm –murmuró Draco. El silencio cayó de nuevo mientras ambos tenían más y más sueño y el silencio los envolvió como una fina manta.

- Tengo tanto sueño -dijo Harry.

- Yo también –dijo Draco-. Tomemos una siesta. Necesito una almohada.

- Movámonos –dijo Harry antes de que se movieran para apoyarse en las almohadas.

- Mucho mejor. –Draco bostezó.

- Hmm –dijo Harry mientras se dormía. Draco lo siguió.

Harry abrió los ojos y sintió la calidez en su espalda inmediatamente. Volteó su cabeza para ver a Draco acurrucado con sus brazos y frente tocando su espalda. Las curvas de sus rodillas estaban pegadas. Extrañamente confortante. Harry recostó su cabeza de vuelta en la almohada. Draco. ¿Qué tan extraño es esto¿Ha estado aquí un día y está en mi cama? Tuvimos un buen rato juntos. No tiene idea ni siquiera de lo que es el cereal. Harry sonrió al recordar el incidente de la revista en la tienda de víveres. Este era todo un mundo nuevo para él. ¿Pero qué de su mundo viejo? Draco... un mortífago, lado de la oscuridad, asesino malicioso, un Malfoy. Casado. Ni siquiera sabe de su orientación sexual. ¿O lo sabe? Sabe que soy gay. Tal vez lo presioné mucho con esa pregunta. Estuvo casado así que… tal vez prefiera a las mujeres. Oh dios, me siento tan estúpido. Por supuesto que sí… es por eso que él… soy un idiota. Harry se frotó los ojos. Draco gimió suavemente y se movió un poco más cerca para poner su brazo encima de la cintura de Harry y siguió durmiendo. O tal vez prefiere a los hombres. Está dormido, estúpido. Harry rodó los ojos ante sus propios disparates. Pero sin importar lo que Draco prefiriera, era lindo sentir a otra persona en su cama después de tanto tiempo.

La última noche que Brian se quedó fue así. Sus brazos alrededor de mí… sujetándome… con el calor de su aliento en mi piel… Harry suspiró recordando y anhelando el toque de un amante de nuevo. Se ha ido. Déjalo. Está con ella. Harry casi sentía náuseas por el pensamiento. Perra. Se ha ido. Se ha acabado. Olvídalo.

Harry vio el reloj. Eran pasadas las ocho de la noche. Él y Draco habían dormido más de dos horas. Harry miró el brazo envuelto alrededor suyo. Pero… eso era bueno. Draco era compañía agradable. Bueno, no en realiad. Era un cabrón arrogante. Era terco y discutidor. Harry sonrió ante todo lo que era un presuntuoso Malfoy. Hurón. La sonrisa de Harry se ensanchó mientras recordaba el incidente del hurón de hace tanto en Hogwarts. Era tan jodidamente pretencioso, mandón, petulante y aristocrático. Era una pequeña ramera arrogante. Harry rió suavemente para sí mismo ante el mismo insulto que Draco le había dado a él cuando había llegado. Malfoy. Harry rodó los ojos por la ironía.

Harry se movió lentamente para no despertar a Draco mientras salía de la cama. Fue a la cocina para servirse algo de té. Quedaba muy poco, así que Harry puso la tetera a hervir agua. Las bolsitas de té fueron agregadas al recipiente y se sentó en la encimera para esperar a que el agua hirviera. Tomó un gran trago del té helado, dejando sólo un poco en el vaso.

Draco se acercó hacia el calor pero no había nada ahí. Entonces abrió los ojos y encontró una cama vacía. El soñoliento rubio bostezó, se paró y caminó por el pasillo. Nada. Draco entró a la cocina para encontrar a Harry sentado en la encimera.

- ¿Por qué no me despertaste? –preguntó Draco mientras abría la heladera-. ¿No hay más té?

- Estoy haciendo ahora. –Harry levantó el vaso-. Puedes quedarte con esto. –Draco se acercó y se paró entre las rodillas de Harry. Tomó el vaso, apoyó una mano en el muslo de Harry y tomó lo que quedaba.

- Me gusta este té helado –dijo Draco-. ¿Pero no crees que tendría mejor gusto si le agregamos un poco más de azúcar?

- Sí –dijo Harry-. Me gusta más dulce también, pero… bueno, me acostumbré a hacerlo así porque a Brian le gustaba con menos azúcar que a mí.

- ¿Ves a Brian por aquí? –preguntó Draco irritado-. Bien. Veamos. –Draco empezó a abrir cada alacena-. No. No está aquí. ¿Y aquí¿No? Bien. Bueno, veamos... tal vez entre en un cajón... –Harry le dirigió una mirada.

- Ya capté el punto, cabrón –dijo Harry. Draco sonrió arrogantemente.

- Tal vez captes el punto, pero todavía no lo entiendes –dijo Draco.

