Tuve que volver a publicar la historia ya que por algun motivo me la dieron de baja(?

Como sea, aqui la vuelvo a subir, ya siendo parelela a su version de AO.

Les doy un poco de contexto en la historia para que no se me vayan a perder:

-RoyEd como una pareja establecida

-Linea de tiempo alterna, donde; se derrotaron a los homunculos.

-Haruko esta en el poder como Führer

-Edward recupera el cuerpo de Alphonse (dentro se explica como)

-Team Mustang esta unido y completo

-Hughes esta vivo, porque asi lo quiero :3

-Edward tiene su alquimia y sigue con su titulo estatal.

Preguntas y dudas, o simplemente quieren saber más de la historia, pueden comentar alla abajo.

Disfruten la historia~


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Este lugar parecía familiar.

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Edward no estaba seguro del porqué, o el cómo, pero el pasear por aquí le daba una sensación de nostalgia que tenía meses sin sentir, cosa que despertaba algo de curiosidad en él, pero su mente no parecía estar tan interesada en buscar algún motivo en especial.

Así que se limitó a seguir caminando.

Y caminando.

Antes de que lo notara el atardecer comenzó a pintar el cielo de azules y morados desvaneciéndose en los los naranjas y rosas del horizonte. Las luces fueron iluminando las calles y la gente pareció irse desvaneciendo. Ed se permitió parar unos minutos debajo de un faro de luz y se recargo en el dejando que sus piernas descansaran un poco.

Paseo la vista por las calles, deteniéndose a ver cada señal de tiendas o esquinas, pero por más que las observaba su mente parecía ser incapaz de hacer alguna conexión para decirle donde estaba.

Tal vez si Alphonse hubiera estado con él sabría a donde dirigirse. Tal vez podría decirle porque solo llevaba un simple suéter y unos pantalones con este clima tan frio. Tal vez podría decirle a donde quería llegar con tanta urgencia…

Tenía que darse prisa en llegar.

Había algo muy importante que hacer.

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…Si tan solo pudiese recordar qué.

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Ed suspiro al mismo tiempo que una punzada de dolor cruzo por su cabeza, como un alfiler tratando de llegar al centro de su cráneo y en su camino agujerando su cráneo. Se quejó entre dientes mientras, con sus dedos en las sienes, trataba de aliviar el dolor.

Se le estaba acabando el tiempo.

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—¿Te encuentras bien? — preguntó con delicadeza una voz a su lado, tocando con suavidad su hombro. Edward subió su mirada para verla. Era una mujer de cabellos lacios color castaño claro, ojos verdes, unos cuatro o cinco años mayor que él. Vestía un pesado abrigo café, mientras sujetaba sobre ella -y por extensión sobre él- un paraguas…

¿Cuándo es que había empezado a llover?

Una pregunta mejor habría sido cómo no lo había notado, pero Edward no quiso analizarlo bajo la insistente mirada de la mujer, que no paraba de verle con curiosidad, y fue entonces que recordó que ella había hecho una pregunta, pero no estaba seguro de como contestar. Los minutos pasaron y la mujer no paraba de observarle, así como él se mantenía en silencio, y tal vez habría seguido así de no ser porque algo pareció iluminarse en los ojos esmeralda de la mujer.

Con lentitud saco de su abrigo lo que parecía ser una foto, la detuvo con su mano al lado del rostro de Ed, y ella nuevamente abrió los ojos con aun más sorpresa.

¿Qué estaba…?

—Eres Edward Elric ¿no es así? — le dijo la mujer sin apartar la mirada de sus ojos, a lo que Ed, quien se limitó a asentir, para continuar temblando por el frio de la lluvia. Su suéter de lana no hacía más que absorber el agua que había caído sobre él. La mujer frunció el ceño, aparentemente algo en su respuesta no le había gustado, pero de inmediato pareció dejarlo y le ofreció su mano con una ligera sonrisa— ¿necesitas un lugar donde quedarte? No creo que sea un buen momento de estar afuera con esta lluvia.

Su cuerpo de inmediato le dijo sí; su espalda dolía, su cabeza parecía querer ser martillada una y otra vez, y su ropa no hacía más que hacerlo congelar, sin embargo, su mente solo podía decirle:

—Tengo que ir, hay personas en peligro. Debo llegar allí pronto.

La castaña volvió a fruncir el ceño.

—¿A dónde debes llegar?

—Yo…—Ed vaciló de inmediato— no lo sé…

Todo estaba revuelto, perdido y borroso en su mente, algunos pensamientos parecían claros mientras que otros destellaban en algunas ocasiones en él. No sabía cuándo había iniciado, pero así había sido. Y esa aparentemente no era una respuesta que pudiese darle a una desconocida.

—Te propongo un trato, déjame llevarte a mi trabajo, allí habrá una línea que puedas marcar para pedir ayuda ¿Qué dices?

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Ayuda… si eso era lo que necesitaban, ayuda.

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–Muy bien entonces vamos— le dijo ella sin darle la oportunidad de responder ¿o tal vez había respondido él con la cabeza?

