Uno

La cola de la gasolinera iba para rato, el dependiente era un inútil total que no sabía cómo abrir la caja registradora y el encargado estaba demasiado ocupado coqueteando con la chicha rubia del Ford, Sakura bufó cansada, ella solo quería comprar la maldita lata de aceite, el estúpido GSI necesitaba un cambio urgente, miró disimuladamente hacia la sección de revistas guarras y le vio, aquel tipo llevaba siguiéndola desde que salió de casa y le daba mala espina, las ropas oscuras y las gafas de sol resultaban demasiado destacables estando en pleno verano, pensó que quizás se tratase de algún acosador , si, estaba más que segura, metió la mano en el bolso blanco de su costado izquierdo y comprobó con satisfacción que el gas de pimienta lo había traído consigo, avanzó un par de pasos y llegó por fin hasta el cajero que le despachó rápidamente, 7$ por una puñetera lata de aceite, menudo robo.

Salió apresuradamente de la tienda y entró en su coche blanco, cerró rápidamente al ver que el hombre salía también sin comprar nada y se encaminaba hacia ella, arrancó con prisas y salió del aparcamiento haciendo ruedas, más tranquila, condujo con cuidado hasta el Starbucks del centro comercial y aparcó en el parking subterráneo por miedo de que la robasen en el coche, últimamente habían dado en las noticias muchos robos de coches antiguos y ella no quería perder su recién restaurado Opel Cadec GSI 2000, que bastante la había costado, se encontraba muy satisfecha con el resultado final, la tapicería de cuero rojo y negro era lo que más la gustaba de su coche. Cogió un sándwich de pavo y queso roquefort y pidió un frapuchunino de moca, luego se sentó en la terraza para almorzar esperando a que llegase su novio.

Vio el inconfundible Audi A4 naranja de Naruto aparcar, solo él compraría un coche de semejante color. Le saludó con la mano y una sonrisa merecida mientras el rubio se quitaba el cinturón, salió del coche con cara de amargado y el traje azul desarreglado, se sentó a su lado y la dio un beso como de costumbre, luego se estiró en la silla metálica.

— ¿Qué tal la junta? —preguntó Sakura mientras le daba un sorbo al moca.

—Fatal —contestó sin rodeos— mis socios me tienen agarrados por los huevos-ttebayou —dijo con frustración— veo que te has puesto el vestido rojo que te regalé —cambió de tema.

—Sí, ya era hora de estrenarlo —contestó algo abochornada.

Se había olvidado de la existencia de aquel vestido hacía tiempo, era un Dior rojo largo de tirantes con algo de escote en V y una raja sobre la pierna izquierda, se lo había regalado por su anterior aniversario y ella lo había guardado inmediatamente en el vestíbulo con los demás vestidos y trajes de ocasión.

—Por cierto, la cena de esta noche sigue en pie ¿Verdad?

—Para suerte o desgracia así me temo dattebayou —comentó con desgana. — Me tengo que ir ya, tengo una comida importante con un cliente en veinte minutos, te veré luego-ttebayou —se acercó y volvió a besarla antes de marcharse.

—Suerte —animó viendo como se marchaba.

Reprimió una mueca de tristeza haciéndose la valiente y se marchó de la cafetería hacia su trabajo, hacía un par de meses que Naruto estaba muy distante con ella y hacía bastante más que no tenían momentos íntimos. Suspiró recordando que a Naruto le daba miedo el compromiso y pensó que a sus casi treinta años ya no tenía la posibilidad de buscarse un buen marido pero tenía la pequeña esperanza de que en poco tiempo terminaran por comprometerse. Saludó a Ino con la mano mientras pasaba por la caja y esta la contestó con un cabeceo sin dejar de medir la talla de la clienta entrada en edad, pasó a la oficina y se cambió de ropa poniéndose el traje de Blanco, se ató el pelo en una coleta ladeada y tomó la insignia de la tienda, escrutó con resignación las pequeñas arrugas que ya iban apareciendo en su bello rostro y después encendió el portátil para mirar el correo de la tienda.

Después de un par de horas haciendo pedidos y contestando los correos de los jefes europeos decidió salir a dar una vuelta por la tienda y ver si hacía un par de ventas, este mes llevaban ya casi la mitad de las ventas estimadas y si lograban superar a la tienda de la calle preciados lograrían una vacaciones con los gastos pagados para toda la plantilla, hacía bastante que no se relajaba pues desde que la habían ascendido a jefa y encargada de la tienda no paraba e incluso a veces se llevaba el trabajo a casa, tampoco se podía quejar, trabajar en una boutique de renombre era uno de sus sueños de niña aunque hubiese preferido trabajar entre motores, ¡pero no! Como buena mujer debía trabajar en un lugar decente y casarse con un hombre competitivo. Suspiró, a veces la gustaría tener una vida más sencilla, donde no tener que preocuparse por llevar marcas caras o cenar siempre comida con clase, ¿por qué no podía simplemente relajarse tomando una cerveza con una buena tapa de jamón de jabugo? No, claro que no, una señorita nunca tomaría alcohol y en caso de hacerlo siempre vino o bebida de etiqueta, realmente odiaba todo eso.

