Hola a todos.
Este es mi primer fic en solitario y pero no el primero en publicar (podeis ver primavera, primavera que la sangre altera escrito por mi y Pruepotter).
Bueno, espero que os guste. Los primeros capítulos son un poco cortos y quizá espesitos, pero luego se animan.
Prometo actualizar rápido si os gusta y me dejais algún review, además ya estoy maquinando la segunda parte, así que por fis, estoy abierta a cualquier tipo de crítica constructiva.
Tengo que decir que personalmente soy fan de la pareja HyH, pero en este caso me parecía nueva idea inventar un personaje nuevo.
Bueno, ya sabeis que los personajes no son míos y todo el rollo, bueno hay un personaje que si es mio, quizá demasiado en opinión de Prue.
Besos a todos
CAPITULO 1: La pesadilla y el gato
Un pasillo oscuro, una puerta, otra puerta, un pasillo iluminado, una sala llena de estanterías...... ¿Dónde estoy?, ¿Este lugar me resulta vagamente familiar.... ¿qué busco?. A ver si lo encuentro por este pasillo, ¿Qué es aquello?, parece la silueta de un hombre, voy a ver.
- Señor!!!!, espere Señor!!!!, no se vaya
"Tengo que alcanzarlo", pero la niebla no me deja llegar hasta él, porque cada vez estoy mas lejos?. Voy corriendo y él anda, pero no puedo alcanzarlo. "Espere por favor", he de llegar hasta él. Parece que se vuelve, me suena su cara.
"No puede ser, esta muerto, eso me dijeron. Pero no vi su cadáver.
- ¡¡¡¡¡SIRIUS!!!!!, Sirius???, no te vayas, espérame SIRIUS..........
- Basta muchacho, quieres dejar de gritar, vas a despertar a todo el vecindario
- ¿Qué ha pasado?, ¿Quién grita?
- Escucha chico, la única razón por la que estas aquí es porque mi mujer dice que tienes que quedarte. Pero si por mi fuera, después de lo de los "desmembradores" jamás hubieras vuelto a mi casa.
- Lo siento tío Vernon, no volverá a pasar- dijo Harry con tono cansino
- Eso espero, no quiero volver a oír el nombre de ese delincuente en esta casa-
Harry se puso en pie de un salto, con sus ojos verdes encendidos en llamas. A sus 16 años ya era casi tan alto como su tío Vernon, y después de todo lo que había pasado el año anterior no iba a permitir que insultara la memoria de su padrino, pues los años de temerle ya los había dejado atrás.
- Que has dicho?
- Siéntate niño si no quieres que te muela a palos
- No vuelvas a insultar a mi padrino NUNCA!!!!- exclamo Harry sacando la varita de debajo del pijama
- Guarda eso chico- exclamo tío Vernon aunque su voz ya no era tan autoritaria
- Pues no vuelvas a insultar Sirius
- De acuerdo- exclamo tío Vernon mirando la varita de Harry con autentico pavor- de todos modos no puedes usarla, lo se, te expulsaran de ese colegio para delincuentes al que vas
- Te equivocas, desde que Voldemort volvió la podría usar y no pasaría nada. Así que no me provoques.- Harry sabia perfectamente que no podía usarla, pero estaba tan enfadado que todo le daba igual.
- No me amenaces chaval
- Que pasa Vernon?- exclamo tía Petunia desde la puerta con su batín rosa y los rulos puestos
- El chico ha vuelto a tener otra pesadilla, siempre la misma, creo que algo no anda bien en su cabeza. Igualito que sus padres
- Déjalo y vamos a dormir, ahora ya esta despierto.
Los tíos de Harry salieron de la habitación cerrando la puerta tras de si. Harry se sentó encima de la cama y dejo caer la varita junto a él. No entendía porque se repetía ese sueño una y otra vez, todas las noches se levantaba empapado en un sudor frío y con una sensación de perdida que lo llenaba de vacío. Pero no..., no podía llorar, seria como admitir que Sirius realmente lo había dejado para siempre.....