- Bien. Más azúcar en el maldito té –dijo Harry mientras bajaba de la encimera. Draco observó a Harry preparar el té con el agua hirviendo y los saquitos. Harry agregó el azúcar y luego agregó más-. Ya. Esa debería ser suficiente azúcar por una semana. –Cuando el té estuvo acabado seguía caliente-. Si quieres tomarlo ahora, puedes ponerle hielo. –Draco tomó el vaso de harry y agregó el hielo y se sirvió té. Tomó un sorbo.

- Mucho mejor –dijo Draco dándole el vaso a Harry, que bebió para probarlo.

- Tienes razón –dijo Harry-. Es mejor. ¿Quieres un vaso?

- Tengo un vaso. –Draco tomó de nuevo el vaso de Harry con una sonrisa arrogante. Harry rió suavemente y se agarró un vaso para llenarlo con hielo y té.

- Tomaste mi vaso –se burló Harry mientras guardaba el té.

- Tú me lo diste –dijo Draco-. Dijiste que podía quedármelo.

- Bien –dijo Harry con una sonrisa ante el comportamiento de Draco-. Quieres pizza entonces. ¿Con qué te gusta? –Decidieron qué ponerle a la pizza. Harry le mostró a Draco el directorio telefónico y la pizzería local. El número fue discado, la pizza fue ordenada, y la dirección del apartamento dada.

- ¿Cuánto lleva que te entreguen la pizza? –preguntó Draco.

- Como media hora –dijo Harry. Draco abrió los ojos.

- ¿Media hora? –preguntó Draco como si fueran seis años.

- Tienen que hacerla y luego entregarla –dijo Harry-. No es magia, Draco. ¿Muggles¿Autos¿Tráfico?

- Parece demasiado –dijo Draco mientras pasaba las hojas del directorio telefónico-. ¿Qué son todas estas cosas? –Harry le explicó el libro y cómo usar el teléfono. Draco quería llamar a alguien, así que Harry le dejó llamar a Ron y Hermione. Draco discó el número y esperó como Harry le dijo. Harry estaba entretenido mirando la primera llamada de Draco.

- ¿Hola? –preguntó Ron.

- Hola –dijo Draco. Una pausa.

- ¿Quién es? –preguntó Ron.

- Este es Draco Malfoy –dijo Draco con una sonrisa para Harry que también le sonreía.

- Ey, Draco. ¿Todo está bien¿Por qué estás llamando? –preguntó Ron.

- Harry me acaba de enseñar a usar esta cosa del teléfono –dijo Draco-. No sabía a quién llamar así que tuvimos que usarlos a ustedes.

- Gracias. Me alegra ayudar a un amigo en necesidad –dijo Ron sarcásticamente. Draco pudo oír a Hermione hablando en el fondo preguntando quién era y Ron explicándole quién era y porqué. Hermione reía.

- Dile que no se ría de mí –dijo Draco. Harry rió.

- Escucho a Harry reírse, así que vete al infierno –dijo Ron.

- Tú vete al infierno. Ey, me gusta esto. Puedo llamar a la gente y decirle que se vaya al infierno –dijo Draco. Harry se rió tan fuerte que casi se cayó de la silla-. Todos necesitan uno de estos teléfonos.

- Todos excepto Albus –dijo Ron-. Ya llama a Harry todo el día.

- No cuando está en el trabajo –dijo Draco-. O… tal vez tengan un maguífono ahí. ¿Tienes un maguífono en el trabajo, Harry? –Harry negó con la cabeza-. Ah, está bien.

- ¿Así que te quedas esta noche también con Harry? –preguntó Ron.

- Sí –dijo Draco-. No sé cuánto voy a quedarme. –Harry pareció preocupado sobre esa conversación.

- Estoy seguro de que Harry te quedará quedarte tanto como necesites-. A menos que revane tu garganta mientras duermes por sacarlo de quicio. –Draco rió.

- Puede que lo haga –dijo Draco-. Es muy irritante vivir con él. –Ron reía en el fondo y le decía a Hermione lo que Draco había dicho. Draco la oyó reír.

- Hermione dice que tal vez ponerlos en el mismo espacio no fue tan buena idea. –Ron rió.

- Puede que tenga razón –dijo Draco-. Bueno, supongo que tengo que apagar esta cosa y dejarlos hacer lo que sea que hagan cuando no los estoy llamando.

- No te preocupes. Me tenía mirando muestras de alfombra –dijo Ron. Draco rió-. Lo odio. Está tratando de decorar la habitación libre. No tiene nada.

- Harry¿quieres decirle a Ron de los muebles? –preguntó Draco. Harry asintió-. Ron, Harry y yo hemos decidido que… bueno, Harry decidió deshacerse de los muebles de su cuarto de invitados porque los odiamos… o, bueno… a Harry no le gustan. Quería saber si lo querían para esa habitación suya. –Draco oyó a Ron preguntándole a Hermione si quería un nuevo dormitorio.