— ¿Puedo ayudarle en algo? —preguntó educadamente a un hombre que llevaba rato mirando las corbatas.

— Estoy buscando una corbata que conjunte con un traje de seda negro —contestó agradecido por la atención.

— ¿De qué color usará la camisa?

—Todavía no lo sé, pensaba elegirla en cuestión de la corbata.

Sakura meditó un momento mientras paseaba la vista por las corbatas y analizaba mentalmente la posición económica del cliente, una corbata con estilo pero no muy cara, de seda sería recargar la imagen, pensó que una corbata azul de lino bastaría. Extrajo la corbata de lino azul oscura con rayas grises y se la extendió al hombre.

— ¿Qué le parece? Puede usar una camisa blanca o rosa con ella y al ser de lino destacará sobre la seda del traje negro pero sin opacar su lucidez. —explicó.

—Sí, me gusta, me la llevo —dijo convencido.

—Muy bien, ¿desea algo más? —preguntó ávida.

—Unos gemelos nuevos no me vendrían mal… —dudó.

—Tenemos unos nuevos que nos acaban de llegar, son la última moda en Austria, si quiere se los muestro.

—Sí por favor. —contestó el hombre.

Sakura se retiró un momento al almacén y volvió con la caja de los nuevos gemelos, eran de plata vieja con decoraciones florales, al hombre le gustaron todos y le costó decidirse, finalmente escogió los gemelos de los narcisos, algo predecible pensó Sakura. Logró una buena venta y eso que todavía quedaban bastantes horas por delante.

—Hoy te estás luciendo frentona —comentó su amiga Ino. — has hecho cuatro ventas desde que has llegado y ya superas los dos mil dólares, eso es bastante.

—Estoy teniendo un buen día, nada más. —Contestó con modestia fingida. — ¿vamos a tomar un café? —preguntó mirando el reloj.

—Claro, voy a avisar a las chicas de que nos vamos.

—Bien, voy a coger mesa.

Sakura se dirigió a la cafetería de Temari, una compañera del centro comercial, los precios eran bastante baratos para lo que estaba acostumbrada pero tenía un exquisito bombón de Colombia, se acercó a la barra y pidió dos bombón para Ino y ella, estuvieron cotilleando un rato sobre la tienda nueva que habían abierto, Zara o algo así, cuando Ino llegó se unió a la conversación de buena gana y saludó a su cuñada con un beso en la mejilla como siempre.

—Bueno chicas, yo me marcho ya que Gaara va a venir a verme en un rato y no quiero que me pille escaqueándome del trabajo —se despidió Ino.

—Claro, ya nos vemos —contestó Temari.

—Chao Ino-cerda —dijo Sakura con una sonrisa, ella le sacó la lengua antes de desaparecer por la puerta.

— ¿Te importa que fume? —preguntó Temari.

—Para nada

—Como lo estabas dejando… —repuso— no quiero incomodarte, puedo esperar a que te marches…

—No de verdad, además como tú has dicho; lo estaba dejando, dame uno maldita sea —replicó con una sonrisa.

—Toma —la tendió un cigarrillo negro. — Es de cereza —explicó viendo su aversión.

Sakura se lo encendió desfrutando del sabor medio ácido y dulce del fieltro del cigarrillo y luego lo miró sorprendida dirigiendo la mirada hacia su amiga, la vio orgullosa.

—Está bueno, ¿Qué marca es? —preguntó soltando el humo por la nariz.

—Black Devil

—Creo que me he vuelto a enganchar.

Estuvieron conversando un rato más hasta que a Sakura se la apagó el cigarrillo, luego volvió a la tienda y se encontró con los jefes que la esperaban con enfado e impaciencia. "mierda, mierda, mierda" maldijo internamente mientras se dirigía hacia ellos.

—Sr. Frerineldo, Sr. Agustín que gusto verlos por aquí —mintió.

—Sr. Sakura que amable es al volver a la tienda para atendernos —dijo el calvo.

—Nos alegramos de verla de nuevo, ahora vallamos a su despacho —ordenó con cinismo Agustín.

—Claro —aceptó sin otra opción.