Desde la muerte de Sirius había pasado 1 mes, y Harry había vuelto a Privet Drive con sus tíos, pero algo había cambiado, no solo se sentía aislado en aquella casa lejos de sus amigos y su mundo, sino que además ahora se sentía solo, solo a pesar de las constantes cartas de sus amigos para darle animo, solo a pesar de las cartas de Lupin, y sin embargo era lo que quería, aislarse del mundo, del dolor, de la perdida y de todo lo que tuviese que ver con la maldita maldición que había arruinado su vida y por la cual iba perdiendo poco a poco a los seres que amaba, y encima no solo había perdido a sus padres, sino que había perdido a un gran amigo, y lo más parecido a un padre que tendría nunca.
A pesar de las cartas de sus amigos, las cuales agradecía, Harry no había respondido ninguna con sinceridad, ya que en ellas les decía que se encontraba bien y contento, cuando lo cierto era que la alegría había desaparecido de él como por arte de magia, porque eso era él, un mago, el niño que vivió y que ahora después de tantos años sabia la verdad. Sabia que por culpa de maldición, sus padres habían muerto asesinados por Voldemort, y que él iba a tener que matarlo, sino quería ser él el que muriera, pero eso realmente me importa?, pensaba Harry durante las largas noches que pasaba en vela.
Si al menos Sirius estuviera aquí ahora, yo estaría viviendo con él, pues su nombre se habría rehabilitado al conocer todos la verdad sobre lo que Harry había contado 2 años antes. Y Entonces si que tendría un aliciente para querer derrotar a Voldemort, pero sin él..... le daba igual ser víctima o verdugo.
A la mañana siguiente, y exactamente igual que todos los días, Harry se levantó cansado y con la sensación de estar totalmente vacío. "Vamos a ver que hay para desayunar, aunque nada de lo que como parece llenarme", pensó. Al entrar en la cocina, vio a su tía Petunia haciendo huevos con bacón, y a su tío Vernon leyendo el periódico, el cual le dirigió una mirada furiosa, pero a él le daba igual.
Su primo Duddley, estaba delante del televisor, como siempre, todo era igual que siempre, la misma monotonía y rutina de todos los días, "Si al menos pudiera salir a la calle", pero desde que había vuelto su tío le había prohibido salir de casa y Harry lo había acatado sin rechistar, "me da igual" pensaba Harry, "antes si hubiera salido quizá me habría encontrado con Sirius convertido en perro por la calle, pero ahora.......".
Harry se sentó en la mesa en la que ya tenia un plato con dos tostadas de pan duro y un queso que por su aspecto parecía que había estado meses en la despensa. Cogió el pan y empezó a comer.
En ese momento, una lechuza atigrada entra por la ventana de la cocina y le dejo un sobre de pergamino blanco al lado con un sello del ministerio. Harry lo miro y siguió comiendo, lo que el ministerio le pudiera decir era algo totalmente indiferente para él.
- ¿Que pasa chico, que no vas a abrir el sobre?- pregunto tío Vernon irritado
Harry miro a su tío, como si fuera lo más interesante que hubiera visto nunca y siguió comiendo.
- ¡¡¡Quieres contestarme niño!!!!- grito tío Vernon
- Lo abriré luego- respondió Harry con indiferencia
- ¿Luego?, Te encuentras bien?- No es que a tío Vernon le importase realmente el estado de salud de Harry, pero su comportamiento desde hacia un mes lo tenia desconcertado- antes cada vez que llegaba una carta de esos raros ibas corriendo para abrirla.
- ¿Ah, si?, pues ahora ya no, me da igual lo que digan
- No te creo. Bueno, si tu no la abres lo haré yo, no quiero tener una cosa rara de esas encima de la mesa, te imaginas que alguien la ve?
- Si- respondió Harry en tono de burla- pues menudo drama
- Te he dicho mil veces que no me hables en ese tono, si no fuera por.....- tío Vernon callo de pronto
- Si no fuera por que?
- Nada, nada. Acábate eso y vete a tu cuarto
- No, quiero saber lo que ibas a decir- respondió Harry en tono agresivo
- No te metas en lo que no te importa chaval
- Dime que ibas a decir- Harry no se había dado cuenta, pero se había puesto de pie.
- Siéntate chico, y no me levante la voz maldito infeliz- bufo tío Vernon por debajo de su bigote
- ¿Infeliz?- pregunto Harry, riéndose sin ganas- esa palabra si que me gusta infeliz, genial porque así es como me siento infeliz de vivir en esta casa, de que todo el mundo que quiero me deje, infeliz de que a nadie le importe como me siento, tienes razón tío Vernon infeliz y vacío!!!!!!!- grito Harry cogiendo el sobre y levantándose precipitadamente
- Adonde crees que vas?- pregunto tío Vernon
- A la calle, ¿qué pasa?