- Hermione quiere saber porqué Harry se deshace de eso –dijo Ron.

- Le recuerda al imbécil que se escapó con el coño –dijo Draco. Harry frunció el ceño-. Lo siento, pero el tipo es un bastardo, Harry. –Ron reía suavemente en el fondo y le decía a Hermione de los muebles.

- Hermione dice que le encantarán los muebles si Harry se quiere deshacer de ellos –dijo Ron-. Y entre tú y yo, Draco, yo tampoco podía soportar al tipo. No era muy bueno con Harry.

- ¿Por qué no? –preguntó Draco tratando de no dejar obvia su conversación.

- Brian era... siempre estaba pidiéndole a Harry que hiciera cosas para él que podría haber hecho el mismo. Brian nunca hacía nada en el apartamento. Harry hacía todo y trabajaba a tiempo completo. No estaba bien –dijo Ron.

- Oh, ya veo –dijo Draco.

- No le digas a Harry que dije nada¿está bien? –preguntó Ron.

- Seguro, no hay problema. Bueno, me voy. Tenemos pizza en el camino. ¿Sabías que lleva toda una media hora conseguir una pizza? Mi dios… podría hacer miles de pizzas en ese tiempo –dijo Draco.

- Bienvenido al mundo real, Draco. –Ron rió-. Tú y Harry háganme saber cuándo quieren traer los muebles y estaré en casa para entonces.

- Harry¿cuándo quieres llevar los muebles? –preguntó Draco.

- Tengo que trabajar todo el día mañana, pero creo que puedo hacer que mis vacaciones empiecen el martes. Dile a Ron que lo llamaremos el martes –dijo Harry.

- Oí lo que Harry dijo, Draco. Martes. Herm y yo estaremos en casa como a las seis y media. Así que llamen. Tal vez podríamos... Hermione dice que los invite a ambos a cenar el martes alrededor de las... alrededor de las siete. ¿Está bien?

- Harry, Hermione nos ha invitado a cenar el martes a las siete –dijo Draco. Harry asintió-. Estaremos allí.

- Genial. Nos vemos entonces –dijo Ron-. Adiós.

- Adiós –dijo Draco, y miró el teléfono-. ¿Cómo hago que esto pare? –Draco levantó el teléfono y Harry apretó el botón y lo puso en el cargador-. Eso fue divertido.

- Estaré en el trabajo todo el día mañana –dijo Harry mientras abría la última página del directorio telefónico-. Aquí está mi número del trabajo, y este es mi número de celular.

- ¿Celular? –preguntó Draco. Harry cruzó la habitación y tomó su celular de la estantería en la pared del comedor.

- Es un teléfono personal que llevo conmigo todo el tiempo –dijo Harry mientras se lo enganchaba en el cintuón para mostrarle a Draco-. Si llamas a ese número, sonará.

- Déjame llamar –dijo Draco excitado-. Ve a otra habitación a ver si puedes oírme. –Harry sonrió por la tontería, pero caminó hasta su baño y cerró la puerta. Se sentó y esperó. Su celular sonó.

- Hola, Draco –dijo Harry con una sonrisa.

- ¿Cómo sabías que era yo? –preguntó Draco. Harry rió.

- Me acabas de decir que íbas a llamarme –dijo Harry.

- Me gusta usar este teléfono. Quiero una de esas cosas celulares también –dijo Draco.

- Puedes comprarte uno –dijo Harry-. Hay muchísimos planes de llamadas y… bueno, yo te ayudaré.

- Bien. ¿No es genial¿Puedes ir por ahí cargando un teléfono y llamar a cualquiera cuando quieres? Eso es genial. ¿Por qué no tienen eso en el mundo mágico? –preguntó Draco.

- Los magos pueden aparecerse –dijo Harry-. Sólo les lleva unos segundos aparecerse en algún lado¿así que para qué un celular?

- Porque... a veces no quieres ver a la otra persona, pero quieres hablar con ella. Si quisiera decirle a alguien que se vaya al infierno, no puedo aparecerme allí y hacerlo porque pueden destrozarme, pero podría llamarlos y decirles que se vayan al infierno todo el día –dijo Draco. Harry rió desde el baño.

- Oh, eres tan gracioso –dijo Harry mientras oía a Draco reírse en el teléfono-. ¿Terminaste conmigo?

- No lo sé –dijo Draco-. Supongo. Vuelve aquí.

- Está bien, adiós –dijo Harry.

- Adiós –dijo Draco, y colgó el teléfono. Harry regresó al comedor-. Eso fue tan divertido. Tendremos que hacerlo de nuevo.

- ¿Por qué? Puedo hablar contigo aquí sin necesidad del teléfono –dijo Harry.

- Bueno, está bien –dijo Draco con una sonrisa que Harry le devolvió. Ojos esmeraldas se encontraron con brillante plata con silenciosa apreciación. Incluso las cosas más simples podrían asombrar últimamente.