Caminaron juntos por la acera, ella sosteniéndole con una mano y con la otra el paraguas que hacia el agua de la lluvia rebotar. Su caminar se mantuvo silencioso, dejando a Ed divagar sobre la facilidad con la que la lluvia había llegado sobre él sin pleno aviso, en estos momentos daría lo que fuera por estar a un lado de la chimenea en casa, Roy se molestaría bastante si llegara de esta manera completamente empapado y arruinando su piso de madera…

Edward volvió a sacudir de su cabeza esos pensamientos, no había tiempo para chimeneas, debía mantenerse en su misión, mantener el control…

Control…

En cuanto entraron al edificio donde la mujer, Ed noto el cambio de ambiente a algo más cálido y bastante perfumado, no desagradable, pero sin duda muy notorio, así mismo como la poca vestimenta de las chicas de aquel lugar. Sabía que debía sentir un poco de vergüenza ante dicha escena, pero su mente y cuerpo estaban demasiado nublados como para procesarlos.

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Estaba cansado.

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—¿Edward…? – la mujer lo tomo del hombro una vez más. Por su voz suponía que estaba nerviosa y algo preocupada, algo que por más que intentaba ver… Edward no lograba enfocar su vista.

—Llévalo a los cuartos de atrás, no quiero que alguno de los clientes sea capaz de verlo en este estado — dijo una voz mucho más grave y rasposa que la de la mujer, supuso Ed mas joven, que sin duda mostraba autoridad pues de inmediato la dama aumento su presión en él y comenzó a guiarlo.

—¡Espera! — dijo Ed tratando de deshacerse del agarre de la mujer— tengo que llamar al cuartel… tengo que avisarle a los demás lo que yo-

Intento seguir hablando, Ed estaba seguro que lo intento, pero algo presionaba sobre su boca y no era capaz de continuar…

—Lo sé-le susurró ella al oído-, no te preocupes por eso, yo me encargare de hacer esa llamada. Ahora es tiempo de que salgas de esa ropa y descanses.

-Pero –intento replicar, pero la mujer solo continúo empujándolo.

Llegaron a un cuarto bastante modesto y poco iluminado. La mujer se acercó al closet dejando a Ed en medio de la habitación mojando gota a gota el suelo. La castaña exclamo con triunfo antes de acercarse a Ed y darle algo afelpado.

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¿Una bata...?

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-No la mejor muda de pijama, pero al menos estarás fuera de esas ropas- ella volvió a tomar la bata y dejarla sobre la cama al notar que Ed no parecía hacer nada con ella.

Ella coloco su mano sobre su hombro.

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—Es necesario que salgas de esas ropas...-dijo mientras trataba de desprender las ropas mojadas de Ed.

Es necesario que salgas de esas ropas o el resultado del circulo podría verse afectado.

¡Date prisa!

No tiene caso que mantengas ese pudor conmigo cariño, no después de todo lo que hemos pasado...

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—... ¿Ed? - pregunto la mujer insegura desde el otro lado de la habitación, mientras él inclinado sobre la pared, sentado, abrazando sus rodillas apenas lograba mirarla a los ojos.

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¿Qué había pasado?

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—¡Vanessa! ¿Qué es lo que está pasando aquí?

—¡Yo solo estaba tratando de sacarlo de esas ropas! ¡Esta empapado hasta los huesos!

Ed no quiso subir la mirada o tratar de entender que pasaba en esta habitación.

Solo quería que los latidos de su corazón se calmaran y no jadeara como si hubiese corrido por toda la ciudad. No lograba entender que lo había…asustado, pero no quería entenderlo, ni saberlo, solo deseaba que no pasara otra vez.

—Déjalo allí— dijo la voz grave, la misma de hacia un rato— no creo que sea buena idea molestarlo ahora, dejaremos que él se encargue del muchacho.

—Pero-

—Vanessa —volvió a insistir la voz con un tono más suave—, no hay nada que podamos hacer nosotras, en cuanto llegue él se encargara de la situación, vamos.

Edward vio como los pies de la mujer caminaron hacia la puerta, dudaron por unos segundos y luego continuaron taconeando fuera de la habitación, cerrando la puerta detrás de ella.

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Algo en su interior pareció tranquilizarse y su corazón dejo de resonar con fuerza en sus oídos.

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Recargándose aun sobre la pared Ed se fue levantando poco a poco, un poco mareado y entumido, pero sobre todo frio. Mucho frio.

Con pasos temblorosos camino hacia la cama y comenzó a quitarse las ropas que ahora se sentían más como una segunda piel sobre su cuerpo empapado. Un movimiento frente a él llamo si atención, y el temor lo inundo al ver a otra persona parada en la habitación.

Edward dio varios pasos atrás sin apartar la mirada de la figura. La persona frente a él imito sus pasos.

Ed se detuvo y él también lo hizo.

Ambos se quedaron quietos viéndose directo a la cara por lo que parecieron horas.

