Este fic participa en el minireto de octubre para la Copa de la casa 2018-2019 del foro La Noble y Ancestral Casa de los Black.
Historia beteada por Miss Lefroy Fraser
El secreto de Moody
«¡Siempre alerta!»
Esa era la frase que siempre repetía Moody a todo el mundo, algo que lo hacía ver pesado, pero que también mostraba todos los años que pasó combatiendo las fuerzas oscuras y sus respectivas consecuencias.
Alastor Moody siempre estaba alerta… excepto, cuando se trataba de eso.
No fue hace mucho tiempo, solo habían pasado un par de meses desde la caída del Señor Tenebroso, cuando su psicólogo le hizo buscar algo que no le mantuviera en constante avizor y buscara ser alguien más normal. ¡Eso era imposible después de todo lo vivido! Pero, ¡sorpresa!, lo encontró.
Ahora, después de estar todo el día en alerta, tras la "disolución " de la Orden, Alastor podía entrar con toda la calma del mundo en la puerta trasera de su habitación, donde se encontraba su mayor tesoro. Nada más poner un pie dentro, toda la tensión de su cuerpo se esfumó. Su estado de permanente atención a su alrededor parecía no existir y una sonrisa boba se instaló en sus labios.
— ¡Caramelo! ¿Me extrañaste?
Como si fuera una madre cariñosa fue hasta su peluche de unicornio rosa, abrazándolo e incluso besando su morro. Pero él no paró ahí, claro que no, fue uno por uno viendo todos sus amados peluches de unicornio, su pequeña gran familia que ya contaba con más de mil ejemplares; sin contar con los hermosos y coloridos pósteres que adornaban las paredes.
Curiosamente, solo en ese lugar, su estado de permanente alerta se esfumaba para pasar a un estado de inocencia y ensoñación.
— Señor Melocotón, eso no está bien, no puede dejar su té sin acabar.
Regañó a su peluche de color chocolate, aunque la emoción en su voz al contarles sobre el nuevo compañero que tendrían, y que lo tenía medio hecho, no se hizo de esperar.
Para su desgracia, había estado con la guardia tan baja que no se percató de que estaba siendo observado. Remus había ido a buscarlo porque lo notaba extraño, preocupado por él. Ahora, viendo a Alastor Moody actuar como una niña de cinco años rodeado de peluches esponjosos de unicornios, se lamentaba de haber ido, sentía un fuerte trauma avanzar. Aunque a sus amigos les hubiera encantado.
Palabras, sin contar con el título: 367
