N/A:

¿Me extrañaban? xD Yo si los extrañaba a usted, lo juro. Tenía pensado culminar el quinto capítulo de Goodbye Halcyon Days (si, luego de casi seis meses de no subir nada), pero estaba escuchando música y esta idea surgió y en menos de una hora lo escribí y aquí esta. Es cortito, pero es por que es la introducción, ya los siguientes capítulos serán un poquito largos.

Que puedo decirles? Es una locura de las mías, algo que se me vino a la mente y no me dejaba en paz. Si no escribía, no iba a poder dormir, asi que en vez de estudiar para el examen de Teología, me puse a escribir, xD

PARINGS:

Obviamente Ichihime, Renruki, Ichiruki FRIENDSHIP (si, hay que aclararlo, por que despues piensan que es ichiruki, y no, no es asi, xD) Tatsuki&Sado, Nemu&Ishida, Matsumoto&Hisagi, Hinamori&Toushiro, entre otros...

SUMMARY:

Ella era la nueva idola, él el nuevo teniente. Sus vidas habían sido separadas hacían cinco años y una vez mas-en medio de la depresión de ella- volvían a reencontrarse. ¿Podría surgir algo mas que amistad entre ellos?

Lo juro, odio mis summary! Son tan porquería, pero es que desearía hacerlos mejor, pero la mierd* de conteo de letras no me lo permite, xD

DATOS EXTRA:

•Han pasado cinco años de la saga fullbring.

•Los chicos tienen 22 años.

•Hirako es el capitán de la 5nta división.

•Será T hasta que me anime a escribir lemon, xD no, hasta que suceda el lemon, XDDD

ADVERTENCIA:

Si no recibo reviews, no hay galletitas de lemon en Bittersweet Symphony, xD Asi que si quieren galletitas de lemon, dejad un review!

DISCLAIMER:

Bleach no me pertenece, es de Tite Kubo. La trama y todas las locuras que ocurrirán aquí son productos de KillerQueen, fabrica de imaginaciones y de todos sus pervertidos sueños.


The new beginning

PROLOGO

Él se ha ido. Lo lamento, Hime. Esas palabras que le había dicho Tatsuki, observándola con cierta lastima en sus ojos, la habían dejado paralizada. No era como si su corazón se hubiese quebrado. No, él jamás lo tuvo por completo. Pero aun así, le dolía inmensamente el conocer que él, que le había jurado que la amaba, se hubiese ido así como así.

Ella comenzaba a quererlo. No tanto como a Kurosaki-kun, pero aun así lo suficiente como para dar ese gran paso. Y él se había ido.

Hacía más de cinco años que ella no conocía nada acerca de su siempre adorado shinigami sustituto. Kurosaki Ichigo estaba "en Norteamérica", o al menos eso era lo que creían las personas. La realidad era que Ichigo se había ido a la Sociedad de Almas, junto a Rukia y Renji. Hirako Shinji le había ofrecido ser su nuevo teniente, dado a que Hinamori se había retirado a las fuerzas de Kidou. Desde ese entonces, ella jamás volvió a saber de él, quizás porque ella tenía una nueva vida.

La nueva ídolo de Japón. Un buen título para alguien como ella. Quizás si ella no hubiese tenido ese título, no estaría tan devastada como lo estaba en esos momentos.

¿Qué diría la prensa? De seguro iban a cotillear hasta saciarse. No iban a haber un sólo programa o revista que no la tuviese como cotilleo principal. De seguro el título llevaría: "La tonta Orihime-chan fue dejada plantada". La chica de cabello naranja suspiro, percibiendo un extraño pero muy dolorosa punzada en su corazón.

No, ella no lo amaba. Hayato Daike jamás iba a ocupar el lugar del shinigami sustituto, pero definitivamente si había ganado un espacio en su corazón. Él se había convertido en su primer novio.

—Hime, sé que esto es difícil pero tienes que…

—… ¿superarlo? Lo voy a hacer, Uryu-kun. — la chica embozó lo que parecía ser una sonrisa agridulce. Si, ella podía superarlo, no era como si lo amara y todo eso. De hecho, debía agradecerle a Kami-sama el que él hubiese huido antes de decir el "si" en la Iglesia y condenasen sus vidas.

El problema estaba en como ella lo sobrellevaría. No era sencillo salir allí afuera, estar rodeada de todos esos fotógrafos y demás personas y decir que no iba a casarse, que la habían dejado plantada. Gracias al cielo que había sido una ceremonia privada, porque ella no hubiese podido soportar la vergüenza de que ellos vieran el como Daike-kun se marchaba de la Iglesia.

Tatsuki tenía sus puños cerrados, mientras que su prometido-Sado- sujetaba sus hombros. A ella le partía el alma ver a su mejor amiga en ese estado. Observando por la ventana de la Iglesia, vestida con ese hermoso y despampanante vestido blanco, hecho a mano por el mismísimo Ishida. Un modelo exclusivo de su nueva colección, uno que no saldría a la venta para nadie.

El Quincy se había graduado como diseñador, y confeccionando los primeros vestidos (y luego toda la ropa) de la nueva ídolo de Japón, Orihime Inoue, se había hecho de un nombre, de fama y de lo que tanto había soñado, el atelier de moda mas exclusivo de Japón.