Edward vio como los ojos del otro se abrían con sorpresa al mismo tiempo que algo en su cabeza comenzaba a resonar. Conocía ese rostro. Llevaba un largo rato sin verlo, pero si lo reconocía.

Con algo de duda Ed se acercó a el otro y el otro comenzó a caminar hacia Ed, hasta que ambos quedaron frente a frente.

La mirada del otro se veía algo turbia, perdida y sobre todo cansada, como si hubiese pasado días sin dormir ni encontrar una respuesta. Su piel estaba pálida y las ropas que traía estaban completamente empapadas, al igual que su cabello rubio algo opacado por la misma humedad.

Ed extendió su mano al igual que el otro, y la alargo hasta tocar una superficie lisa y fría.

Era un espejo.

Ed soltó una carcajada y se dejó caer de rodillas.

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¡Era un espejo!

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Una parte de su mente se ilumino ante esto y la angustia lo lleno por completo. Ed pudo ver en su reflejo esa incertidumbre y miedo… tuvo que apartar la mirada de su reflejo.

Solo habían pasado unas horas desde que se había separado, estaba seguro por la oscuridad fuera de la ventana, y ya estaba perdiendo la cordura. En estos momentos no era más que un simple embrollo de nervios y angustia incapaz de mantener su respiración.

Todo había salido como lo había planeado.

Todo a excepción de separarse-

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¡Tienen que irse ahora!

¡Pero Ed-! —intento llamarlo Clear.

¡Si nos alcanza será nuestra ruina! -le respondió Ed

Esto no era parte del plan, debemos-

¡Este es el nuevo plan! -No le gustaba y era lo último que quería hacer, pero era su única oportunidad- Tienen que llevarse las piedras y correr mientras yo lo distraigo

Ed vio el conflicto en sus rostros. Dean intento responderle, pero los balazos resonando en el aire lo detuvieron.

¡Corran!

Pero tu piedra-

¡Corran!

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Después de eso todo estaba borroso.

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¿Qué es lo que estaba pasando?

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Se suponía que los síntomas de separación no deberían mostrarse hasta al menos unos dos días, eso es lo que había logrado sacar de los archivos, eso había sido su único respaldo para haberlos dejado ir…pero ahora.

Ahora cabía la posibilidad de que en cualquier minuto su mente pudiese desconectarse y volver a caer en el mismo estado con el que había andado por las calles.

-Cuando creía que todo estaría bien, resulta que tenía todas para perder...

Su respiración se hizo para difícil de controlar y las lágrimas en sus ojos comenzaron a desbordarse, pero de inmediato comenzó a limpiarlas de su rostro.

No podía romperse, no ahora.

El plan había fallado y su situación tal vez no era la mejor…pero al menos estaba afuera.

Fuera de su alcance y con más control que la última vez.

…un teléfono.

Necesitaba un teléfono.

Debía darse prisa mientras su mente estaba clara-

Unos golpes tocaron a la puerta, congelando así a Ed sobre su lugar.

Edward trato de tranquilizar su respiración y recoger lo poco de autocontrol que tenia.

Debe de ser la mujer del paraguas…Vanessa – se dijo a si mismo tratando de calmar sus latidos y con algo de coraje respondió en voz alta: — Puedes pasar…

Su voz (debió) sonó por completo ronca y bastante débil, y por el silencio que siguió fuera de la puerta Ed supuso que no lo dijo muy alto así que trató de volver a responder, pero la puerta siendo abierta lo detuvo.

Y su respiración se detuvo. El nudo en su garganta creció y el picor en sus ojos se hizo más molesto, pero se negó a dejar derramar más lágrimas.

Sus cabellos estaban mojados y desordenados, así como su uniforme.

Y su mirada, ¡su mirada! Estaba llena de sorpresa, inquietud e incredulidad.

Pareció dudar varios segundos, y Ed no lograba encontrar su voz para llamarlo.

Pero no fue necesario.

Camino hacia él hasta quedar frente a Ed y antes de que pudiera decirle lo -mucho que había extrañado ver su estúpida, maravillosa y hermosa cara, con esa mirada llena de amor, de cariño y ¿Cómo diablos había sido capaz de sobrevivir sin verte?-, ya se encontraba siendo rodeado por sus brazos.

—Eres tu…realmente eres tú— susurro a su oído mientras lo sostenía con aun más fuerza. No fue hasta ese momento que Ed notó lo exhausto que se sentía, siendo rodeado por el calor y la esencia de la loción de picante que tanto había extrañado. Enterró aún más su rostro en su pecho tratando de fundirse y olvidar que había pasado meses sin él.

Palabras llenas de dulzura y devoción eran lo único que podía escuchar, y poco a poco su cuerpo empezó a cobrar su cuota haciéndole resbalar entre la conciencia y la inconciencia—No aun— rogo en su mente— déjame seguir con él, por favor, por favor— Sitio como las lágrimas iban humedeciendo su chaqueta y antes de desvanecerse por completo solo logro susurrar.

—Lo siento, Roy…

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