Miró a Ino pidiéndola ayuda con la mirada y esta se encogió de hombros como diciendo "Te lo dije", guió a los jefes hasta su despacho y tomaron asiento en los sofás de cuero negro. Sakura tuvo un mal presentimiento.

—Sr. Sakura, Ud. Es la mejor vendedora de toda nuestra cadena pero también es la que más se escaquea de su trabajo en la tienda y esto no puede seguir así.

—Yo lo sé pero si me permiten explicarme…

—Lo hemos consultado con los demás socios y creemos que ha llegado la hora de renovar el servicio —continuó Frerineldo sin dejarla hablar. — la plantilla está anticuada al igual que la tienda y hemos decidido que vamos a cerrar para modernizarnos.

— ¿Cómo? —preguntó incrédula.

—Renovarse o morir, así es la moda —habló Agustín, el más joven de los dos abuelos.

—Lo siento Sakura pero tú no encajas en la nueva imagen que buscamos, estás despedida.

—E-espere —balbuceó sorprendida.

—No hay más que decir, —miró que la mujer iba a llorar y decidió tratar de suavizar un poco las cosas— Sakura mírame —ordenó— tú eres la mejor en tu empleo pero hoy en día la juventud no quiere trajes de mojigata, quieren ropa fresca y con estilo, y tú eres demasiado recatada para encajar en el perfil que buscamos…

—En cambio Ino es una chica extrovertida, alegre, fresca y versátil, aunque las ventas que tiene son de menor valor doblan tu record e interesa más la cantidad que la calidad porque si solo vienen tres personas a nuestra tienda y compran dos modelos carísimos, la gente de a pie va a pensar que no tiene probabilidad de comprase nada y no entrarán.

—Pero si entra mucha gente y se compran cosas más económicas pero numerosas eso atraerá la atención.

—No pueden hacerme esto, llevo siete años trabajando aquí… —dijo desolada.

—Lo siento, la decisión está tomada, no hace falta que vengas mañana y la indemnización se ingresará en tu cuenta dentro de poco.

—Pero… yo… —balbuceó.

Los hombres abandonaron el despacho de la joven y se marcharon después de hablar con Ino sobre su ascenso. En cuanto se enteró de que despedían a su amiga corrió a consolar a Sakura pero esta, llevada por la ira y la envidia discutió con ella y la echó en cara que había sido obra suya, se dijeron muchas cosas de las que se arrepentirían pero en esos momentos, llevadas por la locura no podían racionalizar como una persona serena, finalmente, después de recoger sus cosas, Sakura se marchó resignada pero furiosa y cuando salió de la tienda; miró el cartel de Blanco y escupió en la entrada. ¿Después de casi ocho años de trabajo arduo y comprometido así se lo pagaban? Oh dios, estaba tan cabreada en esos momentos que no la importó casi atropellar al vigilante del aparcamiento y llevarse la banda. Encendió la radio y subió casi al máximo el volumen, haciendo que los altavoces retumbaran con fuerza dentro del espacio del coche, comenzó a mover la cabeza con frenesí mientras escuchaba "Camino al infierno" de ACDC, pasó por delante de un bar y se detuvo frente a este.

Eran casi las diez y cuarto y Sakura no llegaba a casa, los socios estaban esperando impacientemente a que llegase para comenzar la cena, Naruto se tiraba de los pelos, era una reunión importante en la que se estaba jugando su fiabilidad con la empresa de su padre, algo intocable para él y ni siquiera a su novia la iba a consentir, pero bueno, trató de calmarse pensando en que Sakura es una mujer seria y responsable, seguramente un atasco o una avería improvista del cacharro que tenía por automóvil, ¿Por qué no se había comprado el BMV que estaba de ocasión? No señor, la señorita tenía que llevar un clásico de 133c.c, no podía conformarse con un coche normal. "Me gustan los coches con personalidad" le había dicho. En otra época se había enamorado de ella por pensar diferente a las demás chicas pero eso ahora comenzaba a ser un problema, para su sorpresa y alivio se abrió la puerta del Pent-house mostrando la figura de una mujer que andaba sin equilibrio alguno gritando maldiciones medio llorando. Naruto ahogó un grito de sorpresa al ver a Sakura llegar totalmente borracha, ¡con lo mala bebedora que era!, se quedó mirando horrorizado la escena de su novia saludar a sus socios con una sonrisa burlesca y la mirada perdida, ¡lo iba a arruinar todo! Luego anduvo a trombos hasta él y se dejó caer sobre su pecho.

—Hola zorrito —casi gritó, sus socios rieron por el apodo— ¿Qué tal la cena con los pendejos? —preguntó sonriente.

— ¡Sakura! —le regañó abochornado.