- De eso nada, aquel hombre dijo que no debías salir y eso es lo que vas a hacer
- ¿Hombre?, ¿qué hombre?
- Cuidado Vernon- exclamo tía Petunia
- Déjalo cielo, de todas formas se tenia que enterar
- ¿¿¿Enterarme de que!!!!, Habla.
- El día que llegaste, recibimos una carta de un tal Bumdledore que decía que durante el tiempo que estuvieras en Privet Drive no debías salir de casa, porque era muy peligroso para ti.
Harry se quedo de piedra delante del recibidor, Así que Dumbledore era el causante de que Harry hubiese estado encerrado en casa durante casi un mes. De pronto sintió que su enorme vacío se llenaba de una ira incontrolable, pues si eso era lo que quería ese mentiroso lo llevaba claro.
Se dio media vuelta y salió a la calle. Oía los gritos de su tío a sus espaldas, pero no sabia lo que decía, necesitaba correr, alejarse de todo y de todos, estar solo, pensar, no pensar no, no podía pensar o se volvería loco. Y con el corazón latiéndole a 1000 se alejo corriendo de Privet Drive sin que le importara para nada lo que pudiera pasarle, ni las advertencias que había recibido.
Harry seguía corriendo y corriendo sin detenerse, ni siquiera notaba los tropezones que se daba con la gente ni oía las reprimendas por su actitud. Solo quería huir, huir donde nadie lo encontrase, lejos del sufrimiento, del dolor, un dolor que necesitaba silenciar y del cual creía solo podría dejar atrás con el agotamiento.
Finalmente, llego exhausto a un pequeño parque y se dejo caer en un columpio, pero en cuanto bajo la guardia, el vacío volvió a él y los recuerdos afloraron de inmediato: Ron atrapado por un cerebro, Hermione desmayada, Ginny con el tobillo roto, Los mortífagos..... y..... la muerte de Sirius. "Sirius", pensó Harry, "que diferentes serian ahora las cosas si tu estuvieras aquí conmigo", y de pronto las lagrimas empezaron a aflorar a los ojos de Harry como siempre que recordaba lo sucedido en el ministerio el mes pasado, cuando por fin todos se dieron cuenta de que Voldemort había regresado y de que él y Dumbledore estaban diciendo la verdad.
Dumbledore, todo era por su culpa. Harry experimentaba, desde la muerte de Sirius, una extraña mezcla de sentimientos hacia el mago. Se sentía unido a él porque era quien había escuchado la profecía, pero al mismo tiempo no podía dejar de sentirse resentido ya que si él le hubiera hablado antes claramente, quizás no habría ido al Ministerio aquella noche a rescatar a Sirius. "No debo llorar, no puedo derrumbarme ahora, no debo llorar".
- Te encuentras bien?- lo sobresalto una voz a sus espaldas. No había oído llegar a nadie.
- Si – dijo Harry secamente levantando la vista
Frente a él había una chica mas o menos de su edad. Tenia el cabello largo hasta la mitad de la espalda, negro como el azabache y de un rizado rebelde cuyos bucles se escapaban sin remedio de los ganchos que intentaban domarlo. Sus ojos, eran verde- amarillentos, ligeramente rasgados hacia arriba como los de un gato y su piel blanquecina como el marfil, era delgada, muy delgada y parecía tremendamente frágil. En ese instante Harry sintió una sacudida en el estomago, era la chica más guapa que había visto nunca, y al mismo tiempo le era extrañamente familiar.
- Ehhhh, digo, si gracias- dijo ligeramente avergonzado por su actitud.
- Siento haberte asustado, pero te has tropezado conmigo por la calle y se te ha caído esto- dijo alargando el sobre de pergamino- pensé que podría ser importante.
- Gracias- dijo Harry quitándole rápidamente el pergamino del Ministerio de las manos y metiendoselo en el bolsillo.
- ¿Por qué corrías así?, huías de algo? Casi me tiras al suelo
- Por nada en especial- respondió Harry molesto
- Vale, no es necesario que me hables así
- Mira, te agradezco que me hayas traído el sobre, pero no te conozco y no te voy a hablar de mí.