Arisawa, por su parte, era la manejadora de la carrera de Inoue. Ella estaba encargada de aceptar y denegar los contratos, de confirmar las secciones de fotos, entre otras cosas. Sado estaba encargado de los guardaespaldas de la chica. Los que en ese momento estaban afuera, conteniendo a los histéricos paparazis, que deseaban tomar las primeras tomas de la idola plantada.

—Yo juro que voy a buscarlo y voy a patearle el trasero. — gritó histérica Tatsuki, temblando de la rabia. ¿Quién se creía que era ese idiota para dejar a Hime de esa manera? ¡Le había dañado no solo la carrera, sino la vida! ¡Ninguna mujer merecía ser plantada en la Iglesia, y menos delante de los paparazis!

—No, Tatsuki-chan, no. Eso no es necesario. Daike-kun puede escoger su vida y si él decidió que no deseaba casarse, lo comprendo. — "además, yo tampoco lo deseaba" añadió mentalmente. Claro, ella no iba a decirle eso a su mejor amiga. Si Tatsuki se enteraba de que ella no amaba-como decía hacer- a Daike-kun, por que aun no superaba a Ichigo, ella la iba a matar.

En más de una ocasión, Arisawa le cuestionaba si ella realmente estaba enamorada del bandido que la había dejado plantada. Y en todas esas ocasiones ella le decía que si, que le quería. Pero no, ella no lo amaba. Le tenía cariño, pero ese cariño no le permitía entregársele sexualmente, como él deseaba-y como cualquier hombre merecía- y quizás por esa razón, él había decidido engañarla con Mizuki Mao, una chica más joven que ella y que parecía estar locamente enamorada de su ex novio.

Orihime suspiró. Al menos Daike-kun tenía a alguien que lo iba a amar por toda la vida, en cambio ella, tuvo que aparentar por casi dos años amar a una persona a la que no quería de esa manera, para no estar sola. "Patético, Orihime, patético."

De un momento a otro, ese vestido comenzaba a molestarle. Era como si no pudiese respirar, como si la estuviera confinando. Ni siquiera las paredes de Hueco Mundo le contenían el aire como ese vestido. Llevó sus manos a su pecho y respiró con dificultad.

— ¡Orihime!— gritó alarmada Tatsuki, deteniéndose junto a ella. La chica de cabello castaño trataba de tocar la cremallera de su vestido. ¿Por qué se sentía de esa manera? ¿Por qué debía recordar a Hueco Mundo? Ese horrible lugar le había robado cerca de siete meses de pesadillas, noches en vela, y miles de lágrimas. Pero ella lo había superado, o al menos eso se había dicho a sí misma. Pero parecía ser que no. Ese vestido le estaba recordando ese horrible lugar.

…o quizás se trataba del "shock" de ser plantada el día de su boda. Aunque ella no lo amara, era traumatizante el reconocer que la habían dejado como si ella no valiera nada, que la habían abandonado por una adolescente de 17 años.

— ¡Quítamelo! ¡Quítamelo!— gritó la chica entre sollozos. Ella deseaba huir de ese lugar, huir de esa vergüenza. No quería ver nada que le recordase ese nefasto día. ¿Por qué Daike no le había dicho antes que no deseaba casarse? ¿Por qué esperar a estar frente al sacerdote para decir que no deseaba casarse?

Aun podía recordar el cómo lo vio correr por el pasillo de la Iglesia, desapareciendo entre la oscuridad que habitaba en el pasillo-luego de cruzar las puertas de roble. Tatsuki había corrido para detenerlo, pero volvió al par de minutos. Él se ha ido. Lo lamento, Hime. Aun podía escuchar los murmullos de los pocos invitados, todos observándola con lastima.

"Pobrecita, tan bonita"

"Según he escuchado, él tiene otra."

"Yo siempre supe que esto no iba a durar mucho."

"Creo que es parte de un teatro, para elevar su fama."

— ¡Quítamelo!— gritó una vez más la chica, tratando de arrancarse el vestido, como si con eso se quitase la desilusión y el dolor de ser abandonada como un perrito. El dolor en su pecho se elevaba con el simple recuerdo de Kurosaki-kun. Lo más probable fuera que durante esos cinco años, él se hubiese casado con Kuchiki-san. "¿Me abrías abandonado tu también en estos momentos, Kurosaki-kun?"

Ishida le desabrochó el vestido, dejándola solamente con su fina ropa interior blanca. La joven de cabello naranja cayó de bruces en el suelo, comenzando a llorar. Sus amigos solo podían observarla con lastima, pensando que ella había sido destrozada por su "amor". Lo que ellos jamás imaginaron es que ella lloraba porque pensaba que su verdadero y único amor, Kurosaki, se había casado con Kuchiki.

—Todo estará bien, Orihime. Lo prometo. — la abrazó Tatsuki, sentándose en el suelo junto a ella. Sado se dio media vuelta y ordenó que preparasen una de las camionetas blindadas y que la colocasen en la parte trasera de la Iglesia. Él-como buen amigo- no iba a permitir que Orihime se enfrentase a esos buitres, que de seguro harían un festín con su dolor.