A partir de ahí la cosa acabó con una Sakura borracha intentando hacerle un stripper a los socios que miraban atónitos a la mujer forcejear con Naruto, después de un rato de luchas cansadas logró encerrarla en la cocina, salió de nuevo al comedor, despidió a sus socios pidiendo mil disculpas y volvió a la cocina.

—Mañana se reirán de mí en la oficina-ttebayou… —lloriqueó.

Cogió a su novia formal que se había dormido sobre la mesa y la llevó al dormitorio donde la acostó. A la mañana siguiente Sakura no recordaba absolutamente nada pero sabía que cuando se ponía borracha sacaba su parte vergonzosa.

—Oh dios mío… ayer era la cena de empresa en casa ¿qué habré hecho? —se preguntó con arrepentimiento.

Cuando se incorporó la cabeza la dolió como mil demonios y tuvo que correr, literalmente, al baño porque se vomitaba encima, se duchó y mientras el aguaba limpiaba su cuerpo sucio y apestado a alcohol, intentó recordar lo que había ocurrió: cerveza, casa, striptease a los socios… ¡¿Pero que había hecho?! "¡Joder, joder, joder, joder…!" maldijo internamente, tenía que ir ahora mismo a disculparse con Naruto, ¿y si había arruinado su ascenso? ¿Y si le despedían por su culpa? Se puso unos vaqueros y una camisa de tirantes blanca y se calzó unas chanclas, cogió el bolso y comprobó que no la faltaba nada de valor, exepcionando un billete de doscientos dólares, seguramente con lo que pagó el alcohol.

En el garaje del bloque de apartamentos se encontró con su GSI y se preguntó si habría conducido ebria o lo había traído la grúa, encendió el motor con un potente rugido y condujo con velocidad hasta la empresa de marketing Namikaze. El portero la conocía de sobra por lo que no tuvo ningún problema al entrar, subió en ascensor hasta la planta de su chico y se extrañó al ver que la secretaria no estaba en su mesa, un escalofrío recorrió su espalda pero no le tomó importancia, lo que realmente importaba era la discusión que tendría con Naruto a raíz de lo de anoche, posiblemente él la dejara, pensó con agonía.

Abrió la puerta de madera con algo de esfuerzo y se quedó petrificada ante lo que vio, Naruto la devolvió la mirada con horror y la chica con pánico, acababa de pillar a su novio de toda la vida follando descaradamente en su despacho sin mayor preocupación, ¡Y ella que creía que estaría disgustado!, pero no, ahí estaba su secretaria cabalgando sobre él en el sillón largo de cuero granate, totalmente desnudos, ¡Qué sinvergüenza! Tenía la boca abierta y ninguno de los tres parecía poder reaccionar, segundos después recuperó la cordura y salió corriendo de ahí con lágrimas en los ojos, un profundo sentimiento de traición afloraba en su pecho, el aire entraba a bocanadas a sus pulmones ya que no podía respirar con normalidad y la temblaba todo el cuerpo, incrédula a lo que había visto, se encerró en el coche y gritó de frustración en un graznido desgarrador como sus sentimientos. ¿Cómo podía? ¡¿Cómo?!, pero por más que se lo repitiese nada iba a cambiar.

Unos minutos después se encontró lo bastante calmada y fría para poder marcharse de allí, alargó la mano hasta la guantera de la pegatina de prohibido y sacó un paquete de tabaco, tomó un cigarrillo con la mano derecha y lo encendió con el encendedor del coche, inhaló una gran cantidad de humo y se sintió mejor, luego buscó una canción que la levantase el ánimo, Tú has sido mi maestro, de Malú. Con una sonrisa vacía condujo sin rumbo, sin más que la tarjeta de crédito y el tabaco, el móvil y las llaves del piso debían perecer ya en el fondo del río Michigan. Sonrió con amargura, dicen que cuando todas las puertas se cierran, se abre una ventana, y ahí estaba, de nuevo en aquel pueblo que siempre había odiado, Yérsey, su lugar de nacimiento y residencia de la familia que llevaba varios años sin ver. Suspiró y cerró los ojos antes de tomar el desvío que la encerraría de nuevo en aquel lugar lleno de paletos y pueblerinos sin nada mejor que hacer que comentar su desgracia hasta que algo mínimamente emocionante ocupase sus vacías cabezas. Genial.


Azrael: este es mi primer SasuSaku, espero que me esté saliendo bien xD mmm me gustaría recibir algún review para ver como llevo la cosa y tal... bueno, am... si queréis saber algo visitad mi perfil (sobre la historia digo) y bueno nada más creo. Felices...?¿ exámenes de primavera :)

Leeeeroooy Jeeenkins :D