- Eso tiene fácil solución- dijo sonriendo- me llamo Catherine Addams, aunque mis amigos me llaman Cat.
- ¿Cat?- dijo Harry sonriendo por lo apropiado del nombre
- ¿Qué te hace tanta gracia?- pregunto molesta, entornando los ojos como lo habría hecho un gato
- Que tienes los ojos de gato – Respondió Harry
- Ah eso, si, no eres el primero que me lo dice. ¿Cómo te llamas?
- Harry, Harry Potter
- Encantada de conocerte Harry
- Lo mismo digo Cat
Esta avanzó hacia él y se sentó en el banco: "¿por qué corrías?" volvió a preguntarle.
Harry la miro a los ojos, no sabia porque, pero sentía que podía confiar en ella, "Estaba huyendo" dijo entre dientes
- Ya me lo imaginaba- respondió esta comprensiva- Tenias la sensación de estar atrapado, y la necesidad de esconder algo muy dentro para que no aflorase, por no hablar de la ira que estas conteniendo.
- ¿Cómo puedes saber eso?- pregunto Harry molesto por lo evidente de sus sentimientos para ella.
- Porque yo he tenido esa misma sensación. Sentirte atrapado por lo que eres, y ver como el mundo se mueve a tu alrededor pero nadie quiere decirte lo que realmente pasa.
- Así es exactamente como me siento. Parece que me conocieras desde hace tiempo
- No, solo es que cuando te he visto me has recordado a mí.
- Solo que yo ahora me siento vacío- respondió Harry
- Si, hasta que un día cierres las heridas y ya no lo sientas
En ese instante se oyeron dos estallidos, como de un cohete, o como Harry sabia muy bien, el sonido de alguien apareciéndose, se levantó del banco dando la espalda a Cat y sacando su varita miró a todas partes en busca de los magos que se habían aparecido, pero al volverse y para su sorpresa, Cat ya no estaba allí.
Sin guardar la varita empezó a mirar hacia unos arbustos que habían empezado a moverse apuntándolos con la varita. "Menos mal que te hemos encontramos Harry" Dijo una voz conocida a sus espaldas. Al volverse vio la silueta de Lupin emergiendo de las sombras y a Mundungus detrás él.
- ¿Qué hacéis aquí?- preguntó Harry
- Estábamos preocupados por ti, la señora Figg. te ha visto salir de casa y hemos venido en tu busca.
- Pues ya podéis iros porque como veis estoy bien- respondió dándoles la espalda y buscando a Cat con la mirada, se sentía muy molesto con ellos por haberle interrumpido, deseaba que ella estuviera allí con él, necesitaba hablar con alguien que comprendiera sus sentimientos.
- No te enfades Harry, hemos decidido que te vamos a llevar con nosotros al cuartel de la orden, porque después de lo que has hecho no creo que tu tío quiera que vuelvas por el momento
- ¿A Grimauld Place?- pregunto Harry receloso
- Eso es- dijo Mundungus- los Weasley ya están de camino hacia allí, y Tonks ya se está ocupando de tu equipaje.
- Pues no quiero ir- contesto Harry levantándose y reemprendiendo el camino hacia Privet Dirve
- Pero Harry, has de venir con nosotros, Dumbledore dice.....
- ¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡ ME IMPORTA MUY POCO LO QUE DUMBLEDORE DIGA, NO QUIERO IR A UN LUGAR DONDE TODO LO QUE HAY ME RECUERDA A SIRIUS!!!!!!!!
- Entiendo lo que dices Harry- dijo Lupin comprensivo- Pero es lo mas seguro.
- Si, Y de ese modo también me tendréis mas controlado y os aseguráis de que no me vuelva a escapar ¿verdad?
Lupin sonrió benévolamente "Así es" dijo. Además, allí estarás con Ron y Hermione y podrás hablar con ellos de lo que te preocupa. "No me preocupa nada, estoy perfectamente y no necesito hablar con ellos" Añadió Harry y se sorprendió pensando "ojala pudiera hablar con Cat".
- ¿Vamos?- pregunto Lupin.
Harry los siguió de mala gana hasta los matorrales en los que habían aparecido y allí había una especie de candelabro viejo y roto.
- Bien Harry, es un traslador, ya sabes como funciona, te llevará directo a la cocina de Grimauld Place. Nos encontraremos allí- Dijo Lupin ofreciéndole el objeto.
